22 octubre, 2009

Ferrante Kramer y el "Tantra" - Última Parte

Demian no entendía nada, pero al ver la numeración y la calle se dio cuenta que el destino le había regalado algo grande una vez más…

- “Tapiales 2503… Uia!!!... “Respuesta Tántrica…. ¿Y usted debe ser el Maestro, no?”, exclamó Demian sorprendido…

El hombre vestido de blanco asintió con la cabeza y solo dijo “Donovan, para servirte”.

Nuevamente un milagro visitaba la casa del Peruano Dorado. Instantes atrás había decidido tirar la toalla, pero la campana había sonado a tiempo… Tenía otro round.

Donovan apoyó su mano sobre el hombro de Demian, y lo condujo hacia el interior de la casona. Mientras caminaban, no dejaba de observar al Peruano en ningún momento, parecía fascinado. Entretanto, con su otra mano, jugaba con la cabellera de Ferrante a modo de “peine”, como lo hacen los piadosos con aquellos que necesitan paz y sosiego…

- “Como te dije, hermano mío, te estuve observando unos minutos a través de la mirilla; me bastaron para darme cuenta que estás vacío, que necesitas ayuda, una sanación interior que yo puedo brindarte”, sentenció con autoridad el gurú de Olivos.

Sin saber bien porqué, Demian sintió confianza en aquel hombre. Su instinto le decía que sabía bien de qué hablaba, y que era un experto en cuestiones íntimas y profundas. Hablaron por largo rato. Parecían encantados el uno con el otro, como si se conocieran de toda la vida.

Demian hasta llegó a pensar que habría sido de su vida si lo hubiera conocido mucho antes… “Maestro, creo que debí haber venido hace mucho tiempo”, repetía a cada momento. Donovan no hacía más que apretar fuerte las manos del Peruano cada vez que recibía un halago suyo.

- “Maestro, estoy en sus manos… Quiero ser parte de esto. Usted me inspira confianza. Haga lo que tenga que hacer y muéstreme la inmensidad del Tantra”…, dijo Demian, arrojándose sobre una especie de camilla de las que utilizan los psicólogos…

La absoluta decisión de Demian de entregarse por completo pareció sorprender a Donovan. Quizás no esperaba una resolución tan abierta de Demian, pero vista la situación, comenzó a trabajar sobre él, con técnicas desconocidas para el Peruano, donde las manos del Gurú desempeñaban un rol casi decisivo sobre el cuerpo de Ferrante.

Demian estaba ansioso por encontrar respuestas. Quería sentirse distinto, renovado. Quizás esperaba que Donovan impusiera sobre él alguna “magia” rápida que lo sacara de su estado depresivo y lo devolviera al ruedo de las letras, como en sus épocas de gloria. Pero lo mataba la impaciencia…

- “Siga, Maestro, páseme toda su energía… Usted puede, usted sabe!”, repetía Demian insistentemente, al punto de parecer una orden.

Donovan se trasformaba minuto a minuto. Primero sus manos, luego sus brazos, y ahora su cuerpo se restregaban sobre la anatomía de Ferrante, en un intento ya no tan claro de pretender encontrar una solución para este último… Todo se veía confuso; Donovan ya estaba sobre la camilla, babeaba profusamente, se golpeaba el pecho con ambos puños, y ponía los ojos en blanco por momentos; parecía poseído…

- “No siento nada, Maestro, no siento nada!!”, continuaba quejándose Demian, “Me estoy cansando de este juego”, ... “Al final, me parece que todo esto es un fraude!!”, sentenció, en clara provocación…

Donovan acusó recibo del desafío… No estaba dispuesto a aceptar una derrota. En respuesta al agravio aplicó una inusitada presión sobre la humanidad corpórea del Peruano Dorado. Literalmente, lo atrapó como un pulpo con sus brazos, casi al punto de asfixiarlo…

Fue cuando Demian emitió aquel sonido: “Ughh!”, y pareció tranquilizarse de súbito.

Después, nadie habló por un largo tiempo. La escena solo dejaba ver aquel acompasado ir y venir del cuerpo de Donovan, quien parecía controlar la angustia de Ferrante. No obstante, como a cada minuto, minuto y medio, de la boca de Demian se escuchaba ese apagado gemido: “Ughh… Ughh!”

De pronto, Donovan rompió el silencio…

- “Decime… ¿Ahora, sentís el “tantra”, peruano?.

- “Ahoga sí, pego no pensé que ega “tantga” y tan grran…”, y se ahogó en su propia saliva.

No era para menos, el “Tantra” se había apoderado ya de su cuerpo...

FIN

17 octubre, 2009

Ferrante Kramer y el "Tantra" - Parte 3/4

El Peruano cargaba los bolsillos del saco rotoso que llevaba con cuanta piedra encontraba al paso. Estaba claro que quería ganar peso para hundirse en el fondo del Río de la Plata lo más rápido posible. Demian siempre había fantaseado con un final a lo Alfonsina Storni.

- “Todos me van a recordar”, ronroneaba, mientras juntaba más y más piedras…

- “Cuando un amigo se vaaaa, queda un espacio…”… Se detuvo de golpe…

Y no porque se hubiera dado cuenta de que continuaba recitando versos ajenos. Un volante pisoteado que vio en el piso, llamó su atención entre tanto espanto…

“El Tantra es tu salvación”… “Necesitas paz interior, reencontrarte?.... Hazle lugar al Tantra en tu vida… Deja que hable por ti!”, un teléfono, un correo electrónico y una dirección en Olivos…

Terminó de leer el papelito, y una sonrisa se dibujó en sus labios. De pronto, una luz de esperanza le arrebataba esas ganas de decirle basta a la vida. Y comenzó a desembarazarse de las piedras que llevaba consigo. Como si de pronto hubiera tomado conciencia de lo que iba a hacer. Sintió miedo, y una náusea profunda de pensar que había estado a un paso de la muerte.

- “Pero qué mierda estoy haciendo!... Ferrante flojo, blando, bobo!”, se recriminó a la vista de quienes pasaban junto a él y miraban como a un loco… “…No, no estoy loco, señores!!!... Es que he vuelto a creer en la vida, tengo una esperanza!”, gritaba a los cuatro vientos agitando el volante.

Apenas una promesa, el “Tantra”, y sin saber de qué se trataba, el Peruano Dorado había recobrado su fortaleza y temple. Esos eran los momentos que lo hacían grande; cuando renacía como el ave Fénix, después de tocar fondo como nadie… Por esos momentos se lo quería, por esa fuerza se lo admiraba…

No obstante, en su marcha hacia la calle Tapiales al 2500, sitio donde funcionaba la sede “Respuesta Tántrica”, Demian no dejaba de pensar en que no todo era tan fácil. Había un problema: NO TENÍA UN PESO PARTIDO AL MEDIO.

- “Quién me va a curar si no tengo un mango?”, se repetía, volviendo a su estado depresivo, “… Quién se va a apiadar de mí, y por qué habría de hacerlo?”. Y tenía razón, sin dinero el mundo que conocía no funcionaba.

Golpeado por la realidad, detuvo su marcha. Se sentó en el umbral de una vieja casona, y comenzó a lamentarse nuevamente… “No hay salida, no hay salida!”…. En eso, la puerta tras de él se abrió, y una voz le dijo: “No es así, hay una salida, hermano”…

Un hombre de tez morena, pelo encrespado, en los cuarenta, y vestido con blanca túnica, le ofrecía la mano a Demian para que se incorporara, mientras le decía: “Te he estado observando a través de la mirilla de la puerta desde hace un buen rato. No está todo perdido, hermano… Conmigo, y con mi Tantra, vamos a resolverlo de alguna manera”…

Sin querer, o por obra del destino, el Peruano Dorado había detenido su marcha justo delante de la sede de “Respuesta Tántrica”….

Continuará…

10 octubre, 2009

Ferrante Kramer y el "Tantra" - Parte 2/4

Demian estaba realmente perdido. Si bien su cerebro no lo ayudaba mucho a pensar, en parte se daba cuenta de que su vida así “no tenía sentido”. Pero se negaba a admitirlo… Hacerlo significaba reconocer que jamás la había tenido.

Ferrante Kramer, el gran Coloso de Tumbes, lo había probado todo…. Alcohol, drogas, mujeres, travesaños, eunucos, animales, sicólogos, neuro psiquiátricos, hospitales, bares, aventuras, amantes, profesiones...

Había estado cerca de la gloria, y también en el pozo más profundo. Había acariciado millones, pero mendigado más de una vez. Había escrito libros, aunque nadie tuviera registro alguno de ellos. Era amado, pero asimismo odiado… Aparentaba treinta y pico, pero bien sabía que su osamenta acusaba más de 70…

- “Me parece que llegó la hora de decirle adiós a esto”, se le escuchó susurrar.

Pero… ¿Qué estaba diciendo el Peruano?... ¿Qué sugerían esas palabras?... Mi Dios!!, -dirá el lector en este momento- ¿Se trataba de una despedida?...

Así, embebido de su soledad, de su fracaso, el peruano apuntó para Vicente López, más precisamente Olivos, hacia la zona de los muelles. Y no llevaba caña ni anzuelo, no iba a pescar, precisamente…

- “Fue lindo el viaje por esta tierra!”, dijo en voz baja Demian. Como si se tratara del discurso del adiós. Miraba a su alrededor, como buscando al amigo que no llegaba. Elevaba la vista al cielo en busca de respuestas, como más de una vez lo había hecho…. Pero, nada. Solo susurraba frases sencillas, sentenciosas, duras, profundas…

Quienes lo hubieran escuchado aquella tarde habrían jurado que Ferrante estaba escribiendo en el viento sus mejores versos… El final, la muerte, parecían haberlo inspirado para la posteridad… Fue cuando se le escuchó aquello de …

- Todo concluye al fin, nada puede escapar, todo tiene un final, todo termina… Pero, la gran puta, justo hoy se me ocurren estas poesías??... Justo hoy que le quiero poner fin a todo??”…

Sí… Lo mismo pensamos nosotros. Era tan mediocre que hasta en su final recitaba los versos de Vox Dei creyendo que eran suyos.

Pensándolo bien, merecía morir…

Continuará….

07 octubre, 2009

Se retiró un grande...

HACEMOS UNA PAUSA EN LA HISTORIA DE "Ferrante y el Tantra", para dar a conocer una triste noticia.....


SE RETIRO UN GRANDE....

No, no hablo de Maradona, aunque bien nos haría.

Me refiero a otro grande....

Una lástima, se venía venir, AlexB dejó el Blog.

Luego de una interminable lista de historias a medio terminar, su ausencia ha sido la manera que eligió para despedirse.

En silencio, sin dar señales. Siquiera con un comentario (aunque tuvo el coraje hace como un mes, en otro de sus frustrados regresos)

Me gustaría poner en el Blog alguna de sus historias inconclusas para que el lector juegue con su imaginación y las complete... Quizás lo haga, no lo sé...

Bueno, intentaré seguir adelante con mi media inspiración, a la espera de algún milagro.

Recen ustedes, los que nos visitan. Acaso el clamor, como en la Plaza de San Pedro, lo corone Rey de la Tinta Invisible....

Se siente, se siente "AlexB, está presente?"

Patricio

03 octubre, 2009

Ferrante Kramer y el "Tantra" - Parte 1/4

Las duras experiencias vividas por Ferrante Kramer en busca de su superación profesional como escritor, son poco conocidas.

Esta falta de información, que según los detractores del Peruano Dorado no sería otra cosa que “... el resultado de un ocultamiento deliberado en el que estaría involucrada la propia Fundación Ferrante Kramer para evitarle nuevas humillaciones al dramaturgo”, a nuestro entender se debe más a la desidia de esa organización señera, que a la ejecución de un plan deliberado de su parte para alejarlo de la deshonra pública.

La historia de hoy, que nos acercó orgulloso Walter Liberatti, ex presidente de la mencionada institución, lamentablemente prueba que estábamos en lo cierto.

Por aquellos días, Demian se hallaba en una verdadera encrucijada: “Abandonar para siempre las letras o continuar fracasando como escritor”... ¡Pavada de dilema para el mundo literario de aquel entonces, y no era para menos!!.. A nadie se le escapaba el hecho de que si el peruano se inclinaba por la segunda alternativa -seguir escribiendo-, habrían de padecerlo hasta la muerte.

Ferrante estaba deprimido, triste… Sentía que el mundo se le había achicado, y en parte era cierto. Don Horacio, el dueño de la pensión de Villa Martelli donde se hospedaba, había decidido trasladarlo a la baulera, ya que no eran muchas sus pertenencias y su camita entraba perfectamente aunque un poco inclinada.

Pero Ferrante no era hombre de rendirse ante la adversidad, así porque sí. Para él no existían los callejones sin salida, encrucijadas, o papas tan calientes que no pudieran sostenerse sobre la palma de la mano....

Fue así como comenzó a barajar opciones para seguir adelante y tomó la que tenía más a mano... Un vaso de vino. Y después, dormir la mona. Demian era optimista al respecto: “Quizás la realidad no sea la misma cuando me despierte del pedo que me voy a agarrar”, imaginaba sonriente; “… Sería una más de ésas a las que estaba tan acostumbrado…”.

Pero, no. Aquella vez la cosa se le presentó más difícil... Para su sorpresa, la realidad NO había cambiado cuando despertó. Y para colmo, no tenía un mango más para seguir borracho... Debía pasar al Plan B, algo en lo que ni siquiera había pensado aún...

Y para eso tenía que oxigenarse... Intentó salir de la pensión con sigilo para no ser escuchado por Don Horacio, el dueño del lugar -debía más de 2 años de alquiler-, pero no le sirvió de nada. El maloliente capanga del hotelucho se había avivado y lo estaba esperando en la puerta...

- “Decime, Demian.... Vas a poner la que me debés algún día de estos?... No creés que 2 años es bastante tiempo para encontrar una ‘buena’ que te saque del estado de vagancia y dejadez en el que estás?... Mirate!... parecés un linyera!”, le espetó el viejo, sin la ternura con la que acostumbraba hablarle, especialmente esos días en los que esperaba del peruano algún favorcito...

- “Don Horacio, estoy en eso, créame!... Usted sabe como es la vida del artista... La inspiración va y viene”, sentenció, aunque en su caso parecía no haberlo visitado nunca.

- “Demian, vos sabés que yo te quiero”, dijo el viejo, un poco menos ceremonioso, “... Pero mientras estés así de confundido, sin rumbo, sin amor, sin ...”, y no le gustó nada escuchar eso último a Demian; lo paró en seco... Sabía que si el viejo seguía avanzando, detrás podía venir una declaración lujuriosa; y sacárselo de encima, entonces... “Me va a costar un Perú...” -pensó-, aunque no sabía tampoco el significado de aquella frase que tanto repetía la gente (1)

- “Aguánteme un tiempo más, Don Horacio... ¿Cuándo le dejé de pagar, eh??... Dígame!”, y era cierto, nunca le había dejado de pagar un peso, porque jamás le había pagado nada. Estaba viviendo de gorra desde hacía 2 años; una vergüenza!.

Don Horacio lo miró como quien mira a un inimputable... Había que matarlo ahí mismo o dejarlo vivir y quererlo así como era: una nada, una cosa inservible, una verdadera ofensa social....

No obstante, el viejo dejó que se fuera. Sin duda estaba caliente con el peruano, y sabía que pronto le daría lo que buscaba. Mirándolo irse, se enfocó en sus glúteos, y se dijo para adentro: “Ya me vas a dar eso de vuelta, peruano... Ya me lo vas a dar!”.

Continuará….

(1). Nunca había visto una moneda, y menos un Perú.