28 agosto, 2006

Cuesta abajo y el infierno tan temido

La entrada de hoy pretende ser la última de un grupo de historias negras, desagradables, escabrosas, sobre la vida del maestro. La última que dé cuenta de sus trapisondas, allá por los años ’80 y ’90, en ocasión de su más profunda crisis moral

Hablar del “Ferrante controversial” no es tarea grata. Por el contrario, se torna más difícil aún, porque debemos superar nuestra idolatría por la figura del coloso, y continuar hacia adelante en busca de la verdad.

Por ello, en este Blog que defiende la obra de Ferrrante como ningún otro, también encontrarán ustedes historias como ésta, rayanas con la vergüenza, el mal gusto y la declinación más abominable, pero absolutamente veraces.

Un corto repaso por la vida de Demian de aquellos tiempos no nos lleva a otra conclusión que ésta: Ferrante estaba casi en las puertas del infierno. Algunos amigotes de la época, entrevistados por periodistas de este sitio en la cárcel del Villa Devoto, se aminaron a contarnos algunas anécdotas de Ferrante de esos años. Vivencias vinculadas a la bailanta, al alcohol, la pasta, las mujeres, los traviesos, los juguetes raros o al Libro Guiness de los Records, que lo tiene como el “hombre que más ingresos registra a la sala de guardia de un hospital con obstrucción de vientre por ingesta contra natura de un objeto no identificado”.

La historia de hoy se inicia en un tiempo en que la televisión abierta le había dado vuelta la cara (1) a Ferrante, una época en que la prensa grande no lo registraba siquiera vestido como Pepino el 9 a la salida de una “festichola” con tremendas trolas al lado, un período en que apenas resonaban los ecos de su trascendental Biblia Peruana en Lituania y Madagascar.... un punto que nos muestra a Ferrante desesperado, apelando a cualquier artimaña para robar un pedacito de ese tesoro esquivo: el éxito.

Estaba tan abajo, que todo le daba lo mismo. Sin embargo, Dios aprieta pero no ahorca: el destino nuevamente le tenía reservada una carta.

Fue cuando vio un programa de TV por cable de Miguel Angel de Renzis, un periodista político polémico, al que todos los que llamaban por teléfono, puteaban al aire. Un programa naif, pero que tenía bastante raiting porque la gente quería escuchar cómo lo verdugueaban.

Ferrante consideró que era su oportunidad. Quién mejor calificado que él para desafiarlo inteligentemente, y, con altura, demostrar al público – su público - que cuando se está enfrente de un “libre pensador” en serio, no hacen falta las malas palabras ni los insultos.

Imbuido de una fortaleza pocas veces vista en él, pero igualmente estimulado con un par de pastillas que le había convidado un amigo, llamó a De Renzis por teléfono en medio de una discusión al aire sobre “Políticas para el Mercosur”, un tema que dominaba al dedilllo.

Lamentablemente, el proveedor amigo había sido Oggi Junco, quien no reparó en el efecto demoledor que tendrían esos dos torpedos en la avejentada humanidad del peruano. Ferrante, totalmente volado e invadido a la vez por un miedo irracional, muy parecido al que lo atormentaba en su difícil niñez, apenas podía pronunciar palabra, tartamudeaba, y volvía a gangosear como a los 10 años de edad.

"¿Quién habla, quién está al aireee??", preguntaba De Renzis, mientras la audiencia esperaba la clásica.... “Andá a la conch... de tu madre, gordo forro!!!”

Del otro lado... silencio.... silencio, mientras el periodista inquiría nuevamente con su pregunta.

Al aire, una voz entrecortada y tímida se comenzó a escuchar: “Hola, de Guensis.... soy Fgante Kgame”.

“¿Cómo?”... repetía el gordo, no sin comenzar a esbozar una sonrisita pícara que, por primera vez, anunciaba que la tortilla se le había dado vuelta.

“Fegante Kgame... ñor deguensis” ....

“Fegante queee?... No te escucho!!!”, volvió a la carga de Renzis, canchereando y guiñando un ojo a la cámara, como el que va a patear con el arco regalado.

“Fegrrrante Kggame”....”..no mee cuchas? ... Fegante Kggggameee!!!”. , se escuchó gritar casi histérico a Demian.

El gordo de Renzis la tenía servida, y no se pudo contener. La clásica frase de Tito Cigala, el amigo de la infancia de Demian, le salió de la boca. Una frase que le reventó la cabeza a Ferrante, como si se tratara de un fantasma del pasado que venía a cobrarse de nuevo una broma macabra:

“VENÍ AL ESTUDIO Y MAMAMEEE!!!, “VENÍ AL ESTUDIO Y SUCCIONAAME!!”, gritaba desenfrenado De Renzis, entrando en una especie de trance que evidenciaba su deseo de alcanzar aquel clímax. La gente lo sacó del set, estaba en una especie de shock convulsivo, sonriendo y babeando de felicidad.

En el estudio, todos estallaron en una carcajada interminable que hizo recordar a Demian a su infausta familia (2). Ferrante se encontraba en medio de una pesadilla de la que no podía escapar, y se dejó vencer.

A la mañana, amaneció en una granja del Gran Buenos Aires, atendido por varias enfermeras, a una de las cuales conoció de inmediato. Había sido en aquella bailanta de Once, alguna de las tantas noches locas que supo disfrutar.

Era la hija de Lía, una amiga. La única que se había interesado por su vida, por su obra, y a la que le había dedicado un poema que aún conservaba dentro de un camafeo que descansaba entre sus voluminosos pechos.

Se cuenta que aquella tarde, Demian, en los inicios de una vuelta al ruedo literario como jamás nadie imaginó, comenzó a esbozar los primeros trazos de su nuevo libro “Rescate Emocional” (3)

(1). Samid, el Enano Nelson, Tony Kamo y Saibaba entablaron una demanda conjunta contra Ferrante y los canales de TV.
(2). El programa de De Renzis se pasaba en Tumbes. La madre y hermanos de Demian lo estaban viendo, e ingresaron en tandem a la conversación, compartiendo risas con televidentes y asistentes del canal.
(3). Los Rolling Stones demandaron a Ferrante por el uso indebido de la marca registrada del grupo “Rescate emocional”, y cobraron un millonario juicio. El libro de Ferrante había sido un rotundo éxito económico, por vez primera.

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