30 noviembre, 2007

El Jockey - Última Parte

La escena era dantesca…

De la boca del equino salía una espumosa baba blanca que siguiendo el vaivén de su cabeza bamboleante, impactaba de lleno sobre la cara de Demian. El potro del peruano parecía estar como rabioso. Entretanto, en un último intento por controlarlo, Demian entonaba “El cóndor pasa”, la canción con la que solía contener a su compañero.

Pero de nada servía con aquel animal que no era el suyo…

Fue en ese momento que el peruano tomó conciencia de su situación y entró en pánico. Comenzó a gritar como una gallina “Me quiero bajar!”, no previendo que con ello contribuía aún más a desbocar al cuadrúpedo. La suerte de Ferrante dependía de un milagro. Apenas podía sostenerse sobre su corcel.

Pero, no obstante, y aún muerto de miedo como estaba, nuestro héroe sacó fuerzas de donde no había. El Gran Ferrante estaba dispuesto a jugársela hasta el final. No quería terminar aquel desafío como un perdedor, no quería que lo vieran llorar como a un cobarde. Estaba decidido a mostrarles a ese grupo de imberbes -Laguria, Bentram y Sinclair- que se habían equivocado con él. Que su temple, coraje y aguante estaban muy por encima de sus expectativas.

“Voy a llegar, cueste lo que cueste!”, dijo para adentro el peruano. Y juzgamos que fue lo último que llegó a decirse a si mismo, ya que por lo sucedido instantes después no creemos que haya podido pensar en nada más… De golpe, y sin darle aviso, la montura se le dio vuelta, y Demian quedó debajo del alazán, de bruces contra su vientre.
Una posición incómoda y comprometedora, porque la inercia producida por el veloz cabalgar, hacía que el peruano se fuera deslizando poco a poco hacia la parte posterior del animal, apenas sostenido por la única correa sana de la montura.

No está de más decir que el traqueteo del animal era tremendo... Y que todavía restaban 800 metros para la llegada....

Las filmaciones del tramo final de la carrera -poco claras, por cierto, pero igualmente estremecedoras- muestran que las asentaderas de Ferrante quedaron literalmente incrustadas sobre los genitales del animal. Y que finalizada ésta, el alazán siguió moviéndose frenéticamente mientras se veía la figura de Ferrante Kramer como gritando por ayuda. Gracias a Dios, el vídeo carecía de audio.

Sin embargo, testigos presenciales de aquella jornada histórica del turf estadounidense, afortunadamente han echado un poco de luz sobre el asunto... “Mire, yo vi cómo desprendieron al animal de aquel pobre tipo, el jockey... Gritaba como loco, y el caballo, dale matraca, dale matraca!”.

Al comienzo de este desgarrador relato, con final abierto como pocos, dijimos que haber incursionado en el turf había sido una decisión “en parte desacertada” de Ferrante. Y lo ratificamos. No podemos negar que Demian acertó sobre el animal en el final de la carrera, y bien que dio en el blanco.

Pero también dijimos que el empresario turfense, Lester Yeager se había equivocado “en parte” cuando afirmó que Demian sería famoso, y teníamos razón... Si bien el peruano no ganó el Gran Premio de Kentuky, los diarios de casi todos los Estados Unidos publicaron al día siguiente de la carrera varias fotos del peruano que registraban el momento en que era separado del animal.

Aquella imagen y el bien ganado nombre del gran Ferrante Kramer en la primera plana del Kentucky Diary, el Kansas Report, el Minessotta Express y tantos otros de entre un centenar de periódicos, fueron vistos por millones de personas. Demian, como lo vaticinara el empresario Lester Yeager, había tenido su glorioso cuarto de hora.

La historia se cerró con la condena de Laguria, Bentram y Sinclair que fueron procesados por suministrar al animal una poderosa droga afrodisíaca utilizada experimentalmente para estimular el bajo rendimiento sexual de hipopótamos y elefantes machos. La droga nunca se llegó a comercializar debido a que se comprobó que provocaba gigantismo peniano descontrolado y daños en la pareja de sexo opuesto.
FIN

28 noviembre, 2007

El Jockey - Segunda Parte

Laguria, Bentram y Sinclair querían sacarse al Peruano Dorado de encima. Había que tramar algo grande, algo de lo que no se olvidara jamás ese “Son of bich”, como solían decirle murmurando por lo bajo.

Se cernía sobre Demian algo grande. ¿Pero qué?, ésa era la incógnita...

¿Qué estaría dando vueltas por las cabezas de aquellos 3 individuos resentidos por los celos y la envidia?... ¿Qué se atreverían a hacer para desembarazarse de tamaño competidor?... ¿Matarlo?... ¿Estarían dispuestos a cometer un crimen?

Cualquiera fuera la opción que estuvieran manejando, algo estaba claro: la salud de Demian peligraba; y si bien su cuerpo ya había sufrido bastante en el pasado como para que nada pudiera llamar la atención del lector, la última palabra la tenía el destino. Solo el destino podría dar cuenta de lo que le esperaba a Demian.

En la caballeriza, como si nada ocurriera, Demian continuaba vareando a su caballo, un corcel caoba precioso, con el que ya se entendía por señas. Se había producido entre ellos como una química especial; algo los unía, eran como el uno para el otro. Apenas unos ruiditos imperceptibles que el peruano producía con su boca, bastaban para que el animal se apeara y le permitiera subir con facilidad, ajustarle la montura, o levantase las patas para ver el estado de los herrajes.

Y seguía bajando tiempos, era un rayo. Ya daba que hablar entre los que manejaban las apuestas.. ¿Quién es ese tipo?, comentaban en los paddocks...

La respuesta “Ferrante Kramer, el peruano”, causaba tanto asombro como sus resultados deportivos. ¿Quién carajo era Ferrante Kramer?, se preguntaban todos, y no faltaron quienes acudieron a libros especializados del turf a nivel mundial para corroborar que no se tratara de un fraude que, bajo la apariencia de un inexperto jockey, en realidad fuera un “tapado” con intenciones de manipular los cientos de miles de dólares que se jugaban a los pies de un potrillo.

Pero no encontraron nada. Demian Ferrante Kramer no existía más que allí, era un perfecto Don Nadie…

De todas maneras, las dudas continuaban. Y entre los apostadores -los pesados-, se escuchaba frecuentemente la frase: “Este peruano puede ser un peligro, hay que vigilarlo”, frase que por azar llegó a los oídos de Laguria, uno de los jockeys desplazados por Demian.

Era la oportunidad que estaban buscando él, y sus compinches, Bentram y Sinclair. No tardaron mucho en urdir todos ellos un plan que podía significar el final del Peruano Dorado. Plan que manejaron en secreto hasta el día de la carrera.

No obstante, mientras esto sucedía, Demian seguía como si nada, viviendo en una nube de pedos. Ni se imaginaba el peligro que se cernía sobre su humanidad. Confiado como un niño con un chupetín en la mano, Ferrante solo pensaba en trotar con su alazán y romper record tras record.

Y entre tanto cabalgar, el día tan ansiado llegó. Demian estaba pletórico de felicidad. Aquella tarde se habían dado cita numerosas figuras del deporte y del ambiente artístico en el Ellis Park...

Osvaldo Pacheco -"Pachequito"-, con quien Demian entablaría una entrañable amistad por años que continuaría en la persona de su sobrino; o un simpático francesito de pelo largo que no paraba de gritar "Peguanó, Peguanó!!.."... Y que no era otro que un adolescente Nicolás Sarkozy, actual presidente de Francia, quien se encontraba accidentalmente en USA por razones de estudio.

La carrera se anunció por los altoparlantes: “El gran premio de Kentucky se larga en 5 minutos”, se escuchó decir, entre la algarabía de un numeroso público, boletos en mano... Más de 30 mil personas, alrededor de la pista. Para presenciar la carrera del año, para estar frente al Coloso de Tumbes por vez primera... Frente al gran Demian Ferrante Kramer.

El peruano hizo su aparición con la sencillez de siempre. Y llevaba esa sonrisa que tanto incomodaba a sus jockeys “amigos”, aunque esta vez el rostro de ellos mostraba también una sonrisa. Una mueca de triunfo, escondida bajo una máscara sórdida que anunciaba que algo estaba por suceder.

Demian avanzaba con dificultad tirando de la rienda de su alazán. No se comportaba como lo hacía de consuno. El animal parecía otro... Y en verdad, lo era.

Faltaban tan solo 30 segundos para el inicio. Y Demian notaba que algo raro estaba pasando. Y no lo supo sino hasta que fue muy tarde... Casi sin que se diera cuenta, la gatera se abrió y el caballo salió disparado como un demonio. Era más veloz que el suyo; en los primeros 100 metros ya le había sacado un cuerpo de ventaja al segundo, y la carrera estaba pautada a 1600 metros.

Al final de cuentas, a sus adversarios “… Les salió el tiro por la culata!”, pensó. Le habían cambiado el caballo, pero igualmente iba a ganar la carrera... Y por afano.

Un entusiasmo inusitado se apoderó del peruano. Estaba tan poseído como su corcel. Pero cuando se aprestaba a acomodarse sobre el alazán con pose de seguro ganador, fue que se percató de un detalle... La montura tenía una de sus trabas cortada, y de esas "trabas", Demian no entendía nada....

Mientras la cara del Peruano se transformaba por el terror, el caballo aceleraba cada vez más su marcha, como descontrolado. Estaba fuera de sí, moviendo la cabeza de lado a lado, y babeando como si tuviera rabia.

Continuará....

25 noviembre, 2007

El Jockey - Primera Parte

Historias olvidables, si las hay, ésta es una de ellas… La que da cuenta de los tiempos en que Ferrante trabajó como “jockey” en Norteamérica. En parte, una más de las tantas elecciones desacertadas del Peruano Dorado. Y aclaramos “en parte”, porque no todos fueron desaciertos…

No obstante vivir apremiado por las deudas -todo su capital, como de costumbre-, el apolíneo y atlético cuerpo de Ferrante Kramer solía abrirle puertas allí, donde a otros se les cerraban; aquel frío domingo de invierno, en las afueras de Kentucky, más precisamente en el hipódromo de Ellis Park, la figura esbelta y grácil de Demian fue percibida por uno de los magnates del turf estadounidense de los años 60: Lester E. Yeager.

El peruano, con menos de 30 años, pelo largo como se usaba por aquel entonces, y una sonrisa que cautivó al legendario pope del turf de inmediato, despertó en el empresario ese “don” tan característico en los hombres de negocios de “descubrir” nuevas estrellas, de desafiar con su instinto cualquier elucubración racional o científica, señalando con su varita mágica a quienes serán los famosos del mañana. Obviamente, Yeager se equivocó con Ferrante, al menos en parte. Y volvemos a reiterar, “en parte”, porque no se puede afirmar que Demian no haya tenido sus 15 minutos de gloria.

Al pasar, mientras Demian mendigaba en la entrada del hipódromo, Lester se percató de que tenía delante a alguien diferente. ¿Un elegido?... Era mucho para certificarlo con tan solo un vistazo, pero había algo en Demian que a Lester Yeager le indicaba “que con este tipo las carreras no van a volver a ser las mismas”.

Yeager tenía la sensación de ver en Ferrante Kramer a una “bisagra” en el turf. No sabía bien porqué, pero presentía que habría un “antes y un después” de Demian. Y eso lo motivó a enfrentarlo... Como príncipe y mendigo, el empresario se acercó al menesteroso Demian para intentar un diálogo…

Pero grande fue la sorpresa del americano, cuando a la pregunta: “Disculpe, señor, puedo robarle unos segundos”, se encontró con un Ferrante Kramer respondiéndole con profuso y pulcro lenguaje....

“Por supuesto, caballero, disponga usted del tiempo que apetezca... Tiempo es lo que le sobra a un mendicante como yo”.

¿Cómo era que un tipo tirado en la calle, con ropa sucia y maloliente podía articular términos tan pulidos?... ¿Quién era en verdad ese individuo bajo tan inadecuado ropaje ... Un impostor?

La curiosidad de Lester, sumada al hambre de Demian y hamburguesa al paso de por medio, dieron lugar a una larga charla que hizo que el yanqui se olvidara por largo rato de las carreras, de sus caballos y de ganar dinero. Quizás, porque veía en el Peruano Dorado una mina de oro.

- “Dime, sabes montar a caballo?”, fue la pregunta del millón que arrojó Lester promediando la charla

- “Algo... En mi Tumbes natal, soy peruano, no se lo dije, solía tener bastante contacto con animales... Eran mis amigos; aunque no guardo un buen recuerdo de ellos. Pero... No me va a resultar difícil...”
La seguridad con la que Ferrante respondió, convenció al americano que se hallaba ante la persona adecuada. Era simplemente cuestión de práctica, y aquel hombre de barba candado y lentes se convertiría en la nueva figura del turf. Y él, en su descubridor.

Demian comenzó las prácticas de inmediato, y mostró desde el arranque una pasta especial. Marcaba buenos tiempos. A pesar de su altura -el único inconveniente porque provoca inestabilidad al jockey- el peruano progresaba día a día ante la mirada entusiasmada de Lester...

Pero, no todas las miradas eran entusiastas. Algunos jockeys, hasta ese momento los preferidos del staff del americano, no miraban a Demian con simpatía. Por el contrario, lo odiaban. Y ese odio iba “in crescendo” en la medida que sus logros avanzaban.

Tim Laguria, Bob Bentram y Fred Sinclair, no soportaban que aquel individuo, un improvisado paracaidista que había llegado de la mano del “jefe”, les arrebatara el lugar así porque sí. Había que hacer algo. Y todo plan servía con tal de sacarse al enemigo de encima...

Continuará.....

24 noviembre, 2007

El "Tributo a Fangio" del Peruano Dorado

La carrera artística del Peruano Dorado ha sido tan abrumadora en experiencias de todo tipo, que hasta a los más memoriosos -incluso quienes como nosotros tenemos la grata tarea de llevar adelante su magnánima obra- muchas veces se nos escapan importantes pasajes o entrañables anécdotas de este verdadero titán de la palabra escrita.
Y no es para menos... Su personalidad amplia y ecuménica, transitó tanto por la literaura, el deporte, la pintura, la ciencia, el periodismo, el hardcore, como por espacios comunes y ordinarios.
La cita de hoy que propone este Blog en honor a su persona y trayectoria, se debe a un acontecimiento que se llevará a cabo en Argentina entre el 28 del corriente y el 2 de diciembre próximo: "El tributo a Fangio"... Y a la participación que el Coloso peruano tuvo en la vida del "Quíntuple", aquella tarde gris, en La Habana, Cuba, cuando Juan Manuel fue secuestrado por la guerrilla cubana, como parte de un ardid publicitario para poner en primer plano al movimiento en ciernes que se encontraba a punto de desbaratar el corrupto gobierno de Batista.
Pocos recuerdan las sentencias que lanzó el Peruano Dorado días antes de la carrera cuando entrevistara al campeón de la F1:... "Juan Manuel, esta carrera la gana usted!, se lo aseguro!...", o a los comentarios que se tejieron en torno a la participación de Ferrante Kramer en las negociaciones para liberarlo y traerlo sano y salvo a la Argentina.
No obstante cuánto mucho o poco haya hecho nuestro héroe peruano en torno al celebérrimo piloto balcarceño, lo cierto es que Demian Ferrante Kramer nunca fue valorado en toda su magnitud en relación a los hechos ocurridos ese día nefasto de la historia de la F1 sino hasta hoy.
Y lo decimos con orgullo y sorpresa, porque la foto que lustra esta entreda nos llegó por casualidad. De uno de los lectores del Blog, que reconoció los ojos del Coloso de Tumbes en la foto... "Me pareció que eran los mismos que vi al peruano aquella tarde en Watkins Glen, cuando lo vi hacerse mierda con el Brabham..", nos diría en una emocionada nota.
Parecen sus ojos, no?... Y si no lo fueran, da lo mismo. A aquellos que nunca oyeron de las hazañas de Ferrante Kramer con Fangio, y más tarde con Ecclestone, los invitamos a recordar sus historias.

21 noviembre, 2007

Pasión por las tablas - Última Parte

“No basta, barbita!!”, le gritó el gallego que atendía, “... No te sirvo más, te tomaste todo!!... ¿Y encima me decís que solamente tenés 2 pesos??”. Demian fue echado por la fuerza, y arrojado a la vereda. Lo que había nacido como una oportunidad, se estaba convirtiendo en una pesadilla....

“¿Y ahora qué hago?”, se lamentaba; estaba totalmente borracho, no podía hacer pie, y para peor, en la caída había perdido sus anteojos... “Soy un boludo, para qué tomé tanto!”, repetía una y otra vez, casi llorando...

Pero fue en ese momento, cuando todo hubiese estado perdido para muchos, que él, un sobreviviente de esa casta de gigantes que tanto escasea hoy en día, demostró de qué pasta están hechos los héroes.... “Estoy a menos de 100 metros del teatro!”, bramó, “... Quiero tener mi oportunidad... Puedo llegar, puedo llegar, carajo!”, agregó vehemente, y como pudo comenzó a dar sus primeros pasos en dirección al Margarita Xirgu.

Pero el alcohol y la falta de sus lentes le estaban jugando una mala pasada... Demian estaba casi ciego, no podía distinguir bien dónde se encontraba. Fue en ese instante que lo recordó... “La marquesina!!”, y se puso a mirar para arriba, en busca del cartel... Y creyó verlo.

“Es acá, lo encontré”, exclamó, y aprovechó para preguntar a quien estaba en la entrada:

- “Cabellero, disculpe, sé que parezco ebrio pero no lo estoy”, se adelantó a decir, “... Me manda Ernesto por lo de... ?". No le dejó terminar la frase.

- “Sí, barba, es acá, seguí hasta el fondo”, recibió por respuesta.

- “No saben si ya empezaron, señor”, agregó Demian...

- “Sí, hace rato que empezaron, hay un montón de gente… Faltás vos, nene!!”, le respondió.

Demian se quiso morir. Encima de llegar borracho y ciego, llegaba tarde. “Soy un desastre, la verdad, me merezco el destino que tengo!”, se recriminaba... Era la primera vez que reconocía ser el causante de todos sus males.

Como un loco, Demian avanzó por un estrecho pasillo a tientas... “Qué teatro más raro?”, pensó, pero no había más tiempo para detenerse a pensar... Había que “actuar”; y gracias a Dios que al menos recordaba su parlamento: “Mamá, perdoname!”, y la señal después de la cual debía entrar.

Se dio cuenta que estaba cerca del escenario porque el lugar se ponía cada vez más oscuro. Y ya se comenzaban a sentir las voces de los actores, por lo que dedujo debía estar tras bambalinas. Solo le faltaba encontrar la puerta por donde debía entrar a escena.

En aquel momento, al sentirse así, tan emocionado, se dio cuenta que lo suyo eran “las tablas”, definitivamente... Se lamentó haber perdido tanto tiempo con la literatura.

De pronto, así, al tanteo, manoteó un picaporte... “La puerta, por fin!”, murmuró, apretando los dientes. Y apoyó el oído para ver por donde iban. Pero el silencio era absoluto....
“¿Se habrán ido?... ¿Habrá terminado la obra?".. Las preguntas y los reproches se apoderaron de su cabeza, y se sintió morir... “... Me lo merezco, por pelotudo!”, bramó, y cuando decidía irse... "El milagro"...

“Vení, mamá, mamá!... No te vayas... Esperá, mamá, mamá!”...., escuchó del otro lado. La obra no había terminado, y era su momento, debía entrar él....

Como un demente, abrió la puerta, y se precipitó sobre el tablado
, de cuclillas, como indicaba el guión. Estaba oscuro, y sin sus lentes no veía nada.

Entonces sintió que alguien lo sujetaba por la nuca y le bajaba la cabeza con fuerza… Sus labios dieron contra algo tibio y húmedo… No supo bien qué era, pero estaba seguro que no era parte del libreto...

Más allá de no entender por dónde iba la obra, igualmente intentó pronunciar su bolo… No pudo. Le habían llenado la boca con algo, y esa cosa le impedía hablar…
Pero eso no era todo. Para peor, debía soportar que otro actor estuviera representando su papel. Y que lo hiciera muy mal: “Mamá, mamá, dale!... Mamá, dale, apurate!”, escuchaba el peruano… "¡El muy infeliz está diciendo mal la letra, que pelotudo!, reflexionaba Demian, pero no podía hacer nada. Estaba maniatado y con el comedor ocupado...

Como al rato, la presión sobre su nuca cesó, y todo pareció calmarse. El peruano se incorporó, y luego de unos minutos encontró la llave de luz…

Aún sin gafas, pudo comprobar que eso no era un teatro. “….Ah!!.. Por eso no escuché los aplausos…”, reflexionaría. Pero… ¿Qué había sucedido en realidad?... ¿Qué era ese lugar?... ¿Habría sido todo producto de su borrachera?

Como con todo en su vida, el Peruano Dorado no se hizo más preguntas…. Y grande fue su alegría cuando vio que alguien había olvidado $10 sobre la mesita de luz.
- “Al final, hoy es mi día de suerte”, exclamó.

18 noviembre, 2007

Pasión por las tablas - Parte 2

Ya en Argentina, Demian se decidió a visitar a su nuevo mentor, Ernesto Pacenza. El peruano jamás había pisado un escenario teatral; su única experiencia se limitaba a los set de filmación porno… Una cama, un sofá o un estrecho baño, bajo la ducha… Un matafuegos....

No obstante, Pacenza sostenía que Ferrante tenía una espontaneidad y una naturalidad sorprendentes, lo que lo hacía verdaderamente diferente del resto del elenco.
Con más de 60 años de edad por aquel entonces, Demian personificaría a un tipo de 40; sucedía que el Peruano Dorado nunca aparentaba los años.

El papel que le habían reservado era corto pero jugado: Debía pedirle a su madre de rodillas que lo perdonara por haber intentado internarla en un geriátrico para sacársela de encima. Con ese papel, emotivo hasta la médula, Demian tenía asegurado el aplauso y, quizás, hasta el elogio de la crítica.

Cuando por momentos Demian se dejaba llevar por su imaginación, y reflexionaba acerca de cómo había llegado a aquel lugar, no ocultaba una cierta alegría... Era como si dentro suyo, muy dentro suyo, disfrutara algo, pero no sabía bien qué... Era como si el destino estuviera convidándole por vez primera con ese manjar vedado por décadas: el éxito.

Pero... ¿Sería finalmente un teatro el lugar de su consagración como artista?... ¿No estaría nuevamente soñando con algo inalcanzable?... Las experiencias anteriores le aconsejaban no ser tan entusiasta. No obstante, no podía disimular su felicidad.

Pacenza le había dado el parlamento a Demian, para que fuese estudiándoselo y llegara a los ensayos con casi todo preparado. Exaltado como estaba, Demian se lo sabía de memoria, hasta podía recordarlo de atrás para adelante. A decir verdad, no era muy largo, tan sólo 2 palabras: “Mamá, perdoname!”.

Fue así como, gallardo y pletórico de coraje profesional, se encaminó aquella tarde de julio a la zona de San Telmo, más precisamente al teatro Margarita Xirgú, lugar donde se estrenaría “Mamá”. El tiempo no pintaba lindo, y hacía frío. Faltaban tan solo un par de horas para su debut.

El sol tibio del ocaso proyectaba sus últimos rayos cuando llegó.
Allí, en la entrada del Teatro, Demian se paró delante de la marquesina y elevó su vista: “Margarita Xirgú”, leyó, y abajo vio su nombre... Y de pronto sintió un sudor frío que le recorrió el cuerpo. Quiso dar un paso, y no pudo... Parecía petrificado...
- “..Pero, la puta madre, qué me pasa!”, se dijo para sí, tratando de disimular la situación ante la presencia de los pocos transeúntes que pasaban a su lado...

Aunque no comprendía, era normal lo que le sucedía... También al Gran Coloso del Perú podía pasarle. Aún él, un artista de infinito calibre, podía ser víctima del “terror escénico”.

- “Tengo que darme valor, me parece que es eso lo que me falta”, pensó, y optó por la solución equivocada: cruzar la calle y entrar a un viejo bar que estaba en la esquina a beber algo... “Una copita me va a sacar este chucho que me agarró”, sentenció para adentro, “... Una sola, no me va a hacer mal!”, agregó, para convencerse.
Pero las cosas no saldrían como él las había imaginado...

Continuará…

17 noviembre, 2007

Pasión por las tablas - Parte 1

Fue oscura su participación, muy oscura. Quizás por eso no se hable del tema. Pero también en el teatro Ferrante Kramer intentó suerte, aunque de la mala, como de costumbre.

Corría el año 1996, y Demian había sido llamado a declarar en los Tribunales de Nueva York por un viejo tema relacionado con sus participaciones en las películas porno de Steve McLogan, el director de cine que se aprovechó del Peruano Dorado cuando sus peores épocas en los Estados Unidos.

McLogan había defraudado económicamente a una productora de vídeo hogareño, y ésta lo había demandado aduciendo que los originales de 4 de sus filmes, en los que casualmente había actuado el peruano, habían sido manipulados digitalmente, aumentando la dimensión real del miembro viril del Coloso de Tumbes.

Demian había sido llamado a declarar como testigo; otro bochorno en su vida, para quien fuera obligado por la ley yanqui a desvestirse en público y a mostrar que la manipulación digital había existido.... “Manipulación necesaria”, adujo McLogan en el juicio, confesando que con Demian había equivocado la elección... “Si no agrandaba la imagen de los solos de Demian, el fraude habría sido mayor, porque no se hubiera visto nada en la pantalla”.
Aún hoy resuenan las risas y los comentarios del Jurado sobre aquel asunto... De esos tiempos le viene a Demian el apodo con el que fuera bastante conocido: Mr. Lipstick (Señor Lápiz Labial, en inglés).

Lo cierto es que aquel mal momento oprobioso finalmente sirvió para que Ferrante hiciera doblete, y sumara frustración sobre frustración.... La foto en primera plana de un diario amarillista neoyorquino donde aparecía con los pantalones bajos probando la triste realidad del fraude cinematográfico, le había conferido al peruano cierta notoriedad pública. Fama que aprovecharon algunos, sin que él estuviera al tanto de ello o siquiera lo notara.

A los días de haber declarado, y en espera del pasaje del Consulado argentino que lo trajera de regreso a la Argentina, Demian se encontraba caminando por la zona de teatros del Broadway Boulevard, en Nueva York, cuando fue interceptado por alguien que lo conoció....

- "¿Tu eres Ferrante Kramer, no? ...¿El del caso de las películas porno?....”

Demian, asintió con fastidio... Lo habían reconocido, y sabía que su fama se parecía más a la ignominia que a otra cosa. La palabra “lipstick” se había hecho algo común en sus oídos; donde se encontrara, sonaba como un murmullo de fondo entre risitas socarronas.

- “No, no te enfades, no te estoy faltando el respeto, para nada... Me imagino cómo debes sentirte con tu tamaño, pero lo mío es otra cosa”..., se adelantó a decir su interceptor, al verle la cara... Y le explicó su idea.

Ernesto Pacenza era argentino, y productor de teatro. Y había visto, al igual que millones de personas en los Estados Unidos la transmisión del juicio de Demian.

Pacenza había quedado muy impresionado por la personalidad del Coloso incaico... Por su ductilidad para enfrentar la cámara, pero especialmente por la naturalidad con la que había enfrentado la humillación y la vergüenza en público... “Un auténtico profesional”, a decir por el productor, “... Y un buen candidato para mi próxima obra”, sentenció.
Se trataba de “Social Security “, un guión de Andrew Bergman, estrenado por aquel entonces en el teatro americano judío, y del que el productor argentino había adquirido los derechos para su puesta en escena.

Así fue como Demian se interesó en el asunto. Pacenza parecía serio, y ante la falta de otro horizonte mejor, consideró la oferta y la aceptó. Cuando regresara a Argentina, se daría una vuelta por el teatro donde el productor habría de estrenar la obra. Se llamaría “Mamá”, mucho más llamativo que el título original y más caro a su contenido, ya que trataba de la “tercera edad”, y de quién se hace cargo de la gente -en la obra, la madre de la protagonista- cuando llega a vieja.

El papel reservado para Ferrante -amen que los roles principales estuvieran en cabeza de mujeres - no era menor, por cierto.

Así, como se veía la cosa, la propuesta pintaba interesante. Quizás, el destino le reservara a Demian una revancha en otras arenas, las del teatro....

Continuará…

15 noviembre, 2007

"Me comí un sapito"... El Peruano Dorado, un precursor

Nada nuevo bajo el sol!... Si de llevarse cosas a la boca se trata, Ferrante Kramer merece con creces el número uno del Guinnes de los Records.
Cientos de historias reproducidas en este Blog acreditan fehacientemente el liderazgo del Peruano Dorado en materia de deglutaciones de toda clase de elementos: líquidos, sólidos y hasta gaseosos. Aunque sobre estas últimas -las flatulentas- ostente también el record de emanaciones "insonoras", por razones obvias de laxitud rectal.
Lo que pocos saben es que nuestro héroe tumbesino también fue el primero en abrevar de las glándulas del animalito que hoy ilustra esta entrada. Un inocente sapito que -se afirma- produce los efectos de un poderoso alucinógeno y hasta puede llegar a causar la muerte.
Y si bien no sería éste del único animal que disfrutó ingestas de fluidos, ni tampoco el primer sapo que se comió en su vida, sí estamos en condiciones de sostener que ésta fue la razón por la cual el Atila de las letras peruanas ingresó en el mundo de las drogas y recorrió el camino de perdición que todos conocemos.

Todo comenzó en Denver, cuando intentó sin éxito rescatar con sus consejos a Jim Morrison del mal camino; el cantante fallecería al día siguiente. Y continuaría con las pesadas giras junto a Duke Ellington; Demian era el encargado de cargar el piano al hombro. Los estupefacientes fueron vitales para la continuidad del peruano en USA, sin ellos no habría llegado a nada (aunque con ellos, tampoco).
No obstante, su verdadera debacle comenzaría en Kansas. Más precisamente a las orillas del Río Colorado, donde se vio obligado a recurrir al alucinógeno despedido por este anfibio, para tolerar los abusos policiales a los que ha sido sometido desde siempre el "trabajador latinoamericano".... Especialmente, cuando su vestimenta es inapropiada, porta peluca rubia y calza zapatos carmesí de taco alto.
Valga este recuerdo de hoy como homenaje al artista magno, a la figura excelsa de este grande de la literatura latina: Demian Ferrante Kramer, el Peruano Dorado. Pronto nos volveremos a encontrar con otra de sus inolvidables proezas.

12 noviembre, 2007

Mi lucha 100 % - Cuarto y Ultimo Round

El peruano estaba como loco en el gimnasio. No sabía cómo matar el tiempo; faltaban apenas unas horas para su “Función Privada” con La Pantera, pero le parecían años. Fue entonces cuando escuchó al encargado que lo llamaba…

- “Che, Demian, la Pantera dejó este sobre para vos”.

Le sorprendió que le dejara una carta… ¿Se habría arrepentido?... Tomó coraje y la abrió….

- “No te asustes, acá estoy. Tuve que salir a los apurones, disculpá. Te espero en Canning 3248, hoy, a las 23 hs. Es todo un piso, el primero, no te vas a perder. Venite con la ropita del Soñador de Martelli, que es la que más me excita... Va a ser inolvidable, Mr. D”.

Sus nuevos apodos, “Sr. D”, o “Mr. D”, comenzaban a gustarle, como todo lo que decía o hacía La Pantera. Le agregaban intriga y más magia a la noche que se avecinaba. Ferrante Kramer, con más de 70 pirulos, se había entregado al amor de lleno. Estaba jugando como un adolescente, y nada lo avergonzaba.

Llegó 10 minutos antes, no fuera a ser que se perdiera la “función”. Había estado fantaseando durante todo el viaje en colectivo. Tanto, que ni escuchó las cargadas de los pasajeros sobre su vestimenta. El peruano parecía un payaso en camiseta, calzoncillo floreado y pantuflas marrones. Pero estaba feliz en su mundo, nada le importaba.

Tocó el portero eléctrico, y la puerta se abrió sin anuncio previo. Era un edificio viejo, parecía abandonado. Subió por las escaleras hasta el primer piso; una puerta entreabierta le indicó que ése era el departamento de La Pantera… Comenzó a excitarse y a sudar como un chivo. Era la emoción. Por vez primera se le estaba dando. Y esta vez iba en serio… “La Pantera era una mujer, lo había invitado a su departamento, no era su imaginación”. Nada podía fallar.

Abrió la puerta y se sorprendió de lo que vio: “La nena parecía querer jugar, y fuerte”…

En el medio de una gran superficie se cernía una jaula metálica enrejada, totalmente cerrada hasta por arriba, de esas que se usan en Lucha Libre. Era gigantesca, y con decenas de reflectores a su alrededor. Pero había un detalle que la hacía diferente… En el centro, una enorme cama de 2 plazas se dejaba ver, anunciando lo que sería una noche de absoluta lujuria y pasión…También pudo ver algunos juguetes: arneses, esposas, látigos, máscaras, mancuernas y mucho cuero. “Mi Dios!”, exclamó…

Pero, dónde estaba ella, se preguntó. No había terminado de pensarlo, cuando sintió que un par de brazos le rodeaban la cintura por detrás. Era La Pantera, estaba a sus espaldas. Y entre sus manos, sostenía una copa de champagne para él.

- “Andá entrando a la jaulita. Y tomate el todo el champucito que está bien fresquito… Después me toca beber a mí, sabés?”…. Ferrante estaba al borde del infarto, y había tomado Viagra… No iba a poder resistir mucho así.

Obedeció, y se tomó todo el champagne. Ya adentró de la jaula, se lanzó sobre la cama, y comenzó a imaginar lo que vendría.

Habrá dado un par de vueltas, cuando se dio cuenta que la bebida le había pegado, y duro. Se sintió débil, mareado. Apenas si podía sostenerse sentado sobre el borde de sommier.

- “No puede ser, si tomé apenas un vashiiiito!”, intentó decir, pero sintió que le patinaba la lengua; la tenía como adormecida. Levantar un brazo le resultó imposible. Solo atinó a mirar hacia fuera para hacerle señas a La Pantera, pero no hizo falta… La tenía al lado.

- “Negrita, aaalgo me está pashaaando, parezco drogaaado”, balbuceó…

- “No, no parecés drogado, estás drogado, peruano sorete…. Ah!!, y pasen , muchachos!”, se escuchó decir a La Pantera, mientras ordenaba la entrada de los “malos” del grupo, que comenzaban a descolgar los artefactos y utensilios que poco antes Demian había visto…

- “Negrita, que te paasha, por qué me hasheeés esto?”, inquirió el peruano con dificultad.

- “Todavía me lo preguntás, Demian, o Mr. D, o señor D!… ¿O mejor te llamo Dionisio?... No!.. Mejor te llamo PAPÁ, y listo… ¿Qué te parece?”

Aún narcotizado como se encontraba, Demian se dio cuenta que La Pantera lo estaba confundiendo con su hermano Dionisio, el maldito de la familia. E intentó explicarle por todos los medios que no era DionisioQue los Ferrante Kramer eran 4 hermanos idénticos, que se trataba de un error, que él era Demian… Pero a esa altura, el peruano hablaba como un sifón. Todo lo que decía era “Shhhshhshhshhaaashhaashha”, no se le entendía una mierda.

La Pantera se confesó ante el grupo y les dijo porqué los había convocado.

Les contó cómo su madre había sido abusada por ese tipo, el mismo que ahora se encontraba indefenso sobre la cama…

- “Qué pedazo de hijo de put…”, repetían al unísono los 10 ó 12 de la trouppe que habían venido a apoyarla…

La Pantera les contó cómo las había abandonado cuando ella era un bebé… Dejándolas en la miseria, si casa, sin ropa, sin nada para comer…

- “Turro, puuttto, y la reputamadre…Hijjo de una remil…”, acompañaban a coro cada detalle de La Pantera, mientras golpeaban sus puños sobre las palmas de sus manos, como en un ritual guerrero…

La Pantera siguió hablando, pero no hicieron falta más detalles… Los chicos del grupo ya se encontraban sobre el cuerpo boca debajo de Ferrante, “ablandándolo”… Algunos utilizaban sus manos, otros los adminículos que habían encontrado en la jaula.

Al grito de “Querés soñar, Soñador?”… “Esto lo vas a soñar durante toda tu vida!!”, el grupo entraba y salía una y otra vez del cuerpo de Demian, quien en ningún momento ofreció resistencia. Parecía el manso luchador que había protagonizado horas antes, como si la lección de La Pantera hubiera sido aprendida por él a la perfección.

A la mañana siguiente Ferrante fue encontrado inconciente sobre la cama. Una denuncia anónima había dado cuenta del hecho. El espectáculo era aterrador, había manchas de sangre por todos lados. La teoría de los “Agujeros negros” que se tragan todo lo que encuentran a su paso, habría quedado perfectamente demostrada con tan solo observar a Demian unos segundos…

El Oficial asignado al caso, Alfonso Cárdenas, pensó que se trataba de un hecho más de esos. Pero, no… Cuando entró a la escena del crimen, se llevó la sorpresa de su vida…

- “Penino al Fondo!!”, exclamó cuando lo vio, pletórico de alegría. A pesar de los años transcurridos, Cárdenas reconoció a Ferrante al toque; él había sido uno más de aquellos tantos chicos fanáticos de Titanes en el Ring…

Pero qué desilusión, también, la de Cárdenas… La vieja magia de “Dónde se guarda el pepino, Pepino al Fondo”, había sido develada.

FIN


10 noviembre, 2007

Mi lucha 100 % - Tercer Round

(Sugerimos leer previamente: Parte 1 y Parte 2)

- “El soñador de Martelli?”, preguntó Demian con voz emocionada. Quería decirlo fuerte, porque le parecía mentira. La misma Pantera le había ofrecido el puesto, y sin siquiera probarlo como gladiador de lucha libre. Pocos habían confiado en él así, de una... Y le estaba agradecido.

Entretanto, La Pantera daba indicaciones de conservar la vestimenta del Peruano Dorado para su rol protagónico sobre el Ring...

- “Lo quiero con esa camiseta de mierda toda agujereada, ese calzoncillo ridículo floreado, y esas pantuflas que lo hacen verse como un verdadero pelotudo... Lo quiero así, sin cambios”.

Si bien aquella actitud desdeñosa para con la vestimenta del peruano parecía contradictoria con su fascinación inicial, había que comprender que La Pantera, además de luchadora, era toda una “estratega del marketing”. Nadie mejor que ella para decir qué “look” era el más apropiado para que Demian se comiera al público. Nadie cuestionó sus órdenes; todo fue cumplido al pie de la letra, y se encargaron réplicas de cada una de las horrendas piezas de vestimenta del peruano: 10 pares de pantuflas, 10 calzoncillos floreados y 10 camisetas bombardeadas de agujeros.

Pronto el peruano entró en acción. Se enfrentaba todos los días, siempre alternando el contrincante para lograr estar en forma. Fue ahí donde todos vieron que Demian había nacido para el “catch”… Más bien, para el “catchetazo”…

El “Soñador de Martelli”, o mejor dicho Demian, era un paquete, no tenía remedio… Un pobre tipo, enclenque, debilucho que jamás sacaba una mano. En todas las peleas literalmente lo cagaban a trompadas. Ferrante era el hazmerreír; iba último en la Tabla de Posiciones y los chicos lo habían bautizado “La ameba”, porque siempre estaba arrastrándose.

No obstante lo humillante del personaje, Ferrante admiraba a su mecenas deportivo. Gracias a ella se llevaba casi $ 5 limpitos todos los días -descontado viáticos- y comenzaba a hacerse conocido por primera vez en el barrio. Hasta en la Fundación ya estaban pensando en instalar un gimnasio y dar clases de lucha libre.

Pero lo peor para Ferrante, su verdadero problema, no era ése. Era otro… El peruano se estaba enamorando de La Pantera, así de sencillo. De la admiración pasó a la devoción, y de allí al amor. Casi no podía ocultarlo o bien ya no quería hacerlo. Y había comenzado a insinuársele cada vez más, y a la vista de todos.

Intuitivo como era, el peruano presentía que detrás de tanta dureza y frialdad, había una mujer distinta, un corazón que reclamaba ser escuchado, un cuerpo que quería entrar en acción... Sabía que todo era cuestión de tiempo y paciencia.

Demian comenzó a perseguirla por todas partes. En el gimnasio donde practicaban, durante las giras, en el canal. Y ella a sonreírle, a ponerse colorada.

Demian empezó a acosarla como un lobo hambriento. Y ella a provocarlo cual Caperucita Roja... Faltaba una chispa tan solo para el incendio...

Hasta había una frase de Ferrante que se había hecho famosa: “Y... para cuándo mi función privada, baby?”, haciendo alusión a un encuentro entre ambos... Un encuentro que aún no se había dado en público, pero del que el Atila de Tumbes probablemente resultaría ganador. El día -o la noche, seguramente- de su consagración.

Y ese día llegó. De la mano de su habitual muletilla “Y para cuándo mi función privada, baby?”. Nada más que esta vez, el Peruano Dorado no recibió gestos ni respuestas evasivas, sino un claro y rotundo: “Para esta noche, Señor D”.

Fue todo lo que escuchó de su boca. La Pantera se dio media vuelta, y comenzó a alejarse dándole la espalda a Demian. El peruano no podía dejar de mirar ese trasero cincelado por la lucha que se bamboleaba a la distancia. Ese paquetito que sentía próximo y suyo, exclusivamente suyo....

Continuará...

08 noviembre, 2007

Primero fue High School Musical... Ahora, 100 % lucha

Mi lucha, cien por ciento – Segundo Round

Tendido sobre el umbral de la Sociedad de Fomento de Villa Martelli, hablando solo, maldiciéndose una y otra vez, el Peruano Dorado meditaba sobre “tirar todo por la borda” o darle para adelante, dos cosas que no sabía como encarar, ya que no tenía nada para tirar, y no sabía otra cosa que ir para atrás...

Parecía un linyera, nadie recordaba ya lo que había sido décadas atrás para el mundo literario. Ferrante lloraba y blasfemaba en voz alta, para que todos lo oyeran. Pero a nadie le importaba ese pobre tipo arrojado como despojo en la calle...

- “La puta madre, qué vida de mierda!... Pero no me voy a rendir, no señor!!”, -bramaba furioso el peruano- “... Quiero seguir luchando!... Y voy a luchar. Sí, voy a luchar, carajo!”, repetía para darse fuerzas. Entretanto, un grupo de personas se encaminaba hacia él con claras intenciones de ingresar a la sede social..

Demian, aún con la cara tapada, y mirando para abajo no se dio cuenta que estaba estorbando el paso; la escena había conmovido a esa gente que lo observaba desde arriba con piedad.

Quizás Demian sintió su cercanía, o simplemente le dijeron “Correte, imbécil!”, vaya uno a saber. Cualquiera haya sido la razón, el peruano levantó su cabeza y los observó. Con esos ojos que solo él tiene, con esa expresión de sorpresa inocente que caracteriza a los nobles de corazón...

- “Perdón, estoy molestando, no?... Disculpen, pasen, yo ya me voy”, atinó a decir, casi en un susurro.

Pero siquiera los había visto bien. Si no, se habría dado cuenta que alguien no le sacaba la vista de encima.

Aquella mujer estaba como en estado de shock. Parecía haber visto a un fantasma. Seguía a Ferrante con sus ojos, mientras éste se alejaba de la escena tímidamente. Fue en aquel momento que abrió la boca:

- “Quiero a ese hombre!”, dijo; su voz era bastante autoritaria, parecía liderar a los otros tres.

- “Si, Pantera”, se les oyó decir al unísono. No cabían dudas que ella cortaba el bacalao.

Demian fue interceptado a los pocos metros. Casi en el aire, aquellos 3 mastodontes lo trajeron de vuelta y lo pusieron delante de la jefa...

- “Sabés quién soy... Sabés quienes son estos tipos que me acompañan?”, increpó a Demian sin decir antes buen día...

Ferrante no entendía nada. Hacía instantes aquella gente se apiadaba de él, y ahora lo interrogaban como si fuera de la policía.

- “No, no sé... pero mire que yo no me robé nada. Soy peruano, me llamo Demian y no quiero problemas. Solamente estaba mirando el afiche de los titanes, soñando y recordando mis viejos tiempos”

- “Pará, pará, nene!... No, no somos la yuta... No nos reconocés?... Somos los del afiche de Lucha Libre. Yo soy la Pantera, y ellos son Vicente Viloni (el rockero de Villa Urquiza), Brian Sánchez (el Delivery Boy) y Sir Peter Laurence (el caballero inglés)”... “... Junto a otros como Felino, Ofidius, Hip Hop Man, Rulo Verde, Fulgencio Mejía, Shuto, el irresistible, Fabricio del Mónico, Jhonny Wave, Ron Doxon, Manolo Murrieta y el escocés Mc Floyd, formamos “100 % Lucha”.

Así, La Pantera, una escultural morena de no más de 1 metro cincuenta de estatura, le contó a Demian quiénes eran... “Hay otros, también, que hacen de malos: El desertor, el teniente Murphy, La masa, Karnac Chain, el Monje Negro, Mario Moran, el Doctor Calambre... Somos un montón, casi no me acuerdo de todos”....“Así nos ganamos la vida, yendo de club en club, a las sociedades de fomento, a los colegios... De todo un poco”.
Demian le devolvió la cortesía, y le contó de aquellas épocas suyas con Karadagián, cuando reemplazó al Caballero Rojo, y de su recordado último gran personaje: “Pepino al Fondo”.

Parecían grandes amigos a esa altura. Pero de pronto, ella retomó el hilo...

- “Pero lo tuyo, nene, es distinto, me entendés?... Es lo que se viene”, arrojó La Pantera. “... Ese look que tenés, me mató. Bien de barrio... Te vas a morfar a todos los personajes!”, agregó, entretanto el peruano entendía cada vez menos.

- “Demian me dijiste que te llamabas, no?... Bueno, Demian... No decías hace unos momentos que QUERÍAS SEGUIR LUCHANDO!!... Bue, te quiero en mi trouppe, para las giras y la TV. Quiero que seas el nuevo en la lista de los buenos… El más bueno de todos, el más manso!”.

Demian no lo podía creer. Había escuchado mal o le estaban realmente ofreciendo un personaje central para “100 % Lucha”?.

- “Tenías un sueño?... Bueno, los sueños están de moda ahora con Tinelli. Te voy a bautizar “El Soñador de Martelli”... Vas a ser lo más!”, concluyó la petisa.

Demian había comenzado a llorar de nuevo... Pero ahora, de alegría....

Continuará...