12 agosto, 2006

Una sorpresa para Casimiro

Recientemente, la Fundación DFK publicó un colosal trabajo, fruto del esfuerzo investigativo que ha venido realizando durante los últimos 20 años: el Árbol Genealógico Ferrante Kramer.

Si bien este documento no se nutre de información verosímil ni confirmada por siquiera una parte de la comunidad científica internacional , la metodología aplicada tampoco sigue ningún patrón conocido o aceptado, lo que lo constituye en sí mismo en un libelo sin valor, o en un “mamarracho”, tal como acostumbra calificar a los trabajos de la Fundación la prestigiosa revista vasca “Science and Art”.

Sin embargo, para el historiador Cecilio Dinga.. “.. no ha sido nunca un problema para la Fundación no contar con el apoyo de los grupos de poder ni de opinión”, comenta con un juvenil desdén que no le queda (tiene más de 70 años). Y agrega jactancioso (1): “Qué digan lo que digan!....”, y se retira tarareando el tema de Raphael, y mirando de reojo como si se guardara algo.

Pero, más allá de los comentarios adversos - tan comunes en la vida y en la muerte de Demian - en aquel lugar no se veían caras largas. Había risas y festejos. Especialmente, los de un hombre de acento chileno, que no hacía otra cosa que proponer un brindis tras otro, festejando vaya uno a saber qué.

Aunque sin ganas, me dirijo a Dinga nuevamente para requerirle una respuesta sobre el motivo de tanta algarabía. Sin hablarme, y no sin antes poner en práctica su más desagradable gesto de desprecio (frunce el cejo, levanta la comisura labial superior izquierda y te hace “psssh” con la lengua salivada entre los dientes), Cecilio me arrojó violentamente dos hojas de papel, las mismas que reproduzco en esta nota. Una es la que contiene el detalle del Árbol Genealógico de Ferrante (Fig. 1) ; la otra, una pequeña parte de él (Fig. 2).

Fue ahí cuando me percato. Me parecía conocido el chileno. No era otro que Casimiro Arena, el biógrafo de Monzón, miembro del staff no oficial de la Fundación y amigo de Ferrante en sus días postreros.

Bien por Casimiro!!.Y no era para menos tanta emoción suya .... Descubierto su parentesco con Demian y hasta con el mismísimo Tután Kamón, los ortivas de siempre de la Fundación se estaban congraciando con él haciéndole entrega de un ejemplar de los pocos discos de pasta de “Ferrante & Teicher” (2) que se salvaron del incendio.... Qué envidia, carajo!, como dicen en Chile!!!

(1). Hacerle un reportaje a Dinga te pone loco. Te sobra y cancherea, es un gusano.

(2). Cuando un miembro de la Fundación se hace acreedor de un original de pasta de F & T - en las condiciones que se encuentre – automáticamente adquiere el “Grado Ferrante” , y se lo exime de llamar a DFK “Maestro” (obligatorio para el grado de iniciación), pudiéndolo hacer desde ese momento por su nombre. Casimiro es Grado “F”, de Ferrante. Hay 33 grados, como en la masonería; el más alto, es el 33.