19 septiembre, 2009

La construcción de una gran personalidad - Parte 1/2

- “Así no vas a llegar a ninguna parte, Demian!”... “Tienes que cambiar, tienes que sentar cabeza de una buena vez!”...


Esas frases retumbaban en la mente de Demian como un campanario descontrolado. Todos los días el mismo reproche: “Tienes que cambiar, progresar, sentar cabeza”. Ya sabía de memoria las reprimendas de su madre Felisa, aunque no terminaba de entenderlas.


- “Maaa... Ya voy a ser lo que tu dices, pero soy chico aún, tenme paciencia!”, solía responder Demian, lamentándose de su impotencia, a lo que seguía su clásico llanto y la burla de Dionisio, 4 años mayor que él, que no desaprovechaba oportunidad para lanzarle su clásico: “Blando de mierda!!”.


Aquel Demian, de apenas 15 años, presagiaba su alejamiento de Tumbes que ocurriría unos años después. La presión era insoportable, porque Demian era diferente.


El gran Coloso en ciernes se reconocía distinto. Cuando todos en su ciudad veían el futuro en el turismo, la pesca, la industria papelera, el tabaco, el algodón y los servicios financieros –nada diferente de lo que mostró su desarrollo en los siguientes años a su alejamiento-, el segundo en la línea de los Ferrante Kramer sentía que lo suyo pasaba por el arte.


- Maaa... Yo quiero ser escritor, y famoso!”.... “Ya verás cuando mi nombre esté en boca de todos y tú no tengas palabras que alcancen para tu hijo Demi!”... “Y me digas: tenías razón mi Demi... No serás lo que deseé que fueras, pero llegaste alto, eres reconocido por todo el mundo; has llevado muy lejos el apellido Ferrante Kramer!”


Felisa lo miraba con estupefacción. A veces hasta con miedo. ¿Qué fantasmas abrigaría en la mente aquella mujer?... ¿Por qué Felisa sentía que el camino elegido por Demian no lo conduciría a nada bueno?... ¿Escondería Felisa algún secreto familiar como para temer tanto por el futuro de Demian?...


O será simplemente que, como en el mito de la “Profecía auto cumplida”, fue Felisa la que, sin quererlo, finalmente empujó a Demian hacia el mundo de las letras, cuando en realidad quiso todo lo contrario?...

La vida de Demian no era fácil en aquella comarca. Y a pesar de haberlo intentado todo para lograr una independencia que le diera rienda suelta a su particular forma de ser y de sentir, no pudo librarse de ser esclavo de aquel mandato materno al que también suscribiría su padre Doroteo. Jamás pudo desoírlos.


A su partida de Tumbes, pocos años después, sobre el barco que lo conduciría a Estados Unidos, el peruano se juraría “asentarse en un lugar que le permitiera conducir su carrera, no dispersarse más y hacer eje en algo concreto, y regresar algún día lleno de dinero, fama y gloria”.


Y lo cumpliría. Casi todo lo que se había propuesto conseguir, lo llevaba consigo aquella calurosa tarde de verano de 1963, doce años después de su partida, cuando en un breve regreso por su querido Perú, se apareció sin aviso en la posada de los Ferrante Kramer....


Continuará...

6 comentarios:

Luis dijo...

Me gustaría saber más de la adolescencia del peruano. Me parece que por ahí va la cosa. Espero la parte que sigue. Los quiero! Laura

lichazul dijo...

estoy de acuerdo con laura
en las etapas más inestables como lo es la adolecencia, se formulan muchas trancas y muchas manías

besitos de luz patricio
muchas gracias por volver

Sandra Figueroa dijo...

El Perunao no se detiene, siempre va adelante y se que cumplira, a su manera pero lo hara. Un gusto leerles, cuidense mucho, besos a los tres.

Alimontero dijo...

Y siguiendo con las preguntas de los comentarios anteriores..."cómo fue la vida con sus padres?".. ahí está "el reason why" de nuestro Demián...

Un beso,

Ali

©Claudia Isabel dijo...

Patricio, que envidia la foto con esos grandes!!!...
me quedo leyendo, hace rato que no pasaba y ya me voy poniendo al día.
Besos

El Peruano Dorado dijo...

Cómo lo marca los parientes a uno, no, Claudia??. Miren si no a Demian, quién iba a pensar que Dante fuera el que de alguna manera le despertó ese raro gusto por la ambigüedad....
Yo por suerte no tengo esos problemas. Bueno, es tarde, me voy a dormir... Pero, antes, como todas las noches, voy a saludar a mis papis, Carlos y Ernesto. Un beso.

Paricio