Todos habían sido ya presentados... Demian, Cacho, el Travestido de Almagro, el Ilusionista de Boedo y Edmundo, el Hombre Invisible. Pero restaba saber para qué habían sido convocados. Y para eso estaba Héctor, que los pondría al tanto de su misión...
Queridos amigos:
La humanidad los llama. Cumplan su legado. Han sido escogidos para llevar adelante una tarea superior. Con sus facultades ustedes impartirían las enseñanzas para un nuevo orden mundial en paz y con esperanza.
Solo quienes hayan asistido a este llamado y asumido el compromiso, podrán formar parte de la Liga. Quienes hayan sido invitados y esta noche no estén presentes no podrán ingresar en el futuro. No se habrán hecho cargo de la historia. Pero ustedes si.
- Ah, o sea que hubo más invitados –se escuchó la voz del hombre invisible de Villa del Parque.
- Si, -contestó Vasques como conociendo de antemano algunos detalles del plan.
- Aparte de nosotros también fueron llamados El hombre Elástico de Villa Crespo, el Fantasma de Chacarita, la Mujer Yeta del Barrio Los Perales, el Hombre Auto de Castelar, el Doctor Rellenesi de Avellaneda (También conocido como el Mago del Tiempo), y el Hombre Perro de Quilmes, los cuales evidentemente no están a la altura de la situación –terminó por sentenciar.
- O pensaron que era una joda – dijo Demian en voz baja, ganándose inmediatamente una mirada cargada de odio del resto de sus compañeros.
- ¿Y nosotros porque fuimos citados? Preguntó Cacho de Almagro.
- Vos Cacho, porque cuando te vestís de mujer, tenés el poder de enamorar ciegamente a cuanto hombre se te ponga delante. Un hombre enamorado es un hombre fácil de manejar. Fácil de instruir para que propague las nuevas enseñanzas…” El ilusionista de Boedo parecía un profesor y el resto, sus alumnos.
- Edmundo, por ser invisible, -explicaba Héctor - nos brindará acceso a lugares que nunca podríamos entrar. Lugares que es necesario visitar para poder llevar adelante el mandato de la Orden. Y a mí, por el hecho de que puedo generar ilusiones masivas a grandes grupos de gente (1)
Demian mientras escuchaba la charla comenzó a reconocer que la opinión de Liberatti era totalmente acertada. Esto era una tremenda pelotudez. Sin embargo, más allá de todo, hubo algo que dejaba al Peruano Dorado algo intranquilo y necesitaba sacarlo a la luz:
- ¿Y a mí, para que me llamaron?, preguntó Demian, casi con vergüenza.
- Para que te traigas unas cervezas! Ja jaj jajajaja!!! –tronó Cacho a los gritos con voz ronca, entre risotadas burlonas. El resto solo lo acompañó con miradas cómplices.
- Demian, -trató de calmarlo Héctor- tu misión es recopilar todos los hechos que nos sucedan hasta alcanzar el objetivo final. Será tu obra más grande. De tu pluma saldrá nuestra historia que se transmitirá en el futuro de generación en generación. Vos fuiste llamado a inmortalizar en papel nuestra gesta!!
Mientras Héctor seguía hablando, Demian seguía elucubrando... No estaba del todo convencido, no terminaba de cerrarle la idea, esto era lo especialmente extraño.... Comenzó a pensar que todo era una estafa... ¿Quiénes eran esta banda de delirantes?.
- O pensaron que era una joda – dijo Demian en voz baja, ganándose inmediatamente una mirada cargada de odio del resto de sus compañeros.
- ¿Y nosotros porque fuimos citados? Preguntó Cacho de Almagro.
- Vos Cacho, porque cuando te vestís de mujer, tenés el poder de enamorar ciegamente a cuanto hombre se te ponga delante. Un hombre enamorado es un hombre fácil de manejar. Fácil de instruir para que propague las nuevas enseñanzas…” El ilusionista de Boedo parecía un profesor y el resto, sus alumnos.
- Edmundo, por ser invisible, -explicaba Héctor - nos brindará acceso a lugares que nunca podríamos entrar. Lugares que es necesario visitar para poder llevar adelante el mandato de la Orden. Y a mí, por el hecho de que puedo generar ilusiones masivas a grandes grupos de gente (1)
Demian mientras escuchaba la charla comenzó a reconocer que la opinión de Liberatti era totalmente acertada. Esto era una tremenda pelotudez. Sin embargo, más allá de todo, hubo algo que dejaba al Peruano Dorado algo intranquilo y necesitaba sacarlo a la luz:
- ¿Y a mí, para que me llamaron?, preguntó Demian, casi con vergüenza.
- Para que te traigas unas cervezas! Ja jaj jajajaja!!! –tronó Cacho a los gritos con voz ronca, entre risotadas burlonas. El resto solo lo acompañó con miradas cómplices.
- Demian, -trató de calmarlo Héctor- tu misión es recopilar todos los hechos que nos sucedan hasta alcanzar el objetivo final. Será tu obra más grande. De tu pluma saldrá nuestra historia que se transmitirá en el futuro de generación en generación. Vos fuiste llamado a inmortalizar en papel nuestra gesta!!
Mientras Héctor seguía hablando, Demian seguía elucubrando... No estaba del todo convencido, no terminaba de cerrarle la idea, esto era lo especialmente extraño.... Comenzó a pensar que todo era una estafa... ¿Quiénes eran esta banda de delirantes?.
Finalmente, Héctor cerró la charla diciendo: “… Y ésa es la idea... Y necesitamos de todos ustedes” .
Demian, como era de esperar, no había prestado atención a lo mas importante de la charla, sentía que su presencia estaba totalmente de más.
Héctor –el único que hablaba, ordenó- “...Ahora, vuelvan a sus tareas y esperen a ser contactados. Muy pronto van a tener noticias mías. Buenas noches y gracias por venir”.
Quedaron solos Demian y El Ilusionista...
En eso, este último levantó su mano y salió como de ella una luz que impactó de lleno en el pecho del peruano... Demian se desvaneció al instante.
Cuando volvió en sí, estaba en su cuarto en la pensión, le dolía bastante la cabeza, y más cuando escuchó la voz de Don Horacio que le decía
- Demian…Levantate…Tenés correo!!
Al abrir la puerta estaba Don Horacio con su característico olor a transpiración. Lo esperaba con un sobre color madera en su mano…
- Je…Je ¿Será una mina, pibe? – le dijo con voz socarrona.
Demian sintió que este momento ya lo había vivido en el pasado y volvió a desmayarse
Don Horacio sonrió y en voz baja se fue diciendo “... Estos muchachos…¿Para qué toman si después no se la bancan?”
(1). Se dice que El ilusionista de Boedo había practicado una ilusión masiva por la cual, todo el país veía a San Lorenzo de Almagro (un equipo de Fútbol de Argentina) ganar por afano todos los partidos del campeonato de la AFA, con 11 muertos en la cancha y un técnico que se come las “eses”, cuando en realidad a gatas arañaba empates miserables
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