24 agosto, 2006

Ferrante y el ansia de poder

A lo largo de su carrera artística, Ferrante Kramer supo aceptar con sumisión y recato las imposiciones de un destino hostil a sus inclinaciones literarias. Porque si en algo se destacaron sus fracasos, sin duda las letras ocuparon el primer lugar.

Harto de que se le negara la oportunidad de alcanzar el éxito pleno y la fama (0), apenas arañados cuando publicara en más de un idioma (1) su Biblia Peruana, durante la década del ’90 Demian hurgó en distintas fórmulas en busca del tan ansiado “batacazo”.

Aconsejado por un marketinero barato, educado en la escuela del “copy - paste”, y seducido por el premio obtenido en vida por Fernando Savater con su libro “Ética para Amador”, se dijo, “... el éxito pasa por combinar lo popular con el marketing... fijate por caso Savater, tuvo buena prensa y tocó el tema sexo que le pega a todos”. Lo que no sabía Demian (2) era que “Amador” no tenía nada que ver con el sexo.

Fue así, como confundido una vez más, y mal informado, dio forma a su nuevo libro “Consejos para el asador”, ya que consideraba que el asado era “tema de todos” e impactaría positivamente sobre el público (ideaba lanzarlo en Argentina).

Por su parte, unos pocos pesos ahorrados en sus horas de trabajo como cuidador en una playa de estacionamiento, le permitirían solventar una modesta campaña radial en una FM trucha de Villa Martelli, dando forma a la ecuación que, a su estrecho y mal aconsejado entender, lo conduciría a la victoria:

BOOM! = MKT + POP

Y así fue como “Consejos ..” salió a la calle, impactando en el público (no en el que pensaba) ni tampoco favorablemente.

Soberbio como pocas veces se lo había visto – era común que Ferrante se agrandara cuando estaba por editar un libro - , se animó a meterse en temas escabrosos, con poco margen de opinión en el oficio de asador profesional, ganándose el odio de gran parte de la afición culinaria parrilleril. Por ejemplo, uno de sus capítulos dedicado al carnes, consistía en una arenga en contra de la utilización de carne “canina” por considerarla inmoral, poniendo de manifiesto lo mal que había quedado después del trauma que le ocasionara Fami, víctima de la crueldad de Dionisio, su hermano (4)

Pero, la cosa no terminó allí. La Asociación de Asadores de la República Argentina consideró al libro “... un mamarracho, escrito por un ignorante fanfarrón.... un insulto para la profesión del parrillero”; por su parte, la Liga de Observadores de Collies Grandes y Enanos (L.O.CO.G.E.N.), calificó la obra de Ferrante como “... una nueva provocación de ese señor, que no quedó satisfecho con las anteriores porquerías que nos supo dar.... flaco favor le hace al collie en su libro, ya que no va a faltar algún asesino que se coma un collie a la parrilla porque él le dio la idea”.

Ferrante fue retado a duelo por la Asociación de Parrilleros, para que “... demuestre en la práctica lo que afirma en su libro!!”, comentaba su vocero, Renato Trippa. La propia asociación le ofreció el lugar para hacerlo, el estadio del Club Atlético Sacachispas: “.... queremos estar todos para verlo a ese personaje hacer lo que dice que sabe hacer!!”, vociferaba un iracundo Trippa.

Demian, ni lento ni perezoso, aceptó el convite; puso fecha y hora, y el espectáculo se llevó finalmente a cabo. Recuerdo que era un viernes caluroso de verano. Había más de mil personas reunidas que pedían la cabeza de Ferrante. Él, como siempre, con su clásica sonrisa, veía acariciar las mieles del éxito y ni siquiera se daba cuenta de que se encontraba en medio de un volcán a punto de estallar.

Ferrante estaba eufórico. La parrilla, de 6 metros por 2 metros, ardía en brasas. Estaba sobrecargada de todo tipo de carnes y achuras. El calor sobre el escenario donde se encontraba vestido de chef (5), era insoportable.

Fue en ese momento cuando Ferrante provocó a la audiencia desde su micrófono diciendo: “ Y ahora, para que tengan, les voy a hacer el “CHINCHULIN ESPACIAL”, giles!!”. La gente en las gradas enmudeció de golpe, y cambio el clásico “Ferrante, compadre, .....”, por un único grito “NOOOOOO.... el chinchu espacial., NOOOOO!!”.

Una risa cuasi endemoniada de Demian confirmó que no se detendría, y comenzó con los primeros movimientos de la destreza que presenciaríamos en breve. Ferrante, con un tenedor, pinchó la punta de un largo chinchulín – de casi 2 metros desplegado – y comenzó a balancearlo hasta hacerlo girar en dirección contraria a las manecillas del reloj a una velocidad creciente cuya magnitud no podría establecer.

Del interior de la achura comenzó a salir una tremenda cantidad de grasa y líquido hirviente que, primero, se abatió sobre los espectadores provocándoles graves quemaduras, para luego caer sobre el tablado del escenario y comenzar a arder al contacto con las brasas que se desprendían del asador.

Fueron solamente segundos los necesarios para que todo el Club ardiera como pira funeraria, haciendo honor a su nombre: Sacachispas. De pronto, se volvía a repetir la escena dantesca que caracterizaba a Ferrante, la del incendio llevándoselo todo.

Nada se supo de Demian, pero se presume que escapó de una muerte segura – la de los parrilleros – gracias al humo que los abrumó. No se registraron víctimas humanas, pero sí la de un can, la mascota del Club, un collie trágicamente llamado Laredo. Otra vez, las notas musicales como común denominador de una muerte perra!! ... primero FA-MI, ahora LA-RE-DO. No viene al caso la comparación... 2 sonidos ó 3., la cuestión fue que ambos sonaron.

Lo que siguió a aquel nefasto episodio son apenas trivialidades a la luz de aquel siniestro ígneo. El Club juró vengarse de la carbonización de Laredo y dicen que puso precio a la cabeza de Kramer; la propia barra brava sería la encargada de llevar a cabo el contrato.
La Asociación de Asadores tomó por la fuerza la Editorial que publicó “Consejos... “ la misma noche del incendio. Se hizo de las copias en depósito, y avivó con ellas las últimas llamas del desafortunado Club.
Y desde Perú, un Dionisio Ferrante Kramer acongojado, mientras cocinaba algo a la parrilla, ofrecía un reportaje a la prensa local afirmando: “... mi hermano es un sádico incurable”.

(0). Se dice que su inclinación por las letras - como móvil para alcanzar el éxito - fue alentada por el dicho “La fama es puro cuento”. La Fundación DFK adjudica sus fracasos a una cuestión de “apresurada interpretación” que Ferrante hacía de todo.
(1). Castellano y Zulu (3)
(2).
Algunos de sus más irreverentes ofensores, afirman que apenas sabía leer. De ahí que no supiera el tema del libro.
(3). El lanzamiento de la edición en idioma Zulu estaba previsto para un 25 de diciembre. Terminaron carbonizadas en un depósito del Congo Belga, como consecuencia de un siniestro ígneo causado por una cañita voladora. Se habló en la prensa local que “.. el éxito se le había hecho humo”
(4). Consultar nota sobre el tema: “El perro de Demian, una historia de amor negro”
(5). Ver foto ... un payaso!!

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