18 octubre, 2006

Los Archivos Ferrante Kramer (V): "El Chupacabras"

Convencido de que su legado tenía que trascender la historia, Demian –no satisfecho con su prolífera obra literaria- se embarcó durante casi toda su vida en innumerables proyectos sociales que en la mayoría de los casos finalizaban bordeando el fracaso.

Mas allá de sus resultados poco felices, es bueno destacar la garra que Ferrante le ponía a ciertas situaciones que lo mostraban a veces como una persona plenamente compenetrada con el desarrollo de la ciencia y a veces como un pobre infeliz sin proyectos de vida.
El hecho es que hacia mediados de 1970, hurgueteando entre los diarios de la época, mientras garroneaba un café en La Giralda, encontró un artículo que indicaba una extraña tendencia que se estaba repitiendo en distintas zonas del norte de Sudamérica.
La nota indicaba que en campos de Perú, junto al Río Yavarí (que marca la línea fronteriza con Brasil) se habían encontrado animales muertos, presuntamente, que no presentaban sangre en sus cuerpos, con un solo agujero como herida, con el cadáver intacto (de por si raro porque, los depredadores de ganado, por lo general despedazan al ganado cuando lo atacan).
Demian tenia la certeza de que si lograba desenmarañar algun misterio de este tipo, su nombre adquiriría trascendencia en el ámbito de la ciencia contemporánea y de esa forma poder pegar algún negocio que de una buena vez por todas le permitiera salir de perdedor.
Diversos detractores de Ferrante Kramer, insisten en tomar este tipo de anécdotas para validar ciertos desequilibrios mentales de Demian, pero los integrantes de la Fundación DFK, para refutar estos dichos, se aferran a una serie de estudios neuropsiquiátricos (que nunca muestran efectivamente) que indicarían que Ferrante Kramer era un tipo sin alternaciones psíquicas
El hecho es que Demian partió a Perú a investigar. Su tierra lo estaría esperando.
Lamentablemente nadie es profeta en su tierra y al llegar al Aeropuerto Jorge Chavez en Lima, nadie de su familia lo estaba esperando, no consiguió taxis y se embarcó en una combinación interminable de transportes para llegar a Iquitos, Capital del partido de Loreto, donde se habían presentado la mayoría de los casos.
Demian se entrevisto con mas de una decena de campesinos que mas allá de la preocupación por la perdida de sus reces, llegaban hasta a fastidiarse por la insistencia de este joven que preguntaba y repreguntaba casi siempre las mismas seis o siete preguntas con respecto al estado en el cual habían sido encontrados los animales muertos.
Meses de investigación no dieron sus frutos. Una noche mientras Demian se encontraba en un puesto de supervivencia armado ex profeso en el medio de la pradera en estado de somnolencia, pudo divisar una cabra que se dirigía sigilosamente hacia el fogón que demian había armado para comerse unos patis que había comprado el día anterior. EL animal se acerco amistosamente.
Demian, poco adepto a recibir afecto… empezó a acariciar al animal con frenesí. Hasta llegó a sentir hasta cierto placer sexual… se excitó… empezando a gemir y posteriormente a gritar chupa…cabra! Chupa.. cabra!!!, al instante por el éxtasis, se desmayó.
Al día siguiente, fue despertado por un parroquiano, que le contó haber escuchado los gritos de demian durante casi una hora. A pocos metros de allí, el pequeño cuerpo de la cabra que había acompañado a Demian la noche anterior. El Parroquiano, recordando los gritos de Demian… salió corriendo en dirección a su caballo que lo esperaba tranquilo pastando… “EL CHUPACABRAS, FUE EL CHUPACABRAS”!!!!! . Demian entre el miedo a ser culpado por la muerte de mas de un centenar de animales abandonó la zona rápidamente. Dicen sus seguidores que nunca más volvió a pisar Perú.
Si bien desde aquí no podemos aseverarlo, desde ese momento en la zona norte de sudamerica se instaló el mito del Chupacabras. Nadie puede describirlo a ciencia cierta y como todo mito, Sus orígenes y descripciones físicas son diversos y se contradicen unos con otros de acuerdo al lugar donde se presume se ha avistado esta entidad. Algunos coinciden en decir que se trata de una una criatura pequeña (de 1 m de altura o menor tamaño), que presentaría piel verdusca y escamosa, ojos grandes y saltones, y cabeza ovalada.
También se le atribuye un rostro canino de grandes ojos y colmillos y tobillos largos como los de un canguro. Además, presentaría una estructura corporal humanoide un tanto encorvada con una hilera de espinas dorsales y a veces se le otorgan un par de alas similares al murciélago que sobresalen en su lomo. Poseería afilados colmillos y se dice que también tendría una especie de filamento bucal que succiona la sangre de sus víctimas (y en ocasiones sus órganos). Además poseería garras como extremidades.
En el norte del Perú, lo describen como un ser corpulento de rasgos humanos, con barba candado y anteojos oscuros.

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