31 enero, 2008

Ferrante Kramer, y El Caso del Hangar 18 - Último Pedazo

“Este peruano sorete nos embocó a todos... Pero ahora le toca a él!.. Venganza, venganza!”, se fundieron en un solo grito, provocando en los parroquianos presentes en el salón una tremenda conmoción... Los chicos estaban fuera de sí.

A todo eso, Ferrante, se sentía un ganador. Solo, y sentado sobre una camita que le habían improvisado en la sala donde se guardaban los enseres de limpieza de la Universidad, repasaba viejos recortes de diarios en los que aparecía en la primera plana bajo titulares infamemente célebres: “Desgarrador final para el colosal escritor peruano”... “Eran 12, y sobrevivió!”, o los más sensacionalistas: “Nunca más va a necesitar laxantes!”.

No obstante la humillación sufrida, Demian sentía tanta atracción por la fama, que recordaba aquellos días con cierta alegría. Pero desconocía lo que se cernía sobre él. Lo que se venía tenía ribetes macabros.

- “Hola chicos, cómo están?”, así se le apareció Demian al grupo a la mañana siguiente... “Están descansados?... Miren que hoy se viene un día de mucha práctica!”, sentenció con voz firme.

Los muchachos mostraron normalidad, como si nada sucediera.

- “Vayamos a Roswell, los hangares nos esperan!”, arengó a su tropa; del otro lado, solamente algunas tímidas sonrisas de los chicos, como para no llamar la atención...

Al llegar, el peruano no pudo contener la emoción. Había advertencias de “abrir fuego” en inglés por todas partes... “STOP!”, “DON´T TRESPASS”, “U.S. ARMY “. Sin embargo, él tenía las llaves... Todas!... Incluso la del HANGAR 18, el sitio donde se decía estaba guardado el secreto más grande los Estados Unidos: el primer OVNI caído en nuestro planeta en 1947.

- “Chicos, yo me adelanto un poco... Ustedes vayan haciendo algo de jueguito, ok?", mandó Demian, con la naturalidad de un experimentado coach. El grupo pareció consentir la orden, pero no fue así...

Demian se desprendió de ellos y avanzó sobre el terreno hacia la zona de los hangares. Fatigado, casi exhausto, finalmente llegó al que parecía el primero de una larga fila. Y comenzó a buscar la numeración. Pero, el óxido la había borrado del frente de los hangares; solamente daba cuenta de ella en los candados...

Uno a uno, Demian controló los cerrojos. Parecían interminables.... “4, 5, 9, 11, 14,....”, hasta que por fin llegó al último, el “17”. No había más hangares, tenía la llave número “18” en su poder, pero el hangar “18” no estaba.
Fue en ese momento que sintió una mano golpeándole el hombro por detrás... Y dio media vuelta...

- “Muchachos, son ustedes!”, exclamó con falso asombro... “Ya estaba yendo para allá a buscarlos. Quería que entrenáramos en el Hangar 18, me habían dicho que era el más amplio, y no lo enc....”

No terminó la frase...

Le taparon la boca. No lo dejaron mover ni un músculo. Lo echaron al piso, boca abajo… Y de pronto sintió como si le arrancaran los pantalones de un tirón… Lo último que alcanzó Demian a escuchar del capitán del equipo fue: “Muchachos, miren lo que encontré.... La puerta del hangar 18... Quieren entrar?”....

Y luego, solo “Gritos ensordecedores”, aseguran los testigos.

Ferrante Kramer fue encontrado a la mañana siguiente en estado agónico. Sobre su espalda, más precisamente entre sus nalgas, una improvisada bandera con la leyenda “18”, hecha con un palo de escoba y una chalina roja, hizo pensar en un primer momento la posibilidad de un “ritual” iniciático, hipótesis que el Director del Hospital de Nuevo México se encargaría de destruir…

“No, no se trata de un rito ni de una prueba de ingreso a una secta”, y mostrando a la prensa fotos desgarradoras de Ferrante, dijo: “Como pueden ver, acá ya había hecho su ingreso mucha gente”, agregaría, trasuntando en sus palabras un dejo de sorna.

Los “Bone Breaker de Albuquerque” bajo su nueva denominación “The Ass Breakers of Albuquerque”, ganaron el campeonato aquel año por 18 puntos de ventaja. Dedicaron su triunfo al gran Demian Ferrante Kramer.

NOTA: Stuart, el hijo del militar, estaba en lo cierto: “No había OVNIS en Roswell”. Ferrante estaba mal informado. El Hangar 18 siempre estuvo situado en Wright-Patterson, en el estado de Ohio, nunca en Roswell. Y se especula que aviones extraterrestres fueron llevados allí en 1947. La pregunta que queda es: “¿Habrá el peruano reincidido una tercera vez con el tema, pero desde Ohio?”… No lo sabemos, aunque quizás ya haya ocurrido y la información se encuentre en camino…

¿FIN?
Y este fin de semana!!!... Se viene "PATRICIO JARA VALDEZ, LA AMENAZA TRASANDINA _ Parte 1", acaso la más desgarradora historia conocida del Peruano Dorado!!... Dolor, tristezas, éxitos (?), fracasos, envidias e intrigas, todo en un relato que hubiera deseado escribir hasta el propio William Shakespeare

27 enero, 2008

La discoteca privada del Peruano Dorado

Muchos peruanófilos ya lo notaron -especialmente nuestra amiga Claudia Isabel (La Perla de Janis)-, otros tantos nos pidieron "Más, más!", al mejor estilo de Demian... Insaciables!!!.
Lo cierto es que para aquellos que no lo vieron, tenemos un nuevo espacio denominado "La Discoteca privada del Peruano Dorado".
La idea es llegar a conocerlo "más profundamente" a Demian, a fondo... Allí donde se enconde el gen peruano de este trotamundos ecuménico, embajador señero de la cultura latinoamericana, y tan entrañable personaje de la blogósfera...
La primer entrega -el peruano quiso denominarla así-, tiene 3 temazos...
RADIKAL PEOPLE, con "De Perú para el mundo", un rap estilo Molotov que te va a hacer explotar la nuca!!!...

WILLIAM LUNA, con "Ama Kirimaychu Mamita", una melodía deliciosa, cantada como los dioses!!!
GAITAN CASTRO, con "Cómo has hecho", la tercera canción de esta serie de encuentros mucicales con el Peruano Dorado, con unas flautas y pincuyos que te van a dejar con la boca abierta!!!
Y para aquellos a quienes no les guste la propuesta, también un par de temas elegidos por AlexB y yo, de Velvet Revolver y Van Halen.
Nos vemos en un par de días con la ùltima parte de "Hangar 18". Hasta pronto!!!

AlexB - Patricio

26 enero, 2008

Ferrante Kramer, y El Caso del Hangar 18 - Penúltima Parte

Demian se despidió del grupo, so pretexto que tenían que levantarse bien temprano para partir hacia la zona de los hangares. Los chicos del equipo asintieron, pero solo para conformarlo. Tenían otros planes... La noche recién empezaba, y Roswell era el sitio apropiado para tener un “encuentro cercano con personas del sexo opuesto”.

El “Roswell’s Bar” parecía ser el sitio indicado. El padre de Stuart lo había mencionado varias veces como un lugar de diversión, y eso despertó la curiosidad del resto del grupo.

Luego de una hora y media de viaje, los muchachos llegaron.

El famoso Bar terminó no siendo lo que esperaban, al menos desde afuera. Aún así, decidieron entrar y ver... Pero por dentro, la decepción fue mayor: una mesa de pool andrajosa, un par de motociclistas en cuero bebiendo sobre la barra, apenas unas mesas con un par de parroquianos esperando por mujeres, y la música de la moviola que hacía escuchar una pésima melodía sureña...

- “A dónde nos trajiste Stuart?”, gritó el líder de la yunta. “...Esto es una cagada, no hay siquiera un travesaño para voltearse!”, chilló para que todos lo escucharan... “Cuatro gatos locos, una música de mierda y esas fotos deprimentes sobre la pared de la época del orrr....!”.

No terminó de decir “orto”, cuando le pareció ver en una de las fotografías colgadas a alguien a quien conocía. Y así era, junto al que semejaba un enfermero o médico, aparecía Demian Ferrante Kramer. Debajo de la foto se podía leer: “... Ferrante Kramer es trasladado al Hospital .... ”.

Movidos por la curiosidad, el grupo de Los Rompe Huesos de Albuquerque comenzaron a hacer preguntas a los pocos presentes, y a obtener muchas respuestas. Todos conocían a Demian....

- “Ja, ja!!... A ustedes también les fue con un verso?... Acá vino a investigar allá por los años ’60 sobre Los 12 Majestuosos, y así le fue. Se llevó 12 regalitos el peruano ese!!”, sentenció Steve Palmer, un viejo borracho que siguió de cerca la historia de Demian por aquel tiempo.

La sorpresa de los muchachos fue tremenda. Habían confiado en un extraño y se sentían defraudados. Depositaron en él todas sus esperanzas de llegar a ser el mejor equipo de fútbol americano de la zona, y el muy crápula les había resultado un farsante. Solo quería volver a Roswell para continuar lo que no había concluido décadas atrás; nada le importaban los “Bone Breaker”.

- “Muchachos”, dijo el líder del team, “... Creo que ya sabemos lo que debemos hacer, no?".

Los 11 miembros del equipo movieron sus cabezas instintivamente, y como reflejo mecánico llevaron una de sus manos sobre sus genitales, como acomodándoselos para un acto de guerra.

La suerte del Peruano Dorado se estaba dando vuelta… Y con ella, probablemente su cuerpo, también…

Continuará…

24 enero, 2008

Ferrante Kramer, y El Caso del Hangar 18 - Parte 2

Lo único que querían aquellos chicos era jugar al fútbol americano, "... Qué mejor manera de presumir ante las chicas de la Universidad...", reflexionó Ferrante... "... Y qué mejor estrategia que ser uno más....", especuló, y se lanzó al ruedo...
- “Fútbol Americano!”, exclamó Demian, estaban todos dándole la espalda... “Soy muy bueno en eso!”, agregó.

Todos, sin excepción, se dieron vuelta. La situación había cambiado. “Los tengo...”, se dijo para sí; por dentro saboreaba su triunfo...

- “Y especialista en qué sos vos, jovato de mierda?”, lanzó el más desafiante de ellos, que bien podría ser el líder del grupo...

- “Fútbol Americano, lo que ustedes juegan... Y vos mocoso, sabés algo de fútbol americano”, reclamó Ferrante en claro desafío...

Una silbatina, gritos y provocaciones de fondo, comenzaron a generarse, propiciando el escenario ideal para una batalla... Sin embargo, no la hubo. El joven líder del grupo pareció bajar un cambio, y estar dispuesto a escuchar al Peruano Dorado.

- “Decime, y qué podemos aprender de vos, sabelotodo?”, volvió a la carga el cabecilla…

- “Mucho, pero lo mío no es para cualquiera.... Tengo jugadas inéditas, estrategias jamás vistas, que pocos saben.. Y no quiero que cualquiera saque provecho de algo que me costó años construir”, y se despachó con una fábula que tenía por único objetivo llegar al punto que él quería...

- “Ustedes me caen bien, muchachos”, sentenció el Peruano Dorado... “Pero estas son mis condiciones, si quieren que los entrene... Primero, practicar en un lugar alejado, escondido de la vista de la gente... Aquellos galpones que están a una 100 millas de aquí, en Roswell, serían ideales para encerrarnos y tener nuestras prácticas... Aunque no creo que ninguno de ustedes sepa cómo acceder al lugar, no”, bramó desafiante, haciendo hincapié en la última frase…

- “Yo sé como!”, dijo uno... “Mi padre es militar de rango, y puedo entrar sin problemas a los hangares”, agregó, y le contó al grupo que ya nadie le daba importancia a aquel lugar más que para sacarle dinero a los turistas.... “No hay OVNIS ni marcianos... Mi papá dice que están en otro lado...”, reafirmó el hijo del oficial....

Demian se babeaba de la emoción. En un tris había logrado su cometido. Apenas una mentira, un ardid, y los había embaucado... En aquellas ocasiones el Peruano Dorado se preguntaba “.. Como podía haberle ido tan mal en la vida con tanto talento”. No obstante, no encontraba respuestas.

Pero, había un grave problema... Ferrante Kramer no tenía idea de cómo se jugaba al Fútbol Americano. Y era un tema muy sensible, ya que llegaría el momento de “mostrar todo” y no tendría nada para deslumbrar al grupo.

Los chicos del equipo, los “Bones Breaker de Albuquerque” (Los Rompe Huesos de Albuquerque), estaban ansiosos de que Ferrante comenzara con su “coaching”. Entretanto, Demian, zafaba con cualquier excusa dilatando la cuestión. Siempre los condicionaba a hacerlo en la zona de los “hangares”.

Estuvieron así por varios días, hasta que apareció Stuart, el hijo del militar, con la sorpresa de que disponían del lugar a su antojo... “Los hangares son nuestros”, dijo, blandiendo en su mano un manojo de llaves... Eran más de 50!... “Se las robé a mi padre”, bramó como poseído, mientras todos festejaban.

Pero el que más feliz estaba era Demian. Esta vez había llegado. Estaba a punto de dilucidar la verdad de “Roswell”.

- “Dame el manojo, nene, es mejor que lo tenga yo”, mañana, si no llueve, comenzamos con el entrenamiento.

Stuart le arrojó las llaves, y Demian por poco se desnuca tratando de amarrarlas al vuelo. Eran pesadas, y todas numeradas. Las ojeó a la pasada, y la vio: “18”, decía una, la última de ellas, y parecía brillar más que las otras, aunque era solo en su imaginación...

Continuará...

23 enero, 2008

Ferrante Kramer, y El Caso del Hangar 18 - Parte 1

A pesar del espantoso desenlace que había tenido su participación en el recordado affaire de “Los 12 majestuosos”, Roswell y los OVNIS no eran temas cerrados para Ferrante Kramer.

Nos atreveríamos a decir que su gusto por el asunto creció a partir de aquel incidente. Sus detractores ironizan sobre ello diciendo que “... El peruano se guardó bien adentro el secreto”... “12 secretos, para ser precisos”, agregan, entre socarronas sonrisas y comentarios banales sobre su cuestionada sexualidad.

La cuestión es que, haya sido cierto o no lo que se dice sobre el Peruano Dorado y su fracaso inicial en la investigación sobre los “Majestuosos 12” (The Majestic Twelve), Demian siguió adelante para encontrar la verdad que lo desvelaba: “Había caído realmente una nave extraterrestre en Nuevo México?”.... “¿Y cómo se decía... Estaba guardada en el Hangar 18?”.

Para obtener respuestas, Demian sabía que tendría que volver al lugar. No tenía otra alternativa.... Pero era demasiado conocido allí como para pasar inadvertido. Especialmente en el hospital, donde lo habían atendido por las innumerables fisuras sufridas. En Roswell, Demian sabía que no era bienvenido.

El asunto, entonces, pasaba por encontrar una base de operaciones cercana, un punto no muy alejado de Roswell. “Y que mejor que Albuquerque, distante apenas a unas 100 millas del lugar donde había caído el platillo”, especuló, dispuesto a jugarse una vez más por aquella asignatura pendiente.

Un aviso publicado en un diario, solicitando los servicios de un “Hombre para limpieza” para desempeñarse en la Universidad de Nuevo México, sita en essa ciudad, resultó decisivo en su decisión de regresar. Imaginó que era el empleo ideal para continuar con su tarea comenzada casi 20 años atrás. “En las ropas de un trabajador común y vulgar, voy a pasar desapercibido para todo el mundo”, se convencía de ello al releer el anuncio de trabajo. Aunque habría bastado que se disfrazara de él mismo, si hubiese querido que nadie lo reconociera. Algo que le costaba admitir, y por lo que quería su revancha...

Sí, íntimamente Ferrante sabía que una buena historia como la del “Hangar 18”, llena de intrigas, encubrimientos, traiciones y ligada al gobierno de los Estados Unidos, haría saltar la banca en el mercado literario yanqui. Sus años allí, le habían servido para tener una clara radiografía del americano medio, de lo que llamaba su atención. Por eso Demian no escatimaba al tomar riesgos, estaba decidido a todo con tal de lograr fama y notoriedad con un gran best seller.

Y su desesperación no era para menos... Habían transcurrido ya casi dos décadas desde su anterior vivencia, y los años parecían pasarle a la velocidad de la luz “...Las oportunidades se le estaban acabando”. Era un individuo con más de 50 años de edad, con innumerables libros que nadie había leído; si no pisaba el acelerador de la historia, nadie lo registraría jamás.

Decidido como pocas veces antes, Ferrante se presentó en la Universidad. Cómo habrá sido su determinación por obtener el puesto -se preguntan hasta hoy sus biógrafos- , que antes de traspasar la puerta de la oficina del Rector de la Universidad, Demian ya tenía puesta la ropa de trabajo, y se dirigía presto a cumplir con sus tareas, balde y lampaso en mano. A partir de allí, solo le quedaba recorrer la mitad del camino, lo sabía.

Quedaba simplemente volver a atar cabos; esta vez, desde Albuquerque.

Así fue que puso en práctica su plan, apelando a su seducción. Debía rápidamente entablar amistad con alguien para iniciar la “cadena de información” -como solía llamarla-, una especie de red de contactos. Sabio, como lo era toda vez que la situación lo requería, se dirigió al Centro de Estudiantes “Epsilon – Omega”, más precisamente a un grupo dedicado al Fútbol Americano... Al menos eso parecía por sus ropas abultadas y protecciones para caídas y golpes....

- “Hola chicos, soy Demian... Demian Ferrante Kramer, el de la limpieza”, exclamó sonriendo, al tiempo que extendía su mano al que parecía el líder de la agrupación.

No fue correspondido. Demian debió bajar su mano, restando importancia a la descortesía, e insistiendo con su amabilidad...

- “No quisiera molestarlos, sé que están ocupados... Se preguntarán qué puede querer un simple operario de limpieza como yo, no?

La respuesta fue unánime: “No, no nos interesa que puede querer un pobre tipo como vos... Y andate, no tenemos monedas!”, respondió uno de ellos, mientras los otros remarcaban sus palabras o proferían otras como “Roñoso”, “Imbécil”, y hasta “Latino topu”...

Ferrante, por primera vez acusaba preocupación... La cosa no venía tan fácil como había pensado. Las dificultades para socializarse entre aquella “gente rica”, crecían en la medida que avanzaba. Conseguir información o pruebas así, era casi imposible. Debía llamar la atención de alguna manera. Su tradicional “magnetismo animal” ya no funcionaba.

Entonces se le ocurrió una idea genial....

Continuará....

20 enero, 2008

¿Rally de burros?

La noticia pasó desapercibida para muchos, pero no para la Fundación Ferrante Kramer, que tiene entre sus tantas labores relevar la actividad del Peruano Dorado en todo el mundo.

Conmovidos aún por la muerte de Bobby Fischer –con quien Demian mantuvo un encuentro en su venida a la Argentina a principios de los años ’90 (Ver nota AQUÍ), y en la búsqueda de información nueva sobre las andanzas del peruano, Liberatti, Ferreyra y el escribano Penetieso, se sumergieron de lleno en un cyber de Villa Martelli…. Habían recaudado las mensualidades atrasadas de un par de socios morosos de la Fundación, y obtenido algún dinero como para enfrentar unas 5 horas de navegación en Internet.

Fue Ferreyra el que por casualidad halló la noticia, cuando por error, e indagando sobre la vida del fallecido genio del ajedrez, cargó la palabra “rally” en lugar de “bobby”.

- “Muchachos, miren esto, por favor!”, gritó dentro del local.

Tanto Liberatti como Penetieso se acercaron, al igual que media docena de chicos que estaban dándole sin piedad a algunos juegos online o chateando con amigos.

- “Es el peruano, es Demian!”, bramaba Artemio, emocionado al ver la cara de su viejo héroe, del que hacía casi un mes no tenían noticias.

- “Sí, es él, no cabe duda”, agregó Walter, un poco fastidiado por no haber sido él, el del hallazgo, y comenzaron a leer la nota con la clara intención de hacérnosla llegar hoy mismo para subirla al Blog.

Pero lo más llamativo, era que la prensa había reporteado a algunos de los participantes de la gesta hípica, y entre ellos se encontraba el Coloso de Tumbes

Reproducimos el texto completo de lo publicado por el Diario “El Reporter de Villa Clavero”, prestigioso medio local de Córdoba…

“… Y le preguntamos a uno de los participantes, Damián (1) Ferrante Kramer:

P: ¿Qué se siente al montar un burro?, y nos respondió:…
R: “Esteee… Es una sensación extraña, como si ésta no fuera la primera vez. No sé, pero todo esto me parece muy familiar”…

Y continuaba el reportaje:

P: “… ¿Sabe que su burro se llama Pancho, y es de Cura Brochero?...
R: “… ¿Pancho, pancho… No, no sabía?”, manifestó extrañado…

P: “¿Se va a anotar para la próxima competencia, sabe que es en la Isla Martín García?... R: “Esteee…. ¿Otra carrera de burros, Pancho, en la Isla de Martín García?... Disculpe, yo me bajo acá, en ésta no me agarran!”,

Y el caballero se retiró, como si hubiera visto un fantasma…”

Indudablemente era Demian. Quizás haya sido un oportuno “dejavú” el que le salvó la vida esta vez.

La noticia cerraba comentando que algunas famosas como Evangelina Anderson y Anita Martínez, del elenco Planeta Show que está de temporada en Villa Carlos Paz, le habían encontrado la vuelta al burro y que finalmente corrieron un "prime" especial junto al intendente y otras personalidades de la zona.

Nada del Peruano Dorado, ni una mención a su catadura artística. Solamente ese fugaz “interview”, relevado con errores ortográficos, como si fuera un Don nadie.

(1). No es la primera vez que llaman al Atila peruano “Damián”. Es un error en el que incurren la mayoría de las personas que no lo conocen, o sea casi todo el mundo.
PROXIMAMENTE, EL PERUANO DORADO EN:
- Patricio Jara Valdéz, la amenaza trasandina
- Ferrante Kramer y el caso del Hangar 18

19 enero, 2008

2008: El año Ferrante Kramer

En un primer momento pensamos que era una broma de algún allegado. Tenemos que reconocer que la insistencia de las consultas de personas conocidas nos hizo entrar en dudas más profundas. Es más, hasta recibimos llamados telefónicos de algunos medios gráficos del exterior intentando confirmar la noticias.

De ahí en más, nos dimos cuenta que estábamos frente a algo definitivamente grande. Si bien nadie en la Fundación DFK nos pudo informar algo que nos diera un poco de certeza sobre este tema, sabemos a ciencia cierta que desde Dinamarca, un grupo de fervientes admiradores del Peruano Dorado, entre los cuales se encuentra el príncipe Joaquín, hijo menor de la reina Margarita II y hermano del príncipe Frederick, heredero del trono de dicho país , se encontraría promoviendo un reconocimiento internacional para Demian Ferrante Kramer, nombrando el año que acabamos de iniciar como el “Año Internacional del Peruano Dorado”.

Nosotros mismos nos sorprendimos de leer declaraciones del príncipe Joaquín -quien se ha puesto como referente de esta movida internacional- al diario Ekstra Bladet de Copenhague (cuya página web se reproduce en esta entrada) defendiendo acaloradamente al peruano: "Este año -declara Joaquín- a los 75 años del natalicio de este hombre que tanto hizo por la cultura a nivel mundial, nosotros consideramos que la mejor forma de festejar su vigencia es decretar el 2008 como su año".

A simple vista, tal vez este joven integrante de la familia real se sienta identificado por la imagen del peruano, al ser también él, hermano menor de un hombre poderoso que sin duda alguna lo opacará toda su vida. Sinceramente, este rebuscado razonamiento psicoanalítico es el único que se nos ocurre para tratar de explicar cual podría ser el motivo que une al número dos en la línea de sucesión de la monarquía mas antigua del mundo, con el número uno de los perdedores de Latinoamérica.

Señores, el tema -increíble de por sí-, ya esta planteado y los tendremos al tanto a medida que vayamos teniendo más novedades.

AlexB - Patricio
Los autores del Blog

17 enero, 2008

El extraño caso de Abel Moreau - Última Parte

El libro de H. G. Wells se le apareció de pronto al peruano. El parecido del argumento de La Isla del Dr. Moreau, con lo que estaba viviendo era asombroso. No pudo contenerse…

- “Sabe usted Dr. Moreau que hay un libro de un escritor famoso, H. G. Wells, que cuenta una historia fantástica que bien podría ser ésta… Se llama La Isla del Dr. Moreau. Qué casualidad, usted lleva el mismo apellido, es doctor, y estamos en una isla, no?”, dijo a modo de comentario de paso Demian, como esperando una respuesta que pusiera fin a su imaginativa especulación. Pero no fue así.

- “Sí, sabía de él, Moreau, el del libro fue mi abuelo”, respondió, y bastó para que el impúber Ferrante entrara en pánico.

Demian observaba los animales tras el vidrio, y no podía identificar a ninguno. Si bien no era experto en zoología, conocía lo básico de su país. Aquello que veía distaba mucho de lo conocido.

Pero lo peor de todo era que algunos especimenes no podían siquiera caminar. Se arrastraban, lo que los hacía ver como verdaderos monstruos.

- “Dr. Moreau, usted me dijo que curaría a mi perra y…”, no lo dejó terminar.

- “Mira, allá está tu Fami”, dijo, y Demian vio a su mascota más sana que nunca, tras el vidrio (1). Fami parecía querer romper el cristal para estar junto al peruano, parecía desesperada por estar junto a él. Saltaba frenéticamente y ladraba sin parar…

- “Por qué no vas, hijo”, y nuevamente eso de llamarlo “hijo”, que lo ablandaba… “No ves que está loca por verte!”, sentenció Moreau…

- “Sí, dígame por dónde entrar… Y gracias doctor, y perdóneme por desconfiar de usted”, señaló el peruano, no sin mostrar un poco de vergüenza.

Demian ingresó a lo que parecía un laboratorio; la puerta se cerró tras de él. El lugar estaba lleno de esos animales que desconocía. Fue cuando sintió que su perra se abalanzó sobre él, pero no pareció tranquilizarse con el abrazo fuerte que le dio. Miraba frenéticamente a todos lados, profiriendo ladridos a diestra y siniestra… Temblaba como una hoja…

- “Cálmate Fami, no pasa nada, estás conmigo, está todo bien, ya nos vamos”, le dijo Demian al oído, e hizo señas a Moreau para que le abriera la puerta.

Moreau parecía no verlo ni oírlo. Estaba de brazos cruzados, como observando, igual que cuando en el muelle. El peruano repitió sus señas, pero nada pasó. Entretanto, Demian vio como del otro lado del vidrio, otras personas que desconocía se ubicaban junto a Moreau, preparándose como para un espectáculo…

En ese instante el pequeño Ferrante Kramer se percató de lo que estaba ocurriendo a su alrededor. Casi un centenar de animales inclasificables zoológicamente, lo iban rodeando restringiéndole el espacio… De cerca pudo ver cuál era la deformidad que no les permitía a esas criaturas más que arrastrarse. El tamaño de aquellas protuberancias era tremendo… Fue cuando recordó el nombre de la embarcación que lo había llevado a la isla: “Gomón, gomón se llamaba!... Ay, Dios, la que me espera!”, murmuró, y se dejó caer. Era inútil hacer frente a todo eso.

Meses después, una denuncia interpuesta por Doroteo Ferrante Kramer ante la desaparición de su hijo Demian, y una investigación de las más resonantes en el país hermano, pusieron fin al accionar de la “Banda del Dr. Moreau” y a lo que se conoció como “El caso de los reproductores rastreros” (1)

Fue el comienzo en Latinoamérica de lo que se conoce hoy en día como “manipulación genética”. Centenares de animales fueron sacrificados en aquella isla para los propósitos inconfesables de Moreau y su gente, especialmente “burros”, la especie más afectada.

(1). Fami fue recuperada junto con Demian en perfecto estado. Se rumorea que regresó embarazada de la isla, pero jamás pudo comprobarse el hecho. Fue sacrificada al poco tiempo, ya cuando el Peruano Dorado se encontraba en U.S.A.
FIN

15 enero, 2008

El extraño caso de Abel Moreau - Parte 4

Una silueta de guardapolvo blanco –tan blanco como el pelo del conductor- los estaba esperando en el muelle. De brazos cruzados, parecía observar la entrada del bote con expectación, como si fuese un acontecimiento mayor…

- “Yo me encargo de la perra, tú ve con el doctor”, ordenó el guía. Demian no quería separarse de Fami, pero las cartas estaban echadas. Estaba del otro lado de su patria, vaya a saber uno en qué punto del mapa, siquiera si era Perú…

- “Esteee… Por favor, cuídela!.... Es lo que más quiero en la vida!”, suplicó el pequeño Demian. Nuevamente la sonrisa sardónica del conductor se dejó ver; a esa altura, Demian sabía que nada bueno estaba por sucederle, una sensación que no lo abandonaría el resto de su vida.

- “Oh, pero a quién tenemos acá??... El joven impaciente que no podía esperar por su perra!”, fue lo primero que dijo Moreau, a modo de descortés bienvenida. Demian captó al instante su ánimo…

- “Disculpe, doctor, pero yo ya estaba por irme de su clínica cuando su secretaria me dijo que atendería a mi perra Fami”, articuló Demian, a modo de excusa.
- “Sin embargo, no fue eso lo que me dijo mi asistente… Me contó que eras el hijo de alguien importante y que si no te atendía irías con la policía y no sé qué otra cosas más…”, recriminó visiblemente ofuscado el galeno.

- “No, señor, yo dije eso para que me prestaran atención y curaran a mi perra, nada más!... No soy nadie, siquiera en mi familia me tienen en cuenta. Somos 4 hermanos gemelos, igualitos... Paso desapercibido”, balbuceó Demian

No fueron piedad ni compasión lo que reflejaron los ojos del Dr. Moreau luego de oír la confesión del pequeño infante. A decir verdad, su rostro semejaba mucho más al de un corsario frente a su botín…

- “Ah!!... Mentiroso, el chiquitín (1)”, exclamó Moreau… “Ven pasa, voy a mostrarte lo que hago. Curaré a tu perra, te prometo… Pero vas a hacerme un favor antes… Favor con favor se paga, no es así, hijo?”, agregó…

La palabra “hijo”, tal el término con el que Moreau se dirigió a él, produjo en Demian un singular shock. No estaba acostumbrado a que lo llamaran así. En su hogar, habitualmente era “el imbécil”, “pelotudo, sal de aquí”, “nabo, plancha la ropa”, “bobo, destapa el inodoro!”… O el preferido de su hermano Dionisio: “Blando de mierda!.”

- “Dr. Moreau, cuente conmigo para lo que quiera. Si usted sana a mi mascota, yo seré su fiel servidor”, exclamó el peruano.

- “Sí, no me cabe duda que me vas a servir”, devolvió Moreau, “Me serás de invalorable ayuda”, dijo, mientras hacía pasar a Demian a una habitación extraña, que por su aspecto parecía ser un sitio de máxima seguridad…

Sin que Demian siquiera se percatara de ello, Moreau oprimió un botón, y una pared metálica se levantó. Tras ella, un vidrio, y más allá decenas de animales que el peruano desconocía. Todos ellos tenían una particularidad, y no era el color del pelo….

Continuará…

(1). Se cuenta que la frase del Koh-i-noor, “Poderoso, el chiquitín” es de autoría del propio Moreau, quien dedicó sus días en prisión a trabajar para un amigo argentino que tenía una agencia de publicidad

13 enero, 2008

El extraño caso de Abel Moreau - Parte 3

“Clínica Veterinaria y Científica Dr. Abel Moreau”, rezaba el cartel ubicado en la fachada de una lujosa casa del centro limeño. Demian sonrió. Se sintió más seguro, había llegado. Sin embargo, el mal aspecto de Fami, hizo que apresurara su paso y casi ingresara si pedir permiso…

- “Quiero ver al Dr. Moreau, mi perra se está muriendo!”, bramó Demian; su ojos estaban desorbitados, y jadeaba por el cansancio, o quizás para no ser menos que su perra.

- “Lo siento, el Dr. Está en la isl…. Está ocupado, atendiendo en otro consultorio; debería venir dentro de unas horas, si no…”… La secretaria, se deshacía en explicaciones, pero Demian no las escuchaba, estaba fuera de sí…

- “Mire, escúcheme, quiero que el doctor atienda a mi perra ya!!... Caso contrario esto se va a saber, y acá va a arder Troya… Usted no sabe quién soy yo ni quién es mi padre!...”, amenazó el pequeño Demian, en un intento vano de obtener alguna ventaja, aunque en el fondo se sabía perdido…

No obstante, algo sucedió… La expresión de la secretaria cambió de súbito. Aquella Clínica ocultaba algo, y el peruano había dado en el clavo por pura casualidad…

- “No, niño, espera!... Siempre hay una solución ante un caso de vida o muerte, no te exaltes ni llames a nadie!”, intentó calmarlo mientras levantaba el tubo del teléfono… Demian vio que la balanza se estaba inclinando a su favor, y esa era bueno.

- “Doctor” -se escuchó decir a la recepcionista- “… Sí, ya sé que me ordenó no molestarlo, pero aquí hay un niño “desesperado”, con su perra enferma, que creo que usted debe ver… Más allá de lo que piense en este momento, creo que va a estar de acuerdo con que vayan hacia allí”, sentenció.

Demian se sintió un triunfador; ni Dionisio hubiera estado tan bien en una situación así; estaba orgulloso, se sentía “UN HOMBRE”, con mayúsculas!...

La asistente del doctor indicó a Demian que tomara a su perra y lo acompañó hasta la puerta trasera de la clínica. La misma lindaba con un canal interno que desembocaba en el Río Rimac.

Grande fue la sorpresa del peruano cuando vio que a los pocos metros se encontraba amarrada una extraña embarcación; había visto una igual en una revista… “Cómo era que se llamaban estas cosas… Canoas, kayak??… Como era que se llamaban?”, se preguntó para sí en medio de su asombro. Subió sin decir palabra.

El conductor arrancó raudamente… “El Doctor los está esperando”, fue todo lo que dijo. No se escuchaba otra cosa que el sonido del agua golpeteando sobre el bote.

“Qué tipo raro”, reflexionó Demian… Aunque más que su laconismo, lo que llamaba la atención del peruano era el color del pelo del guíaParecía no pertenecerle, era totalmente blanco, cuando su piel todo lo contrario: negra por donde se la mirara… Y no pudo contenerse.

- “Disculpe, señor, pero estaba observándolo y me llamó la atención el color de su cabello… Es absolutamente blanco y no tiene nada que ver con el resto de su cuerpo… Es algo que viene de familia?”

El conductor de la nave lo miró con desdén, y con una sonrisa obligada en los labios le respondió: “Sí, de familia, como todos los que somos de allí”.

Demian agradeció la respuesta con un gesto, pero prefirió cerrar la boca el resto del viaje. El morocho de pelo blanco parecía no tener ganas de hablar con nadie, y menos responder preguntas tan indiscretas.

Mientras se arrepentía de su falta de tino, a lo lejos Demian avizoró lo que parecía la costa. Pero… ¿Se había desorientado?... ¿Habían salido hacía una hora y regresaban al mismo lugar del que habían partido…?. No entendía nada, y decidió preguntar…

- “Disculpe nuevamente, señor… Pero, estamos volviendo a Lima?... No era que íbamos a llevar a sanar a mi perra Fami?”, replicó el peruano, algo molesto…

- “Sí, muchacho, vamos a tratar a tu perra… Pero no es Lima, es la costa de la isla…”

- “Ah… Es una isla donde vamos?”, exclamó interrogativamente Demian.

- “Sí, la isla del Dr. Moreau”, le devolvió el negro, acariciando la cabeza del pequeño Coloso con ternura.

Demian se sintió más tranquilo. Su anfitrión de viaje se mostraba más amable. Fue en ese momento que se percató de lo que le había dicho segundos antes: “Sí, la Isla del Dr. Moreau”…. Y comenzó a temblar.

Continuará…

11 enero, 2008

El extraño caso de Abel Moreau - Parte 2

Además de ser “... Mi novia”, como solía Demian llamarla, Fami era intocable… Demian velaba más por ella que por su familia. Quizás porque había depositado en aquel animal mucho más que la confianza que se le da a un amigo… Acaso por haber pasado más de una noche de invierno, acampando en Huasago en su compañía… Vaya uno a saber porqué, cual era el punto de convergencia entre ambos, lo cierto es que Fami era su mundo…

Y no estaba dispuesto a ponerla en manos de un demente… Aunque en el fondo, Demian sabía que no era más que una casualidad que el nuevo veterinario de Tumbes se apellidara igual que aquel sinistro personaje de H.G. Wells“… No sé, me da no se qué”, se decía el pequeño Demian a sí mismo, y por eso prefirió poner él manos en el asunto….

- “Maaaa…. Yo voy a llevar a Fami al veterinario, yo me encargo”, acusó Demian, ante la clara oposición gestual de sus padres; aquellas caras lo decían todo.

- “Otra vez con esa perra, Demian?... Es un animal, entiendes??.... Tú debes estar en compañía de chicos, y especialmente de chicas, chicas!!!… No veo que andes con ellas!”, exclamó Doroteo…

- “Otra vez la misma perorata”, pensó Demian, y se retiró sin decir más... El pequeño Ferrante estaba cansado de oír siempre lo mismo. Al final, qué había de malo en pasar el tiempo junto a Fami, qué había de malo en ello se preguntaba el impúber peruanito… Siquiera por su mente pasaba lo que sí por la cabeza de sus padres… Lejos estaba del Demian escritor y maestro de la lengua en ciernes imaginar que sus progenitores veían en aquella relación algo perverso, macabro, pecaminoso…
Con un valor pocas veces visto en un niño, Demian tomó a Fami en brazos, la puso en la canastilla de la bicicleta de Dionisio, y se dirigió a la clínica de Abel Moreau, el galeno homónimo del personaje de Wells.

Pedaleando bajo un sol de mil demonios, Demian devoraba kilómetro tras kilómetro en el biciclo de su hermano (con la misma fruición con la que devoraría años más tarde kilómetros de otras cosas).

Y no era para menos, se estaba desesperando... El mal aspecto de Fami, que empeoraba minuto a minuto, le estaba minando sus nervios.

- “No veo la hora de llegar!... Dios mío, ayúdame a salvar a mi perra amada!... Haré cualquier cosa con tal de verla sana y salva, lo prometo!”, gritaba el peruanillo a los cuatro vientos; no había nadie más en aquella ruta pedregosa, solo él y su querida mascota.

Algunos cultores del Peruano Dorado, que saben de esta anécdota de su vida, sostienen que su religiosidad, y los primeros trazos de La Biblia Peruana se pergeñaron en aquel trayecto….

Continuará…

09 enero, 2008

El extraño caso de Abel Moreau - parte 1

El libro de H. G Wells, “La isla del Dr. Moreau”, es una de las obras más leídas del inigualable escritor inglés, y posiblemente una de las mejores junto con “La guerra de los mundos”, “El hombre invisible” y “La máquina del tiempo”.

Escrita en 1895, concitó la atención de un público ávido de historias nuevas, revolucionarias, sorprendentes, que alimentaran la imaginación popular ante la inminente llegada del siglo XX.

Según afirman biógrafos del Coloso Peruano, “La Isla del Dr. Moreau” fue el primer libro que llegó a manos de Demian, aquel día en que tomó contacto con los libros en la casa de su abuelo, cuando una biblioteca se le cayó encima.

Quizás haya sido ese antecedente el que terminó sellando su vida como escritor, es muy probable. Como también lo es que haya agitado su curiosidad, aquella tarde, en la que escuchó el nombre de Abel Moreau por primera vez ...

Tumbes, enero de 1952. Tan solo unos meses antes de la partida de Demian hacia Estados Unidos.

- “Felisa, has llevado a Fami al veterinario?... Mira que no la veo bonita como todos los días... Algo le pasa a la criatura”, escuchó Demian que su padre, Doroteo, le preguntaba a Felisa, su madre...

- “No, no pude, mi amor.... Además, creo que se ha mudado lejos, a Lima. Pero me han dicho que hay una persona nueva en la ciudad, médico o científico, muy respetado... El Dr. Moreau, sabías de él?", replicó Felisa...

La jarra de limonada que Demian llevaba en sus manos se precipitó al escuchar aquel nombre. El recuerdo de la obra de Wells, que tanto lo aterrorizara de niño, lo había shockeado...

- “Demian!!...Siempre el mismo pelotudo!!... Qué te pasa, blandengue?... Ya ni fuerzas tienes en esos brazos??... Blando de mierda!!”, recriminó su padre, quien se precipitaba a retirar los vidrio rotos que había dejado el destrozo del peruano.

- “Perdona, paaa!!... Se me escapó”, quiso justificarse el pequeño coloso, pero ya era tarde. Las miradas acusadoras de sus progenitores, y la perorata continua de Dionisio en su contra, no le daban espacio más que para una retirada humillante.

Demian, partido en llanto, se retiraba de la sala, entre los insultos de sus padres, y la sonrisa entre dientes de su hermano, que lo odiaba tanto...

La vida en la posada de los Ferrante Kramer era insostenible. Debía marcharse, lo sabía... No había lugar para él. Ese día comenzó a pensar en la partida definitiva.

No obstante, no podía sacarse de la cabeza lo que habían conversado sus padres antes del incidente de la jarra.

¿Iban a llevar a Fami, -su perra amada- para que la revisara un desconocido?... ¿Y para colmo se llamaba Moreau, igual que el loco personaje de H. G. Wells?

- “Yo me voy a encargar del tema”, sentenció Demian para sí, “Fami no va a ningún lugar si no es conmigo!”.

El Peruano Dorado estaba decidido a todo...

Continuará...