29 septiembre, 2006

Posta de lectores (II): ¡Se viene el cumpleaños de Demian!

El próximo 5 de octubre, Demian Ferrante años cumplirá 73 años de vida.

Los que aman la grandeza y la pequeñez de este personaje tan singular, pueden dejar sus posteos en esta entrada o en cualquiera de las historias que ilustran este sitio.

Ferrante se pondrá muy contento de leerlos y seguramente se inspirará para seguir recordando otras de sus miles de historias tan absurdas como falsas.

Hasta la próxima!

El día que Ferrante Kramer desafió a Bobby Fischer

Si existe un personaje excéntrico y polémico como nadie en este mundo, ése es sin lugar a dudas Bobby Fischer.

Ya era famoso desde pequeño en su ciudad natal, pero su notoriedad llegó al clímax cuando se consagró Campeón Mundial de Ajedrez en 1972, al vencer al soviético Boris Spassky en una jornada memorable en Islandia, y constituirse en el primer norteamericano en obtener ese título luego de casi 25 años de hegemonía rusa.

Sin embargo, y más allá de que su fama había trascendido todas las fronteras, Bobby no era conocido por todos. Entre esas excepciones se encontraba Ferrante, quien no sabía nada de él hasta aquella tarde de 1996, cuando el genio del ajedrez nos honró con una de sus tantas visitas a la Argentina..

Fischer había llegado a Ezeiza en medio de un recibimiento multitudinario. Era un icono rebelde y se lo admiraba por luchar contra el “establishment”. Por aquellos años, Ferrante estaba pasando por un mal momento económico y era habitual verlo manotear valijas en el aeropuerto intentando hacerse de una monedas trabajando de changarín.

Y fue en ocasión de interponerse en la marcha de un Bobby Fischer preocupado solamente por quitarse de encima a las decenas de paparazzi que lo perseguían, cuando el norteamericano se lo llevó puesto como un poste.

Ferrante, ya un hombre mayor por aquel entonces, acusó el golpe exclamando con dolor una frase que haría historia en el ajedrez nacional: “Ay...beesttia.... bestiiia!”, a la que Bobby reaccionó como si la hubiera entendido. Fischer detuvo su andar, clavó su vista en Demian, se le paró delante y quitándose uno de sus guantes lo abofeteó al grito de “Whaatt??...I’m the best, not you, son of a bitch!” (“Qué?...Yo soy el mejor, no tú, hijo de put..!!”).

Ferrante, entendiendo que el americano lo había llamado “bicho”, respondió a mansalva: “Bicho serás vos, pelotudoo!”. Entre tanto, Fischer – totalmente sacado - era contenido por los guardaespaldas para evitar que la cosa pasara a mayores. La escena era kafkiana...la confusión crecía y crecia segundo a segundo.

Demian seguía quejándose del dolor que le había causado el encontronazo con Fischer, y desde el piso bramaba: “Ay!!, Ay!!” , gritos que aumentaron la ofuscación de Fischer quien interpretaba que Ferrante seguía gastándolo diciéndole “Yo, yo!!”, como muestra de su superioridad.

En eso, para peor, el gentío comenzó a caldear más los ánimos... Parecía que todos querían ver sangre. Apoyando decididamente a Ferrante, la multitud ensayó una tonada categóricamente agresiva: “Yankee putito!... Yankee putito!”, canto que fue mal entendido por el campeón como “Yanqui ponelo!” (Yankee put it), y a manera de invitación por parte del público a bajarle los dientes a Ferrante.
Bobby corrió hasta el peruano para cagarlo a trompadas, pero fue disuadido por su traductor quien le sugirió que lo hiciera “... In your sauce, Bobby” (En tu salsa, Bobby). Finalmente, la cosa sería al modo civilizado: “Una partida de ajedrez”.

Ferrante apenas tenía idea de cómo se jugaba. Su fuerte eran la casita robada, el Scrabel y la Batalla Naval. Sin embargo, “...Aceptó sin pensarlo”, a decir por sus biógrafos. Para quienes defienden a Ferrante, aquella actitud respondió a una sofisticada estrategia suya o al coraje innato del peruano en situaciones apremiantes; sus detractores, en cambio, aseguran que se trató de un acto de inconsciencia más de Demian, producto del escaso potencial de su cerebro devastado por la mezcalina (1).

Así las cosas, la cuestión es que Fischer fijó las reglas del encuentro: él elegiría el lugar, y Ferrante el premio. El norteamericano optó por jugar la partida en el Círculo de Ajedrez de Villa Martelli; conocía al gordo Rubinstein, y descontaba que no tendría problemas en cederle la sede. “Bingo!”, gritó Ferrante, ya que no tendría que gastar en el bondi; el Círculo le quedaba bien cerca de su casa.

Ahora le tocaba elegir a él, lo que generó una expectativa terrible entre los periodistas presentes: “Con qué se saldrá este poligrillo!”, se preguntaban. Ferrante como presintiendo que ésa era la ocasión de agarrar algo grande, luego de pensarlo por largo rato, se despachó con: “...Quiero 1 kilo de sánguches de miga, surtido especial”, nada más, pero exigiendo como condición que se compraran de antemano y se guardaran en la sede del Círculo, ya que decía desconfiar de Fischer.

Fischer, miró con lástima al peruano como lamentándose de su poca ambición, peló unos dólares y le encargó a su chofer que realizara la compra y los entregara en el lugar convenido. El encuentro se fijó para las 22 horas de ese caluroso 5 de octubre de 1996, casualmente, el 65 cumpleaños de Demian.

Fischer se presentó media hora antes de lo convenido, y se sentó en silencio frente al tablero a la espera del peruano. Se lo veía impaciente, y la razón era una sola: debido a los retrasos e inconvenientes sufridos desde su arribo, no había podido probar bocado.

Viendo que disponía de tiempo, y no soportando un minuto más sin ingerir comida, solicitó a uno de sus acompañantes que le comprara algo por la zona. Advertido de que en Villa Martelli le resultaría imposible conseguir algo aceptable para comer (2) ya que todo estaba cerrado a esa hora, recordó que bien podría recurrir a los sánguches que se habían comprado para satisfacer al ganador del encuentro... “De todas maneras, seré yo el winner”, dijo sonriendo. Nadie en esa sala apostaba un mango a favor de Ferrante.

Y a decir por lo ocurrido después, quien menos fe se tenía era el propio Demian.

Cuando el chofer fue en busca de los sánguches, estos ya no estaban, alguien se los había robado. Y para más, en el Círculo ni en la Sociedad de Fomento local no había ni una mísera galletita de agua para convidar al campeón aquella noche.

Harto de esperar a su adversario, hambriento y malhumorado, Fischer se retiró del Círculo pasadas las 11 de la noche. Entre puteadas en castellano e inglés, juró no volver más a la Argentina y menos a ese barrio piojoso.

A pocas cuadras del lugar, en un chalet utilizado como vivienda y base de sus negocios por Dionisio Ferrante Kramer, hermano de Demian, se escuchaban voces de niños y adultos de ambos sexos cantando: “Happy birthday to you, happy birthday dear Demian...”.

Desde la ventana se podían apreciar aquellas caras felices, bebiendo agua y comiendo sánguches de miga como si nunca lo hubieran hecho.

(1). La mezcalina es una sustancia alucinógena elaborada a partir de un cactus, específicamente el peyote o el San Pedro.
(2). No hay nada recomendable en materia gastronómica en Villa Martelli

26 septiembre, 2006

Una mente brillante

Si mi memoria no me falla, estimo que debe haber sido a mediados del año 2001 cuando Ferrante, con casi 70 pirulos a cuestas - aunque no aparentaba más de cuarenta - fue seducido por aquel afiche callejero que promocionaba el film del momento: “Una mente brillante”.

La pinta de Russell Crowe, el glamour de Hollywood, y lo que adelantaba la publicidad acerca del argumento, provocaron ese “crack” que tan fácilmente atacaba a Ferrante. Especialmente cuando algo lo remontaba a su atribulado pasado, y a la vez se le presentaba como “LA OPORTUNIDAD” de lograr su tan ansiada y demorada gloria.

Ni corto ni perezoso, juntó las pocas chirolas que tenía en su bolsillo, mangueó otras tantas fingiendo una renguera, y se dirigió a uno de los cines de la calle Lavalle a ver la película.

La oscuridad que anunciaba el inicio del film fue suficiente para provocar una alucinación en su dañado cerebro, y proyectarlo hacia un delirio místico que le haría perder la noción del lugar donde se encontraba y de quienes estaban cerca suyo.

Pero no sería sino hasta pasada la media hora de película, que se avisoraría la tragedia. La vida de John Nash, su perfil psicótico, y esa tremenda habilidad con los números, las matemáticas y la estadística, sumieron a Demian en una profunda exitación. De pronto, comenzó a transpirar como un chivo, llegando a tener convulsiones espásticas como las de un poseído. Sin dejar de retorcerse en su asiento, acto seguido continuó con unos murmullos ininteligibles que simulaban ser dichos en latín, para finalmente explotar en un grito: “¡Ese hombre soy yo!... ¡Yo soy la mente brillante, yo soy brillante!”, parado sobre su butaca en medio de la sala, y con los ojos desorbitados.

“¡Callate loco, cortala delirante!... Dejá ver la película!”, exclamó uno; “Paren a ese imbécil!, bramó otro, hasta que personal de seguridad sacó a Ferrante por la fuerza, mientras aullaba como un lobo, en medio de las carcajadas de los presentes que vociferaban “Al Borda, al Borda!!”. A patadas y empujones, Demian fue sacado de la sala. Por piedad, los guardias no hicieron la denuncia policial y hasta le dieron unos pesos para que se comprara un vino.

En la calle, y tetra de por medio, comenzó a caminar mirando las estrellas. Parecía que veía formas y movía las manos señalando el cielo. Detenía a los transeúntes a la voz de: “Ven, allá está la constelación de Mauro”, “Miren.... a la derecha de la Luna se pueden apreciar los anillos de Júpiter!”. .. Su ignorancia en astronomía era tan notoria que originó que algunas personas que presenciaban su show comenzaran a burlarse de él y a seguirlo. Sin embargo, como si no existieran, Demian prosiguió su marcha vociferando decenas de pelotudeces con una seguridad académica digna de Harvard.

Entre tantas gansadas, en un momento detuvo su andar y se puso a observar como cagaba un perro y a predecir la forma que adoptaría el sorete cuando tocara la vereda: “Va a tener forma de Omega Épsilon”, afirmaba grandilocuentemente, mientras la audiencia lo alentaba: “Seguí loco... seguí!”.

Ferrante, presa de su público, no se detendría... En su locura, creía que su ansiado minuto de fama le había llegado. Fue así que redoblaría la apuesta exponiendo ante los presentes “ecuaciones” truchas como “Pi por radio al cuadrado igual a Pi por Cipollatti dividido Pi por Mancera”, y otras tantas boludeces más que serían festejadas largamente por una veintena de seguirores entre mofas y sarcasmos.

Sin embargo, entre tanta algarabía se escondía una terrible pena. Lo que nadie sabía y que habría hecho que aquellas burlas impiadosas cesaran, era una sola: “Eran días de víspera de Navidad, y Ferrante estaba solo”. No se sabe a ciencia cierta hasta el momento si Demian estaba realmente fuera de sí y nada comprendía, o si entendía lo que pasaba a su alrededor pero soportaba las chanzas solamente para disfrutar de compañía, aunque le faltaran el respeto.

Demian continuó su caminata por horas hasta que finalmente sus acólitos se cansaron de él y lo abandonaron a su suerte... Sin darse cuenta, había llegado a la General Paz.

En un resquicio de lucidez, recordó que estaba cerca de la casa de sus sobrinos. Ebrio como se encontraba, sucio y con esas ojotas franciscanas destruídas que apenas sostenían su humanidad, apuntó al chalet que identificó a lo lejos, iluminado por cientos de guirnaldas navideñas.

Desde la puerta, uno de sus sobrinos, Arturito, lo reconoció y gritó: “Tío Demian, tío Demian”, lo que invadió de una profunda emoción al peruano, al punto de nublársele la vista con sus propias lágrimas.

Como no había llevado más que las ganas de comer, intentó impresionar a su sobrinito de 10 años de alguna manera. Como venía embalado con el filme, comenzó a mostrarle a Arturito supuestas formas que adoptaban las luces de las guirnaldas, formas que solamente él veía en su delirio.

Su sobrino le insistiría una y otra vez “¿Dónde está la constelación de Billiken tío, que no la veo?”, a lo que cansado de que no le comprendiera, intentó demostrarle “in situ”, trepándose al techo y señalando con sus manos los foquitos en cuestión.

La mala fortuna hizo que Ferrrante tocara un cable pelado de esos artefactos chinos de mala calidad importados en la época de De la Rúa, produciéndole una descarga que se complicaría en la caída al enrollársele la guirnalda alrededor del cuerpo.

Sin embargo, la acción que se presenciaba era confundida por los presentes e interpretada como otra de las tantas “Payasadas del Tío Ferrante”, quien en medio de las descargas eléctricas y chispas, recordaba la película que había visto horas atrás, al grito agónico de “Unaa meeente brrillaanteee!”.

Su hermano, Dionisio, accidentalmente en Argentina por razones de trabajo vinculadas a la importación de alimentos para perros FAMI desde el Perú, su esposa e hijos presentes, festejaban creyendo entender la chanza de Demian, al grito de ; "¡Queremos más, queremos más del hombre brillante!”

25 septiembre, 2006

La Noche de los lápices.

Hay situaciones en la vida de personajes célebres que marcan toda una historia. Mucho se discutió entre quienes llevamos adelante este blog, la publicación o no de esta historia. Una corriente interna se apoyó en que por lo triste y patética había que mantenerla oculta entre tantas otras historias hilarantes (y porque no ridículas) pero no por ello menos importantes de la vida de Demian.

Gracias a Dios, en la votación interna ganó el Sí, por lo que compartimos esta historia que nos llena de tristeza pero que más allá de todo, deja la impronta ya característica de las anécdotas de la vida de Ferrante.

A fines de febrero de 1976, Demian se encontraba viviendo (si lo que hacia podía considerarse vivir y no pucherear) en Villa Martelli, barrio bonaerense que lo adoptó como propio, en el cual Ferrante se sentía tan a gusto como en su Perú natal. Argentina vivía convulsionada por cuestiones políticas, pero como Demian siempre vivió en una nube de pedos, estamos convencidos que nunca tuvo a ciencia cierta la certeza de lo que se vivía a su alrededor.

De tanto visitar la biblioteca de Villa Martelli, Ferrante conoció a Elvio Lasarte, un joven de origen humilde que trabajaba en la Librería Bramanti de Avenida del Tejar y Tronador en el barrio porteño de Saavedra. Lasarte, amante de los libros, siempre cruzaba a Ferrante en la biblioteca. Mientras el muchacho iba a desmenuzar libros de historia griega antigua, Demian iba a dormir e intentar –sin éxito- transarse a Luisa García, encargada de la biblioteca del turno tarde.

Una tarde, Ferrante vio a Elvio hablar en voz baja y con Luisa en un rincón el salón. Se acercó con cara de poker (1) y se dirigió a la joven que sistemáticamente lo trataba con distancia y con un tono bastante frío la increpó: “Diccionario literario de obras y personajes de todos los tiempos y de todos los países, de González Porto. Editorial Montaner y Simón, por favor…”

Con esto cortó el diálogo entre los jóvenes abruptamente. Al quedarse solo con Elvio, y sabiéndose en inferioridad de condiciones para pelear con el muchachito por el amor de Luisa, intentó llegarle por el lado de la –falsa- amistad. “Que onda con la flaquita elvi??”. Lasarte que pocas veces había cruzado palabras con Ferrante, lo miró sorprendido...”…¿con quien?” .
Ahí Ferrante lo supo. La incredulidad de Elvio sería su carta de triunfo.

Al igual que en otras oportunidades, aquí surgen posiciones encontradas. Los que dicen que Ferrante tenía un perfil netamente maquiavélico y todo lo que hacia tenia que ver con un plan oculto, y quienes sostienen que Demian era todo amor.

Durante meses, Demian monitoreó la relación entre Luisa y Elvio. Con un trabajo hormiga, fue acercándose a Elvio buscando el momento justo de atestar el golpe final. Allí Luisa seria suya.

Una tarde de marzo, Demian encontró a Elvio tomándose la cabeza frente a un ejemplar de "Introducción a la Grecia antigua" de F. J. Gómez Espelosín, casi a punto de llorar. Ferrante enfiló hacia la mesa del joven y en el camino (como para no quedar desubicado) manoteó de un estante un ejemplar de “Estudio de las metáforas en algunas teorías matemáticas del siglo XX”, de Noemí Acuña Nelci.

Al llegar, sacándose los anteojos como si hiciese horas que estaba leyendo increpó a Elvio con tono cansado: “¿Qué te pasa perejil?”. Elvio, con una mezcla de desazón, tristeza y hambre le dijo: “Después de meses de juntar plata para salir con Luisa a un lugar decente, me embocaron el control de stock en la libreria… es el final, no va a querer saber mas nada de mí.”

Varios grupos de estudiosos de la vida de Demian intentaron buscar una explicación racional de la actitud de Ferrante frente a esta situación, pero nadie pudo hilvanar una teoría coherente en los últimos 25 años: Con voz superada, DFK le contestó. “¿y cual es el problema? El control de stock te lo hago yo y vos te vas con Luisa a picar unos quesitos…”

La cara de Elvio se transformó… si no fuera por la mezcla de olor a transpiración, ajo y patas que desprendía la ropa de Demian, sin duda el joven lo habría abrazado.

La noche siguiente, ambos amigos se encontraron en la Estación Saavedra, caminaron por Av. Del Tejar y al llegar a la puerta del local, Elvio apurado abrió el candado. Ambos pasaron al interior del local, hasta llegar al fondo del comercio en donde doscientas seis cajas esperaban la rotulación y control correspondiente y su posterior ubicación en los estantes para la venta.

Lasarte explicó la Tarea. Ferrante puso cara de entender. Cuando Elvio se fue le dijo muy claro: "Demian, terminas de hacer el conteo y cerras todo. Mañana te veo en la biblioteca y me das la llave. No te quedes hasta muy tarde, no mucho más de las 11..." Demian asentía con la cabeza mientras intentaba ver que iba a hacer.

Ya solo, se sentó sobre una caja de 500 Pinturitas Jovi. Buscó en su saco un cigarrillo, fósforos y se puso a disfrutar del último Parliament. Extraño, no recordaba cuando había comprado ese atado. Es más… no recordaba cuando había empezado a fumar…

Se tomó unos minutos, para pensar por donde empezar… hasta que por su mente cruzó la imagen de Elvio besando desenfrenadamente a Luisa entre los estantes de la biblioteca y otra vez el despecho y la furia se apoderaron de él. Arrojó violentamente lo que le quedaba del cigarrillo y se dispuso a salir mientras maldecía al jovencito. Sin darse cuenta, había entregado a la presa mansamente.
Mientras buscaba el picaporte la habitación se iluminó… el cigarrillo había caído sobre unas cajas de Lápices Faber Castell HB prendiendo instantáneamente una llamarada que se esparció por todo el depósito. Todavía no tiene claro como logró salir porque al instante se desvaneció.

Despertó exaltado en la guardia del Hospital Pirovano, atendido por un camillero que luchaba por ponerle la mascarilla de oxígeno. Bastante confundido salió del hospital y tomó el 67, con destino nuevamente a la librería. A la altura de Republiquetas (2) el tráfico estaba cortado. Se bajó del colectivo y recorrió casi doscientos metros a pie. Algunas llamas todavía estaban encendidas. Dos dotaciones de bomberos luchaban contra lo que quedaba del incendio que destruyó casi en su totalidad la librería.

Por mas de seis meses, no volvió a la biblioteca… se enteró que en la librería echaron a Elvio al día siguiente del incendio y le iniciaron un juicio por daños y perjuicios.

No volvió a ver a Luisa y ante su insistencia, la Sra. Marta, una empleada sexagenaria , con un tonito cómplice le confirmó: “Renunció… se fue a vivir con el novio que venía seguido a pedir libros sobre historia griega… y está por tener un nene…si ya no tuvo…”

Su furia lo había arruindado todo… la noche de los lápices.. Faber Castell.

(1) Cara de boludo
(2) Actualmente Crisólogo Larralde

24 septiembre, 2006

Los Archivos Ferrante Kramer (III): "Las cabinas"

Por Casimiro Arena y un amigo

PARTE 1 – Escrita por Casimiro Arena (04:30 AM/ - 9-12-2005)

Deben ser como las 4 de la mañana, y no me puedo dormir. Espero no despertar a mi mujer, pero no me podía aguantar sin escribir acerca de la experiencia que tuve ayer. Fue tan intensa que me quedé enganchado y estaba soñando con ese tema.

Bueno, les paso a contar lo que viví y espero que mis amigos del Blog de Ferante me crean y publiquen esta historia.

Me encontraba viajando en micro hacia General Pico para hacer una nota pedorra sobre la inauguración del “PRIMER CLUB DE STRIPPER PARA MUJERES” en esa ciudad.

Sería media tarde, un sol que te partía, cuando de pronto, al costado de la ruta 5, veo por la ventanilla una “cabina telefónica” que me llamó poderosamente la atención. No era una cabina cualquiera: “¿Es la de Rellenesi, la del locutorio incendiado?”, me dije.... Y le grité al chofer que se detuviera ahí mismo. A esa altura, con lo excitado que estaba, me importaba un pepino el asunto de los stripper...Para mí, Ferrante era la prioridad!

Al descender, la vi. No podía creerlo... Era igualita a la de las fotos, a las que decían que utilizaba Demian para transportarse y estar en dos sitios al mismo tiempo. “Esto es una locura... Estaré soñando?”, pensé. Pero, no... Allí estaba, esperándome.

El teléfono parecía estar conectado a la nada, no había cables; sin embargo, al acercarme el tubo escuché que había “tono”.

Me invadió un miedo tremendo. Observé detalladamente el aparato, y me asombré de que en el lugar donde estaba la información sobre bomberos, policía y números de emergencia, dijera: “Unidad 5101933, registrada a nombre de Walter Rellenesi”. “La putamadre!!”, era nomás la cabina de él, pero... “Qué hacía allí, cómo había llegado?”, me dije.

Pero no todo terminaría allí, habría más sorpresas. Enfrente, del otro lado de la ruta, a unos 200 metros, había otra cabina igual, en medio de ese desierto pampeano, en la nada. “¡Guauu!", exclamé... me invadía un cagazo tremendo, no lo quería admitir. De golpe, como en una película bizarra de ARMANDO BO, por la ruta aparece un TAXI viejo, con una cabeza gigante adherida al techo, como la de un muñeco de goma... “Parece ser un anuncio publicitario”, pensé. Pero mi asombro llegó al éxtasis, cuando vi que tenía la cara de Ferrante, y un cartel que decía “MARCÁ EL NÚMERO”.

El sol en contra no me dejaba ver bien, pero igual marqué el número. Fue ahí cuando sentí un dolor que me atravesó el cuerpo y creí desvanecerme. Mientras me recuperaba, vi que continuaba con el tubo en la mano, y que no había pasado nada.... Pero en realidad, sí algo había pasado.

El sol ahora lo tenía sobre la espalda... Me encontraba en la cabina de enfrente, idéntica a la anterior, pero con otro número: “Unidad 5102056”. Fue en ese momento que me percaté sobre ambos números: el primero era la fecha de nacimiento de Demian... el segundo, mismos día y mes, pero del año 2056... como 50 años en el futuro. "¡Donde estoy!... ¡Por Dios, que el Barba me despierte!", exclamé.

Volví a marcar el número de la cabina, y otra vez me atacó aquel dolor punzante. Sin embargo, no me trasladé al otro lado de la ruta. Aparecí en una especie de consultorio, sobre una camilla, atado de pies y manos. Había luces rojas en el techo. Y alrededor mío, muchos hombrecitos flacos y flexibles, con dedos alargados, reflejándose y multiplicándose en decenas de espejos.

Si bien al principio mi vista estuvo medio nublada, a los pocos minutos fue aclarándose y pude ver algo que me hizo temblar: “Todos esos tipos tenían la cara de Ferrante”. Eran como clones suyos, y los había en cantidad y por todas partes. Fue en ese instante que comprendí la razón de la eterna juventud de Ferrante y de sus desdoblamientos imposibles. Podía haber cientos o miles de Ferrantes en cualquier tiempo y lugar.

De pronto, todas las manos de esos Ferrantes se me abalanzaron, y sé que abusaron de mi cuerpo sustrayéndome fluidos vitales. Seguramente, pronto habrá incontables Casimiros por todo el planeta y mi vida no será la misma. Espero que la gente del Blog crea en mi palabra y publique esta historia, por el bien de la humanidad.

PARTE 2 – Escrita por ARMANDO, un amigo de Casimiro. (06:11 AM – 9-12-2005)

Sres. del Blog de Ferrante: deben ser como las 6 de la mañana, y me desperté hace unos minutos. Estaba recogiendo algunos elementos de trabajo antes de irme, cuando vi esta nota escrita por él en su computadora. Luego de leerla me sentí obligado a hacerles llegar su historia y la mía para esclarecer la situación.
Ante todo les aclaro que no soy amigo de Casimiro. Y no es la primera vez que me invita a su casa. Cada vez que me llama, lo vengo a ver como a cualquier cliente. Siempre le digo, “Cuando me necesites, simplemente MARCÁ EL NÚMERO”

Creo que el pibe está mal, de verdad. Yo sólo hago mi laburo. No será el mejor, pero con el de STRIPPER solamente no me basta.

A la gente del Blog, que no sé quiénes son ni quién es Ferrante, les pido que lo cuiden a Casimiro. Es buen pibe... Pero no asume lo suyo, y por lo visto inventa historias para justificarse.

Uno es como es, y debe aceptarlo. Yo estoy orgulloso de ser TAXI BOY. Él debería también estarlo, porque es de los que se entregan plenamente.

Si yo jugara del otro lado, seguramente lo elegiría a él. Ah!...Pero me parece que está enamorado de ese tal Ferrante.

Bueno, creo que ya está.... “Send to”: http://ferrantekramer.blogspot.com... “Enter”

21 septiembre, 2006

Carla... Una historia de amor

¡WARNING!: Advertimos a los lectores que esta historia es imaginaria. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia

"¿Doña, no tendría un pancito para mí?” ... “Entrá Ferrante, y agarrate esa porción de pasta frola”, respondió sonriente Doña Clotilde, la panadera. “Bueno”, le contestó, y pensó: “A FALTA DE PAN...”, retirándose no sin antes manifestar su agradecimiento.

Mientras la comía con fruición sentado en el cordón de la vereda, de pronto lo invadió una profunda tristeza. Se sintió miserable, un mendigo. Como en catarata, otra vez los fantasmas del pasado volvían a atacarlo. “¡Pero la gran putaaa!...¡Cómo yo, un coloso literario que supo estar con los grandes de verdad... Capote, Morrison, Luther King y Cortázar... Cómo pude caer tan bajo, mieerrda!", murmuró apretando los dientes, en medio de un profundo llanto y mirando con bronca la pasta frola.

“¡No tengo nada, carajo...No tengo casa ni comida... Siquiera una mujer a quien amar!”, exclamó a viva voz, llamando la atención de ocasionales transeúntes.

Pero, como reza el refrán, “Dios aprieta, pero no ahorca”. El destino le tenía reservada una sorpresa... Entre aquellos peatones, se encontraba “ella”, quien acercándosele despaciosamente le susurró con una voz cálida y tranquila: “No llores, Demian”.

“Demian?”, se dijo para sí; e intentando disimular su asombro, balbuceó: “¿Me conocés, cómo es que sabés mi nombre?... Sonriendo, ella le señaló el cartelito que llevaba colgado alrededor del cuello: “Me llamo Demian y soy ciego”. Ferrante había olvidado quitarse la herramienta de trabajo y se sintió avergonzado, a lo que ella respondió con una sonrisa cómplice diciéndole “Yo también tengo lo mío, no te preocupes”.

Amigos, si hubo un momento sublime en la vida amorosa de Demian, fue ése. A partir de aquel día Ferrante viviría un idilio sin par. Carla modificaría su vida para siempre.

Pero no fue sólo amor lo que ella le deparó. El romance con Carla Montes también le devolvió a Demian algo de su celebridad perdida.

Aquella etapa tuvo hasta ribetes periodísticos. El no lo sabía, pero ella era famosa. Concitaba la atención de los medios... medios que no la trataban de igual manera: “Que Carla esto!, “Que Carla, aquello”... Inmutable, Ferrante desoía todos los comentarios maliciosos, estaba ciego – esta vez en serio -, pero de “amor”.

Sin embargo, ya superado el mes de noviazgo, la relación - aparentemente “ a full” para el común de la gente - continuaba siendo meramente platónica. Carla se negaba como una adolescente a entregarse a Demian, repitiéndole “Que se estaba reservado para después de la boda”, al extremo de gritarle “¡NO insistas más!.

Demian no podía soportar tan larga espera, era demasiado. Para más, los paparazzi y los reporteros que aparecían en cualquier lugar con preguntas tales como: “Carla, es tu nuevo novio?” o “Quién es éste?”, lo hacían sentir peor... Un don nadie que, aunque cierto, no estaba dispuesto a bancarse en esta gloriosa etapa de su vida.

“Carla, dame algo, amor... No puedo aguantar más así!”, gritó frente a los periodistas un día, poniendo de manifiesto que entre ellos “aún no había pasado nada”. Entre festejos y risas, los periodistas abonaron con bromas medio subidas de tono “Dale, Carla, atendé un poco a este hombre... no te hagás la...”. Carla fulminó con su mirada al periodista que le había hecho esta última chanza, tomó a Demian del brazo, y le dijo “Vamos a casa... hoy me vas a tener, pero como yo quiero!”. Ferrante, loco de alegría, se dejó llevar, sabiendo que entraría pronto al paraíso.

Mientras iba con ella a su casa, se sintió renacer. Hasta le habían vuelto las ganas de escribir y pensó en el título que podría llevar su nuevo libro de poemas: “Un amor distinto”, ensayó, y le pareció el adecuado... “Carla no era como todas las demás!”, sentenció en silencio.

Ya dentro del dormitorio, Demian insistió otra vez con la suya, recibiendo como dura respuesta un “¡Por ahí no, ya te lo dije!... “Si lo querés hacer, tomame por detrás!”, murmuró sensual, desencadenando en Ferrante una libido rayana con el éxtasis.

Por meses, aquel juego en la oscuridad y entre suaves sábanas, los mantuvo unidos como siameses. Demian nunca había sentido algo tan profundo, tan hermoso.

Pero como de costumbre, lo prohibido termina siendo motivo de disputa. Por capricho o por derecho, la cosa fue que Demian, harto de que Carla rehuyera a su entrega “Como Dios manda” – solía decir como buen cristiano que era - , la tomó un día en la cocina, desprevenida y por la fuerza, sujetándola por sus bragas hasta romperlas.

Carla quedó tan inmóvil como desnuda .... parecía un ángel... Más precisamente, Angel Vargas.
El golpe fue tremendo para Ferrante. En lugar del monte de Venus, Carla mostraba un imponente Everest, adornado por un ciclópeo totem y un par de borlas.

Demian huyó desesperado. Lo invadió la repulsa: “¿Cómo pudo haberme engañado así?... ¡Justo a mí, el rey de las minas!”, pensaba y pensaba una y mil veces. Fue ahí cuando le cayeron todas las fichas de golpe, fue en ese momento que comprendió las risas de los paparazzi, el hecho de hacerlo siempre con la luz apagada, que la llamaran “traviesa”, las preguntas de la prensa que no entendía – “¿Cuándo te operás ángel?”... o chanzas como “No le molesta al quía el tobul?” que, por su extranjería, Ferrante nunca alcanzó a comprender.

Se juró “No volver a verla NUNCA MÁS!... Su rechazo por aquella carne, aquella piel, aquellos besos, crecía segundo a segundo. ¡Puaj!, se asqueó, y repitió “NUNCA MAAAÁS... NUUNCA MAAAÁSSS!!!”

A la semana siguiente, Carla era nuevamente noticia. Un pasquín amarillista publicaba en primera plana la foto de su casa en Villa Martelli bajo el titular “A FALTA DE PAN...”. En ella, se podía ver muy nítidamente a Demian rogando por entrar.

La Biblia y el calefón, pasta frola o ángeles...Nada había cambiado para Ferrante... Cualquier bondi lo dejaba bien.

20 septiembre, 2006

El affaire Tu Sam: una nueva mirada al Ferrante solidario

Corría la década del ’70, y el panorama económico de Ferrante no había cambiado para nada: estaba otra vez en bancarrota. Era habitual verlo sentado en el bar “El Mojón” de Villa Martelli, café mangüeado de por medio, intentando garabatear sobre una servilleta algún que otro poema que luego entregaría a los compasivos habitantes de la zona a cambio de alguna caridad.

Embolado porque ninguna idea se le aparecía, comenzó a jugar con la colilla de un cigarrillo que alguien había tirado. Era el conocido juego de la servilleta, el vaso y la moneda.

Pero lo que hacía Ferrante no era normal. Ferrante quemaba la servilleta de manera asombrosa, manteniendo la moneda sobre la servilleta totalmente agujereada como por arte de magia. Ya no había casi sector de la servilleta sin quemar, y sin embargo la moneda se sostenía increíblemente.

De pronto, Demian se percató de que alguien que recién había entrado al bar lo estaba orservando. Él no lo conocía, pero la concurrencia sí. Se trataba del mismísimo TU SAM, un personaje misterioso cuya fama era notoria por aquellos años.

Percibiendo el don del peruano, ni corto ni perezoso Tu Sam invitó a Demian al micro que tenía dentro de Tropicana Club, para que hiciera de su partenaire y deslumbrara a la audiencia con su prodigiosa habilidad. Obviamente, Ferrante no se entregó fácilmente al ofrecimiento, y negoció un ságuche de morcillón y una empanada en pago por su trabajo.

Contento como un chico, ya que su verdadera motivación para ir al programa era ver a María Concepción César, interesante vedette ya veterana, Demian se apareció en Canal 9 a la hora convenida. Tu Sam lo presentó como “El peruano mágico”, pero al toque lo puso a un costado, porque primero haría la prueba con su hijo, un pequeño Tu Samsito aterrorizado, debido a que su padre lo iba a obligar a tragarse una “lámpara” de 220 volts que encendería dentro de su estómago y luego haría que la expulsara merced a sincronizados movimientos abdominales.

El pequeño lloraba fuera de cámaras e imploraba a su padre de rodillas no hacer la rutina, a lo que Tu Sam respondía con bofetadas al grito de “Cobarde!”. Ferrante, solidario y piadoso como pocos, no pudo soportar la situación y se ofreció a ser él el Conejo de Indias.

Luego de algunos intentos fallidos, y litros de vaselina mediante, finalmente Demian logró ingerir la lamparita, y exhibirla encendida dentro su fláccido vientre. Pero la proeza aún no había terminado... Ferrante debía expulsarla.

Ya pasadas las 12 de la noche, el médico del Canal, Tu Sam, su hijo y el Servicio Municipal de Urgencias, aún continuaban en el set intentando extraer la bombilla del interior del peruano. El único aliciente para Demian era poder ver a María Concepción César bailando la “Danza de los Mil Velos”, para indicarle cómo debía mover su vientre y expulsar aquella intrusa de su estómago.

Sin embargo, los repetidos movimientos estomacales y el excesivo lubricante ingerido por Ferrante produjeron el efecto contrario, sentenciando que el orificio de salida fuera otro.

“¡Otra vez este tipo!”, se oyó gritar a la enfermera del Hospital Durand, mientras ingresaban en camilla a Ferrante en dirección al quirófano. “¡Tacto rectal!”, se escuchó decir al Dr. Rivero, a la sazón, hijo del conocido cantante de tangos Edmundo Rivero.

Ferrante reaccionó de inmediato al escuchar ese apellido y clavó los ojos en las manos del galeno, corroborando que no había dudas acerca de su parentesco con el cantor. Quiso escapar, pero lo habían maniatado... “ Ya es tarde”, se dijo, y decidió entregarse.

Era diciembre, y no faltó el enfermero bromista que le sugiriera a Demian aguantar hasta nochebuena para utilizarlo como adorno de Navidad. No faltó tampoco que Demian la llegara a considerar una buena oferta, a la luz de lo que se venía.

Lo único que vio Ferrante antes de desvanecerse, fueron aquellas manos de Rivero como racimos de garompas, que le hicieron sombra y lo sumieron en una profunda oscuridad.

Enterado del percance a través de un programa de TV, en el manicomio de Cabo Pantoja, Perú, un Arturo Salinas demente se cagaba de risa .... y no era para menos.

Ferrante y el sindicalismo

El movimiento sindical latinoamericano en los años 60 tuvo principal preponderancia y poder de masas, fundamentalmente en la República Argentina.

Demian harto de deambular por los estacionamientos de Denver, una mañana se cruzó en Angello´s Caffe, (en la esquina de Jefferson y la 7ma) con un argentino que lavaba los baños del local mientras este despotricaba contra las duras leyes laborales de los gringos para con los latinoamericanos. El jovencito bociferaba: “Aca hace falta un sindicato! Si nos hicieramos fuertes, aca a estos yanquis de mierda los dominamos en diez días!!”.

Ese comentario, encendió la luz de Demian mientras intentaba sacar de una bolsa de basura, restos de muffin de naranja que perfectamente estaba comible.

En su mente Ferrante hilvanó un par de palabras que le dieron sentido a un pensamiento: Sindicato / fuertes / Poder / sumisión yankee / poder latinoamericano / muffin de naranja…

Enfin, la cabeza de Demian no estaba del todo bien, pero logró generar el concepto, si el podia traer el concepto de sindicalismo latinoamericano a estados unidos, seria un tipo poderoso.

Seis meses le costó a Demian llegar a Buenos Aires (ciudad elegida para interiorizarse acerca de los conceptos básicos del sindicalismo) desde la esquina de Angello´s Caffe hasta la sede de la GCT Azopardo. Hizo de todo. Mendigó monedas, vendió choripanes en la esquina del edificio sindical, pero no pudo entrar nunca a ninguna reunión.

Luego de semanas de vivir a la intemperie y dormir debajo de un auto abandonado en Azopardo al 400, cambió su postura y se alistó en un grupo de base para pegar carteles del partido justicialista.

Interactuó con un par de peces gordos, participó de cenas de campaña (aunque no quedo nunca claro en carácter de qué) hasta que después de dos años de moverse en ese ambiente, pudo compartir con distintos sindicalistas.

Logró ser elegido como representante del gremio de limpiadores de vidrios en semáforos. Aun hoy algunos integrantes de dicha agrupación se quejan diciendo que esa elección fue bastante poco clara porque ni ellos se enteraron que existían como gremio.

En la foto que acompaña esta entrada, vemos a Demian compartiendo con distintos sindicalistas un curso en la sede de GCT Brasil sobre la importancia de la solidaridad laboral en Centroamérica.

Cuando ya fue sindicalista, cuando compartió cartel con los mas renombrados personajes de esta fauna, Demian sabia que estaba para más. Se presentó como candidato para presidir las 62 organizaciones (agrupación sindicalista argentina) pero –al igual que gran parte de su vida- el resultado fue nefasto. En la elección no obtuvo ningún voto. Ni siquiera se votó él. Un fracaso absoluto.

Pero él, acostumbrado a tropezar, no se amedrentó. Su fin último era desembarcar nuevamente en Estados Unidos, ahora con ese bagaje cultural y laboral que tenía. El éxito que le acercaria la implementacion del concepto del sindicalismo latinoamericano estaba allí; era cuestion de tiempo.

Viajó a EEUU de polizón en un barco que llevaba cueros y luego de dos meses, llegó a New York. Quince dias más de mochilero para arribar a Denver. Al llegar a la ciudad, sabia que en Angello´s Caffé estaba el principio de ese sueño. Ese joven Argentino que limpiaba baños seria su ladero. El sueño se iba a hacer realidad.

Al llegar a la esquina de Jefferson y 7ma, se derrumbó.

En el local donde antes funcionaba Angellos´s Caffe, ahora habia un Mc Donalds.. entró casi llorando de la tristeza y se acercó al mostrador.

Le pareció reconocer al joven argentino (que una vez conoció limpiando baños y quien le dio el primer espaldarazo para encarar esta empresa) frente a la caja y cuando se acercó a él para buscar su apoyo…el jóven con una sonrisa “plastica” lo recibió con un seco : “Welcome To Mc Donalds. Can I Help you…?

El sueño del sindicalismo latinoamericano en Estados Unidos se habia ido por el labavo.

19 septiembre, 2006

La ruptura de la Fundación DFK

Después del enfrentamiento de aquella noche del 5 de octubre de 1981, la relación entre Walter Liberatti y Luis Copérnico, dirigentes emblemáticos e históricos de la Fundación DFK, se tornó insostenible. Eran agua y aceite. Cada uno por su lado sostenían posiciones irreconciliables.
Liberatti, de la corriente “Medista” (1), daba por buena cualquier cosa que viniera de Ferrante. En cambio Copérnico, de la facción denominada “Los cuestionadores” (2), entendían que nada estaba cerrado definitivamente con Ferrante, y que podía ser objeto de revisión como cualquier mortal.

Fue la época en que se habló de las “Dos Fundaciones DFK”, en la que el poder se encontraba totalmente dividido. Eran tiempos en que Liberatti mandaba cambiar la cerradura del cuartel de Villa Martelli para impedir la entrada de la gente de Copérnico; fue una era de vergüenza para la institución y para el linaje Ferrante Kramer.

Liberatti, defendiendo al “maestro” a capa y espada; Copérnico afirmando “que a Ferrante le decían maestro por lo poco que ganaba”. Liberati justificando la eterna juventud de Demian proclamando que él era “El bebé eterno”, mientras Copérnico lo denostaba diciendo de Ferrante que “Él bebe eternamente”, en una alusión directa a sus conocidas borracheras en el bar “El Mojón”.

Una tarde, luego de más de 2 meses de lucha, Liberatti y Copérnico se dieron cita para dirimir posiciones y definir los destinos de la Fundación. “Sos vos o yo”, se le oía decir a Copérnico, mientras sostenía “No hay lugar para 2”.

La reunión se hizo en el Círculo de Ajedrez de Villa Martelli, y la presenciaron el “Gordo” Rubinstein y Orlando "Buby" Marton, dos conocidos del lugar que casualmente se encontraban allí.

“Fue de entrada nomás...”, recuerda Buby, que “... se sintió la presencia del Maestro”. “En un momento, todos se miraron como no entendiendo nada”. “Y de golpe...paf!”, prosigue, “...Liberati y Copérnico dicen al unísono - YO NO FUI -“. “Ahí, al toque, una baranda a mierda inundó el lugar...alguien se había cagado, no cabía duda!”, agrega.

Rubinstein y el Gordo, negaron con la cabeza como diciendo: “A mí no me mires!!”. Sin embargo, algo los desconcertó, recuerdan ambos. “No se trataba de un pedo cualquiera, era ese conocido hedor fétido del que sólo Ferrante era capaz”.

Todos se quedaron inmóviles... la escena metía miedo.

Cuando parecía que todo ya había pasado, se oye un “eructo”. Y de vuelta la misma escena: “Yo no fui”, acusó Copérnico. “No jodas”, contestó con furia Liberatti. Y el terror otra vez: nuevamente el ambiente era agredido con aquella conocida pestilencia a ajo, que tanto caracterizaba a Demian.

“La puta!”, gritó el gordo Rubinstein, mientras huía despavorido al grito de “Ferrante vive y viene por nosotros”. La alusión era clara, y el temor fundado: todos ellos sabían que eran una manga de ladrones que abusaban de la memoria de Ferrante para hacerse de unos mangos so pretexto de estar haciendo obras solidarias.

Todos tenían unas ganas bárbaras de rajarse cuando cayó la gota que rebosó la copa: como si se tratara de un invitado más, hizo ingreso al salón un collie café con leche, igualito a Fami, intimidando a cuanta alma estuviera presente con su mirada.

Y así, como entró, se despachó con un tremendo sorete, justo al lado de una pieza de ajedrez que se había caído accidentalmente al piso entre tanta confusión. La pieza en cuestión: “El Rey de las negras” (3)

El mensaje, sumamente claro otra vez: “Se están cagando en mí”, y quien firmaba desde el “otro mundo”, no era otro que el propio Ferrante.

Se cuenta que como resultado de aquella aterradora jornada, Liberatti y Copérnico comprendieron que "con los muertos no se jode!". Juraron al cielo respetar la memoria del peruano y honrarlo a partir de aquel momento con una "vida sana, honesta y recta".

Sin embargo, se sabe que todo fue un "bluff" urdido ante el miedo del momento. Liberatti y Copérnico no cambiaron y siguieron siendo los ladrones de siempre... pero por poco tiempo. Al año de inaugurar dentro de la Fundación un bufete al que sus socios bautizaron "La mugre" - caracterizado por los altos precios y la mala calidad del servicio - ambos fallecerían intoxicados como consecuencia de la ingesta de sus tan famosos como oportunistas sánguches de salame "Rey Kramer".

Desde el "más allá", Demian hacía justicia una vez más.

(1). Es un eufemismo de chupa medias.
(2). No les habían puesto ese nombre por cuestionarlo todo, sino por la frase que hizo célebre a Copérnico: “todo es cuestión de cuanto pongas”.
(3). Así se lo conocía a Demian en sus años mozos, cuando frecuentaba mujeres cachondas de color.

18 septiembre, 2006

"El Sanador", una historia no autorizada por la Fundación DFK

“Sana, sana, colita de rana, quiere mi niño una banana?”

Aquella no era una canción cualquiera para Demian. Volvía una y otra vez a su triturada cabeza, como presagiando algo que no alcanzaba a comprender. Era la que cantaba su madre cuando niño, y la fiebre le hacía estragos. Era la misma con la que acompañaba la imposición de sus cálidas manos sobre la rosada colita impúber del peruano.

“¿Cómo lo haría?”, se preguntaba Demian. Es que nunca dejó de asombrar a Ferrante el poder de aquellas manitas que todo curaban como por arte de magia.

Los arrebatos mesiánicos que caracterizaron a Demian años más tarde, seguramente tuvieron por causa a Felisa, su madre, y a aquel recuerdo de su niñez. Fue por Felisa y sus poderes que Demian proyectó su delirio místico a tantos ídolos de barro: Saibaba, Tony Kamo, Tu Sam, Uri Geller, el Padre Quevedo o el enano Nelson.

Un delirio místico que no se encontraba agotado ni mucho menos, y que renacería en él a partir de una insignificante anécdota, una tarde cuando podando un rosal durante su jornada como jardinero en un vivero de Vicente López, una espina le produjo un importante sangrado.

Advertida del suceso, la dueña del vivero, Dalia, una joven mujer, socorrió a Ferrante tomándole la mano y apoyándola accidentalmente sobre uno de sus senos, a lo que Demian reaccionó con sorpresa, impostando una actitud culpable para no hacer sentir peor a la ya avergonzada dama.

Lo que no sabía Demian era que debido a ese incidente, esa madre podría amamantar a su hijo a partir de aquel día. Los pechos de Dalia habían estado yermos hasta que la mano ensangrentada de Ferrante se posó sobre uno de ellos. Y sería de aquel pecho que Demian tocara, del que saldría el vital líquido para su hijo desde entonces.

La noticia corrió como reguero de pólvora: “¡Las manos santas de Ferrante Kramer!” se hicieron famosas en Villa Martelli y alrededores. En alusión a quien fuera bendecida con su milagro, Demian fue apodado “San Dalia”.

Demian, ni corto ni perezoso, aprovechó la situación. Por un accidente menor, se había convertido en santo de la noche a la mañana. “¡A la darmie con la literatura!”, solía gritar eufórico... “Ahora soy santo, un santo sanador”.... “Y todo con estas manos”, las que giraba y miraba absorto.

La Fundación DFK siente vergüenza de contar esta anécdota por las tortuosas derivaciones que tuvo. Pero se sabe que vanos fueron los intentos de Ferrante por curar males imponiendo sus manos en mujeres, jóvenes, maduras, de toda edad.

A partir de este nuevo fracaso del peruano, se conocen 2 derivaciones de esta historia. La Fundación no apoya ninguna de ellas, y ha guardado silencio al respecto. Por respeto a los seguidores del maestro, y en honor a la objetividad periodística que nos caracteriza, nos vemos obligados a comentar ambas.

La primera de ellas, la más probable a nuesro entender, cuenta que seducido por el dinero, Ferrante se tiró un lance haciendo imposición de manos en hombres por $ 50 la sesión. Lo iban ver por casos de impotencia, prostatitis, retención de líquidos escrotales y hasta postraumas en caso de paperas, especialmente cuando se inflaman por abusar del miembro en esas condiciones.

Parece ser que ahí sus dones fueron efectivos: erecciones milagrosas, chorros de orina que alcanzaban el metro veinte en ancianos de más de 70 años, famosos afiches de la época que promocionaban “te garantizo 4 al hilo, no importa la edad”, y desinflamaciones mágicas del escroto, eran comentarios obligados en aquella zona norte del conurbano bonaerense.

Y todo ello, “Con una simple imposición de manos”, como rezaba el cartel que engalanaba la entrada. San Dalia o Demian para los íntimos, había encontrado una salida. Sin embargo, esta primera versión de los hechos cuenta también que una tarde vinieron en masa cientos de sus pacientes reclamando haber sido estafados y solicitando una reparación. Aparentemente, ante la desaparición de los efectos milagrosos de su cura.

La segunda historia, opuesta pero tan verosímil como la primera, cuenta que Ferrante se la pasaba manoseando a cuanta mujer lo visitaba en el consultorio. Que abusando de su confianza, comenzó a trabajar “imponiendo” otras partes y/o fluidos de su cuerpo, como la “Baba milagrosa” o “El cabezón”, jactándose de que ahora “el poder sanador lo tenía en otro lugar”.

La falta de resultados, y la filtración de información por parte de algunas mujeres a sus maridos, alimentaron más las sospechas que se tenían sobre las verdaderas actividades de Ferrante, dando lugar a lo que se conoce como “La noche de los plátanos”.

Una invasión nocturna a la Clínica de Demian, encabezada por un verdulero de Villa Martelli, Romualdo Cinzano, a la sazón esposo de una de las pacientes del nosocomio, pidió la cabeza de Demian al grito de “Sana, Sana, salí rana, tenemos bananas!!”. Demian, aturdido por el bullicio, confundió la arenga de sus agresores con la canción que su madre le cantara de pequeño, abriendo la puerta de la clínica e invitándolos a ingresar a la voz de “Aquí estoy, soy vuestro, hermanos!”.

Existe coincidencia en las 2 versiones acerca del final de esta historia. Ambas cuentan que Ferrante, viendo que la horda no venía a saludarlo, pudo esconderse y subsistir durante meses alimentándose con las bananas que sus agrasores habían dejado en el recinto.

Los que creen en los caprichos del destino, dicen que si alguien elude un castigo otros pagan, que los pecados de los mayores, los cargan los jóvenes. Y Ferrante, en arariencia, parecía haber zafado una vez más. Cierto o no, la realidad es otra, y hoy nos cuenta que el hijo de Dalia, aquel que amamantara con su pecho gracias a Ferrante, cuenta hoy con 20 años de edad.

Es un gran deportista, estudia teatro, es muy buen mozo y apuesto. Si alguno de ustedes por curiosidad quisiera conocerlo, simplemente pregunten por Rosa.

El retrato de Ferrante que lloraba sangre

Que los milagros existen, existen. Ahora pensar que cualquiera puede ser protagonista de uno… es otra cosa. Solo los elegidos forman parte de esa selecta galería de personajes plausibles de favores divinos.

Demian estuvo relacionado directamente con un evento de este tipo.

A finales de los '80, Salvador Nicolini, pro-tesorero de la Fundación DFK encontró ordenando el depósito del subsuelo del edificio de la Fundación, una serie de fotografías de Demian de la época de su juventud. Una puntualmente le llamó la atención. En la misma, Demian acompañaba a Almada y Espalter, los famosísimos humoristas uruguayos de los años 60. Si bien Salvador no recordaba algún tipo de vínculo con los orientales de parte de Demian, si la foto estaba, algo habría.

Recogió la foto, reparó el marco y la colgó en el salón de conferencias de la Fundación en el pasillo que iba al baño de hombres. El tema hubiera quedado ahí, de no ser porque a los pocos días, Margarita Llores Tapia, una señora paraguaya que cada tanto iba a completar tareas de limpieza en la Fundación empezó a gritar con una mezcla de sorpresa y terror: La Foto de Ferrante llora!!!!!. Ante el estupor de los que se encontraban en la sede, de los ojos de Demian salia un líquido rojizo.

Imagínense la conmoción en Villa Martelli: milagro en la fundación DFK. Al instante la zona se pobló de curiosos, canales de televisión, miembros del clero, evangélicos, vendedores de pochochos, policía, etc.

Un creativo transeúnte se cortó el dedo índice y ponía gotas de su propia sangre en retazos de género verde y gritaba a viva voz “sangre de ferrante a $ 5”. Suena inverosímil pero más de una señora de la cuadra corrió con el monedero a comprar su tela ensangrentada.

El caos generalizado dio lugar a que la policía intentara acomodar la escena. Pero la situación no mejoraba. Con el correr de los días procesiones de fieles venían desde distintos puntos del país para contemplar la imagen sangrante de Ferrante. Desde la Fundación implementaron visitas guiadas ($ 10 por cabeza) para pasar diez minutos en el salón de conferencias, se hicieron 10.000 remeras con al cara de Demian y la frase “yo vi el milagro”.

La gente de la fundación lo sabía. Esta era la oportunidad que tanto buscaban. Iban a ver unos mangos.

Un equipo de expertos inició la investigación para aseverar el milagro. Walter Liberatti (presidente de la Fundación), el Padre Luis Rivas (párroco de Villa Martelli), el Dr. Scazziotta (pediatra de los hijos de Liberatti, pero el único médico a mano), Ricardo Moreno (dueño del bar de enfrente de la Fundación) y Nicasio Ferreyra (playero de la Estación de Servicio Esso de Pringles y Mitre) empezaron a trabajar para desandar el misterio. Mientras tanto llegaban las remeras con la cara de Demian. En la tesorería de la Fundación algún adelantado soñador corrió hasta la sucursal Martelli del Banco Provincia para consultar por los costos de un transportador de caudales… en fin, el milagro para algunos pasaba a ser una cuestión económica.

Nadie de la fundación se puso a pensar la importancia que tendría el hecho de que verdaderamente si la imagen de Ferrante lloraba sangre, la historia de Demian daria un vuelco rotundo.

Y diablos que lo dio!.

Luego de una semana de vigilia de miles de personas frente a la sede de la fundación, y el trabajo de los especialistas, se descubrió que lo que lloraba la imagen de demian no era sangre sino agua con oxido. Detrás del cuadro colgado por Salvador Nicolini corría un viejo caño de la instalación del depósito del inodoro del baño de hombres. Al clavar el clavo, Salvador perforó la pared junto con el caño y el agua brotó humedeciendo la foto de Demian.

Cuando se supo la verdad no hubo más que desazón. La gente abandonó la vigilia estrellando todo tipo de objetos contundentes contra el frente de la Fundación y los autos que se encontraban estacionados en la cuadra. Las 10.000 remeras estuvieron un tiempo encajonadas en el salón de conferencias y finalmente terminaron en el subsuelo de la fundación. Salvador Nicolini, presa de la decepción renunció a su cargo y dicen algunos conocidos que se internó en el riachuelo en un bote y nunca más se lo vió. Otra corriente mas desconfiada del gesto heroico del viejo napolitano, dicen que se mudó a Villa Lynch y tiene una fabrica de sándwiches de miga.

Como no podia ser de otra forma, la historia de Demian sumaba otra decepción.

Martín Rellenesi y el locutorio del tiempo

En los últimos 25 años, mucho se ha escuchado sobre cierta capacidad alquímica de Ferrante Kramer en relación a haber sido visto casi al mismo tiempo en dos lugares equidistantes entre sí.

Siendo realistas y totalmente racionales tenemos claro que esto es técnicamente imposible. Nosotros tenemos claro que Ferrante tuvo muchas cosas para destacar en su historia, pero lo que seguro no tenia era caracteres mesiánicos.

Martín Rellenesi, el mago de devoto (1) siempre se autoproclamó seguidor de Ferrante y en más de una oportunidad dijo saber el secreto de Demian y su poder para trasladarse de un lugar a otro.

En el círculo íntimo de DFK, nunca le prestaron atención y eso a Martín le resultaba insostenible.

Una tarde, de septiembre, Rellenesi se acercó a la sede de la fundación DFK con alguien que dijo ser escribano (2) dispuesto según decía a “desenmascarar a Ferrante”.

Walter Liberatti (presidente de la Fundación DFK), juntó a varios integrantes de la Comisión Directiva (Elio Uniaga –Vicepresidente-; Salvador Tamayo –Tesorero- y Uriel Lisotte –buffetero-) para darle una chance a Rellenesi de contar su historia.

Rellenesi, se sentó, picó un par de salames que había alcanzado Lisotte, y empezó a contar: “Se dice que en distintas partes de la ciudad hay puertas que conducen a otras dimensiones…, de esta forma, hay una puerta que conduce directamente al infierno y otra que conduce al paraíso“.

Mientras Rellenesi hablaba, Elio Uniaga intentaba olerlo para determinar vestigios de alcohol. Esta conversación era una pérdida de tiempo.

Rellenesi continuó: “Durante años seguí a Ferrante, porque había algo en su personalidad que me llamaba. Pero siempre le perdía el rastro violentamente y volvía a encontrarlo como si nada a los quince o veinte días, y cuando pasaba el tiempo y me contaba donde había estado, sus relatos se contradecían. Llego a decirme que en la primer semana del mes de febrero de 1966 estuvo casi al mismo tiempo en Estados Unidos durmiendo en un Buick abandonado, y en una campiña Francesa de retiro espiritual buscando encontrar al Dalai Lama”

Mientras mas fervor ponía Rellenesi en su relato, más bostezaban los integrantes de la Fundación DFK. El relato continuó: “Pero un día lo descubrí!!! En el Locutorio que había en la esquina de Mitre y Venezuela en Martelli, las cabinas 1 y 2 tenían poderes ocultos. Marcando un número en especial, te permitían viajar por el tiempo!!!!”

Las carcajadas resonaron en el lugar. Pero Rellenesi incólume continuó: “Ferrante todos los sábados a la mañana entraba al local, y amablemente con una sonrisa le decía al empleado: ¿tendrá una cabina? A lo cual el joven indefectiblemente le contestaba: “pase por la uno…” pasaba horas dentro de la cabina y al salir, lo hacia no por la cabina 1 sino por la 2 !!!! Con otras ropas, distintas a las que había entrado y cargando pequeños bolsos de mano y hasta abrigos de piel en pleno verano”

De ahí en más, la mayoría de los asistentes (escribano incluido) perdieron la compostura. De las risas pasaron a las risotadas y de las risotadas al llanto incontenido, la situación estaba empezando a tomar ribetes inesperados…

Rellenesi continuaba: “Varias veces intenté cruzarlo y preguntarle: Demian ¿de donde venís? Y siempre la misma respuesta escueta mientras nervioso apuraba el paso: “del locutorio”. Lo seguía casi hasta General Paz insistiéndole pero nunca tuve otra respuesta. El segundo sábado de abril de 1970, al llegar a la puerta de Gambrinus (3), a Demian se le cayo del bolso un papel yo lo recogí sigilosamente. Podría ser una prueba de sus viajes astrales. Sabía que podía serlo. Lamentablemente era un ticket de la tintorería de Garcia del Río y Tronador. Me había engañado, pero yo sabía lo de sus viajes. El me lo ocultaba pero yo me iba a vengar.”

“Un viernes a la tarde pase por el locutorio y pedí una cabina. La empleada de la tarde casi sin mirarme me dijo “cabina 2…” me senté en el banquito, cerré la puerta y respiré un poco el olor. Se sentía olor a mar. ¿Algún viajero por el tiempo habría recorrido las aguas antes de salir por la cabina o habría un caño roto del vecino y la alfombra que recubre las paredes de la cabina acumularían humedad?”

“Eso no importaba. Estaba dispuesto a desenmascarar a Demian. Sus viajes por el tiempo habían acabado. Conecté al enchufe que se encontraba en la pared de la cabina un calentador de agua de pava y lo deje en contacto con la alfombra de la pared. Tenia 5 minutos antes del incendio…no habria más viajes temporales”

Salí disparado de la cabina diciéndole a la empleada (que ni me miró) –no me pude comunicar…- y Salí por Mitre. Me colgué a un 41 que iba para Munro y sin mirar atrás sentí la satisfacción de haber terminado con la alquimia de Ferrante Kramer.”

El clima en la habitación cambió violentamente. Ya nadie reía. Todos se preguntaban donde quería llegar Rellenesi, La idea general seguía siendo que esa reunión era totalmente al pedo (4).

“A la mañana siguiente –continuó Rellenesi mas tranquilo- volví a lo que quedó del locutorio. Todavía estaban trabajando los bomberos de Martelli y una dotación de bomberos de San Isidro…el local quedó totalmente incinerado. La perrita que atendía se salvó. Solo sufrieron quemaduras algunos cliente ocasionales. Eran las 10 pasadas. Me mezcle entre las vecinas esperando ver la cara de Ferrante cuando llegara y viera que su puerta para los viajes temporales se había cerrado para siempre!!!”

“A las 15.45 desistí en mi espera. Ferrante no vino. Me imagino que no habría aguantado la decepción. Cansado pero feliz me volví a la plaza de Devoto, a mi banco preferido a dormir una siesta. A las ocho de la noche pasadas, un viento me despertó… al levantarme vi que junto a mis zapatos había un sobre que decía Sr. Rellenesi”

“Lo abrí. Estaba seguro que hacia años nadie me llamaba señor. No podía ser un error. Dentro del sobre había una postal de la torre de Pisa y al dorso en letra manuscrita un mensaje que decía:

"Nadie puede torcer el destino
El que nace barrigón,
es añudo que lo fajen…”

Saludos. DFK

Después de eso, Salvador Tamayo hizo una seña y Liberatti interrumpió la charla, invitando a Rellenesi a dar por concluida la reunión. Entre todos insistieron en sacar a la calle al obeso visitante. Al salir, una ambulancia de la Municipalidad con dos enfermeros de blanco y una camilla se lanzaron sobre Rellenesi y lo ataron mientras a los gritos le indicaban al conductor: “Al Borda de una!”.

Liberatti, Uniaga, Salvador Tamayo y Lisotte se miraron y suspiraron aliviados…había estado cerca.

(1) llamado “Mago” porque sin trabajar, viviendo en los bancos de la plaza de Devoto, mantenía un peso de 160 Kg.
(2) El acompañante nunca mostró credenciales que lo acreditaran como tal, aunque nadie reparó en que Rellenesi no tendría dinero para pagar sus servicios
(3) Un restaurante clásico ubicado en la esquina de Av. Mitre y Gral. Paz.
(4) En vano.

15 septiembre, 2006

Los Archivos Ferrante Kramer (II) - "Los crímenes de Huasago"

Qué tal amigos!. Soy Raymundo Sforza, y para los que no me conocen, segundo biógrafo de Ferrante Kramer. La historia de hoy, conmovedora como pocas, me ha llegado recientemente de manos de la Fundación DFK, en condición de material desclasificado, y forma parte de lo que la Fundación denomina “Archivos Ferrante Kramer”, o lo que es lo mismo, “historias más cercanas al mito Ferrante Kramer que a la verdad”. Los invito a documentarse de los hechos que siguen, que parece que tuvieron como protagonista de lujo al colosal peruano.

“Campamento Pastaza”, Huasago, Perú, 21 de septiembre de 1943

Era el día de la primavera y Demian había salido de campamento junto con los chicos del colegio a una localidad cercana a Tumbes: Huasago. Iban a disfrutar de un día de pesca, junto al río Pastaza. Eran como 20, y entre ellos estaba Tito Cigala, el verdugo de Demian.

Tito era un chico raro, al que la mayoría esquivaban por su postura ermitaña y hostil. Una actitud que no era casual, ya que Cigala no había tenido una infancia feliz.

Su trauma había comenzado un año atrás, cuando intentando conocer quién era su padre, recibió de su madre una terrible respuesta: “Sos un chico de probeta”. Buscando consuelo, el pequeño Tito le preguntó inocentemente “... Y de que probeta, mamá?”, a lo que ella respondió: “No sé ....Es que PROBETAntas que no me acuerdo de qué japi saliste!”, entre sonrisas cómplices compartidas con su amante circunstancial.

Aquel sufrido Tito era el mismo que, a poco de oscurecer completamente en ese campamento, se había perdido sin dejar rastros, alertando a los mayores y a sus compañeritos de grado. Entre ellos, el que se mostraba más preocupado era Demian... El Coloso lo estimaba, más allá de las bromas que le gastaba Cigala.

Se organizaron de a cinco, y emprendieron la búsqueda en una zona boscosa y cerrada. Demian se desprendió accidentalmente del grupo del que formaba parte y extravió su rumbo, debiéndose orientar bordeando el río. A poco de caminar, y a la vera de éste, Demian se sorprendió al ver a Tito, completamente desnudo, con un animalito entre sus manos. Se trataba de un castor al que su amigo le había quitado uno a uno los dientes con una pinza.

Tito no se percató de la cercanía de Demian, parecía poseído por un demonio. Tomó al castor por su cabeza y cuando estaba por acercárselo a su entrepierna recién percibió la presencia de Ferrante (1). Giró su cuello casi 180 grados a la manera de Regan, la del Exorcista, y desplegando su más macabra sonrisa, le dijo: “Lo desdenté para que no me raspara”, introduciéndoselo justo ahí, y practicando movimientos tan repetidos como frenéticos mientras miraba fijo a Demian.

El púber Ferrante salió corriendo y contó a sus maestros lo que había visto. Las autoridades trajeron a Tito de regreso; tuvieron que maniatarlo, nadie podía contener su fuerza, que parecía la de un hombre mayor cuando apenas tenía 10 años. Desprendía por su boca una espuma amarillenta y hedionda, y sus manos y genitales estaban manchados de sangre .... sangre de aquel desdichado castor sodomizado. Antes de subir a la ambulancia del hospital que vino a buscarlo, le espetó a Demian: “Traidor, me las vas a pagar!”


"El Informador de Iquitos”, Iquitos, Perú, Setiembre de 1981

Para parar la olla, Ferrante se trasladó desde Requena - donde vivía con una mujer mayor que lo mantenía a cambio de favores sexuales - hasta Iquitos, una ciudad más grande, cercana al Río Amazonas, en la que había conseguido un trabajo “free lance” en el periódico local (El Informador). La paga era poca, pero al menos podía hacerse de buen pescado gratis para comer, con la ayuda de su improvisada caña de bambú.

Al llegar, tomó cuenta de que la ciudad estaba consternada. La razón, un asesino muy singular: “sus víctimas no eran personas, sino animalitos indefensos”.

Aparecían por todas partes gallinas muertas por profundas laceraciones rectales, palomas con los intestinos deshechos, puerco espines minuciosamente “desespinados”, pero con el orificio bucal severamente dañado, y lo que más llamó la atención de Demian: “castores desdentados”. Ah!! ... y un detalle de autor, me olvidaba, todos ellos marcados con 3 letras: DFK

Lo habían apodado “Petete” y tenía despistada a la policía. No se tenía idea alguna de quién pudiera ser. Sin embargo, Demian tenía más que una idea de quién podía ser aquel depredador del eco sistema: su viejo amigo Tito.

Sin decir nada, y pensando que atrapar al asesino le depararía notoriedad púbica y algún dinero, emprendió un viaje en solitario por la zona donde acostumbraba dejar sus huellas. Guiado por ese instinto animal que lo caracterizó siempre (todos decían que Ferrante era un animal), y esperando que Cigala viniera a su encuentro, volvió al lugar de aquel bosque primaveral, que años atrás los uniera para siempre: el Campamento Pastaza.

La sorpresa fue terrible para Demian. Allí, donde lo encontrara cuando niño, estaba Tito, musculoso y tan desnudo como 30 años atrás. “Te acordás Demian.... el Campamento Pastaza”, le dijo no sin antes girar su cuello esos 180 grados que tanto aterrorizaban a Ferrante. Pastaza, Pastaza.... lo querés con mostaza?” bravuconeó Cigala, mientras en un giro repentino de su cuerpo quedaba enfrentado a Demian, mostrando su miembro entre dos panes para pancho.

No era casual aquel encuentro, pensó Ferrante. Había caído en su trampa, era el “cazador cazado!”. “Qué tonto!”, se dijo para sí, mientras caía en la cuenta de que Tito había provocado aquella situación, y que sus hormonas, ese magnetismo animal incontrolable que emanaba su presencia, le habían servido a su amigo para conducirlo a ese callejón sin salida.

Tito había ganado!. Quería su banquete final y lo tenía delante: el “animal” que llevaba las letras “DFK”, el único que no marcaría a cuchillo porque las portaba desde su nacimiento: Demian Ferrante Kramer.

Lo que no sabía Tito, era que Demian no había ido desarmado. Ferrante había urdido el plan más ingenioso de la criminología moderna.

Los que cuentan esta historia dicen que aquella escena fue antológica. Con la destreza de un profesional de la guerra, Ferrante sacó de su mochila una especie de matafuegos y le disparó a Cigala. De su interior salió un tremendo chorro de hidrógeno líquido que impactó de lleno en los genitales de Tito, produciendo el congelamiento instantáneo del glande de su agresor.

Consternado por el dolor, Cigala frotó su miembro con sus manos, en un intento vano de generar un poco de calor y descongelarlo, con tan mala fortuna que provocó que el mismo se quebrara de raíz y cayera al suelo...

Muchos dicen que el director de cine James Cameron se basó en aquella experiencia de Ferrante para su filme "Terminator 2", precisamente en la escena en que Robert Patrick - el villano - es congelado y hecho mil pedazos por el despredimiento de nitrógeno de un camión cisterna...

Y según se cuenta, mucho peor fue el final de aquel suceso en Huasago... Cuando todo parecía concluido, un castorcito inocente tomó con sus dientes la chota de Tito, y se internó en el bosque ante la mirada estupefacta de su otrora victimario... Pradógico, no?... Especialmente por lo "paradójica" que tenía la chota Tito...

Nada más cierto que “El que mal anda, mal acaba”, no?. Los espero dentro de poco tiempo, con otro “Archivo Ferrante Kramer”.

(1). Ferrante desprendía un olor particular. No era olor a sobaco, eran sus feromonas, una especie de magnetismo animal con el que seducía hasta las paredes.

La noche oscura de la Fundación DFK

Todo lo relacionado a Ferrante a lo largo de la historia, siempre tuvo un "tufillo" extraño, ¿para que negarlo?, pero el carisma y el aura de este personaje tan particular siempre hace que mas allá de todos los fracasos y las situaciones comprometedoras, salga ileso.

Pero hubo una noche, en la que la historia de Ferrante bordeó la debacle.
El 5 de octubre de 1981, un grupo de seguidores encabezados por Walter Liberatti (en ese entonces presidente de la Fudación), reunió a un grupo de amigotes con la excusa de festejar el aniversario del nacimiento del Peruano.
Catorce muchachotes con ganas de festejar al grito de Dramer, "Kramer, Kramer... manden algo de comer" dentro de las instalaciones de la Fundación, el animo por las nubes. La ocasión lo valía.
Lo peor que puede tener un grupo de seguidores de una figura aglutinante en una noche de copas, es encontrarse frente a frente con seguidores de una figura aglutinante antagónica.
Y eso fue lo que paso esa triste noche del aniversario del nacimiento de Demian.
Un grupo de pensadores disidentes que en algun momento habian formado parte de la institución, se acercaron encabezados por Luis Copérnico (ex-primer vocal suplente de la Fundación) y en una clara muestra de desafío hacia la autoridad de Liberati se plantó frente a la sede y con palos y cadenas comenzó a agitar a sus seguidores a grito de "Ferrante, Ferrante, Ferrante, son todos vigilantes...!!!!!".
Diez minutos de griterio (con el correspondiente pavor de los vecinos de Villa Martelli) y después de eso... el terror.
Una treintena de jovenes tomandose a golpes de puño sin tener claro porque, voladuras de objetos contundentes, vidrios rotos, móviles de canales de televisión, gritos desesperados...en fin, un desastre.
La policía llego de inmediato y los llevó a todos presos. no hubo abogados defensores a los 20 minutos se acabo el problema.
Todavia puede escucharse la catarata de insultos del negrito del delivery de Solo Empanadas (1), que llegó después de la batahola a la sede de la Fundación con 16 docenas de empanadas (2) y no hubo nadie para recibirle el pedido. Se habían llevado preso hasta al sereno.
Por este motivo, la Fundacion estuvo sin actividad hasta febrero de 1982. Estaban todos guardados.
Al poco tiempo, se realizó una reunion entre los dos líderes enfrentados y de común acuerdo cesaron las hostilidades. Luis Copérnico puso un kiosco polirrubro en la esquina de la Fundación; Liberatti terminó su mandato en julio de 1982, y nunca más se supo de él.
Después de este episodio, nunca más hubo reuniones en la Fundación para absolutamente nada.
Una pena... es tan lindo cuando la gente se reune para festejar...
(1) Delivery sin cargo: 0810-444-0444
(2) 8 docenas de carne cortada a cuchillo, 4 docenas de pollo y 4 docenas de jamón y queso.

14 septiembre, 2006

Un poema inédito de Ferrante desde el exilio

No es una broma... es realmente un poema de Demian para un amigo, al que le desea lo mejor. Ferrante, fracasado como se reconoce a sí mismo, está seguro que su poema no contribuirá en nada al cumplimiento de su deseo.... descuenta que su amigo lo logrará sin su divina intervención.

NO DESISTAS

Cuando vayan mal las cosas,
como a veces suelen ir;
cuando ofrezca tu camino,
sólo cuestas que subir;
cuando tengas poco haber,
pero mucho que pagar
y precises sonreir
aún teniendo que llorar;
cuando ya el dolor te agobie
y no puedas ya sufrir,
descansar acaso debes;
PERO NUNCA DESISTIR

Tras las sombras de la duda,
ya plateadas, ya sombrías,
puede bien surgir el triunfo:
no el fracaso que temías.
Y no es dable a tu ignorancia
Figurarse cuan cercano
Puede estar el bien que anhelas,
Y que juzgas tan lejano

Lucha, puedes por más que en
La brega tengas que sufrir

CUANDO TODO ESTÉ PEOR,
MÁS DEBEMOS INSISTIR!



Juan: En nombre de Demian, Diego, Luis, Antonio, Ale y todos los que te queremos te deseamos la mejor de las suertes y sabemos que este momento muy pronto será recordado únicamente como una anécdota.

12 septiembre, 2006

El caso Soldán ¿venganza por despecho?

No existen registros certeros de las vivencias de Demian durante su adolescencia. Mas allá de algunos altercados familiares que ya se han comentado en entradas anteriores y alguna que otra vivencia de periplos por el viejo mundo, son pocas las noticias rescatables acerca de esta etapa de la vida de Ferrante Kramer.

José Lorenzón, el polígrafo de San Cristóbal (1) -estudioso de la vida de Ferrante- en mas de una oportunidad amagó con mostrar una serie de documentos que mostraban a un joven Demian, en Buenos Aires terriblemente compungido por no haber podido participar del programa Domingos Para la Juventud. Tanto la Fundación DFK como nosotros mismos, nos negabamos a aceptar la historia de Lorenzón, porque sabíamos que Demian pisó las tierras de la reina del plata ya de muchachote.

Cansado de rebotar, un dia Lorenzón validó sus historias presentando unas fotos, unos tikets de la perla de once y un pedazo de medialuna (ya en descomposición) que confirman que a fines de los años 70, Demian llegó a la locura con tal de poder participar del programa antes mencionado con el sueño de ir a Bariloche de viaje de egresados (recordemos que no hay certeza de que Demian haya al menos cursado un año seguido del secundario).

Un domingo de setiembre, Ferrante Kramer se acerco a Gelly 3348, Sede de los Estudios centrales de Canal 9 y se hizo pasar por alumno del 5° 3 Nacional del Carlos Pellegrini, que participaban de la prenda "Yo Sé". Aun hoy se recuerdan las caras de sorpresa de los verdaderos alumnos cuando Ferrante tomando por la fuerza el lugar de uno de los jóvenes seleccionados, cerró la presentacion grupal con el mayor desparpajo diciendo “Demián del mismo colegio…”

Los alumnos del Carlos Pellegrini habian preparado durante meses una coreografía de chamamé. Al llegar el momento de participar, Demian tomo el control de la situación y se presento como capitán del grupo informando a Silvio Soldan (conductor del ciclo) que el iba a hacer una prueba de malabarismo con aros ante el estupor de los alumnos y del personal de seguridad que pugnaba por sacarlo del estudio al instante en el que el director gritara “Corte”.

Signado por la desgracia y ante la emoción de estar en cámaras frente a un país entero, con la posibilidad de llegar finalmente a Bariloche, Demian comenzó la rutina y a los diez segundos, patinó perdiendo la línea, cayendo sobre el conocido Escribano Prato Murfi y el Profesor Candeal (2).
Lo que vino después, fue para olvidar, dieciséis adolescentes del Carlos Pellegrini agrediendo a golpes de puño a Ferrante, los empleados de seguridad del canal preparados para sacarlo a los golpes del estudio y Silvio Soldán tratando de defender al joven que sin dudas lo había enternecido por la garra que le había puesto a la hora de actuar.

Una fuente del canal en ese entonces le comentó a Lorenzón que Silvio lo llevo a su casa.
Demian vivió con Silvio y su madre (la Sra. Tita) durante meses. Se hicieron muy amigos.
Pero algo rompió esa ferrea amistad. No podemos aseverar esta parte de la historia de Lorenzon, pero se dice que una tarde de verano de 1992, Demian se encontraba en la confitería selquet en el barrio de Belgrano viendo si podía rapiñar un café y conoció a una mujer muy pomposa llamada Giselle. Con el tiempo intimaron y como toda relación intima de Demian, termino antes de empezar. Demian le hablo a Giselle de su amigo Silvio. Giselle ni corta ni perezosa sabiendo que con Demian iba camino al fracaso, saltó a la vida de Silvio y bueno…lo demás es historia conocida.

Algunos testigos de la época, dicen que Demian -queriendo siempre el bien de los suyos- intercedió a favor de Giselle inventando historias fantásticas sobre la blonda jovencita y sus cualidades corporales, a las que Silvio cayó rendido casi inmediatamente. Lamentablemente también existe un lado oscuro, con voces que se levantan explicando que en verdad, presa de celos enfermizos Demian acerco a Giselle a su amigo sabiendo que la joven lo llevaría a la debacle.

Años después Silvio y Giselle vivieron una catarata de problemas judiciales (que por ser de publico conocimiento no vamos a detallar en este blog) que arruinaron la imagen que el inconsciente colectivo de nuestra sociedad tenia de Silvio. En todos los casos se vio a Demian cerca de Soldán. Lo que no queda claro, es si lo hacia como amigo para apoyar al ex-conductor de TV, o con una actitud muy cínica, para gozar la desgracia de que hasta hacia poco había sido su hermano de la vida.

José Lorenzón trajo las pruebas. También se encargo de hacernos saber que para el Ferrante era un inescrupuloso patán. Para nosotros, era una persona pura y de gran corazón que solo quería ver bien a la gente que lo rodeaba.

Vaya a saber quien tiene la razón…

(1) Llamado así porque trabajaba en un quiosco de la calle Catamarca, en el barrio porteño de San Cristóbal.
(2) Presidente y Vice Presidente del Jurado del programa respectivamente.