Faltaban tan solo 48 horas para el comienzo del Gran Premio de Fórmula 1 de La Habana, cuando el mundo quedó paralizado por la noticia: “Secuestraron a Fangio”.
El rapto, recordado por la frase: "Disculpe, Juan, pero me va a tener que acompañar", dictada por su captor, aún sigue en el recuerdo de algunos memoriosos.
Tal el caso de Gregorio Gramajo, asistente del equipo Ferrari y uno de los pocos testigos vivos de aquel evento, quien se refirió a aquel acontecimiento en un reciente reportaje dado a la prensa ecuatoriana (1) que aquí reproducimos.
“Yo lo vi al tipo ese que le susurraba al oído a Fangio poco antes de la carrera ... Barbita candado, lentes, como de 1.80 de estatura”, y prosigue: “.. sí amigo, parece ser él”, señalando la fotografía que se le muestra. Sin embargo, Gramajo se despide diciéndonos, “... pero podría ser cualquier otro ... con los años, los recuerdos y las caras se desdibujan, sabrá usted disculparme”.
Fangio se cansó de hablar de “ .. lo bien que me trataron”, especialmente de quien tuvo a cargo el secuestro, ” ... todo un caballero!”, repetía. Durante los meses que siguieron al hecho, el Quíntuple (2) más de una vez mencionó que la revolución cubana tenía poesía, y que si legaba a triunfar sería porque entre sus filas contaba con “poetas y soñadores”.
Por aquellos días también fue muy común ver a Don Juan Manuel desayunar en La Biela, en la Recoleta, leyendo “La Biblia peruana” , según él: “ .. el libro que me acompañó en Cuba durante mi secuestro”.
Estudiosos de la obra y vida de Demian Ferrante Kramer aseguran que “... Fangio cambió su orientación política a partir de aquel hecho en Cuba, y de su posterior adoctrinamiento a través de la lectura del maestro (3)”. Otros, van más lejos aún, y cuentan que la presencia de Ferrante en Cuba en aquel Gran Premio no tuvo exclusivamente móviles deportivos, y que en algún momento, “... cuando estemos preparados”, el mundo conocerá la verdad.
(1). Diario Sol, Quito, Ecuador, Agosto 19, 1998.
(2). En Arg. Ocho veces campeón del mundo de la Fórmula 1
(3). Los iniciados en la lectura de las obras de Ferrante Kramer lo llaman "el maestro" . Tienen prohibido llamarlo por su nombre.