19 septiembre, 2006

La ruptura de la Fundación DFK

Después del enfrentamiento de aquella noche del 5 de octubre de 1981, la relación entre Walter Liberatti y Luis Copérnico, dirigentes emblemáticos e históricos de la Fundación DFK, se tornó insostenible. Eran agua y aceite. Cada uno por su lado sostenían posiciones irreconciliables.
Liberatti, de la corriente “Medista” (1), daba por buena cualquier cosa que viniera de Ferrante. En cambio Copérnico, de la facción denominada “Los cuestionadores” (2), entendían que nada estaba cerrado definitivamente con Ferrante, y que podía ser objeto de revisión como cualquier mortal.

Fue la época en que se habló de las “Dos Fundaciones DFK”, en la que el poder se encontraba totalmente dividido. Eran tiempos en que Liberatti mandaba cambiar la cerradura del cuartel de Villa Martelli para impedir la entrada de la gente de Copérnico; fue una era de vergüenza para la institución y para el linaje Ferrante Kramer.

Liberatti, defendiendo al “maestro” a capa y espada; Copérnico afirmando “que a Ferrante le decían maestro por lo poco que ganaba”. Liberati justificando la eterna juventud de Demian proclamando que él era “El bebé eterno”, mientras Copérnico lo denostaba diciendo de Ferrante que “Él bebe eternamente”, en una alusión directa a sus conocidas borracheras en el bar “El Mojón”.

Una tarde, luego de más de 2 meses de lucha, Liberatti y Copérnico se dieron cita para dirimir posiciones y definir los destinos de la Fundación. “Sos vos o yo”, se le oía decir a Copérnico, mientras sostenía “No hay lugar para 2”.

La reunión se hizo en el Círculo de Ajedrez de Villa Martelli, y la presenciaron el “Gordo” Rubinstein y Orlando "Buby" Marton, dos conocidos del lugar que casualmente se encontraban allí.

“Fue de entrada nomás...”, recuerda Buby, que “... se sintió la presencia del Maestro”. “En un momento, todos se miraron como no entendiendo nada”. “Y de golpe...paf!”, prosigue, “...Liberati y Copérnico dicen al unísono - YO NO FUI -“. “Ahí, al toque, una baranda a mierda inundó el lugar...alguien se había cagado, no cabía duda!”, agrega.

Rubinstein y el Gordo, negaron con la cabeza como diciendo: “A mí no me mires!!”. Sin embargo, algo los desconcertó, recuerdan ambos. “No se trataba de un pedo cualquiera, era ese conocido hedor fétido del que sólo Ferrante era capaz”.

Todos se quedaron inmóviles... la escena metía miedo.

Cuando parecía que todo ya había pasado, se oye un “eructo”. Y de vuelta la misma escena: “Yo no fui”, acusó Copérnico. “No jodas”, contestó con furia Liberatti. Y el terror otra vez: nuevamente el ambiente era agredido con aquella conocida pestilencia a ajo, que tanto caracterizaba a Demian.

“La puta!”, gritó el gordo Rubinstein, mientras huía despavorido al grito de “Ferrante vive y viene por nosotros”. La alusión era clara, y el temor fundado: todos ellos sabían que eran una manga de ladrones que abusaban de la memoria de Ferrante para hacerse de unos mangos so pretexto de estar haciendo obras solidarias.

Todos tenían unas ganas bárbaras de rajarse cuando cayó la gota que rebosó la copa: como si se tratara de un invitado más, hizo ingreso al salón un collie café con leche, igualito a Fami, intimidando a cuanta alma estuviera presente con su mirada.

Y así, como entró, se despachó con un tremendo sorete, justo al lado de una pieza de ajedrez que se había caído accidentalmente al piso entre tanta confusión. La pieza en cuestión: “El Rey de las negras” (3)

El mensaje, sumamente claro otra vez: “Se están cagando en mí”, y quien firmaba desde el “otro mundo”, no era otro que el propio Ferrante.

Se cuenta que como resultado de aquella aterradora jornada, Liberatti y Copérnico comprendieron que "con los muertos no se jode!". Juraron al cielo respetar la memoria del peruano y honrarlo a partir de aquel momento con una "vida sana, honesta y recta".

Sin embargo, se sabe que todo fue un "bluff" urdido ante el miedo del momento. Liberatti y Copérnico no cambiaron y siguieron siendo los ladrones de siempre... pero por poco tiempo. Al año de inaugurar dentro de la Fundación un bufete al que sus socios bautizaron "La mugre" - caracterizado por los altos precios y la mala calidad del servicio - ambos fallecerían intoxicados como consecuencia de la ingesta de sus tan famosos como oportunistas sánguches de salame "Rey Kramer".

Desde el "más allá", Demian hacía justicia una vez más.

(1). Es un eufemismo de chupa medias.
(2). No les habían puesto ese nombre por cuestionarlo todo, sino por la frase que hizo célebre a Copérnico: “todo es cuestión de cuanto pongas”.
(3). Así se lo conocía a Demian en sus años mozos, cuando frecuentaba mujeres cachondas de color.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En los últimos días, cada vez que ingreso a esta página y veo las ulitmas entradas, pasa por delante de mi ventana un colie cafe con leche... muy parecido a Fami.

esto me da bastante miedo. Tengo que asustarme o Ferrante me esta cuidando?

sigan asi muchas gracias por acercarnos data de ferrante. Estuve meses en internet y solo aparece esta página.

Anónimo dijo...

Nos encanta que creas en el Ferrante mágico que te cuida. Los simbolismos son muy preciados para los que practicamos el "Dogma Ferrante Kramer".
Fami ya es un ser sagrado, al igual que el Buick 66, los cordones de sus zapatos que desataba Takuma Desato, sus nefastos pedos o la lamparita de Tu Sam.
Sos un buen observador... Y Ferrante aprecia mucho a los que siguen sus pasos, especialmente porque se puede cagar bien de risa viendo como otros fracasan... Forro!!!