Amigos bloggers:
Como verán, hoy hemos hecho un paréntesis con "El tren de los sueños". Y ello tiene un motivo...
Pero nada mejor que lo explique que la historia que sigue, cuyo protagonista principal es el mismísimo Andrés Lucca Paredes, sin duda uno de los más importantes referentes en la vida del Peruano Dorado.
Qué la disfruten!!
Lucca Paredes: el complot y la primera amenaza
"Lo están cagando!"- grito Andrés Lucca Paredes en el medio de la reunión. Walter Liberatti en su carácter de presidente de la Fundación DFK intentó hacerlo entrar en razón.
“Es el azar Andrecito”…-le decía para conformarlo y devolverle la compostura-.
“No, Walter, definitivamente hay una mano negra. ¿Como puede ser que Demian, siendo un grande como todos sabemos que es, esté sistemáticamente meado por los perros?.. Que no le salga una derecha?.. Siempre tiene un problema, siempre el destino se ensaña con él, nunca te pusiste a pensar Walter?”…
Todos los asistentes guardaron silencio y mentalmente repasaron todas y cada una de las situaciones que habían vivido en común, relacionados con Demian, en las que lamentablemente, siempre se terminaba rozando el papelón.
“Demian es un grande. Y no estoy dispuesto a creerme que es un fracasado. Sé que está llamado para cosas grandes. Sin duda puede tener mala suerte… Pero… ¿Siempre?”…
Y con estas palabras, giró sobre sus talones, cual comandante de pelotón, y se dirigió a la puerta. Todos se quedaron en silencio reflexionando hasta que Álvaro Guernica, en ese entonces, pro tesorero suplente, dijo con vos seca y compungida: "Dale, Walter, prendé la tele que empieza el partido de Argentina…"
Claro, corría el año 1982, y el país entero hacía a un lado la vida oscura en la cual vivíamos para disfrutar al menos por un rato del mundial de Fútbol. Maradona y su escuadra, dirigida por Cesar Menotti esa tarde, enfrentaban a Italia con los cuartos de final del certamen. Todos dejaban lo que estaban haciendo, el mundial era prioridad uno. Todos concentrados en eso, o casi todos.
Para el en ese entonces joven Andrés Lucca Paredes, veinteañero largo, con pelos al viento, bigote porrudo y montgomeri negro, la Av. Del Tejar, en el barrio de Saavedra era casi como su casa. Por vivir sobre la calle Pinto a unas cuadras del parque que da nombre al barrio, y trabajar en una casa de repuestos Dodge / Volkswagen sobre la Av. Republiquetas, la recorría a diario y conocía cada una de sus baldosas. Esa tarde se quedo pensando antes de llegar a su casa. Imaginaba que Demian, era presa de un conjuro maléfico de intereses comerciales que lo hacían siempre sucumbir frente a imprevistos.
Mientras todo el mundo miraba el partido, Andrés decidió que tenía que investigar un poco. Se pasó toda la tarde recopilando entre sus libros de la facultad (estudiaba filosofía y letras en la Universidad de Buenos Aires), algún dato que le permitiera descubrir qué enemigos podía tener Demian o qué causas podría haber para dañarlo. Lamentablemente, no encontró nada. No solo acerca de lo que buscaba, sino nada sobre el Peruano Dorado. Para la bibliografía consultada no existía ningún inconveniente con Demian, porque Demian ni existía.
Y no se dio por vencido. Consultó durante los días siguientes a Liberatti, quien a su juicio, era la personal allegada que más conocía al maestro. Lamentablemente su presunción no pudo ser certificada porque descubrió que Walter sabía mucho menos de lo que aparentaba (¿O tal vez escondía?) sobre la vida de Demian.
Durante semanas trazó hipótesis que compartió con otro integrante de la Fundación en ese entonces, el joven Ricardo Rulli quien, con el correr de los años se convertiría en su gran amigo. Ricardo prestó su oído en forma desinteresada durante gran cantidad de noches, madrugadas y días, esperando que su amigo de una vez por todas pudiera tener la paz que tanto ansiaba. Ricardo, poco adepto a las conspiraciones terminaba las largas veladas mirando a Lucca Paredes con cara de cansado diciéndole: "Dejate de joder Andrés!!…"
La negativa de su entorno, lo llevo a buscar el origen del mal del peruano en el exterior. En Tumbes. Su hogar. Junto todo el dinero que tenía ahorrado para la compra de los apuntes fotocopiados de Antropología Filosófica II (sin dudas, hasta entonces, la materia mas tediosa y complicada de su carrera universitaria) y partió en busca de un teléfono en el que pudiera hacer las llamadas que el creía brindarían un poco de luz sobre tanta oscuridad.
Tenía que usar un teléfono público. Su padre lo mataría si usaba el aparato de su casa para ese tipo de llamadas. Tenía que actuar en forma sigilosa, casi en secreto. Pero lo iba a descubrir.
Hizo memoria, y recordó tres teléfonos públicos en la zona. Llovía y hacia frío, corría el mes de agosto de 1982, y enfiló para el bar "La Facha de Aurelio" en la esquina de Plaza y Av. Del Tejar. El lugar estaba semidesierto; un par de parroquianos mirando la televisión, y una parejita terminado una fugazzeta con fainá y una cerveza imperial.
Sacó su libreta de anotaciones, se acercó a la caja y desparramó $ 223 Moneda Nacional y dijo al cajero: “¿Me das cospeles?”… Sin dudas el hombre lo miró extrañado. El joven estaba comprando todo el stock de cospeles telefónicos que tenía en el bar, pero poco le importó. Estaba empezando Nuevediario.
Primero llamó al Consulado de Perú, pidiendo algunos teléfonos de larga distancia. Se los dieron y siguió su derrotero. Embajada Argentina en Perú: ni noticias de un tal Ferrante; Ministerio de Cultura de Perú: cerrado por ser de noche; lo increíble fue cuando llamo a la casa de la familia Ferrante en Tumbes: con solo presentarse como seguidor de Demian, quien atendió, sin darse a conocer, corto violentamente no sin antes descargar un sin fin de insultos extravagantes y durísimos en contra de Demian y del pobre Andrés.
En Perú pasaba algo. Y eso a esa altura ya estaba claro. Tenía un par de llamadas más para hacer, sabía que estaba en la senda correcta. Se dio vuelta sobre la mesa donde tenía el montgomery en busca de un cospel pero se le habían acabado. Se tomó de los pelos desesperados. En la excitación, desacomodó su ropa, sabía que había encontrado algo, que su teoría era correcta!
No tenía más monedas… Recorrió el salón, solo vio a la parejita que ya había terminado la fugazzeta y estaba en plena etapa de arrumacos. Se acercó a ellos jadeando…
"Flaco, ¿no tenés una moneda?", dijo casi en una convulsión, El hombre sin decir una palabra metió la mano en el bolsillo y saco un puñado de monedas y se las dio sin mirar. La joven que compartía la mesa, reprobó el gesto, por lo ampuloso y desinteresado llamándolo por su apodo, con amor y con furia: "Georgie…!" al joven no le importó y sonrió diciéndole a Andrés: “Anda tranquilo, flaco”.
Lucca Paredes se dirigió en busca de cospeles a la caja, pero vio algo junto a su montgomery que le llamó la atención. Interrumpió su marcha y enfiló para la mesa donde estaban sus pertenencias. Junto a su abrigo había un sobre blanco algo mojado tal vez por la lluvia que caía afuera… Fue extraño, no recordaba haber traído ningún sobre.
Lo abrió extrañado. Dentro había una nota escrita con rasgos esquizofrénicos. Cuando leyó el mensaje, las monedas que le había dado el joven instantes atrás, cayeron al piso esparciéndose por todo el lugar.
Claro, sencillo y concreto: "Cortala con lo del complot boludo porque sos boleta"
A Andrés se le heló la sangre. Descubrió que había llegado el momento de detener su investigación. Evidentemente había encontrado la punta del ovillo. Mas que nunca estaba convencido de que había dado en la tecla.
“OK. Paro por ahora, putos!”… dijo con furia a los gritos, a lo cual todos los clientes y personal del bar lo miraron extasiados.
Tomó su abrigo, salio a la calle. Cuando lo hacía. Se dio vuelta y miró hacia dentro del local y dijo con furia: "Por ahora eh!!"
En breve: "El tren de los sueños - Parte 2"
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2 comentarios:
Qué épocas, chicos!
1982. 22 pirulos. Yo venía re-dulce...imagínense. Eran los tiempos del tres al hilo. Cómo negarse después de un tiroteo así a prestarle unas monedas al pobre Andrés para hacer esa llamada tan importante..? Patito, de envidia, nomás, tiró la bronca:
-Era parte de la guita para ir a ver a Sandra a La Casona del Conde... y ahora qué hacemos?
-Tranquila, mi amor. Que la carrera de la Mihanovich pinta para largo...no viste la cara de ese pobre tipo? Además, mis viejos se van de viaje...y nos queda el depto para nosotros solos...
-Te perdono...si es así...
Y fue así. Andrés hizo su llamada. Y con Patito, ese fín de semana, batimos los récords. Miren que tuve novias gauchitas, pero como la enana, ninguna...
jajaj, la historia se pone muy interesante y con Georgie formando parte de ella...jajaj, yo en esa época no había nacido chicos..que veteranos que son!!!
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