27 febrero, 2010

Allende la cordillera... La reconquista - Parte 1/4

Con Liberatti cumpliendo prisión domiciliaria, Jara Valdez estaba satisfecho (Ver: Patricio Jara Valdez, la amanaza trasandina). Su demorada venganza había calado hondo en la Fundación Ferrante Kramer.

Y no solamente había dado cuenta de su presidente... Varios de sus integrantes se encontraban analizando el retiro, dada su cercanía con el ángel caído; no querían que la mierda les pegara de rebote. En síntesis, una excelente cosecha para un plan pergeñado durante años por el chileno.

Mientras tanto, un joven, chileno también, solicitaba ante la Fundación su afiliación como socio de la Entidad. Se llamaba Marcos Rilo Guevara. Tímidamente, la denominada más tarde “Sangre nueva”, se hacía presente en la Entidad, provocando la previsible reacción de los capitostes históricos.
Artemio Ferreyra, piloto de tormentas de todas las épocas, había tomado el mando de la organización señera del Peruano Dorado, y a regañadientes aceptaba la entrada de esa nueva gente, vaya uno a saber mandada por quién.
Porque Rilo Guevara no fue el único.... Poco a poco, otros muchachos como él, de inocente apariencia y “tonada” muy particular, se fueron haciendo lugar en la Fundación, dejando a los “viejos” en minoría... En el mejor de los casos, en un virtual empate.

Fue Saverio Penetieso, el escribano de la Fundación quien puso en evidencia aquella tarde lo que ya muchos sabían pero ninguno quería sacar a luz....

- “Muchachos, préstenme atención, por favor”, dijo ... “Quiero hablarles de un tema importante.... ¿No ven ustedes lo que está pasando acá adentro?”, increpó a Ferreyra, Dobetti, Rizzi y Aguirre Caspa, que seguían jugando a los naipes como si nada...

- “Sí, Saverio, nos damos cuenta... Qué te creés, que somos boludos?... Pero, qué querés que hagamos??”, asintió Aguirre Caspa, sin siquiera dirigirle la mirada.... “Pero no te preocupes... Somos pocos ahora para encarar este asunto seriamente. Si se nos suman algunos socios más, vamos a pintar todo... La Fundación va a volver a estar inda, como en los viejos tiempos...”, agregó, al grito de “Truco!”

- “Pero,... De qué pintura me hablás, tarado!!”... “Te estoy hablando de la oleada de chilenos que nos está tomando por asalto la Fundación!”... “Desde que Walter está preso en su casa, nos están invadiendo... Nos están corriendo, nos van a sacar de este lugar que es nuestro y que construimos con tanto esfuerzo!”, bramó Penetieso.

Si bien había algo de razón en su prédica, lo cierto era que Penetieso hacía funcionar la Escribanía dentro de las instalaciones de la entidad; si “La nueva sangre” seguía ganando espacio, él sería uno de los primeros en tener que cederlo.

Rizzi reaccionó a la arenga de Saverio: “Che, no se hagan los boludos!... Saverio tiene razón. Fijate!.. Hace 3 días vendí el último café... Nadie compra nada. Estos chilenos se traen un termo con bebida, sánguches que hacen en la casa... Son gasoleros, hermano!... Si sigo así voy a tener que cerrar el bufete, que me parece que es lo que ellos quieren!”, se confesó.

Nadie era ajeno a eso. Todos lo sabían. Estaban en la cuenta regresiva, solo era cuestión de meses... O semanas.

Fue en ese momento que Sandro Dobetti, al que no se le caía una idea ni a palos, dijo algo que sonó como canto de sirenas:

- “Este Jara Valdez, no... El que lo cagó a Walter, no es que tenía una Fundación como ésta en Chile?...
- “Muchachos”, dijo Ferreyra, “... Creo que hay una forma de revertir este final anunciado. La Fundación DFK de Argentina no va a sucumbir al arrebato de unos transnacionales ambiciosos!... Vamos a defender nuestro patrimonio histórico!!”, rugió como un león herido.... “Tengo un plan, y lo vamos a hacer, aunque en esto se nos vaya la vida. Patria o muerte, carajo!”, agregó con inusual furia y los ojos desorbitados...

En las caras de los pocos presentes se dibujó el terror...

Continuará....

07 febrero, 2010

Sebastián Delgado, el rimoso - Última Parte

Todos entraron sigilosamente y se fueron sentando en ronda, en unas sillas desvencijadas ubicadas en lo que ellos denominaban “sala de espera” de la entidad. El silencio que caracterizaba al antro, similar al de un cementerio abandonado, esa tarde resonaba multiplicado… Era la ausencia total de sonido, como si nadie respirara…

Fue Demian, el Atila de Tumbes, el coloso literario, el que demostró de qué fibra están hechos los guapos y abrió el juego:

- “Sebastián…”, dijo Ferrante, “…Me contaron que sos nuevo en la Fundación, pero que te has convertido en un problema para con estos socios de toda la vida”, agregó, señalando a Liberatti, Penetieso, Carbone, Dobetti y compañía“… Y que los tenés podridos con tus rimas y burlas…”

- “Qué podés decir a eso?”….

- “Que a ésta le des un beso!”, respondió, mostrando su entrepierna, mientras reía como un loco embravecido…

Otra vez, Delgado se había dejado llevar por su hábito. Pero había cometido un gran error… Delante de él no había un tipo cualquiera, estaba el gran Ferrante Kramer. Las cosas no serían iguales para él a partir de ese momento…

- “Ah, qué socarrón Sebastián!”, dijo con la calma de un monje Zen. “Tenés alguna otra ocurrencia?”, provocó al rimoso..

- “Sí, tengo más…. ¿Decime, Ferrante… no querés ser mi amante??, lanzó... ¿O es que no funcionás por adelante?, desafió al peruano, mientras reía desbocado... “O quizás funcionás…pero por atrás!”…. “Yo con Ferrante no me ensaño, no dicen lo mismo los travesaños!... Ja,ja,ja!!”…

Todos asintieron instintivamente con la cabeza dándole la razón a Delgado a la mención de los travesaños… Fue la mirada furibunda de Liberatti la que hizo que se percataran de la gafe. Entretanto, Demian seguía escuchándolo en silencio, hasta parecía tener dibujada una sonrisa en sus labios….

- “Y, Sebastián, se te acabó el repertorio… A ver… rimame algo con Kramer?", dijo, sabiendo que la respuesta tardaría un milenio.

- “Sí, también, tengo con Kramer…. Kramer, Kramer, esteee… Sos un tirado de mierda, Kramer, nunca vas a tener un Hammer!!”, gritó, casi en éxtasis absoluto… Rimar con Kramer, no era fácil.

Todos se quedaron paralizados… Delgado tomaba todos los convites, y los ganaba. Fue en ese momento que se acabó lo que se daba…

- “Bueno, basta, infeliz, me cansé de darte handicap!”, bramó Demian con una voz gutural solo comparable a la del indio de Village People, dando comienzo a su catarata de rimas….

- “Delgado, Delgado, si seguís haciendo rimas, te voy a mear encima!”
- “Cortala, Delgado, si no querés que te quede el ano dilatado!.... “
- “Rimoso insoportable, vas a comerte mi sable!!”…
- “Callate o cambiá de tema, porque te voy a hacer una enema!!”
- “Sebastián, Sebastián, por el culo te la dan!!”
- “Este no es tu lugar, andate bien a cagar!!”

Los aplausos de los presentes no se hicieron esperar. Demian iba por la rima número 38, y no paraba… Los ojos húmedos de Carbone, Penetieso y compañía, testimoniaban el triunfo de Demian sobre Delgado, y la admiración que por ese hombre sentía el grupo…. Hasta Liberatti, incrédulo hasta ese momento, empezó a festejar…

- “Siga, maestro, hágalo mierda con su oratoria.!!... Qué manera de rimar, qué mostroooo!!”, exclamaba, perplejo, ante un Delgado que ya no sabía si quedarse o irse…

Finalmente, y agotado de escuchar a Demian humillándolo de miles de maneras distintas, Delgado se inclinó por lo último… Mientras Demian parafraseaba sus últimos versos beckerianos – “Delgado, cobarde, la conch… de tu madre…” – que no rimaron en absoluto pero igualmente fueron vitoreados.

Liberatti, Carbone, Penetieso, Dobetti, Liberatti, y los sumados a último momento-Lissotti, Ferreyra, Rellenesi y Vargas, el de la limpieza-, abrazaron a Demian y lo llevaron en andas hasta casi Mitre y Mariano Moreno.

- “Bueno, déjenme aquí que estoy cerca de la pensión”, rogó, a lo que el grupo accedió. Unos aplausos se escucharon mientras Demian se alejaba, manos en alto, caminando con ese andar afectado, secuela de una de sus tantas aventuras nocturnas.

- “Qué grande es ese hombre, no?”, inquirió Liberatti, esperando el aserto de sus amigos…

- “A quién te referís, Walter?”,consultó Dobetti, que miraba a lo lejos al Peruano Dorado“Porque ese que está con Demian, no es grande, es chiquito, y me parece que es Delgado, el rimoso!”

Efectivamente… Como a una cuadra de donde estaban, se podía apreciar la figura de Delgado caminando junto a Demian. Aún a la distancia, por los gestos, cualquiera podía darse cuenta que Sebastián suplicaba por el perdón del Peruano.

- “Uy, mira!”, dijo Dobetti,”… Delgado se arrodilló y se agarró de los pantalones de Demian!”, exclamó…

Todos notaron como Ferrante miró para ambos lados, y levantó a Delgado del piso. Se quedaron unos segundos mirándose frente a frente, y siguieron caminando tomados del hombro hasta la pensión de Don Horacio, su vivienda.

- “Parece que se amigaron!”, agregó Dobetti, “Qué gran capacidad para perdonar que tiene el Peruano, por eso lo admiraba tanto Elvio, mi hermano!”, remató.

- “Sí, una capacidad inagotable!”, confirmó Liberatti. Salvo Dobetti, el resto sabía que Walter hablaba de otra cosa…
FIN