Sabemos que esta entrada generará controversias.
Durante meses, mientras desarrollábamos las investigaciones pertinentes, recibimos más de una amenaza con respecto a este tema, pero para mantener indemne el nombre de Demian, y respondiendo a sus millones de seguidores en todo el mundo, nos debemos a la verdad y aquí va la historia de una foto esclarecedora, a la cual los detractores de ferrante (luego de un sinfín de cálculos analíticos con respecto al paso de los años) califican como falsa.
En su juventud quiso llegar a Bolivia para sumarse a las huestes de Ernesto “Che” Guevara. Equivocó el barco y llego a Buenos Aires. Su frágil economía no le permitió viajar desde la Reina de Plata a Cuba para alinearse ideológicamente con Fidel.
Años después, intentó entrar en Venezuela para entrevistarse con el en ese entonces candidato a presidente Hugo Chávez (Hugo de los Reyes Chávez, su padre, fue amigo de la juventud de Doroteo Ferrante Kramer) con quien abrazaba el sueño de la grandeza bolivariana. Un problema de papeles y un entredicho con un policía de migraciones en el aeropuerto de Caracas, impidieron el ingreso de Demian al país.
Ferrante, desde su infancia había escuchado a su padre hablar de la grandeza latinoamericana. Demian sabia que estaba frente a algo grande (…aunque en ese momento no sabia bien qué!). Tuvo que esperar dos horas para subirse nuevamente a un avión para salir de la tierra de Chávez, en donde tan mal había sido tratado. Sentado en un banco de la terraza de arribos de Lan Chile, tomó su libreta de apuntes, mientras esperaba un vuelo que lo llevaría de regreso a Buenos Aires, y comenzó a trazar -con agobiantes 45° de temperatura y sin aire acondicionado- los primeros rasgos de su libro “Lo que Mata es la Humedad”
Partido anímicamente pero con la certeza de formar parte de una nueva etapa de la historia sudamericana, volvió a Buenos Aires y se anotó como personal de reserva en Search (una conocida empresa de seguridad para empresas). Hizo un par de horas de experiencia en un supermercado Eki descount de Avellaneda, y luego pasó a un Lider Price de Pompeya durante mas de tres meses. Demian ni se imaginaba que se encontraba frente a la oportunidad que tanto estaba esperando. Su sueño muy pronto se haría realidad.
Una mañana recibió una notificación que debía presentarse en el hotel Hermitage. Search había ganado la licitación para brindar seguridad en la cumbre de las Américas, y el había sido asignado para prestar servicio en la cena de presidentes.
Pasaron los días, entre cursos de entrenamiento contra ataques sorpresivos, buenos modales y protocolo y allí fue Demian a la Ciudad Feliz (1) a cumplir su sueño de entrevistarse con los presidentes de las potencias sudamericanas.
En vano, por no tener acceso, fue el esfuerzo de Demian por llegar al piso donde descansaba Lula; Fidel durmió en su avión, y el resto casi no tuvo contacto con la gente. Solo se cruzó con un tal Evo en un ascensor, al cual casi no miró, indignado por no entender por qué motivo ese morocho vestido de albañil podía transitar libremente por las instalaciones del hotel, y él, siendo Demian Ferrante Kramer, tenia que cargar con molestas credenciales de acceso.
La noche de la gran cena, Demian se encontraba apostado en la entrada lateral del salón observando las piernas de una señorita que acompañaba al Cónsul de Uruguay en Argentina y de golpe, una maraña de periodistas excitados envolvía a Hugo Chávez, Fidel Castro y al albañil al cual Demian había cruzado en el ascensor. (nunca entendió que hacía ese negro ahí). Los Flashes comenzaron a disparar en forma endemoniada. Demian lo sabia ese era su
Era el momento para compartir sus ideas sobre el futuro de Latinoamérica con estos grandes estadistas contemporáneos!!
Se avalanzó sobre ellos al grito de "SOY FERRANTE, SOY FERRANTE!!!". Ante esa situación el jefe de seguridad de Fidel Castro dio una orden tan corta como terminante: “ES FERRANTE QUE SE ATRAGANTE…”!
Un golpe certero de uno de los agentes del servicio secreto cubano dio directamente en la nuez de Adán de Demian ahogándolo instantáneamente, mientras la ola humana se alejaba.
Demian despertó en la guardia del hospital municipal de General Pueyrredón dos horas después. Cuando se incorporó por primera vez renegó de su origen. Mientras se vestía pensando: “estos negros de mierda…con estos estamos perdidios”.
Ferrante se escapó de la guardia se subió a un taxi y por un par de años no se supo nada de él.
(1). Mar del Plata. Denominada así por ser la ciudad a la que en los años 60 la mayor parte de la clase media obrera de la Argentina acudía a pasar sus vacaciones. Al parecer un planteo facilista impulsado por los gobiernos de turno asociaba indefectiblemente vacaciones con felicidad.