30 marzo, 2009

Reivindicación mundial de Demian - Última Parte

Walter estuvo cinco o seis días durmiendo poco bastante exaltado por todo este tema. No tenía muy claro hasta donde lo iba a beneficiar o a perjudicar. Una mañana, Saverio Penetieso entró a la oficina de Walter con una cara de susto pocas veces vista.

- “Viste esto?”- y acto seguido le tiró sobre el escritorio cuatro revistas con Demian en la tapa.

- “¿Es joda?”... Walter casi se desmaya cuando vio la tapa de la imagen del peruano en la Playboy, la Hola, Time y Cosmopolitan.

- “Me las dio José, el diariero de Mitre, mientras se cagaba de risa!!!”. La voz de Penetieso sonó estremecedora en el despacho de Walter.

Cuando pudo recobrar la compostura, tomó el teléfono. Llamo con lágrimas en los ojos a sus cuñados. Necesitaba hablar con sus sobrinos para agradecerles tamaña muestra de reconocimiento al peruano. Habían cumplido su palabra.

Tanto Juan como Alicia le dieron los números sin tener claro el motivo y con bastante sorpresa. Walter tomó aire y llamó a sus sobrinos uno por uno.

Lo sorprendente fue que en los cuatro casos la respuesta a su llamado fue igual.

Voces acartonadas respondieron al pedido de Walter con un duro y socarrón: "No trabaja mas en la editorial".

A Walter le sorprendió la coincidencia y se dedicó a disfrutar de las notas que las revistas habían publicado sus sobrinos sobre el Atila de Tumbes. Las coincidencias siguieron y una segunda situación le provocó pavor… Dentro de las cuatro revistas venia un folleto similar.

EbRiLuMa
(Ebar – Ricardo – Lucio – Marcelo)
El Parripollo de Martelli
Mitre 2095 - Villa Martelli

Liberatti arrojó al instante las revistas al tacho de basura. Se tomó la cabeza y explotó en un llanto consternado.
FIN

24 marzo, 2009

Reivindicación mundial de Demian - Parte 2

- “Tío, quería contarte que la próxima semana va a suceder algo fantástico. Algo que jamás soñaste. Tío, tanto yo como mi hermano Ricardo que esta en Londres, como Lucio y Marcelo mis primos que están en Estados Unidos -los hijos de Alicia -vamos a hacer el homenaje mas grande jamás soñado para vos y para Demian Ferrante Kramer. Durante todo este tiempo los cuatro seguimos conectados y siempre recordamos con mucho dolor las peripecias que tuviste que pasar para defender y apuntalar la historia. Llegó el momento de que veas cristalizado todo tu esfuerzo. el mes próximo se va a hacer realidad!!!!!!!.”

Con solo escuchar el nombre del peruano de boca de su sobrino... a Walter se le heló la sangre.

- “Ebar...¿Qué van a hacer?.. Por favor no hagan locuras!!”

- “Tío… Estoy trabajando en España. Soy Director de contenidos de la Revista Hola!. Ricardo, ocupa una posición parecida en Londres en la revista Cosmopolitan. Lucio es el gerente general de Playboy en Estados unidos y Marcelo es el Director de redacción de la revista Times. El fin de semana pasado nos juntamos en Denver para un curso y nos cruzamos -casi de casualidad- con Duilio Ferrante Kramer. Hablamos mucho con el sobre su hermano y su grandeza. Ahí recordamos todo lo que vos nos contaste de Demian. Los cuatro coincidimos que la historia no había sido justa con él y que nosotros teníamos en nuestras manos la herramienta necesaria para darle la trascendencia que el peruano requería”.

“… La próxima semana las revistas Hola, Playboy, Cosmopolitan y Times van a tener en tapa una nota de Demian Ferrante Kramer. El efecto rebote hará que miles de medios en todo el mundo levanten la historia del peruano. Tendrá toda la fama que merece.”

Walter no podía creer lo que escuchaba. No sabía si saltar de alegría o llorar de temor.

- “Tío...ahora si vas a regentear una fundación de un tipo conocido. Como vos y él se merecen. Esta es la reivindicación mundial de Demian !!!!!!! En la semana te mandamos las revistas. Chau!.”

Liberatti se quedo en silencio con el tubo del teléfono en la mano.

- “¿Sera cierto?... Estos pibes están locos!!”.

Pero esta movida trascendía todo lo que alguna vez el había soñado. Dónde terminaría?

El sexto sentido de Liberatti en relación al peligro que esta situación generaba se había encendido.

Continuará…

20 marzo, 2009

Reivindicación mundial de Demian - Parte 1

Ebar, Ricardo, Lucio y Marcelo Isanfonne eran cuatro primos que Vivian en Martelli a fines de los 70. Ebar y Ricardo, hijos de Juan Andrés Isanfonne, y Lucio y Marcelo hijos de Alicia Isanfonne. Juan y Alicia eran a su vez hermanos de Isabel, esposa de Walter Liberatti.

La historia cuenta que los cuatro primos crecieron escuchando a su tío Walter hablando de lo grandioso que había sido el Peruano Dorado, y de lo espectacular y trascendente de su obra en toda Latinoamérica. Jóvenes cultos y preparados de buen nivel socioeconómico (a diferencia de todos los pelafustanes que rodeaban directa o indirectamente al Coloso de Tumbes) los cuatro fueron creciendo y se profesionalizaron, pero nunca se olvidaron de las historias que les contaba el tío Walter. Por el contrario, aquellos chicos embelesados mantuvieron a lo largo de su juventud los ideales que Ferrante había volcado en toda su obra.

Los cuatro primos hicieron su carrera juntos. Habían mamado desde pequeños los valores de la familia y estudiaban, dormían y se divertían en yunta. Hicieron algunos trainees en editoriales locales primero, luego pasaron a trabajar en el diario La Nación durante algunos años, y finalmente la crisis del 2001 los hizo buscar nuevos horizontes a los cuatro juntos en el exterior. Lucio y Marcelo, a los Estados Unidos y Ebar y Ricardo en el viejo mundo.

Poco supo Walter Liberatti de sus sobrinos durante mucho tiempo. Una mañana, mientras se encontraba leyendo un ejemplar de "El Marteliano" en la sede de la fundación sonó el teléfono.

Walter lo miró con un dejo de pavor. Los pocos socios que tenía la fundación, jamás llamaban por teléfono. Por lo cual, tenía que ser equivocado o era un foco de problemas.

Walter se había acostumbrado con el tiempo que la figura de Demian era verdaderamente problemática, y estar cerca a veces lo salpicaba...

- “En fin..” -suspiró- “… Ahí vamos otra vez... Hola!", dijo con tono seco.

- "Hola, tío Walter. Soy Ebar!!"

- "Ebar" ¿Qué Ebar?," preguntó extrañado

- “El que si no lo saludas con más cariño te la va a dar!!” -le contestó con un tono entre grotesco y familiero…. "Soy Ebar, tu sobrino, el hijo de tu cuñado Juan.!!"

- "Ah, sí, querido!!...Cómo te va!!... Estás en Buenos Aires?”… Walter suspiró aliviado. Era un llamado familiar. No era un problema relacionado con Demian...

O por lo menos, eso creía…

Continuará…

15 marzo, 2009

El arriero - Última Parte

La recuperación del equino fue llamativamente rápida. De pronto, comenzó a zapatear, saltar y relinchar como loco. La razón: aquel polvo blanco... Mientras más lo olía, más parecía enfurecerse. Como si le hirviera la sangre...

¿Podía producir la sal semejante efecto?... ¿De dónde había sacado la fortuna Don Eusebio?.... ¿Era verdad que estaba viejo para seguir con las entregas, que venía destruido de cada viaje?... ¿O en realidad no quería exponerse más, y había encontrado al idiota perfecto para continuar con la tarea: Demian?...

Estaba todo más que claro….”El negocio del viejo Espósito no era la venta de sal...”

Pero la cosa no terminaría allí. De pronto, el animal se acercó al Peruano Dorado. Demian, casi inconsciente, apenas alcanzó a divisar esa enorme sombra que se abalanzaba sobre él… Tenía la vista borrosa, turbada, mas pudo ver que se trataba del equino al que hasta hacía momentos había castigado despiadadamente….

Con un último aliento, alcanzó a decirle: “¿Me ayudas?.... ¿Me ayudás, burrito?....

El animal lo miró con desdén, como si desconfiara del Titán peruano. Aún conservaba en su rostro la expresión de dolor por los azotes recibidos durante la alocada cabalgata; parecía resentido y había algo en su mirada rayano con lo diabólico…

Sin embargo, de pronto pareció reaccionar positivamente al pedido de socorro de Ferrante…

- “Uhh!... Gracias, burrito… Eso, eso, dame la patita, dame la patita!”, sollozó Demian, tan emocionado como dolorido, y se prendió de esa extremidad que casi no alcanzaba a ver, con todas sus fuerzas.

Probó incorporarse varias veces, pero fue inútil…

Tiraba y tiraba del miembro ofrecido por el equino cual soga.... Pero así como parecía que iba a poder incorporarse, así se caía. El pelaje del animal estaba sudado, grasoso, y su mano no podía asirse firmemente.

Finalmente, sus fuerzas flaquearon y soltó al animal.

Fue en ese instante en que se vio rendido, cuando sintió que “algo”, que no alcanzó a comprender en ese momento qué era, lo enganchaba y lo alzaba por debajo.
Estaba como en el aire, suspendido… “Parece una pala” -pensó-, pero no especuló más…. De pronto sintió una fuerte punción en el coxis que recorrió velozmente su columna vertebral, y se desvaneció.

Como a las horas, Espósito vio a lo lejos que su burro regresaba a casa. Al galope... Casi desenfrenado. Tenía los ojos inyectados en sangre. Y no venía solo.

Debajo del pecho del animal había algo “enganchado” que no alcanzaba a divisar, aunque si a imaginar. Ya le había sucedido con otros que supieron trabajar para él y quisieron traicionarlo...

Más de cerca, confirmó que eso que se balanceaba por debajo del vientre del cuadrúpedo era el Peruano Dorado. Venía sin chiripá, pálido de semblante, y parecía estar sufriendo un dolor inconmensurable. Por un momento deseó que fuera el arnés que se le había dado vuelta. Pero pronto ratificó su presunción inicial… Demian le había fallado.

El peruano siquiera podía hablar. Estaba morado, e intentaba sin éxito desprenderse del animal que relinchaba alocadamente y no quería soltarlo... Al ver la escena, Don Eusebio no pudo más y se echó a reír como un loco:

- “¿Así que me quisiste cagar, peruanito?… ¿Te quisiste llevar la merca?”, le susurró al oído....

A pesar de todo, Don Eusebio mostró piedad… Después de un rato de verlo sufrir encajado como estaba, ayudó a Ferrante a liberarse de esos 60 centímetros de carne que lo tenían acorralado. Algo parecido a lo ocurrido poco tiempo atrás, cuando lo rescatara en el desierto, aunque de aquello Demian no registrara recuerdo alguno.

Cuentan que a partir de ese día, Ferrante Kramer abandonó la ACCION DURA - “Ya tuve bastante en la Salina de Caucharí”, solía decir, y comenzó a escribir los primeros párrafos de su Biblia Peruana.
FIN

10 marzo, 2009

El arriero - Parte 4

“Tiene que ser hoy!”, se juró Demian aquel día. El latiguillo de Don Eusebio ante cada partida había colmado su paciencia.

“Hoy hago la entrega de sal y me voy para el norte, ya bastante hice por este viejo... La cuenta ya está SAL-dada!”, dijo, alardeando por su ocurrencia. Pero todos sabemos que no hay paga alguna por salvar una vida; y Demian lo sabía, aunque no quería reconocerlo...

Ciegamente, como poseído, comenzó una carrera alocada por esos senderos pedregosos de montaña. Quería terminar su trabajo cuanto antes y largarse.

Dominado por la ansiedad, y no contento con el ritmo del animal, tomó el rebenque y emprendió una seguidilla de azotes contra él. Azotes que se tornaron despiadados. Por cada latigazo, el pobre burro emitía un grito de dolor irreproducible. No obstante, Ferrante Kramer no cejaba en su accionar.

Demian no sabía bien porqué apuraba tanto el paso. Quizás fuera su desesperación por terminar con la entrega de ese día.. O acaso, la embriaguez que le producía el saberse tan cerca de la gesta revolucionaria que -imaginaba-, pronto habría de protagonizar junto al Che Guevara...

En verdad, la respuesta no importa mucho. Lo cierto es que Demian parecía endemoniado...

- “Vamos, burro de mierda, apurate, carajo!!!”, gritaba mientras fustigaba cada vez más al cuadrúpedo ... “Apurate, mierda!.. Que la historia no puede esperar más al gran Ferrante Kramer!”, insistía como si el animal lo pudiera entender.

Por cada azote, el pobre bicho lo miraba de reojo, como implorando piedad...
Y tanta iracundia, sumada a su falta de experiencia, hizo que sucediera lo que tenía que suceder... Un mal paso produjo la rodada de ambos, burro (el burro) y jinete (Demian).

La carga se abrió, y un reguero de sal quedó desparramado por doquier. Demian, tendido sobre la grava, se mostraba aturdido…Como aquella vez, cuando lo rescatara Don Eusebio en el desierto. ¡Qué paradoja!...

El cuadrúpedo, en cambio, había quedado de bruces sobre una de las bolsas, amortiguando el golpe.

Continuará...

07 marzo, 2009

El arriero - Parte 3

- “Mirá, peruano...”, así se dirigió Eusebio a Demian... “... Yo soy solo, aquí. Nunca me casé. Heredé estas tierras de mis tatas, y aquí m’estoy, trabajando de baqueano”... “Ya soy grande, y esto que ves, puede ser tuyo”.

El Peruano miró a su alrededor, y vio hasta donde se le perdió la vista; no cabía duda que Espósito tenía mucho dinero. La ambición lo tentó, pero fue solo un lapso... Pronto, sus ideales libertarios volvieron a atraparlo... “Lo mío es Latinoamérica”, reflexionó, así que se decidió por seguirle el juego al viejo. Le convenía.

- “Bueno, Don Eusebio, dígame qué quiere que haga por usted”, asintió Demian.

- “Que hagas mi trabajo de guía. Te dije que soy arriero”... “Todos los días, tengo que transportar unas bolsas de sal tras las montañas que allá ves. Trabajo simple, como verás... Pero cansador. Muy sufrido para mí. Regreso deshecho de cada viaje!”, se lamentaba.

- “Pero Don Eusebio, usted es un hombre fuerte y joven todavía!... Mire si lo será, que me encontró desvanecido en el desierto, casi muerto, me cargó y me trajo hasta acá, solito!”, galanteó Demian, a modo de cumplido ....

- “Bueno, no creas, Demian... No fue tan, tan así!... Además, en realidad lo que sucedió fue que ...”, decía el viejo, cuando Demian lo interrumpió sin dejarlo terminar su historia...

- “Está bien, está bien, no diga nada más, no hace falta más modestia suya... Trato hecho, Don Eusebio, lo voy a ayudar!”, fingió aceptar Demian.

Y decimos que fingió, porque su mente estaba pergeñando un plan distinto. “... Bah!!... Voy a hacerle algunas changas al viejo, en agradecimiento”, se ufanó. “Pero en la primera de cambio, yo sigo para Bolivia, y luego a mi patria, Perú!”, agregó, como justificando lo que se avecinaba... Tarde o temprano, Demian traicionaría la bondad de Don Eusebio.

Resulta difícil a esta altura de la historia imaginar al Peruano Dorado deshonrando la nobleza del viejo baqueano, es cierto. Pero nos debemos remontar a mediados de los años ’60, cuando las ideas revolucionarias habían prendido como garrapatas en la juventud; y Demian no era una excepción.

La liberación de América era prioridad para Ferrante Kramer. Eran tiempos de sueños, de utopías. Y Luther King, Guevara y Malcom X, los hombres a emular…

Demian comenzó así sus jornadas de trabajo como “arriero”. Todos los días, Espósito cargaba su burro con un par de bolsas de sal, una por lado. Sobre el lomo, el Peruano hacía su cabalgata unos 10 kilómetros; unas 5 horas de viaje, entre la ida y la vuelta.

Cada día, antes de la salida, escuchaba la clásica recomendación de Don Eusebio:

- “Demian, buen viaje!... No hables con nadie. Hay mucho malandrín por estos lares!”... Y el remate: “Y, acordate… ¡Ojos bien abiertos, Demian... bien abiertos”....

- “Sí, Don Espósito, ojos bien abiertos, bien abiertos!”…. “Pero, qué viejo hincha pelotas!”, refunfuñaba por lo bajo... “Todos los días la misma cantinela, no lo aguanto más! ... Por suerte, ya falta poco para dar el gran salto”, se contentaba pensando...

Continuará....

03 marzo, 2009

El arriero - Parte 2

Dedicado a Maraia Blacke en el día de su cumpleaños... Feliz cumple, Maraia!!!

El calor era insoportable en aquella salina salteña. Parecía el mismísimo infierno.

Sobre el ardiente pavimento de la ruta 51, y sin saber que se dirigía a San Antonio de los Cobres, Demian zigzagueaba sin rumbo fijo. Parecía un zombie; ojos desorbitados y una boca jadeante...

Solo sus ideales libertarios lo mantenían en pie. Pero no duraría mucho su entereza... Finalmente, cayó rendido.

Seguramente sumido en medio de imágenes de quienes hicieron grande a nuestra patria, acaso entremezcladas con la de su ídolo de Hollywood, Montgomery Clift, Demian mordió el salitre de un golpe...

Los buitres no tardaron en precipitarse sobre su humanidad. El final parecía próximo...

Pero, de pronto, una gran sombra lo cubrió....

- “Amigo, amigo!!”, se oyó una voz....

Demian no respondió, parecía muerto...

- “Pero, la gran pucha!!... A quién se le ocurre andar a pata por estos lares!... Solo a un imbécil!”, se repetía una y otra vez el viejo baqueano, no imaginando que sin querer había dado en el blanco con el calificativo...

- “Si no te encontraba yo, pronto ibas a ser banquete de buitres y carroñeros!”, seguía gritando sin que el Peruano Dorado lo escuchara, entretanto se disponía a trasladarlo en su burro a lo que parecía ser su rancho, a pocos kilómetros del lugar... Ni bien llegaron, Demian pareció volver en sí...

- “Agua, agua!”, comenzó a repetir…

- “Si, che!... Agua es lo que te estoy dando, agüita buena con azúcar!”, le respondió Eusebio Espósito, tal el nombre de su salvador. “… Pero tomala despacito, amigo!”, le dijo, casi ordenándole... "No vaya a ser que se me atragante!”.

Con cada sorbo, el Peruano parecía recobrar el alma. De a poco, y con la ayuda de Don Eusebio, fue entendiendo dónde estaba y qué le había sucedido.

Luego de escucharlo, Demian no tenía palabras de agradecimiento para con el viejo baqueano. Intentó en vano hacerle entender cuál era la razón por la que se encontraba allí: “Libertar América Latina, luchar por la independencia junto al Che Guevara!... Quiero ir a Bolivia, y después a Perú, como San Martín y Bolívar...”.

Pero a Don Espósito parecía importarle un comino lo que le estaba contando. En sucesivas charlas, y amén de haber pasado varios días desde que lo encontrara al borde de la muerte, el viejo seguía creyendo que aún deliraba por los efectos de la insolación.

- “Demian, amigo, no sé bien de qué me hablás, ni qué querés hacer de tu vida”, le dijo, cansado de escuchar sus quimeras... “Lo que yo puedo ofrecerte es comida, y una camita a cambio de que me des una manito con mis cosas”, agregó, ofrecimiento que enmudeció a Demian, ya que no estaba en sus planes detenerse en su designio libertario.

Sin embargo, el Peruano se quedó pensando. Estaba en un lugar que no conocía, sin un peso -nada inhabitual en él-, y con hambre. Rechazar la oferta, significaba seguir adelante, pero sin nada.

Prefirió especular, y ver qué le acontecía. Después de todo, estaba a un paso de la frontera. Retroceder significaba renunciar a su gesta. Por delante, en cambio, algo grande lo estaba esperando.

- “Acepto, Don Eusebio, usted me dirá...”, dijo, y le extendió la mano....

Continuará...

01 marzo, 2009

El arriero - Parte 1

El hecho de que Demian haya montado algo en su vida, es de por sí, asombroso. Este Blog ha dado pruebas en contrario por cientos, pero nunca ninguna en la que se haya hecho mención del Peruano Dorado como partícipe “activo”.

Dicho sea de paso, la sola palabra “montura”, siempre aterrorizó a Demian...

No obstante, el relato de hoy nos cuenta de lo acontecido a mediados de los 60, cuando Ferrante Kramer, a meses de escribir el que sería su máximo éxito literario -La Biblia Peruana-, aún se debatía en seguir tras los pasos del Che Guevara en Bolivia, o dedicarse de lleno a las letras...

El calor de enero arreciaba en las salinas salteñas de Caucharí. Nada parecía tener vida en aquel lugar...

Pero había un hombre -o algo parecido-, dispuesto a darle batalla a ese desierto en llamas que amenazaba su gesta. Un hombre -o algo así, insistimos-, con un plan en mente: la liberación latinoamericana.

Ese hombre -o lo que fuera, valga la redundancia-, se llamaba Demian Ferrante Kramer.

Ferrante no creía demasiado en el poder de su pluma. Ni que ella fuera suficiente para trocar el destino de América. Y estaba en lo cierto, aunque no por visionario, sino porque ya tempranamente intuía su falta de talento.

Sabiéndose incapaz de pergeñar una revolución desde el verbo, Demian se inclinó por la “Acción Dura”, como comenzó a denominar a su estrategia en sus círculos íntimos.
El Peruano Dorado quería pasar a la historia, ser recordado. Y de alguna manera -aunque muy tangencialmente-, también demostrarle a los suyos -padres y hermanos-, que Demian Ferrante Kramer no era el imbécil que ellos creían, sino un “líder” con objetivos nobles y claros.

Pero, perdido en el medio de la nada en la que se hallaba aquella tarde, y a punto de claudicar ante la sed y el hambre, su empresa no pasaba de ser más que un sueño... El delirio de un hombre desfalleciente. La verdad era una sola: el Peruano se debatía entre la vida y la muerte...

Sin embargo, el destino quiso que no fuera ése su final... Habría de depararnos “Ferrante Kramer” por muchos años más.

Habría de darnos La Biblia Peruana, y tantos otros libros que jamás vieron la luz. Habría de brindarnos su Fundación en Villa Martelli, su Universidad, su Museo, y decenas de emprendimientos por más de 40 años de fracasos sostenidos....

¿Qué habría sido de nosotros si el Peruano Dorado hubiera muerto aquel día, no?.

No respondan!... Y no sean turros y dejen de cagarse de risa como idiotas... No se burlen, que la historia que se avecina, los va a dejar boquiabiertos!!...

Continuará...