03 octubre, 2006

La noche más negra de Ferrante Kramer

Un estudio realizado recientemente por la Fundación DFK sobre los infortunios sufridos durante su vida por el colosal escritor peruano, afirma que “El negro ha sido un color kármico en la vida de Ferrante Kramer”, que “... Muchos eventos trágicos de su dilatada carrera en busca de la fama y el éxito literarios, han estado marcados por el “ESTIGMA NEGRO”.

En un documento de más de 5000 páginas, se destacan algunos desdichados pasajes del derrotero de Ferrante como el de “... Sus peripecias como hombre de color en los EE. UU. cuando su piel se tiñó por el carbón de coque que transportaba el buque en el que viajó como polizón”..., o “... Su trágica noche incendiaria con Duke Ellington.”, ”.... El trabajo temporario como inciensista en una Iglesia del Harlem neoyorkino”, o “...Su paso por la política estadounidente junto a Luther King y Malcom X”, incidente este último, recordamos, que casi le cuesta su vida ... Que no es mucho que digamos, pero algo vale.

Y no sólo por sus penosas anécdotas parecería ser que el NEGRO es un color trágico para Demian. Sus detractores también lo afirman, pero maliciosamente: “La negrura lo acompañó siempre”. Quienes rechazan a Ferrante por considerarlo un farsante literario, basan sus infundados comentarios en su “escaso apego por el agua y el jabón”, algo no comprobado más que por ese “halo” que rodeaba a Demian, ciertamente notable cada vez que ingresaba a un lugar cerrado.

Lo cierto es que, a la luz de lo ocurrido a lo largo de su vida, su “ETAPA NEGRA” no terminaría con sólo aquellas intrigas. Hay una bastante reciente, quizás la más crispante, que se remonta a principios de la década del ’90, cuando Demian ganaba su sustento diario trabajando como botones en un hotel céntrico de mala muerte.

Sus amigos, los pocos que le quedaban, lo chanceaban al respecto diciéndole que había encontrado el trabajo que mejor le iba: “Botón... justo a tu medida, Ferrante”. Mofa a la que el peruano respondía sonriente, haciendo gala de ese ingenio que lo caracterizaba, producto de su enorme conocimiento de las grandes letras (1): “Botones, señores, ...Botones!!... Soy más que un botón, trabajo en estéreo, a dos puntas”, una frase que lo pinta de cuerpo entero y que da prueba de su exquisita personalidad: “No se casaba con nadie, no se jugaba por nadie, era un libre pensador... Hoy iba para un lado, mañana para el otro... Como el viento”.

Debió ser por ese cúmulo de virtudes que mencionamos, o por sus sorpresivas y jocosas ocurrencias, que Demian había caído como un tipo muy simpático en su nuevo trabajo. Su prodigiosa memoria, por otra parte – recordaba a todos los habitues y turistas por sus nombre – lo convirtieron en poco tiempo en un personaje entrañable, al que todos apreciaban y querían. “Hola Demian, cómo estás?”... “Muy bien, Sr. Conelly”; “Me pedís un taxi, Ferrante Kramer?”... “Cómo no, Sra. Ludwig”, eran frases que se escuchaban de a cientas, todos los días en la puerta del hotel.

Y fue durante una noche de verano, allá por el 94, cuando vio a aquellos dos tipos raros. Uno, con la cara tapada con un barbijo y un sombrero panamá sobre la cabeza; el otro, un ropero de casi 2 metros, con anteojos oscuros y cara de pocos amigos. Ambos pasaron muy despacio delante de él, y lo miraron con recelo. “¿Qué bicho les picó a estos?”, se preguntó Demian, justo en el momento que salía el Sr. Michel, un francesito amanerado que hostigaba a Ferrante con sus insinuaciones sexuales, y al que éste complacía sólo por sus generosas propinas.

“... Ah.. qué contrariedad, olvidé mi reloj!!", exclamó el francés, y dirigiéndose al peruano, le preguntó con voz suave; “...¿Ya son las 10, Demian?”

“... Ya son, Maiquel!”, respondió en un mal francés, un Ferrante cachondo y sensual, que sólo quería complacer a su incansable seguidor.

El amanerado le arrojó un beso de lejos, casi al mismo tiempo en que el del barbijo y su ropero – acompañante, pegaban la vuelta y encaraban hacia Ferrante decididamente... Sin saberlo, Demian había dicho algo inconveniente: “Yason Maiquel” o “Maiquel Yason”.

El “Rey del Pop” estaba allí, en aquel deplorable hotel, y no casualmente. Jackson había decidido enviar a un doble suyo al Hyatt, y parar en el lugar menos pensado para evitar a la prensa; era un buen plan.

El showman se detuvo frente a Ferrante y lo observó de pies a cabeza... Estaba convencido de que lo había reconocido. A esa altura, y por lo que le decía su guardaespaldas: “Por favor, señor, guarde silencio, no queremos reporteros!”, Demian recién empezaba a entender que había descubierto al “...Tipo más famoso del planeta... Al que estaba en la portada de los diarios”, y que una noticia así “Se podía llegar a pagar mucho”.

Presto a alcanzar el primer teléfono público para llamar a Crónica TV y obtener unos pesos por la exclusiva, fue seducido antes por una frase del cantante: “Te recompensaré como mereces, si guardas silencio, little baby”, a lo que Ferrante respondió con un “Sí, your majesty”, viendo que tenía un cheque en blanco frente a sus ojos. Por medio de su asistente, Jackson invitó a Ferrante a su habitación aquella noche, la misma de su recital en River Plate. Ferrante imaginó: “Miles de dólares y primera fila o sobre el escenario junto a Michael”.

Aquella velada Michael Jackson no se presentó al espectáculo. Al menos no el verdadero. El recital fue dado por su doble. Michael Jackson se quedó toda la noche en la habitación del hotel.

Al día siguiente Ferrante renunciaría, en medio de acusaciones al Concerje del hotel a quien repetiría hasta el cansancio: “¿¿No me escucharon??... No escucharon que gritaba auxilio, ayúdenme??”.

En la habitación tampoco estaban Michael ni el ropero viviente. Y en las paredes, el yeso saltado como si alguien lo hubiera arañado con sus uñas... Hasta podía leerse sobre el respaldo de la cama: “You are my life", firmado "M.J".

En parte, Ferrante había acertado. Como consecuencia de aquel encuentro, recibió.... Y obtuvo “Miles de dolores”... Su ya baqueteda humanidad no soportaba como en las buenas épocas. Otro acierto: si bien no estuvo “Sobre el escenario junto a Michael”, sí estuvo junto y sobre Michael.

Al mes de aquel incidente, Michael Jackson sufriría una seria acusación sospechado de corrupción y abuso sexual. Desde Argentina, vía consular, se agregaba a aquella causa un incidente similar, con el agravante de "víctima de la tercera edad". El demandante: DFK.

(1). Sólo leía los títulos de diario, revistas y libros, escritos en tipografía de gran tamaño.

1 comentario:

Anónimo dijo...

fEliZ cUMplE vIEJo pERdEdoR y PutañEro !
hAceTe vEr El uPItE a vEr sI tE queDO alGun vuElto guArdADo !
oJAla Que sEa tU ultiMO aÑo dE viDa aSI tE coNVerTis En lEyEnda.. eN unA triSte leYenda..cOMo eL minoTaurO dEl sUBte.. vIEjo adULterAdo y pEruANo !
yA tE olvIDareMos !

mAL tiPo !

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