21 febrero, 2007

La sesión (Parte 2)

En la primera parte vimos como Demian, desesperado, se entregaba a la doctora Kelly y su “Regresión Hipnótica”... El Coloso sabía que corría riesgos, pero igual aceptó... Qué más podía perder??... He aquí, la segunda parte de esta intrigante historia...

Sin perder tiempo, la doctora comenzó su tarea... “Mire mi reloj atentamente, y cuente a partir del 10 en forma descendente”, indicó a Ferrante. La primer orden fue obedecida, pero la cuenta regresiva debió ser asistida por la profesional... Demian nunca había sido bueno para las matemáticas.

Luego de varios intentos, Demian llegó al “cero” y finalmente se durmió, ingresando a un estado conocido como “alfa”, una especie de entrega corporal y mental hacia la relajación plena, idóneo para la práctica hipnótica.

“¿Quién eres, quién eres?”, preguntó la profesional al Peruano Dorado... “Soy Demian Ferrante Kramer, escritor latinoamericano, nacido en Tumbes, Perú, hijo de ...”, despachándose con su biografía al detalle... “Está bien Demian, está bien... Pero fuiste alguien antes de ser el que eres?", agregó Kelly, un tanto inquieta... Había algo en la habitación que la estaba poniendo nerviosa y no sabía que era....

Y, de golpe, la gran sorpresa.... El Peruano Dorado, nuestro Demian, comenzó a balbucear incoherencias, nombres o algo parecido, que la doctora, una eficiente profesional hija de rigurosos ingleses, anotó una a una en su libro de notas: “Whitechapell.... Mary Jane... Mary Ann ... Elizabeth ... Catherine.... London.... I was, I was....1888, in Whitechapell, ja, ja!!”

La doctora Kelly dejó de escribir súbitamente.... No hacía falta más, aquellos nombres, aquel año, y la ciudad de Londres le resultaban muy familiares... Se apoderó de ella un temor tremendo. Quien tenía delante suyo no era otra cosa que la “Reencarnación de Jack, the Ripper”, o Jack, el destripador, como se lo conoció en Latinoamérica.

No había razones para temer, se decía para sí la doctora. Demian o Jack, estaban dormidos, indefensos. Pero, quizás, por haber sabido tanto de aquel violador y asesino de boca de sus abuelos, se disparó en ella la fantasía de ser el “arma justiciera” que pusiera fin a más de 100 años de impunidad, aunque más no fuera en el cuerpo de su involuntario sucesor.

El dilema moral era tremendo para la doctora Kelly... ¿”Es justo hacer pagar en la persona de Ferrante Kramer crímenes cometidos por otro en su vida anterior?... ¿Había dentro de la humanidad de Ferrante Kramer vestigios de la persona de Jack el destripador que justificaran un acto de violencia, aunque justiciera?...

El sol matinal que entraba por la ventana del consultorio despertó a Demian. “Dónde estoy”, se preguntó... Se sentía mareado, como aturdido por la ingesta de alguna droga... Él conocía muy bien los efectos de casi todos los estupefacientes, y podía hasta diferenciarlos... Aunque aquel alcaloide que identificó como benzodiacepina, más conocido por Valium, no parecía estar haciendo efecto solo; había también un relajante muscular ... “Xilocaína”, apostó, al tiempo que descubría que tenía dormidas parte de su boca, glúteos y piernas.

Parándose como pudo, se dirigió a la puerta de la sala. Estaba totalmente desnudo, algo lastimado y sangraba. En su trayecto hacia la salida, vio objetos caer al piso. Le daba la sensación que se desprendían de su cuerpo, pero adormecido como estaba, poco entendía lo que sucedía. Así, quedaron a su paso un pequeño termo, un matafuegos para automóvil, 2 berenjenas medianas, 6 pepinos, un kiwi ... Y sangre, espesas gotas de sangre.

En la sala de espera no había nadie... parecía como si todos hubieran abandonado el lugar por la amenaza de una bomba... Fue cuando se percató de su estado, y dijo... “Uia!!...Me siento mejor! ... Aún medio boludo por las drogas, me siento diferente, como si me hubieran sacado de adentro algo que no me dejaba vivir en paz.... Me parece que esta vez sí se terminaron para siempre mis problemas... ¡¡La doctora Kelly es un genio!!”.

No, no era un genio. Demian estaba equivocado. Y aunque se sentía mejor, no era porque “le habían sacado algo de adentro”, sino todo lo contrario.

Quizás haya sido el destino quien, por piedad, lo ayudó aquella vez. O acaso un cambio inesperado en su suerte futura. Pero sea lo que haya sido, lo cierto es que Demian afortunadamente no alcanzó a leer la nota que le había dejado la doctora sobre su escritorio... La carta, decía así:

“Perdón Sr. Ferrante Kramer, perdón por lo que le hice. Me fui avergonzada por mi crimen, y dejaré la psiquiatría para siempre. No sentí placer en mi venganza, ni encontré dentro suyo al verdadero asesino de mis antepasados. Espero que el daño que le produje no sea irreversible...Gabriela Kelly, bisnieta de Jonas Kelly (hermano de Mary Jane Kelly, primera víctima de Jack el destripador)”.

A esa altura, El Coloso de Tumbes ya se encontraba en la calle. Poco a poco, los efectos de las drogas lo abandonaban y volvía a la normalidad. Tenía una sonrisa nueva en su rostro, franca, real, plena... Y no forzada como la que mostraba cuando entró para recibir su cura.

Demian estaba feliz, de verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo hubiera hecho lo mismo. La curiosidad está en la naturaleza del hombre, y también de la mujer. Que la Dra. Kelly haya querido indagar dentro del cuerpo de Ferrante para extirpar el espìritu maligno de Jack el Destripador, me parece un hecho de justicia demorada. No estoy muy de acuerdo con su faceta sádica... Eso de introducirle cosas como un matafuego, para matarlo (hay versiones acerca de que el anhídrido carbónico elimina fantasmas, es cierto), me pareció exagerado y perverso. Aunque pareció arrepentirse, al querer luego alimentarlo con pepinos y kiwis y algún mate amargo (por lo del termo, imagino).
Bueno, a mi me interesa lo oculto. Sigan con estas notas. Gracias.

Hilaria Ascabaji
Escritora
Honduras