16 abril, 2007

Un hombre marcado... EE.UU. y el Caso Ferrante Kramer (Parte 1)

A pesar del infortunio y la pesadumbre que rodearon la figura del Peruano Dorado desde sus inicios en la letras, siempre causó asombro la cantidad de “Defensores del mito Ferrante Kramer” que, en casi un centenar de países mantenía incólume su fe en la búsqueda de al menos una anécdota “no infame” del Coloso, que le deparara definitivamente un lugar en la historia grande de la literatura.

Y mucho más meritorio lo de estos quijotes ferrantescos, porque se las debían de ver con los detractores de Demian, un monolítico bloque contradictor con sobradas pruebas y argumentos, que sostenía que la empresa que llevaban a cabo era estéril y que solamente les serviría para “... Abrirles los ojos de una vez por todas a ese grupote de delirantes”....

Pero, no obstante, todo empeño, toda voluntad encaminada a un fin depara sus recompensas....

El 4 de julio de 1996, Casimiro Arenas, conocido biógrafo chileno del Maestro Tumbesino, junto al paraguayo Esteban Reynoso, su novel ayudante, parecían haber dado con este “Santo Grial” que se le había escapado de las manos al más pintado de los investigadores... Por vez primera, parecía ser que se había hallado “algo” de Ferrante Kramer que podía ubicarlo en el atrio de los grandes.

Aparentemente, y fue este último –Reynoso- el que halló el material en una barata de cosas usadas, se trataba de algunos “pensamientos e ideas” que se sabían incluidos en la “Biblia Peruana” –obra máxima del Coloso-, y que le habrían valido su expulsión de los EE.UU. A simple vista, era algo muy grande.

Se encontraban escritos en un pequeño cuaderno, sucio y deteriorado por el tiempo, en el que Ferrante había anotado sus vivencias durante su larga estadía en los EE.UU. Además de algunas notas sin valor como “Comprar 100 de salame” o “Ir al Banco mañana. Ir en ayunas porque si no, no compran la sangre”, en aquélla libreta se podían ver los primeros esbozos de su “Biblia”, y se percibía la línea que tomaría el peruano con el correr de los años.

Demian ya trazaba en su improvisado ensayo literario los principales vectores de su ideología: “La raza negra” (un espacio destacado que, en primera instancia, inclinaron a Casimiro Arenas a pensar que se trataba de su causa con el “Black Power” de Luther King y Malcom X”), “Las drogas” (que también dieron pie a una interpretación bastante lógica: su causa solidaria con Jim Morrison, sus campañas en contra del flagelo en San Francisco, su apoyo a Maradona, por citar solo algunas), “La juventud” (una alusión clara, que no dejó lugar a dudas acerca de la posición férrea de Ferrante en ese aspecto)... Y por último, “Los Estados Unidos”.

Según cuentan los memoriosos, en un primer momento el joven Esteban Reynoso dudó en llevarle a su mentor, Arenas, lo que había encontrado. Era toda una revelación...Se ponía de manifiesto lo que sería en el futuro una “Conspiración en contra de Ferrante Kramer”; la semilla que habría provocado su atribulada carrera artística, el hecho de que no se encontraran vestigios sobre su obra, y ese manto de silencio que la historia de la literatura había echado sobre él.

Sin embargo, Reynoso fue con las pruebas a ver a Arenas.

Textualmente, el alegato de Ferrante, decía:

“Estados Unidos es un infierno!!”. “Drogas, sexo, es la perdición...Tremendo!!. Reina la sodomía, es difícil decir “no”. Pero hay que ponerse rígido... Esa es la única salida!!”. Y debajo de la frase, un nombre y un código: Louisiana – 2324.

Arenas quedó boquiabierto... Era la letra de Ferrante. La conocía porque su padre, el quinielero de la zona, una vez le mostró un papelito que le había dado Demian cuando se jugaba algunos pesitos en Chile... Nunca ganó, por si les interesa saberlo.

Pero si bien lo poco que había escrito de puño y letra aquel Demian con apenas 30 años bastaba para que fuera expulsado de U.S.A., Arenas sabía que la cuestión pasaba por darle a esa información reveladora un marco referencial, algo que confirmara que Demian había sido un “perseguido” por causas políticas, un hombre comprometido con la sociedad, un “Che Guevara” diferente, pero todo un revolucionario al fin y al cabo.

Casimiro era consciente de que aquella sentencia era mucho o nada ... Dependía del contexto en que se la ubicara. Y la clave de todo estaba en descifrar que había querido decir Demian con “Louisiana – 2324”.

Continuará...

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