20 septiembre, 2006

El affaire Tu Sam: una nueva mirada al Ferrante solidario

Corría la década del ’70, y el panorama económico de Ferrante no había cambiado para nada: estaba otra vez en bancarrota. Era habitual verlo sentado en el bar “El Mojón” de Villa Martelli, café mangüeado de por medio, intentando garabatear sobre una servilleta algún que otro poema que luego entregaría a los compasivos habitantes de la zona a cambio de alguna caridad.

Embolado porque ninguna idea se le aparecía, comenzó a jugar con la colilla de un cigarrillo que alguien había tirado. Era el conocido juego de la servilleta, el vaso y la moneda.

Pero lo que hacía Ferrante no era normal. Ferrante quemaba la servilleta de manera asombrosa, manteniendo la moneda sobre la servilleta totalmente agujereada como por arte de magia. Ya no había casi sector de la servilleta sin quemar, y sin embargo la moneda se sostenía increíblemente.

De pronto, Demian se percató de que alguien que recién había entrado al bar lo estaba orservando. Él no lo conocía, pero la concurrencia sí. Se trataba del mismísimo TU SAM, un personaje misterioso cuya fama era notoria por aquellos años.

Percibiendo el don del peruano, ni corto ni perezoso Tu Sam invitó a Demian al micro que tenía dentro de Tropicana Club, para que hiciera de su partenaire y deslumbrara a la audiencia con su prodigiosa habilidad. Obviamente, Ferrante no se entregó fácilmente al ofrecimiento, y negoció un ságuche de morcillón y una empanada en pago por su trabajo.

Contento como un chico, ya que su verdadera motivación para ir al programa era ver a María Concepción César, interesante vedette ya veterana, Demian se apareció en Canal 9 a la hora convenida. Tu Sam lo presentó como “El peruano mágico”, pero al toque lo puso a un costado, porque primero haría la prueba con su hijo, un pequeño Tu Samsito aterrorizado, debido a que su padre lo iba a obligar a tragarse una “lámpara” de 220 volts que encendería dentro de su estómago y luego haría que la expulsara merced a sincronizados movimientos abdominales.

El pequeño lloraba fuera de cámaras e imploraba a su padre de rodillas no hacer la rutina, a lo que Tu Sam respondía con bofetadas al grito de “Cobarde!”. Ferrante, solidario y piadoso como pocos, no pudo soportar la situación y se ofreció a ser él el Conejo de Indias.

Luego de algunos intentos fallidos, y litros de vaselina mediante, finalmente Demian logró ingerir la lamparita, y exhibirla encendida dentro su fláccido vientre. Pero la proeza aún no había terminado... Ferrante debía expulsarla.

Ya pasadas las 12 de la noche, el médico del Canal, Tu Sam, su hijo y el Servicio Municipal de Urgencias, aún continuaban en el set intentando extraer la bombilla del interior del peruano. El único aliciente para Demian era poder ver a María Concepción César bailando la “Danza de los Mil Velos”, para indicarle cómo debía mover su vientre y expulsar aquella intrusa de su estómago.

Sin embargo, los repetidos movimientos estomacales y el excesivo lubricante ingerido por Ferrante produjeron el efecto contrario, sentenciando que el orificio de salida fuera otro.

“¡Otra vez este tipo!”, se oyó gritar a la enfermera del Hospital Durand, mientras ingresaban en camilla a Ferrante en dirección al quirófano. “¡Tacto rectal!”, se escuchó decir al Dr. Rivero, a la sazón, hijo del conocido cantante de tangos Edmundo Rivero.

Ferrante reaccionó de inmediato al escuchar ese apellido y clavó los ojos en las manos del galeno, corroborando que no había dudas acerca de su parentesco con el cantor. Quiso escapar, pero lo habían maniatado... “ Ya es tarde”, se dijo, y decidió entregarse.

Era diciembre, y no faltó el enfermero bromista que le sugiriera a Demian aguantar hasta nochebuena para utilizarlo como adorno de Navidad. No faltó tampoco que Demian la llegara a considerar una buena oferta, a la luz de lo que se venía.

Lo único que vio Ferrante antes de desvanecerse, fueron aquellas manos de Rivero como racimos de garompas, que le hicieron sombra y lo sumieron en una profunda oscuridad.

Enterado del percance a través de un programa de TV, en el manicomio de Cabo Pantoja, Perú, un Arturo Salinas demente se cagaba de risa .... y no era para menos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que tener mucha mala suerte como para que el tacto rectal te lo haga el hijo de Edmundo Rivero, què sal Ferrante !!!!!

Anónimo dijo...

una vez llame por telefono a la NASA y pregunte por el vinculo Ferrante/ovni y me cortaron ensguida.
Que es lo que no sabemos ?
ayuden che !
al final..uno quiere saber.. y nadie le tira un hueso !
asi no !!
me da ganas de largar todo e irme a la mier..
los voy a denunciar !

Mister OGT dilated by love

Anónimo dijo...

No sé si te acordarás Mr. OGT dilated by love, que The Fundation era un grupo diferente, de negros medio raritos...Bueno, aquí en La Fundación, nos parecemos bastante.. Nos gustaría conocerte... Debés ser bien apuesto, no?.
Tu edad??...dale, posteá otra vez y contanos más de vos. Qué mierda importa DFK cuando podemos....
Pero, a qué venía esto?
Ah!!, tu pregunta sobre el affaire OVNI - FERRANTE!!.
Sí mi querido gurrimín OGT dilated (qué lindo nombre tenés!), pronto tocaremos el tema en un nuevo Archivo Ferrante Kramer. No seas impaciente, que nuestra paciencia tiene un límite!
Te adelantamos que Ferrante perdió el conocimiento una vez en una ruta a Santiago del Estero. Creyó ver en ambas márgenes del camino las cabinas telefónicas de Rellenesi (leé la nota de hace unos días). Te vas a cagar en las patas! Tuvo un encuentro... no te podemos decir más. Esperá y no jodas ni amenaces!!!