14 agosto, 2012

Un hecho que pudo haber cambiado al mundo (1) – Ultima parte


Demian tendría una labor pequeña, por ser su debut, pero bien remunerada: $ 1.000 dólares, cifra que le permitiría irse a Norteamérica y dejar atrás a su hermano y las discusiones por el poder en el seno de la familia.

Y aunque también sería la última, se debatía entre “aceptarla o rechazarla”, ya que sus manos, a partir de ese día en que cruzara la línea, estarían manchadas de sangre.

Sabía del riesgo que corría. Sabía que no podría ver a nadie más frente a frente sin sentir vergüenza. Y quizás haya sido por eso que tomó la resolución que tomó.

A la mañana siguiente del robo, Demian se anotició por los diarios... Toda la banda, 9 (2) en total los que participaron del robo, habían sido abatidos. Un llamado anónimo había puesto en alerta a la policía, y ésta les había tendido una trampa mortal.

Demian, finalmente, había decidido no participar del hecho. Intuición, arrepentimiento, sentido común?....

No…

A los pocos días del hecho, el peruano recibió una carta en su hogar. Era la primera vez que le escribían... El remitente llamó la atención de la madre, Felisa, quien le entregó el sobre y le preguntó: “¿Dime, hijo, en qué andas?”.

El peruano no respondió. Simplemente cumplió lo que la carta le ordenaba y se dirigió al Ministerio del Interior a retirar algo... Era un premio: La Beca “Pájaro Campana” al “Buen Comportamiento Ciudadano”. Casi U$S 2.000 cash. Y todo por avisar a la policía del robo que finalmente se frustró gracias a su ayuda.

Demian partió a U.S.A. bajo un nombre falso al poco tiempo. Y su padre, Doroteo, jamás fue detenido nuevamente por la policía durante su trabajo nocturno (3).

Ah!... Y un dato más no menor: el día que Demian partió al extranjero, aquellos zapatos de tacos altos desaparecieron misteriosamente.

Fin

(1). La nota fue así titulada, ya que de haber muerto Demian en el enfrentamiento policial, el mundo no lo estaría padeciendo como escritor hasta el día de hoy.
(2). El cuerpo de Edmundo Carlés, jamás pudo ser identificado en forma positiva entre los 9 abatidos. Algunos historiadores suponen que sobrevivió al asalto del camión blindado, y que sería el verdadero “cerebro” detrás del complot en contra del peruano Dorado… ¿Será cierto?
(3). Dicen que dentro del trato con las autoridades del Ministerio, Demian exigió que la policía dejara trabajar tranquilo a su padre por las noches… “Con un aportante menos en la familia…” -decía Demian pensando en su partida hacia los EE.UU- “… va a tener que romperse mucho más el culo para mantener a mis hermanos”

 FIN

18 mayo, 2012

Un hecho que pudo haber cambiado al mundo – Primera parte

Corría el año 1951. Demian no había cumplido aún los 18 años, pero en su hogar ya se manifestaban los primeros síntomas de enfrentamiento con su hermano Dionisio, el mayor de los Ferrante Kramer.

Duilio y Danilo, menores que él, no eran el problema. Se llevaba muy bien con ellos, y era común verlo por su pueblo natal, Tumbes, cargando al hombro a sus dos pequeños hermanos de 14 y 10 años, para llevarlos al colegio, distante apenas unas 6 millas de donde vivían.

Demian no renegaba de la vida que le había tocado, pero sabía que mientras estuviera junto a Dionisio, jamás tendría voz ni voto en la casa. Dionisio ocupaba el centro de la escena, y no quería relegarlo. Bastante había tenido, decía “... Con la venida de éste”, refiriéndose a Demian (para los poco memoriosos, recordamos que es probable que toda la mala suerte del Peruano Dorado no sea más que el resultado de un complot familiar encabezado por su hermano Dionisio, quien nunca pudo aceptar la llegada de Demian a este mundo).

Por la cabeza de Demian ya se había instalado la idea de partir hacia los EE.UU. en busca de mejor suerte. No habían aún aflorado en su interior esa inclinación por lo artístico -en general-, ni por la literatura -en particular- que todos conoceríamos años más tarde. Sin embargo, cualquiera haya sido el sueño del peruano por aquel tiempo, existiera o estuviera tan solo en su imaginación, el problema era otro: la falta de dinero.

Por aquel entonces, Tumbes no era el lugar paradisíaco que es hoy en día, y el trabajo escaseaba. A duras penas, Doroteo, su padre, sostenía la casa trayendo lo poco que hacía durante la noche; era habitual verlo quejarse de los fuertes dolores de columna que padecía por tener que soportar por horas estar calzado sobre aquellos “zapatos de taco alto” con los que se ganaba la vida, y que Demian tanto añoraría en su adultez.

No había muchas salidas, es cierto. Y mucho menos, lícitas.

Y esa fue la razón por la que Demian decidió encontrar soluciones al margen de lo “establecido”. Quería salirse de esa pobre vida de esclavo, pero para lograrlo había que “entrar en la mala vida, al menos por una vez”-decía-; la cuestión era lograr “una buena suma y largarse del lugar para siempre”.

La tentación vino de la mano de Edmundo Carlés, un peruano como él, pero de Iquitos, que intentaba cooptar voluntades para su empresa: el robo de camiones blindados….

Continuará…

02 febrero, 2012

La Iglesia Ferrante Kramer – Última Parte

La dirección era en Pasteur al 500, en un viejo y derruido edificio de departamentos, sin portero automático. La puerta de entrada estaba abierta, y salía y entraba gente sin parar, como si dentro funcionara una compraventa…

Por otra parte, las caripelas de los visitantes no eran para nada amigables. Miraban de arriba a abajo a quien estuviera más de 10 segundos apostado en la vereda…

- “Qué buscan?”, inquirió un tremendo morocho que hasta ese momento parecía un casual transeúnte.

- “Esteee….”, balbuceó Liberatti, ensayando una muletilla para ganar tiempo y articular algo creíble…. “… Estamos buscando a un peruano que….”

- “Piso 3, al fondo…. La puerta está abierta, entren sin llamar!

Liberatti y los otros quedaron absortos con la respuesta; se trataba de la dirección declarada por Kellner. Y si bien aún todo estaba igual que cuando llegaron, la confirmación de que en el lugar vivía Demetrio, los hizo respirar con cierto alivio…

- “Bueno, al menos la dirección que dio es verdadera… Vos viste, Walter, que cuando dijiste PERUANO al de la entrada, ni titubeó y te mandó al tercer piso, no?”…

- “Sí, pero todavía no tengo en claro algo, me parece que este lug…”, estaba por decir algo más, cuando se escuchó que un grupo de hombres ascendían violentamente por las escaleras tras de ellos. Afuera, el corto ulular de una sirena confirmaba la presencia de la policía. Estaban fuertemente armados.

Liberatti y compañía fueron invitados a desalojar el lugar: “Váyanse!”, recomendó un uniformado armado hasta los dientes… “… La mano viene pesada, estamos tras un grupo peligroso… Drogas, prostitución, todo”

Liberatti quiso quedarse, contrariamente al resto que quería volverse a Martelli. No obstante, los convenció y se ubicaron en la vereda de enfrente del edificio, fuera del cordón policial…

Como a la media hora, un grupo de personas, encabezas por Kellner, salía por la puerta del edificio. Estaban esposados… Detrás, vestido con apenas unos taparrabos y plumas que semejaban a un brujo africano, lo retiraban a Demian, semiinconsciente… Parecía bajo los efectos de alucinógenos.

- “De qué se trata todo esto, oficial?”, preguntó Liberatti alterado a uno de los policías que parecía de la GEO…

- “Un tipo que venimos buscando desde hace rato, un estafador que promete curar dolencias, enfermedades y todos tipo de males, un delirante!... Les vendía drogas a sus pacientes, pobre gente!!... y para curarlos, los obligaba a tener relaciones sexuales con una especie de sacerdote o semidiós peruano!!. Ve, ése que está saliendo allí, es su cómplice, el sacerdote, otro loco y degenerado como él!!”, exclamó con cierta indignación y repugnancia…

El oficial había señalado a Demian…

Semanas tardaron en probar que Ferrante no tenía nada que ver. Algunos vecinos de Martelli que atestiguaron conocer a Kellner, quien se decía historiador y jugador de ajedrez, ayudaron un poco a que el juez hiciera lugar al pedido de Penetieso, abogado defensor del Peruano…

Kellner -de quien también se supo no era su verdadero nombre, se llamaba Arturo González Cuenca- fue declarado inimputable y recluido en una institución psiquiátrica. Y aunque se comprobó que había sido muchos años atrás un frustrado estudiante de Historia en la UBA, el diagnóstico no dejó dudas sobre su estado, fue lapidario: mitomanía, esquizofrenia y delirio persecutorio.

Demian fue dado de alta en Hospital Durand a los 15 días, luego de numerosas intervenciones quirúrgicas en gran parte del intestino delgado, severamente dañado en uno de sus extremos.

La repercusión negativa de la noticia, aparecida en los principales diarios nacionales, produjo la baja de 9 socios de la Fundación. A partir de ese día, nadie habló más de religión en presencia de Demian…

02 enero, 2012

La Iglesia Ferrante Kramer – Parte 6/7


Pasaron varios días desde aquella jornada, y nadie había vuelto a sacar el tema. Sin embargo, esa tarde algo en el ambiente presagiaba lo peor en la Fundación…

- “Che, decime, alguien sabe algo de peruano?, dijo tímidamente Dobetti

Liberatti se sumó enseguida…

- “Sí, además, quién fue el que asoció a Kellner?... Me podés pasar la ficha?”, reclamó a Penetieso.

- “Sí, acá está!”, y le entregó una carpeta roída y sucia.

- “Esta hojita y nada más?... No hay datos ni referencias, apenas una dirección en Once y un celular!... Quién tomó el ingreso, quién constató estos datos?”, repreguntó el viejo Walter.

- “Y desde cuándo se constatan los datos, Walter?...Siquiera vos tenés ficha!... En tu legajo lo único que hay es un pagaré que tuvimos que levantar entre todos, te acordás??... Ése que dijiste que pronto nos ibas a pagar!... Y lleva más de 20 años archivado, está expresado en australes, mirá si es viejo!”, bramó Aguirre Caspa

Walter, acorralado, intentó una arenga…

- “Bueno, no bardeen!... Que es del peruano de quien estoy hablando!... Creo que tenemos que actuar, y rápido… Dame el teléfono!”, le ordenó al escribano..

- “Hola, habla Kellner?”, inquirió Liberatti…

- “No, quién habla?”, se escuchó del otro lado de la línea.

- “Liberatti, de la Fundación Ferrante Kramer, me podría pasar con él?”

- “Mire, señor, este celular es mío y no conozco a ningún Kellner!”, y cortó

Liberatti pidió confirmar el número, y no hubo duda alguna que habían llamado al celular denunciado por Demetrio en el alta de afiliación…Fue cuando Walter volvió a decir la frase que tanto odiaba…

- “Muchachos, creo que Demian está en graves problemas!”.

Continuará…