La seguridad con que Ferrante había dicho que se haría cargo de la situación, distendió al grupo. Todos pudieron terminar el postre… Pero, de pronto, un acto del Peruano alteró la precaria calma…
- “Mozo!” -gritó-… “…La cuenta, por favor!”
Liberatti, rápido como un dardo, tomó a Demian por la muñeca. Contrariando cualquier pronostico, el Atila de Tumbes estaba por llevar su mano al bolsillo…
- “Qué va a ser, Demian?”, inquirió perplejo Walter ante la situación… “Quieren que todos piensen que es un doble, un clon o uno de sus hermanos gemelos?”, abonó para que no quedaran dudas de su desatino.
- “No, Walter, no te asustes!, respondió, “… Era un chiste… Ustedes me van a tener que pagar a mí por el clavo que les voy a sacar de encima”, dijo, y tenía razón… Esa manga de vagos vivía, por decirlo de alguna manera, de la Fundación que llevaba su nombre y merced de la caridad barrial… A veces, y a pesar de su precario intelecto disminuido por el alcohol y las drogas, Demian tenía ocurrencias graciosas…
- “Walter!... “, dijo Demian al viejo ex presidente de la Fundación-, “… Llamalo a ese Delgado, que vaya ya mismo a la sede… Me siento inspirado, contento… Creo que lo voy a destruir con mi verba!!... A ése se le van a acabar las ganas de burlarse de la gente!”
El orgullo que generó el Peruano Dorado en el grupo se dejaba ver en las sonrisas de Dobetti, Penetieso, Vergatiesa y Carbone… El único que parecía no festejar tanta proclama triunfalista era Liberatti… Años de experiencia junto a Demian, fracasos inconfesados, humillaciones por millares convalidaban ese gesto adusto que llevaba en la cara…
- “Walter!...” – inquirió Demian – “… Teneme fe, no te voy a fallar. Cambiá esa cara de ojete que tenés, que me vas a tirar la moral de los muchachos al piso, y yo necesito tribuna!!... Quiero que sean la número 12 cuando me enfrente con Delgado!”
- “Discúlpeme maestro… “, dijo en voz baja, “… Es que me vienen a la cabeza momentos difíciles que pasamos juntos y….”
- “Te entiendo, Walterio…. Pero dame un poco de crédito, se trata de un enfrentamiento en donde las armas están de mi lado… LITERATURA, WALTER!!!... Ese chiquilín no me va a doblegar en mi terreno. Sabés que soy bueno en lo mío…”, agregó.
- “Mozo!” -gritó-… “…La cuenta, por favor!”
Liberatti, rápido como un dardo, tomó a Demian por la muñeca. Contrariando cualquier pronostico, el Atila de Tumbes estaba por llevar su mano al bolsillo…
- “Qué va a ser, Demian?”, inquirió perplejo Walter ante la situación… “Quieren que todos piensen que es un doble, un clon o uno de sus hermanos gemelos?”, abonó para que no quedaran dudas de su desatino.
- “No, Walter, no te asustes!, respondió, “… Era un chiste… Ustedes me van a tener que pagar a mí por el clavo que les voy a sacar de encima”, dijo, y tenía razón… Esa manga de vagos vivía, por decirlo de alguna manera, de la Fundación que llevaba su nombre y merced de la caridad barrial… A veces, y a pesar de su precario intelecto disminuido por el alcohol y las drogas, Demian tenía ocurrencias graciosas…
- “Walter!... “, dijo Demian al viejo ex presidente de la Fundación-, “… Llamalo a ese Delgado, que vaya ya mismo a la sede… Me siento inspirado, contento… Creo que lo voy a destruir con mi verba!!... A ése se le van a acabar las ganas de burlarse de la gente!”
El orgullo que generó el Peruano Dorado en el grupo se dejaba ver en las sonrisas de Dobetti, Penetieso, Vergatiesa y Carbone… El único que parecía no festejar tanta proclama triunfalista era Liberatti… Años de experiencia junto a Demian, fracasos inconfesados, humillaciones por millares convalidaban ese gesto adusto que llevaba en la cara…
- “Walter!...” – inquirió Demian – “… Teneme fe, no te voy a fallar. Cambiá esa cara de ojete que tenés, que me vas a tirar la moral de los muchachos al piso, y yo necesito tribuna!!... Quiero que sean la número 12 cuando me enfrente con Delgado!”
- “Discúlpeme maestro… “, dijo en voz baja, “… Es que me vienen a la cabeza momentos difíciles que pasamos juntos y….”
- “Te entiendo, Walterio…. Pero dame un poco de crédito, se trata de un enfrentamiento en donde las armas están de mi lado… LITERATURA, WALTER!!!... Ese chiquilín no me va a doblegar en mi terreno. Sabés que soy bueno en lo mío…”, agregó.
En la medida que Demian intentaba tranquilizarlo, Walter se sentía cada vez más aterrorizado y desvalido. Se preguntaba qué era eso de “lo mío” a lo que hacía referencia, y no le venía a la mente ningún libro, ninguna frase célebre, nada que abonara una ventaja en favor de Demian. Sí, miles de anécdotas trasnochadas con alcohol de todos los orígenes y “señoritas” que al momento de presentar credenciales resultaban parecerse más a estibadores portuarios disfrazados.
- “Ya lo llamé, maestro”, sentenció Liberatti, “… En minutos va a estar por acá”, agregó, mientras manoteaba el manojo de llaves para abrir la puerta de la Fundación…
- “Bueno, vayamos pasando… “, estaba diciendo, cuando desde unos metros alguien, cuya voz ya causaba náuseas, gritó: “No me dejen afuera, que me agarra la perrera!”…
Era Delgado… Demian, último en entrar, comenzó temprano el desafío…
- “Ah!, vos sos Delgado??... Encantado!... Moito obrigado!”
Si bien la rima era una merda, el grupo recuperó la confianza. Primer round: empate….
Continuará...