31 julio, 2007

El día que Ferrante Kramer alcanzó el éxito - Parte 2

“Qué grandes son todos ellos!!”, se decía Demian para sí mientras observaba a sus amigos de La Liga... Estaba orgulloso de ellos y muy emocionado. El día de su coronación había llegado.. Al fin!!

Entre apretones de manos y palmadas, Demian aprovechó un hueco y gritó “Gracias Xavier”, y Artemio Ferreira, segundo de la Fundación, levantó su brazo para saludarlo. El enigmático “Xavier”, no era otro que él, secreto que Demian tenía muy bien guardado. Y que había decidido hacer público -para sorpresa de todos- aquel día, el de su consagración.

Demian no terminaba de creérsela. Nunca había imaginado que algo así le pudiera llegar a ocurrir.

En eso, un periodista de los tantos convocados aquella velada, le lanzó la clásica pregunta:
- “Ferrante ... ¿Qué nos puede decir de su Nueva Biblia Peruana... De qué se trata?..”

Demian, se disponía a responderle cuando comenzó a balbucear…

- “Esteee... La Nueva Biblia Peruana... Trata de, esteee....”

Allí se percató que algo andaba mal. Cómo podía haber olvidado el tema de su libro, era imposible... Muerto de pánico por el desconcierto se abalanzó sobre una copa de la abundante champaña que había sobre las mesas, y una tras otra comenzó a beberlas. No conforme, tomó directamente una botella y empinó el codo.

El líquido le desbordaba por las comisuras de sus labios, y comenzó a toser... Literalmente, se estaba ahogando...

- “Despertá, despertá, loco de mierda, te estabas ahogando!!”... Era Don Horacio, el dueño de la pensión.

Lo había encontrado dormido o desmayado, con la cara contra un plato de sopa que se había preparado.

Don Horacio se compadeció aún más cuando reconoció que el caldo lo había hecho con los huesos que horas antes le había dado a la mascota de la pensión, un perro pulgoso y maloliente llamado Dogui, que había sabido ganarse el afecto de todos los inquilinos, menos el de Demian... Recién ahora Don Horacio comprendía la razón de aquel odio..

A su alrededor, sobre la mesa, había una jeringa cargada con sopa –“Este boludo si no muere falopeado se va a morir por el colesterol”, pensó el viejo propietario del inquilinato, viendo la cantidad de grasa que tenía aquel caldo.

También había un pedazo de espejo, una pajita para beber gaseosas, una gillette, una colilla irreconocible a medio consumir, algunas aspirinas, un paquete de Renomé y un poco de Poxiram. La fiesta había sido completa, al parecer...

- “¿Quién le provee de estas cosas al peruano,?”, se preguntó Don Horacio...

Era sabido que Demian el único peso que conocía era el de la balanza de la farmacia.

- “¿Será el viejito de la Fundación de la otra cuadra?”, especuló.

Pero a su edad, no estaba para hacer el detective... Así que decidió llevarlo hasta la cama y quedarse un rato a su lado velando por su salud...

Aquel mismo día, en la Fundación, Walter Liberatti recibiría un llamado...

- “Hola Walter, sos vos?”... Era Dionisio, el primogénito de los Ferrante Kramer.

- “Sí, Jefe... Hola qué alegría escucharlo... Qué tal, cómo anda todo por allá?..”

- “No me sobés ni te hagas el simpático, que te tengo en la mira Liberatti... Decime, le estás dando al que te dije algunas cositas raras para que se divierta... Me llegó de un pajarito la noticia que le están proveyendo de falopa y chupi... Querés que te haga cagar de una, infeliz?”

- “No, Jefe, no le doy nada, siquiera si lo estamos viendo por aquí. Vive en la pensión de mala muerte de siempre. Y está cada vez peor...”

- “Y qué hay de esa Liga de la que habla el sorete de mi hermano... Es real, o es otra de sus fábulas cuando está dado vuelta?”

- “La verdad, no sé... Todos dicen que es una nueva locura que le comenzó a dar vueltas por la cabeza para salir de su depresión. Quizás La Liga sólo exista en sus sueños...”

La conversación terminó como de costumbre, con un insulto de Dionisio al viejo Walter.

A veces, cuando cortaba, Liberatti se preguntaba porqué había aceptado aquella vez trabajar para él. Dionisio era un monstruo, y él se había convertido en otro al traicionar a Demian. En el fondo, estaba medio arrepentido. Quizás por eso, a escondidas y aún a riesgo de “sufrir un accidente”, le llevaba de vez en cuando un poco de “combustible” para que al menos imaginara “ser alguien importante” en sus alucinadas quimeras.

Entretanto, en Tumbes, Dionisio se preguntaba si no había llegado la hora de poner en la cancha a Don Horacio....

29 julio, 2007

El día que Ferrante Kramer alcanzó el éxito - Parte 1

Nadie recordaba algo parecido en Villa Martelli. La música tronaba, se podía escuchar a cuadras de distancia. Y en las calles, sólo se veían caras felices por doquier. Todo era un verdadero desborde de alegría y júbilo.

El epicentro de aquella gala era conocido por todos los lugareños: la Fundación DFK. Y el motivo también. Era un festejo íntimo, todos eran cómplices de lo que allí ocurría...

De pronto, aquel bullicio enloquecedor cedió paso a un profundo silencio, y la voz de un locutor profesional se abrió paso en la noche, insolente. Había llegado el momento tan ansiado...

- “Señoras y señores, con ustedes, el gran Demian Ferrante Kramer”...

Los aplausos casi hicieron temblar la tierra. Parecían una caravana de búfalos en celo.

Dentro del recinto, un Ferrante Kramer eufórico presentaba ante un numeroso público constituido por críticos nacionales e internacionales, destacados medios de prensa, autoridades gubernamentales y municipales, y vecinos notables de las inmediaciones, su nuevo libro: LA NUEVA BIBLIA PERUANA o CONSEJOS PARA EL NUEVO MILENIO.

Fotos, firma de libros a granel y sonrisas a horcajadas abonaban el festín. Era la noche esperada del Peruano Dorado, algo por lo que había luchado casi medio siglo.

Un “Merecido triunfo!”, no se cansaba de decir a quien se le acercara con alguna especulación maliciosa. Sucedía que Demian había sido durante toda su carrera artística un personaje controversial; había los que estaban de su parte, y los que siempre intentaron destruirlo...

Elevó su mirada por sobre los presentes en el salón, y al fondo alcanzó a ver a los amigos que habían hecho posible que alcanzara la gloria: Héctor, el Ilusionista de Boedo; el Dr. Rellenesi, que tanto lo había ayudado a conservarse joven viajando en el tiempo; el Hombre Elástico, El Hombre Invisible (visible en el evento, bajo el nombre de Rudolph Von Papen), la Mujer Yeta, el Hombre Perro, y tantos otros miembros de esa entrañable Liga que había conocido....

También vio Artemio Ferreyra, el ahora presidente de la Fundación, y factótum del desbaratamiento de la conspiración en su contra encabezada por Dionisio, su hermano, y apoyada por Liberatti y otros infieles de la Fundación.

“Qué grandes son todos ellos!!”, se decía Demian para sí mientras los observaba... Estaba orgulloso de sus amigos, y también muy emocionado... Algunas lágrimas sobre su rostro ya lo delataban, pero no le importaba que lo vieran así.

Continuará...

27 julio, 2007

El Eternauta de Martelli - Tercera Parte

Pasaron un par de días. Walter preparó su cerebro para olvidar la historia tan extraña de Don Lucio. Un domingo a la mañana, Walter se encontraba en la cola de la fabrica de pastas "La reina de Saavedra" en Nuñez y Balbín, cuando de pronto vio a Don Lucio cruzando la calle a los gritos. Estaba tan agitado que el corazón se le salía por la boca.

- “Walter, Walter!!!!! Hoy es el día... Tenés que salvarlo!!!!”. Una señora que se encontraba en la fila miro la situación extrañada mientras se acomodaba la campera.

- “Vamos, vamos a la general Paz!!... De acuerdo a lo que dijo Demian, ahí lo íbamos a encontrar! Por favor, acompañame!”. Mientras Don Lucio arrancaba de la cola a Walter, la señora decía entre dientes: "Viejos trolos... Y encima, fiesteros!!..."

Llegaron al puesto caminero de Av. Balbin y General Paz... El frío era mortal. Walter empezó a maldecir a este viejo ferroviario que lo había sacado de la fila de la fábrica de pastas. Ahora tendría que ir de vuelta, y tal vez ya no hubiera sorrentinos.

- “¿Y Don Lucio?... ¿A quien esperamos?”.

- “A Demian, claro!”, le espetó el viejo casi con furia.

De golpe, bajando el cantero de la General Paz, Walter vio una imagen que le resulto conocida. Con anteojos, boina azul y envuelto en un chal marrón, Demian se dirigía a la parada del 21 con destino a Liniers. Al instante, Don lucio tomó a Walter del brazo y corrió hacia él...

- “Ahí está!!.. Vamos, Walter, tenemos que salvarlo!”

Debajo del cruce de General Paz los tres hombres se encontraron. Demian los miró sorprendidos...

- “¿Walter?... ¿Qué es lo que ocurre?”

Walter se quedó petrificado. Era Demian en persona... Pocas veces lo había cruzado. Es más, hacía mucho que no lo veía.

- “Hola, maestro”, le dijo Walter, cual Judas moderno.

Al tiempo que dialogaban, Don Lucio intercambiaba su gorro con Demian. Y su chal. Le saco los lentes y se los puso. Ni Walter ni Demian entendían nada.

En un mismo movimiento, tomó la mano de Demian y la puso sobre el hombro de Walter, y los empujó a que salieran de debajo del puente de la General Paz hacia el lado de Libertador. Y él, dirigiéndose hacia la parada del 21 gritó desde lejos...

- “Vaya Walter, sálvelo... Y gracias Demian, por haber confiado en mi!"
Los dos hombres sorprendidos veían al viejo ferroviario alejarse agitado. De golpe, se hizo un hueco en el cielo y una especie de avioneta plateada apareció.

Ese extraño artefacto se paró frente a Don Lucio. Éste, petrificado de miedo, se tiró al piso. De la nave, se asomaron dos hombres y al grito de “Morite peruano puto!”, dispararon a discreción sobre el viejo, pulverizándolo.

Al instante la nave desapareció. De lo que era el cuerpo de Don Lucio solo quedaban retazos de tela.

Walter estaba aterrado y no entendía nada. Intentó incorporarse buscando a Demian pero no lo encontró. Alzo la vista y lo vio correr despavorido y colgarse al pasamanos de un colectivo 21 semirápido.

Cuando el autobús pasó frente a sí, Walter pudo ver la cara de Demian que con una sonrisa le decía: “Gracias”.

En Tumbes, Perú, era de madrugada. Un teléfono sonó en una mansión con vista a la playa. El dueño de casa se levantó a tientas y medio dormido atendió....

- “¿Hola?”- dijo- “¿Quién es?”

- “Soy yo, desde Buenos Aires. Te aviso que tus hombres fallaron otra vez. Y por poco me matan a mí, en lugar de a tu hermano.”, y cortó violentamente.

El dueño de casa, ya desvelado, no pudo dejar de gritar: “Peruano del orto!”.... y a continuación su clásico “Y blando de mierda!”.

25 julio, 2007

El Eternauta de Martelli - Segunda Parte

Don Lucio tenía la garganta seca. Tomó un vaso de agua y siguió.

- “Demian me dijo que en el futuro finalmente habrá un grupo económico muy fuerte que publicará sus obras. Al parecer, estas serán mundialmente famosas y al fin y al cabo, darán a Demian la trascendencia que estuvo buscando toda su vida. Me dijo a modo de dato que vos entenderías muy bien, que La Biblia Peruana será el libro mas vendido del siglo XXI. Él será millonario...”

- “¿Y qué puedo hacer yo, entonces?” -dijo Walter, entre aturdido y fastidioso, mientras pensaba en Demian actualmente-, un pobre viejo sumido en la pobreza y oculto del resto del mundo.

- “Al parecer, Walter, Demian dice que vos vas a traicionarlo. Y en función de tu traición el va a sufrir hoy. Demian se la pasa vagando por el tiempo, escapando de este grupo, los Ranos que lo persiguen para matarlo.”

- “Evidentemente, alguien clama venganza, y como no pudieron destruirlo en el futuro ni a través de su persecución en el tiempo, han decidido viajar al pasado para matarlo aquí. Si lo matan ahora el futuro no existe. Por ende, se ahorran todo el despelote... “

Liberatti no sabía si lo que estaba escuchando podía ser posible... Aunque si Demian estaba en el medio, todo podía ser factible.

- “Walter... ¿Puede ser posible? ¿Vos lo traicionarías?", -dijo el viejo casi en lágrimas-.

- “No, Don Lucio, con lo que yo lo quiero... ¿Cómo lo habría de traicionar?”

- “Bueno, me quedo mas tranquilo... Ahora me voy a casa, este frío me está matando”, atinó a decir el viejo ferroviario, mientras cruzaba el umbral de la puerta.

Walter quedó tan turbado que ni lo acompañó. Se sentó en un sillón medio desvencijado y meditó unos segundos. Notó cierta intranquilidad y de golpe tomó el teléfono violentamente. Se calzó los anteojos y busco en su libreta de teléfonos, un número de larga distancia y comenzó a discar 05172...

En un par de segundos alguien atendió del otro lado. Walter, tembloroso se dio a conocer:

- “Hola, Soy Walter Liberatti de Buenos Aires, quiero hablar con Dionisi...”

- "Soy yo, Walter ¿Qué pasa?", sonó seco del otro lado, interrumpiéndolo...

- “Acaba de pasar algo muy raro... “, y Walter comenzó a describir el extraño relato del viejo maquinista del cual había sido testigo hace un rato. Al finalizar la historia... Y hasta pensando que su interlocutor lo iba a tomar por loco repitió una frase que no dejaba de intranquilizarlo:

- "Triunfa, finalmente ese sorete triunfa!... Algo tenemos que hacer!”.

- “Dejalo por nuestra cuenta Walter. Gracias por el dato. Mañana consulta tu caja de ahorros.”

El extraño del otro lado de la línea corto abruptamente sin despedirse.

Walter, que se alegró por lo último que había dicho el hombre, no pudo dejar de escuchar en su cabeza la pregunta de Don Lucio: “Walter... ¿Puede ser posible? ¿Vos lo traicionarías?...”

Continuará....

24 julio, 2007

El Eternauta de Martelli - Primera Parte

"Todo empieza con la nevada, Walter... Con la nevada!"...

Walter Liberatti no podía dar crédito a lo que estaba oyendo. Lucio Valdemarín, quien durante mucho tiempo había sido guardia en la estación Padilla del Ferrocarril General Belgrano, estaba frente a él, contándole una historia que, por lo inverosímil, podía derivar -de acuerdo como se lo mire- en una comedia tragicómica, o en una historia de terror con ribetes paranormales.

El relato de Valdemarín, descabellado de por sí, ya llevaba cuatro horas. Y si bien el pobre anciano tenía fama de borracho empedernido, Walter le guardaba aprecio. Aún hoy, lo recordaba cuando Lucio le permitía "saltear" los controles de boletería en la estación Padilla en sus épocas mozas, cada vez que iba a visitar a Luisa -su gran amor de la juventud-, que vivía a pasos de la estación de Carapachay.
Mientras escuchaba al viejo, Walter trataba de ordenar sus pensamientos y por enésima vez intentaba hilvanar las frases confusas de Lucio, darle al relato un poco de coherencia.

“A ver Don Lucio…” -guiaba Walter- “… Empecemos de nuevo... ¿Usted me dice que Demian se le apareció de repente a los pies de su cama?...”

“Sí!” -dijo el viejo a los gritos- … Pero no parecía él... O al menos no era como yo lo tenía en la cabeza. Parecía más viejo, pero mas conservado, aunque mantenía esos ademanes medio afrancesados... ¿Te acordás cómo sonreía cuando sacaba el abono quincenal?” -apuntó el anciano como intentando generar cierto grado de complicidad con su interlocutor.

“Sí, qué se yo...” -contestaba Walter, como desentendiéndose de la relación-, pero bueno….

“Estaba vestido con un traje plateado y unas botas blancas... El pelo teñido de marrón caoba, con una trenza en la parte posterior”.

Solo de imaginar esa escena, hacía que Walter sintiera arcadas.

“Y empezó a hablarme... Al principio en una lengua que no entendía; pensé que era algún dialecto de la tierra de él…”“¿De Tumbes?”, interrumpió Walter- , “Sí!... Qué se yo..”, contestó el viejo, imitando la muletilla de Liberatti.

“El tema es que me dijo lo que ya le repetí mas de una vez, que venía del futuro...”

“¿Del futuro, Lucio... Seguro no esta escabiado, no?”

“Jamás!... Pero si no me cree me voy, me está ofendiendo!”, y se paró como para irse.

Walter reculó... “Espere don Lucio, aguánteme... No me va a negar que la historia al menos es increíble...”

“Sí, pero él me dijo que recurra a vos Walter, que vos ibas a saber qué hacer... Y yo hago lo que me dijo... Y te digo lo que dijo que te dijera”…

“Ok, Lucio, lo escucho…”. A Walter le corrió un hilo de sudor frío por la frente. Se acomodó en la silla y se preparó a escuchar.

“Me dijo que era Demian Ferrante Kramer, pero del futuro… Que podía viajar por el tiempo y que había vuelto a esta etapa, para que lo ayudaras a evitar un hecho en su vida que seria trascendental… Es más, era indispensable para él en el futuro que vos cambiaras el pasado, mejor dicho el presente nuestro que es el pasado de él… ¿Se entiende o me estoy volviendo loco?”

“Clarísimo, Lucio, continúe” -dijo Walter, mientras empezaba seriamente a pensar de que forma podría derivar al anciano a algún neurosiquiátrico de la zona. Si no lo hacía, y creía lo que estaba escuchando, el que terminaría en el neurosiquiátrico seria él.
“Cuando haya una nevada en Buenos Aires, será la señal de que todo empezó, me dijo el peruano” -confesó Don Lucio... “Ahí tendría que venir a verte. Al parecer hay un grupo de personas que también viene del futuro que se llaman los RANOS. Gente -según me dijo Demian- muy mala que viaja al pasado, hace trapisondas que cambian la historia para obtener algún beneficio... ¿Puede ser eso cierto Walter? ¿Puede la gente viajar por el tiempo?”.
Walter no contestó. Puso cara de póker, e inmediatamente recordó a Martín Rellenesi, con su historia de los locutorios de Villa Martelli que tenían cierto dote alquimista que permitía a la gente (y puntualmente a Ferrante Kramer) el viajar por el tiempo.

“Vaya uno a saber Lucio... Pero, bueno, siga no se detenga...”.
Walter estaba sorprendido y confundido con lo que había escuchado, y tenía miedo … Y eso que aún no había escuchado nada…

Continuará…

22 julio, 2007

Los herederos de Denver

Walter Liberatti no fue el único emergente del faraónico proyecto de Dilbert Kooney en Denver, USA. La filial americana de la Universidad Ferrante Kramer vio nacer en su corto año y medio de vida a otros personajes.

Si bien no ha sido comprobado hasta el presente, los biógrafos del Peruano Dorado, Casimiro Arenas y Raymundo Sforza, coinciden en señalar a aquel claustro de las artes como el "origen de la conspiración en contra de Demian Ferrante Kramer".

Según ellos, la entrada a la Fundación de Liberatti no fue casual, sino parte de un plan liderado por más de un centenar de escritores de todo el planeta, para evitar que el talento de Ferrante Kramer interfiriera en sus posibilidades de alcanzar la notoriedad y el tan ansiado Nobel.

Se cuenta que por los años 60, en círculos sumamente secretos de la Academia Sueca que premia el saber y la cultura mundiales, Demian Ferrante Kramer figuraba entre los candidatos a recibir el máximo galardón. Y aparentemente no habría sido solamente aquella institución la que tuvo en cuenta al Escriba de Tumbes, sino varias las que barajaron su nombre para aspirar a preseas tales como el Goya, el Cervantes o el Planeta.

Siempre extraoficialmente, llegó a los oídos de ambos biógrafos de Ferrante que varios escritores, entre los que se encontrarían Derek Walcott, Octavio Paz, Darío Fo y Kenzaburo Oe, habrían participado de un complot para eclipsar lo que se comentaba en círculos selectos y entendidos como "el libro del milenio": LA BIBLIA PERUANA.

Debido a que por esa época Demian consumía estupefacientes en grandes cantidades, jamás llegó a darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor.

Demian había sido elegido por un bando como "El hombre éxito", pero por el otro, un grupete de envidiosos escritores con algún que otro talento había decidido convertirlo en "El hombre fracaso".

Y si bien Demian ya venía fracasando desde temprana edad -no hay porqué negarlo-, la estocada final se la dio este caterva de celosos; en ausencia de Demian, tendrían suerte años después (1).

Walter Liberatti habría jugado un papel destacado en esta debacle del Peruano Dorado. De las aulas de la Universidad Ferrante Kramer, en Denver, habrían salido Sandor (el líder del proyecto en el Cerro Uritorco que casi le cuesta la vida a Demian), Héctor Vásques (El ilusionista de Boedo, un personaje que no mostró piedad ante el ruego de Demian), el Hombre Elástico de Villa Crespo (que se supone abusó del peruano en más de una ocasión), el Hombre Auto de Castelar (y su poco clara anécdota de la palanca de cambios del Lamborghini), y tantos otros actores que los frecuentadores de este Blog ya habrán podido identificar como los afamados miembros de la Liga de Hombres Extraordinarios, la misma que se vanagloria de defender el honor del Coloso literario tumbesino.

¿Complot, conspiración o simplemente una casualidad?.... A simple vista, pareciera ser que no se trata de simples coincidencias….

La cuestión es que el tema contra Ferrante Kramer aún no se encuentra cerrado. Continúan los ataques sobre la persona de Demian; nuevos personeros en la lucha por la obtención del máximo galardón de la literatura, se suman día a día para denostar la figura y obras de este genio latinoamericano de la palabra escrita.

Y lo peor de todo es que siquiera nadie ha encontrado un ejemplar de La Biblia Peruana para poder juzgarlo, lo que hace que la tarea de la Academia Sueca se torne más difícil todavía.

No obstante, y a pesar de sus 73 años a cuestas, el Peruano Dorado está tranquilo. Para los que están a su lado, la definición es solo cuestión de tiempo.

Por ahora, Demian se encuentra muy duro en su posición, duro como al principio. Nada lo ha hecho cambiar… Sigue siendo un caso serio.

Esperemos que pronto pueda salir del internado, y que los estupefacientes no hayan causado en él un daño irreversible.

(1). Oh!, casualidad, todos galardonados con el Nobel. Creer o reventar!

19 julio, 2007

Los 12 Majestuosos - Última Parte

En un pedazo de foto que tomó del interior pudo ver la imagen fragmentada de lo que parecía ser un “cigarro”, y sobre él escrita la palabra “NASA”… “¡La gran puta!”, exclamó… Había sentido algo acerca de una Agencia Aeroespacial en los periódicos, y parecía ser que la foto mostraba que ya estaban enviando naves al espacio.

Como aquel anciano le dijera: “Todo es un rompecabezas, Kramer, junte las partes y tendrá la verdad”, Ferrante se enfrentaba al mayor descubrimiento de todos los tiempos: “No estamos solos”, reflexionó, y continuó hurgando como loco en el cesto...

Y el éxtasis se apoderó de él cuando aparecieron más pruebas ante sus ojos....

- "Uy!, lo que encontré”, bramó entusiasmado…

Había hallado un documento escrito que decía: “Sí, nunca se ha visto antes cosa semejante. Nadie está preparado para algo así. Pero hay que atreverse de una vez por todas”.

U otro fragmento –en franca disidencia con el primero.- que rezaba:

“Son unos monstruos. Pero muchos están detrás de ellos. Les hacen el caldo gordo especialmente a funcionarios del gobierno y a gente muy poderosa”.

No cabía duda, estaban hablando del OVNI, y también de alienígenas. Y en el gobierno lo sabían. Pero no estaban de acuerdo en que el pueblo conociera la verdad.

De repente, más fotos: “51”, se dejaba ver al pie de la imagen, en tanto parecía ser como parte de una escena donde un médico o un científico estaba al lado de una camilla. Y sobre ella, lo que parecía un cuerpo… La foto apenas dejaba entrever unos pies… "¿Será el famoso Hangar 51 donde esconden el platillo de Roswell?", especuló…

En otro trozo de papel fotográfico, un hombre, también como vestido de médico, con lo que parecía un centímetro en la mano, y otro anotando cosas con un lápiz. Y siempre camillas, con cuerpos… ¿De extraterrestres?.. Demian estaba extremadamente excitado ante esa sucesión de descubrimientos.

Continuaba fumando sin cesar. No terminaba de fumar uno que encendía el siguiente sin apagar el anterior. Lástima que una colilla mal apagada cayera dentro del cesto de residuos

A los pocos minutos el humo era asfixiante, y fue en ese instante que Demian se percató de la cagada que había hecho. El recipiente comenzaba a incendiarse y no había nada a mano para apagarlo. Agarró los recortes de fotos, entre ellas la del cohete que decía “NASA”… “La prueba más importante!”, murmuró…

Pero cuando se decidía a salir, entre esa espesa humareda, Demian creyó vislumbrar algunas figuras. Como de cuerpos… ¿Sería su imaginación?... ¿El humo?...

No, no lo era… Esas figuras, que contó apresuradamente, “12” -exclamó para sí- eran efectivamente figuras humanas… Tenían una cabeza de tamaño parecido a la de un ser humano, lo brazos también idénticos… Pero no, eran HUMANOIDES… había algo raro en ellos, en la forma de caminar.

Se acercaban despaciosamente, como si arrastraran algo. parecían zombies. Realmente, la escena era atemorizante, y a duras penas Demian podía mantener la calma y su entereza.
Pensaba que se lo iban a llevar, que iban a hacer experimentos con él…”Dios mío!!”, gritó, y comenzó a rezar una antigua oración incaica, pero no bastó…

Quebrado anímicamente, se acurrucó sobre la silla como un bicho bolita, se tapó la cara con las manos y gritó como una gallina: “No me maten, si quieren llévenme a Marte o a Saturno, pero no me maten!”

Y como si lo hubieran escuchado, uno de ellos apagó el fuego instantáneamente. Pareció utilizar un elemento de otro mundo, nunca visto por él antes… Un fuerte olor a acaroína invadió la habitación.

En cambio otro, el que parecía el líder de “¿Los 12 majestuosos?”, se le acercó, puso una de sus manos sobre la cabeza del Peruano Dorado, y comenzó a acariciarlo suavemente…

La escena era conmovedora… ¿Era aquel el primer contacto del tercer tipo del que se tuviera conocimiento?... ¿Eran realmente extraterrestres?....

“¡Uh!”, prorrumpió aliviado Demian… Aquellos hombrecillos no parecían tener malas intenciones, pensó. Destapó sus ojos para mirarlos, y suspiró… Vio que eran como nosotros… “Dos ojos, dos orejas, una nariz, una boca…. Cuello, tórax, dos brazos y…"

- “Noooo!!”, exclamó ahogado en su propia saliva….

Demian había visto bien en la oscuridad. Había algo raro en ellos, en su manera de caminar. No eran como cualquiera de nosotros. Tenían 3 piernas…

Y la pierna central, algo extraña, pero muy similar al cigarro cuya fotografía había encontrado, se balanceaba de lado a lado, como un “péndulo”. No obstante, Demian alcanzó a ver algo así como un tatuaje sobre ella. Decía… “AGARRÁ ESTA CARNASA”.

Y ató cabos...

El boliche para latinos El péndulo, el tipo con el centímetro, los patovicas, y aquel raro pedazo de foto en el que se veía un “cigarro” con la leyenda “…NASA”. O mejor dicho, “AGARRA ESTA CARNASA….”. ¡La puta que había metido la pata!... Estaba seguro de que en Roswell encontraría algo grande. Lo que jamás pensó es que fuera algo así...

Totalmente shockeado por la situación, el peruano acariciaba y palmeaba rítmicamente la tercera pierna que tenía entre sus manos, sin tomar en cuenta que con ello contribuía a hacer más duro su destino.

Una lágrima comenzó a deslizarse sobre su mejilla. Estaba aterrorizado.

No obstante, valiente como acostumbraba ser en situaciones apremiantes como la que estaba viviendo, volvió a la realidad e intentó cambiar su suerte con una de sus clásicas humoradas...

- "Dígame, maestro... Con 12 como éstas a los rusos los hacemos mierda, no?"

La frase no causó gracia. Demian guardó silencio, y sólo atinó a abrir bien grande la boca. No valía la pena resistirse…

17 julio, 2007

Los 12 Majestuosos - Segunda Parte

Ni bien hubo ordenado su leche malteada al cantinero, Demian escuchó que alguien se dirigía a él…

- “Usted es ese tal Kramer, que investiga lo de los extraterrestres, no? "

Demian giró su cabeza y vio a su interlocutor… El sujeto, barbado y de apariencia desdeñable, había sido el único en dirigirle la palabra en días. Y lo había hecho sin que él se lo pidiera.

Más allá de su aspecto -que íntimamente le aconsejaba cortar la conversación ahí mismo-, Demian pensó que aquel viejo pordiosero podía ser al menos el comienzo de algo… Después de todo, no tenía nada que perder…

- “Si soy Ferrante Kramer, por qué me lo pregunta?"

- “Puedo serle de mucha utilidad, señor… Si tan solo me pagara un vaso de Urium estaría dispuesto a ….”

Dudó en seguir escuchando, de entrada nomás lo había pechado… Pero… ¿Qué más daba?... Un copa de brandy no era un gran precio a pagar para obtener la verdad.. Y accedió.

Lo que aquel viejo revelaba a Ferrante sonaba medio increíble. El peruano no hacía otra cosa que anotar datos, direcciones, números… “Los 12 majestuosos, señor Kramer… Ellos son la clave… Ellos tienen el secreto, y lo tienen bien guardado, es como un rompecabezas… Hay que unir las partes…”.

Sí, “…Los 12 majestuosos”, se decía Demian para sí… Pero, ¿Dónde encontrarlos?.

La respuesta llegó de la boca aguardentosa del anciano, poco antes que dos caballeros elegantemente vestidos lo sacaran a patadas del lugar. ¿Por qué lo trataban así, si no había hecho nada malo?, reflexionó.

- “Kramer, no siga preguntando”, le dijo uno de ellos que regresó al único efecto de amenazar a Demian... “Diviértase, salga de noche, disfrute la vida.... Acá cerca hay un night club para latinos como usted. “El Péndulo”, se llama... Hágame caso, córrase!...”, agregó, más complaciente...

- “A mi nadie me aprieta”, pensó… “Yo esto lo voy a seguir hasta descubrir qué pasó acá en Roswell, y quienes son los 12 majestuosos estos de los que tan poco se habla”…

Y gritó ante los allí presentes en el merendero: “Cobardes, son todos unos cobardes… nadie quiere hablar de lo que pasó aquí, y se van a arrepentir… A los tibios los vomita Dios!”… La amenaza resonó tan fuerte y enorme, que muchos bajaron la cabeza en actitud avergonzada.

No obstante ese mal trago, Demian estaba feliz. Tenía una carta ganadora, conocía el lugar aproximado donde se podían encontrar esos 12 nefastos personajes. Se lo había dicho el anciano antes que esos patovicas lo sacaran del bar...

Decidió salir en busca de sus presas a la medianoche, para lo cual dio vueltas y vueltas tratando de despistar a los que aparentemente le seguían los pasos. De forma muy astuta, y andando en círculos finalmente Demian pareció marearlos… Los había perdido de vista, un fenómeno....

Eran más de las 23 hs, y estaba neblinoso. Fue entonces cuando avizoró la casa. Estaba en las afueras del pueblo. Parecía deshabitada. No había luz, solo la poca que la luna dejaba traslucir…

Entró con una linterna de mano, parecía suficiente. Al menos lo fue para quedar estupefacto con lo que vio…

El interior de aquella posada parecía ser un centro de actividades clandestinas. Todo era un desorden, como si se hubieran ido todos de golpe escapando de alguien o de algo…. “¿De quién?” – se preguntó-. Había artefactos que Ferrante no tenía idea qué cosa hacían… Cilindros de un material flexible muy extraño, agujas, aparatos y cosas raras que no entendía… Largos alambres o algo así; máscaras o antifaces, amarras, camillas con sujetadores, luces… De muchos colores. Todo muy difícil de catalogar en la penumbra.

“¿Qué hago con todo esto, qué puedo agarrar como prueba?”, se preguntaba Demian, inquieto, sobresaltado por la emoción de haber encontrado algo, pero a la vez desorientado.

En segundos, su entusiasmo se desvaneció… Él necesitaba documentos, algo que comprometiera al gobierno como el principal encubridor de un hecho como el que ya estaba seguro que había ocurrido en Roswell: “La caída de un OVNI”. Y si no se trataba de extraterrestres, que fueran los rusos, daba lo mismo. De lo que estaba seguro Demian era que en el lugar había un gran secreto bien guardado.

Fue en ese momento, cuando todo parecía perdido, que vislumbró un cesto de residuos. Y en su interior, entre colillas de cigarrillos, fotografías rotas en pequeños pedazos… Alguien había querido desembarazarse de ciertas pruebas rápidamente, pero no lo había logrado en su totalidad…

Con su linterna casi al punto de extinguirse el último haz de luz, Demian examinó cada pedazo minuciosamente con la esperanza de encontrar algo. Y lo logró…

Frente a sí, el peruano creía tener las pruebas que tanto había estado buscando. Eran imágenes rarísimasUn poco desenfocadas. Pero más allá que no supiera bien de qué se trataban aquellas fotos, su instinto le indicaba que estaba por enfrentarse a algo muy grande…

Continuará…

15 julio, 2007

Los 12 Majestuosos - Primera parte

A lo largo de su vida, Ferrante debió enfrentarse a diario con 2 grandes enemigos: su “valentía” sin par -rayana con la inconsciencia- y la “curiosidad”. Ya desde pequeño estas tendencias le traerían problemas:

- "¿Mamá qué hay ahí adentro?", preguntaba

- “Nada, Demian”, respondía su madre…

Pero él igualmente iba y miraba… “Yo igual voy a ver”, decía, y así padeció desde picaduras de ofidios y caídas a pozos ciegos, hasta electrocuciones y misteriosas desapariciones por semanas.

Sin embargo, esos factores no habrían ido más allá de lo anecdótico si no le hubiera picado el “bichito” que le trasmitió Truman Capote, compañero de habitación de Demian en Chicago durante un par de meses. Y no nos referimos a lo que estarán suponiendo los mal pensados, sino al bichito de la “investigación”, oficio que el maestro de “A sangre fría” supo desarrollar como pocos.

En sus inicios en USA, Ferrante se desempeñó en una cantidad incontable de trabajos. Un indocumentado como él, a pesar de su talento literario, carecía de las oportunidades que se les abría a los que estaban en regla. Aquello, sumado al hecho de ser latino, le confería a Demian un destino paupérrimo.

No obstante, ese gallardo tesón que solía manifestar Ferrante en situaciones difíciles, lo mantuvo dentro del reparto de las pocas oportunidades que se le presentaban a los extranjeros como él. Tesón, y también, a decir verdad, un denodado afán por “meter las narices” allí, donde nadie las mete. Como en el incidente de Roswell, tan famoso como lleno de dudas y preguntas.

Demian había llegado a Denver, Colorado en los tempranos años ’50. Era apenas un muchachote, y el tema del “Crash en Corona” (la caída de un OVNI tripulado), a pocos kilómetros de Roswell, había despertado su inclinación por el periodismo y especialmente por el periodismo de investigación.

Pero uno de los aspectos que más había despertado su curiosidad innata, había sido aquello que se conoció como “Los 12 majestuosos”, un grupo de personas -militares, científicos y consejeros de Estado- designadas por el propio presidente Harry Truman, encargadas de investigar el tema o de “sepultarlo”, según como se lo mire. Asunto que continuaron los sucesivos presidentes, como Dwight D. Eisenhower o John Fitzgerald Kennedy, quien estaba a cargo del Ejecutivo en tiempos en que Demian intensificó su pesquisa.

Aquel año, 1961, Demian –un joven inexperto, con tan solo 27 años de edad- decidió visitar Roswell e ir a fondo con el tema.

En su breve estadía, Demian realizó entrevistas a los lugareños, rastreó la zona donde se decía había caído el platillo, tomó cuenta de lo publicado en los diarios locales, pero no encontró más que simples anécdotas sin valor detrás de todo ello.
Demian veía que donde se metía, salía con más preguntas que con las que había llegado. No existían pruebas, siquiera un pedacito del OVNI estrellado… Nada!! Edgar Hoover y sus muchachos se habían encargado muy bien de limpiar todo durante esos años.

No obstante, el peruano continuó su búsqueda. Tanto, que su insistencia llegó hasta a incomodar a los lugareños: “Retírese Kramer (así lo llamaban), me compromete”. Cada vez que encaraba una entrevista para continuarla al día siguiente, los reporteados se negaban a continuar alegando cualquier pretexto.

Al parecer, no era casual que quisieran sacárselo de encima; parecía ser que Demian no estaba solo…

Y así era... Demian comenzó a ver caras repetidas. Gente que parecía seguirlo, como si lo estuvieran vigilando.

¿Quiénes eran esos hombres?... ¿Qué querían?...¿ Estaría cerca de descubrir algo y querían evitar que lo consiguiera?

Demian comenzó a entusiasmarse, pero también a inquietarse. Si lo seguían era porque estaba cerca de algo... No sabía cerca de qué, pero debía de ser importante para que se preocuparan tanto por él.

Y no debió de haberle llamado tanto la atención… El de los extraterrestres era un tema sensible; los OVNIS podían traer secretos, tecnología, avances… Y los rusos estaban cerca; en aquel entonces mucho mejor que los americanos… Habían puesto recientemente a un hombre en el espacio, Yuri Gagarin.

Una tarde lluviosa, en la que aquellos personajes siniestros parecían haberse olvidado de él, Ferrante se arrimó a la barra de una de las cafeterías en las afueras de Roswell. Pidió una leche malteada y sintió que una voz se dirigía a él….

Continuará…

14 julio, 2007

Última Parte de "Shutdown Windows"

Marck llegó a Seatle muy temprano. En su attache llevaba su laptop wire less (algo indispensable en esa región. No tener una Laptop de última generación era considerado ser looser) y un pen drive de 1 GB con su trabajo. La Historia del Peruano Dorado. Su pasaporte a la fama.

Ingresó a la sede de la fundación y se dirigió directamente al piso 14. Todo ese piso estaba reservado para Bill o para Melinda cuando atendían personalmente los asuntos de la agrupación. Cuando se abrió el ascensor, Marck vio a Yenny, a quien -se rumoreaba- la apodaban "la abducida". "Hola muñeca!", le dijo Marck casi en confianza.

"Hola...", le respondió Yenny, seca. "Bill te está esperando... "

A Marck le faltó el aire. Mientras seguía a Yenny por un pasillo pensaba en la trascendencia que tenía el encuentro que iba a vivir... De pronto, Yenny abrió una puerta bruscamente y lo devolvió a la realidad. Un escritorio enorme, pulcramente acomodado, una laptop una lata de Coke diet y un i-pod sobre una agenda... Bill Gates lo estaba esperando a él... Grandioso!

Yenny se retiró casi levitando, o bien los nervios de Marck no le permitieron escucharla. El muchacho abrazaba su laptop, y pensaba las cientos de horas que tuvo que pasar escuchando a decenas de fracasados inoperantes que habían escupido mil y una historias acerca de un peruano mediocre que nunca había hecho nada. Le pareció mentira pensar el hecho de que ese estúpido latinoamericano perdedor iba a hacerlo famoso, reconocido y tal vez millonario.

¿Quién iba a poder rebatirlo si nadie conocía a Demian?. El solo hecho de que Bill lo recibiera ya significaba un triunfo. Aunque podía significar también que todo lo realizado se fuera por la borda. Todo un riesgo...Pero, ... “¡Qué más da!”, se dijo... Estaba frente a las puertas de su consagración, delante de Bill Gates, el acontecimiento bien lo valía.
"Hola Marck...", se escuchó desde el fondo del salón, "... Gracias por venir... ¿Quieres tomar algo?"... Marck no sabía qué contestar ni cémo actuar... ¿Extrovertido? ¿Tímido?...

Mientras ensayaba algunas respuestas de cortesía trato de pensar en la fama que lo esperaba e intento tranquilizarse. Sacò su laptop y se dirigió a Gates casi con confianza... "Tienes bluetooth"..

Bill lo miró sorprendido... Y sonrió... "Mejor cuéntame... ¿Quién es tu personaje?"...

Marck comenzó a explayarse sobre la figura del peruano pero sin decir su nombre. Relató con lujo de detalles la historia del ilustre desconocido que tenia una vida casi epopéyica.

A medida que avanzaba el relato Bill se iba acomodando en la silla.

Después de veinte minutos de prédica y con varios prints y fotos sobre el escritorio que avalaban el contenido de su trabajo Marck dijo: ".. El nombre del hombre es...".

Al instante, Bill lo paró con un ademán... "Déjame adivinar... Ven conmigo... Sígueme!...".
Marck obedeció, incrédulo. Ambos fueron a una salita continua al despacho de Bill, algo así como una sala de lectura con biblioteca incluida.

Bill pego un salto al tercer estante y sacó un libro.

Se acercó a Marck y con una sonrisa socarrona se lo dio...

Marck sintió que la muerte estaba parada a su lado. Un libro editado por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, con un perro lassie en la tapa y en la página 3 una dedicatoria que decia:

"Bill: que este libro sea un Windows para que veas tu inside un abrazo. Demian".
"¿Adiviné?", dijo Bill apesadumbrado, como tratando de estar equivocado.

"Lo siento..." - le expresó ante la cara de desazón de Marck- "... Creo que todo tu trabajo fue en vano..".

Y mientras decía esto, lo acompañó a la salida.