27 septiembre, 2009

La construcción de una gran personalidad - Última Parte

Ya a su descenso en el aeropuerto de Lima, causó estupor su presencia. Con mirada altanera, Demian se pavoneaba entre una multitud de fotógrafos que no hacían otra cosa que dispararle flashes sobre su rostro.

El Coloso de Tumbes, de regreso a su patria, daba que hablar a la prensa. Parecía cierto aquello que le dijera doce años atrás a Felisa, su madre: “… Cuando vuelva, mamá, no tendrás palabras para con tu hijo. Te voy a sorprender!... Voy a ser todo lo que imaginaste para mí!... Solo necesito tiempo”

Zarandeando una blonda melena al viento -que había adoptado siguiendo a los popes de la incipiente psicodelia de aquel entonces en Norteamérica-, el Peruano Dorado ascendió a un coche de alquiler que había reservado.

Hasta el conductor lo reconoció: “Ferrante Kramer, no?”… “Dónde lo llevo…. Esteee…. señor”. El chofer no dejaba de mirarlo. Demian era todo un ícono de esa época de cambios. Pero estaba en Tumbes, un lugar apacible y monótono, donde solamente tipos así, con ese “look” de outsider, se los veía en revistas o en la televisión.

- “A la posada de mis padres!”, ordenó… “Ya sabe dónde queda, no?”, preguntó, aunque sabía de antemano la respuesta. “Vamos directo a Tumbes, esteee… Señor”, volvió a decir con nerviosismo el remisero. No cabía duda alguna que la estampa de Ferrante lo intimidaba.

Demian imaginaba el momento de su llegada a la posada. Duillo, Danilo, el más pequeño. Pero también a Dionisio, su hermano mayor, al que quería enfrentar especialmente para espetarle en la cara: “Y, viste hasta dónde llegue, hermanito?”… “Ni vos, el mimado de la familia, pudiste cumplir el sueño de mamá y papá!”… “Sin embargo, yo sí”.

El peruano se regodeaba figurándose las expresiones de todos, incluso la de su padre Doroteo, quien afirmaba –refiriéndose a él-, “Este nunca va caer parado!”…

El auto de alquiler se detuvo y sobresaltó a Demian quien, se sorprendió al ver todo seguía igual que una década atrás. Hasta la pintura del frente parecía ser la misma… “Qué pobreza!”, exclamó, y descendió del auto, con un paso entre soberbio y algo afectado.

No tuvo que golpear la puerta. El sonido del vehículo había alertado a Felisa, quién no pudo creer lo que tenía delante de sus ojos…

- “Mamá”, gritó Demian, y sobrevino el desmayo.

Al rato, y rodeado de todos los Ferrante Kramer, Felisa volvía en sí. A lo lejos veía marcharse a Demian, así como había venido, acompañado de un amigo ocasional, escritor también, y tan culpable como su hijo del vahído sufrido: Truman Capote.

Desde lejos se oían los gritos del Peruano dirigidos a su madre: “Me echaron mamá!!... Dionisio, Duillo, Danilo y papá me echaron!... Pero viste?... Senté cabeza, senté cabeza como tu querías!”, entretanto señalaba al pequeño Truman.

Y en verdad, Demian había cumplido con su madre. Con Truman había “sentado cabeza” o algo parecido a sentarse...

Felisa pidió estar a solas un momento, y se recluyó en su habitación. Tomó un viejo álbum familiar de fotos y se dirigió directamente a una en particular… Era la del tío soltero de Demian, y su ídolo; el hermano de Felisa, con quien el Atila peruano pasaba tanto tiempo de niño.,,

- “Tú y tus consejos raros me lo hicieron así, Dante!!”…

Desprendió la foto con furia y la partió en varios pedazos. Pero ya era tarde, no podía dar marcha atrás con Demian. Bastante atrás había ido solo.

En ese mismo instante, desde afuera de la habitación, Dionisio le avisaba a su madre que el tío Dante había llegado a almorzar. Felisa enjugó sus ojos, y salió, como si nada:

- “Hola, Dante, como estás… Toma asiento. Dime, tu amigo también se queda a almorzar?”
Fin

19 septiembre, 2009

La construcción de una gran personalidad - Parte 1/2

- “Así no vas a llegar a ninguna parte, Demian!”... “Tienes que cambiar, tienes que sentar cabeza de una buena vez!”...


Esas frases retumbaban en la mente de Demian como un campanario descontrolado. Todos los días el mismo reproche: “Tienes que cambiar, progresar, sentar cabeza”. Ya sabía de memoria las reprimendas de su madre Felisa, aunque no terminaba de entenderlas.


- “Maaa... Ya voy a ser lo que tu dices, pero soy chico aún, tenme paciencia!”, solía responder Demian, lamentándose de su impotencia, a lo que seguía su clásico llanto y la burla de Dionisio, 4 años mayor que él, que no desaprovechaba oportunidad para lanzarle su clásico: “Blando de mierda!!”.


Aquel Demian, de apenas 15 años, presagiaba su alejamiento de Tumbes que ocurriría unos años después. La presión era insoportable, porque Demian era diferente.


El gran Coloso en ciernes se reconocía distinto. Cuando todos en su ciudad veían el futuro en el turismo, la pesca, la industria papelera, el tabaco, el algodón y los servicios financieros –nada diferente de lo que mostró su desarrollo en los siguientes años a su alejamiento-, el segundo en la línea de los Ferrante Kramer sentía que lo suyo pasaba por el arte.


- Maaa... Yo quiero ser escritor, y famoso!”.... “Ya verás cuando mi nombre esté en boca de todos y tú no tengas palabras que alcancen para tu hijo Demi!”... “Y me digas: tenías razón mi Demi... No serás lo que deseé que fueras, pero llegaste alto, eres reconocido por todo el mundo; has llevado muy lejos el apellido Ferrante Kramer!”


Felisa lo miraba con estupefacción. A veces hasta con miedo. ¿Qué fantasmas abrigaría en la mente aquella mujer?... ¿Por qué Felisa sentía que el camino elegido por Demian no lo conduciría a nada bueno?... ¿Escondería Felisa algún secreto familiar como para temer tanto por el futuro de Demian?...


O será simplemente que, como en el mito de la “Profecía auto cumplida”, fue Felisa la que, sin quererlo, finalmente empujó a Demian hacia el mundo de las letras, cuando en realidad quiso todo lo contrario?...

La vida de Demian no era fácil en aquella comarca. Y a pesar de haberlo intentado todo para lograr una independencia que le diera rienda suelta a su particular forma de ser y de sentir, no pudo librarse de ser esclavo de aquel mandato materno al que también suscribiría su padre Doroteo. Jamás pudo desoírlos.


A su partida de Tumbes, pocos años después, sobre el barco que lo conduciría a Estados Unidos, el peruano se juraría “asentarse en un lugar que le permitiera conducir su carrera, no dispersarse más y hacer eje en algo concreto, y regresar algún día lleno de dinero, fama y gloria”.


Y lo cumpliría. Casi todo lo que se había propuesto conseguir, lo llevaba consigo aquella calurosa tarde de verano de 1963, doce años después de su partida, cuando en un breve regreso por su querido Perú, se apareció sin aviso en la posada de los Ferrante Kramer....


Continuará...

11 septiembre, 2009

Ghostwriter!!

Al pie de esta nota, ustedes encontrarán un breve texto. Un breve y sencillo texto que merece ocupar este espacio. Y no caprichosamente, sino por 2 razones de peso:

LA PRIMERA:

Que es lo primero que escribe en meses. Y eso nos alegra a todos -a ustedes y a mí-, que habíamos pensado que algún extraño virus podría haberle paralizado los miembros superiores o truncado fatalmente la vida, sólo por especular algo que prestigiara grandemente tanta ausencia y silencio creativo.

LA SEGUNDA:

Porque en breve volveremos a comprobar que "no todo lo que reluce es oro", y que estas promesas que leeremos en las líneas que siguen, NO SERAN CUMPLIDAS nuevamente, y volveremos a padecer su ausencia, vaya a saber uno por cuanto tiempo!!

Amigos, lectores, ocasionales visitantes... !!!ALEX B ha vuelto!!!... Y no sabemos si para quedarse....

Volvió a través de un pobre mensaje -aunque valiente y corajudo, hay que reconocerlo-, que le fue implorado por quien les escribe estas líneas.

Lo hizo a través de la sección de "comentarios de la entrada precedente" (podrán verlo ustedes), y estimé que merecía aparecer en primera plana...

Los dejo con esta nueva promesa (y van ciquicientas mil doscientas treint....), de mi antiguo coequiper del DFK Team, para que dejen su mensaje de aliento, y lo devuelvan a las arenas de la bloggermanía...

Patricio


COMENTARIO DEJADO POR ALEX B

"AQUI ESTOY AMIGOS. Mas allá de que una gran cantidad de personas dudaron acerca de mi integridad y pusieron en boca de Patricio una amplia cantidad de impropedios contra mi persona quiero que sepan que estoy de pie, junto a la pc, aunque mis manos no puedan plasmar el sinfín de historias que se encuentran en mi cabeza. Aclaro antes de que Patricio continúe con su vía crucis, que el sinfín tiene que ver a que actualmente nos encontramos con mas de 75 historias inconclusas por mí en algun momento iniciadas. Paciencia. Respeto y salud para todos."

AlexB

PD: la leo y la leo, y cada vez creo menos que ocurra el milagro!. Patricio
Ah!!... La foto es falsa...

06 septiembre, 2009

Palabras que matan - Última Parte

Se dirigió a la habitación en la que paraban Manguera (se decía que lo habían apodado así por su padre bombero), el turco Sinfín (porque cuando empezaba no acababa nunca), Puño Bravo (se comentaba que hacía cosas imposibles con una de sus manos), y el gigante Medio Metro, apodo que Demian nunca terminó de entender en semejante mastodonte.

Ya en la habitación, Demian se sintió perdido. No sabía qué hacer, por dónde empezar a buscar. Sentía que le faltaba el “coaching” de Amanda. Comenzó a hurgar por todos lados, especialmente en la cómoda, en la mesita de luz, en el placard, en el baño y en todo tipo de cajas y recipientes...

- “Dónde estará lo que me sacaron, dónde?”, pensaba Demian, en tanto calladamente continuaba su búsqueda. Pero nada, la primer parte del plan estaba fracasando.

- “No hay rastro por ninguna parte”, murmuró… Fue entonces cuando el peruano se decidió por pasar a la segunda fase, y comenzó a “arreglar las sábanas, acomodar las almohadas y a cubrir con una colcha las camas de sus amigos”.

De súbito, los 4 irrumpieron en la habitación. Casi sin luz en su interior, y con Demian de espaldas, siquiera le dieron tiempo de emitir un sonido, y menos aún de defenderse.

Ferozmente, apretaron su rostro sobre una de las almohadas -se la hicieron morder-, hasta que finalmente se desmayó por la falta de aire.

Lo que sigue, es mejor omitirlo. Los cuatro estaban muy “emparafinados”… Pero esta vez no habían bebido ni una gota de alcohol.

A la mañana siguiente, Amanda retiró a Demian de la 3ra. Comisaría de Santiago. Había sido salvajemente ultrajado. Su cuerpo mostraba un tinte brilloso, semejante al del betún.

Como pudo, y a pesar de faltarle alguno que otro diente y de sangrarle profusamente el paladar y las encías, el peruano le contó animadamente a su amiga lo sucedido:

- “… No encontré mis pelos, Amanda, seguramente se los tomaron como me dijiste!... Qué asco!”…. “Pero estoy feliz Amanda porque pude con la parte 2 del plan!. Les hice la cama, Amanda!... Las hice todas, las 4, me vengué!”, exclamaba en un grito ahogado... Se había tragado otro diente.

Amanda no comprendía a qué se refería Demian. Pero a poco de escucharlo, comprendió que había cometido un grave error, nuevamente Demian lo había confundido todo por tomar al pie de la letra lo que le había dicho. Había sido peor el remedio que la enfermedad…

Pensó en abandonarlo a su suerte en aquel momento, pero… Había algo en Demian -no sabía bien qué era- que le indicaba que debía protegerlo. ¿Piedad?... ¿Lástima?... No, era algo diferente.

Así que decidió llevarlo a su departamento…

Después de hablar unos minutos en el living, Demian se quedó dormido sobre el sofá. Estaba destruido. Amanda le dio un beso en la frente y lo llevó como pudo hasta su cama. Lo miró dulcemente, con ternura… Y sintió que quería acariciarlo, besarlo. ¿Pero, qué le estaba pasando?...

Fue en ese instante que cayó en la cuenta: “Es amor, no tengo dudas”, reflexionó.

Pensó en despertarlo y decírselo. Pero ... ¿Era el momento apropiado?... ¿Después de lo sucedido con esa patota de salvajes degenerados?

- “No, mejor mañana... Llovido sobre mojado no es bueno...”, terminó por convencerse.

Además, ya se le notaba un poco la barba y no le gustaba que Demian la viera así...
FIN