Mucho se ha hablado a lo largo de la historia de Ferrante Kramer, de internas familiares que durante más de veinte años fracturaron la relación entre Demian y sus hermanos. Poco se sabe además, de una interna que hubo siempre entre ellos. Los detractores de Ferrante Kramer la atribuyen fundamentalmente a diferencias evidentes que hacia Doroteo Ferrante Kramer entre sus hijos Duillo, Dionisio Danilo y Demian.
En las épocas de juventud, Demian era acusado de “blando” (1) por su padre, lo cual provocaba la risotada grupal en todo momento. Demian se recluía en la sala de planchado de la finca familiar intentando desentrañar el motivo de esa humillación. Eso, sumado a que su madre, por momentos y en forma inconsciente se refiriera a él nombrándolo “Diana” no terminaba de resultarle una situación cómoda de sobrellevar.
El punto máximo de esta tirante situación se registró cuando Demian cumplió 18 años. Esa mañana del 5 de octubre de 1951, despertó con toda la familia a los pies de su cama con un enorme paquete blanco con un moño lila…todos al unísono gritaron “feliz cumpleaños”!!!!! Demian se sobresaltó!!!. Abrió el paquete entusiasmado. Su corazón explotaba… pero al retirar la tapa… la desilusión: acomodado entre almidón descansaba un vestido de seda blanco con tul en la falda. Felisa (su madre) le dijo con voz dulce: “…esperamos que te guste”.
A la mañana siguiente Demian –ofendido con toda su familia- partió a Europa sin despedirse, en busca de nuevos rumbos para su vida.
Los años pasaron, el reconocimiento internacional golpeó la puerta de Demian, pero el más allá de todo mantenía ese resentimiento juvenil y en 25 años jamás volvió a marcar el teléfono de la casa de sus padres. Sus hermanos, transformados posteriormente en poderosos empresarios peruanos de sectores de servicios e infraestructura en Perú, nunca parecieron reparar mucho en que Demian los ignorara, es más, al referirse a el, lo menospreciaban diciendo: “…ese blando (2) de mierda resentido culo roto”
Pero como reza el dicho popular, el tiempo cura las heridas. El 6 de febrero de 1985, Fanny Mandelbaum, (conocida periodista argentina, amiga entrañable de la familia Ferrante) organizó una fiesta familiar para festejar que, luego de una serie de éxitos laborales, podía mudarse de tres ambientes en Villa Crespo, a una casita en la calle Forest en Belgrano. Duillo, Dionisio y Danilo –como se dijo, importantes empresarios Peruanos- se encontraban en Argentina acompañando una comitiva comercial en una visita Oficial del presidente Alan García y no dudaron aceptar la invitación de Fanny y fueron a llevarle un potus y desearle suerte en su nueva vivienda.
Demian, que había recalado una vez mas en Argentina, vio en una revista paparazzi que pudo ojear medio de prestado en la estación Malabia de la línea “B” la noticia de la mudanza de Fanny, y recordando la buena relación que había tenido con ella en su juventud (hacia mas de 40 años que no la venia ni sabia nada de ella), decidió acercarse hasta la residencia de la periodista, dudando si ella lo iba a recordar, pero sintiendo un llamado que no pudo explicar.
Llegó antes que sus hermanos y si bien Fanny en principio lo confundió con Duillo Ferrante Kramer, cuando supo que era Demian le dijo "¿Qué haces aca…? Bueno…ya que viniste, pasá y servite algo", mientras daba la bienvenida a su casa al gerente de la sucursal de la Fábrica de Pastas La Juvenil que está en Pampa y Superí.
Finalmente el encuentro se produjo… Demian cara a cara con sus hermanos (que aún tenían el potus de fanny a cuestas). El único que atinó a hablar fue Dionisio…"¿Qué haces acá blando (3) de mierda?"
Dicen que hubo pocas palabras entre ellos esa noche. Poco se supo de lo que se dijeron, pero al menos…los hermanos se habían unido una vez más. No hay registros certeros de que ese encuentro se haya vuelto a repetir nunca más.
(1). Gay
(2). Puto
(3). Trolo