El Apocalypto de Ferrante Kramer

Por Walter Liberatti, Presidente de la Fundación DFK

Podrán atribuírsele a Ferrante Kramer miles de bochornos, desastres y fracasos... Tantos como grande sea la imaginación de los mediocres y envidiosos que las impulsen. Podrá el Coloso tocar fondo una y otra vez, y parecer que ninguna catástrofe le alcanza.

Digamos... Podrá seguir hablándose durante años mucho y mal del Peruano Dorado, pero nada de lo que se haya dicho o se diga opacará jamás su más preciado don: ese “talento indiscutible para relacionarse” con cuanto gigante se encuentre por delante, y el “ser un referente” obligado para cientos de ellos, muchos de los cuales se aprovecharon de su bondad (o estupidez) y usufructuaron su enorme figura y prestigio en propio beneficio.

Nos referimos a los tantos Capote, Warhol, Scorsesse, políticos, deportistas y hombres de ciencia que se “colgaron de la pelotas” del peruano –parafraseando a una famosa vedette argentina- para alcanzar la gloria que a él se le ha venido negando desde hace décadas.

A esa lista de vividores u oportunistas –como se los quiera llamar- se le ha sumado uno nuevo: Mel Gibson, el director de “Apocalypto”.

Señalamos esto porque hace algunos días la Fundación DFK tomó casualmente conocimiento del argumento del filme de cineasta australiano. Y decimos casualmente, porque nunca ninguno de los miembros de nuestra institución hubiera sabido del hecho, si no hubiese sido por la entrada sin cargo que le cedió una vecina de Villa Martelli a Florencio Lázari, vocal de la Fundación DFK y amante de la misma, para la Avant Premiere del mencionado filme organizada por la empresa local de TV por cable.

Lo poco que pudo ver Lázari hasta el momento en que fue expulsado de la sala por no ser el beneficiario real de la localidad, bastó para verificar que “Apocalypto” no es un producto tan original como se dice, ni mucho menos. Y que, además, Ferrante, un talento sepultado en vida –podríamos decir de él-, entre las sombras continúa siendo “un hombre de permanente consulta” cuando se tiene enfrente una difícil empresa.

La escena inicial del largometraje de Gibson fue suficiente para confirmarnos la magnitud de Ferrante; ya juzgarán ustedes...

En ella, y a decir por Lázari, se ve a un grupo de indígenas cazando y descuartizando brutalmente a un tapir. Como si se tratara de un rito, los cazadores necesitaban hacerse de tan preciada presa porque con sus partes curaban sus propias enfermedades o carencias. Así, se los veía repartiéndose en pedazos al pobre animalito... Devorando una pata quien padecía problema en las piernas, los ojos quien lo sufría en la vista, y continuando para cada propósito con las restantes partes del cuerpo.

Una parte de la escena, destacamos, mostraba a algunos de esos indígenas dar cuenta de los GENITALES del mamífero, comiéndoselos con avidez descomunal.

En cine y TV se acostumbra decir siempre que “Todo parecido con la realidad es pura coincidencia”. Sin embargo, cualquier lector que conozca la trayectoria de Demian Ferrante Kramer por este Blog o sus innumerables libros, a esta altura del relato ya habrá tomado cuenta de qué hablamos: “La travesía del tapir”, sí... La última destreza de aquel reality show de supervivencia llamado “Los 8 magníficos” (ver Entrada en este Blog, octubre de 2006) que, de no haber sido por su trágico e inesperado desenlace, habría elevado la figura del Maestro peruano a un sitial quizás inalcanzable para cualquier mortal.

Para los que no conocen la historia, y a fin de que se tome debida nota de lo que significa Ferrante Kramer en el mundo del arte contemporáneo, en aquella gesta televisiva fue Demian quien sufrió la persecución de un TAPIR (primera coincidencia con Apocalypto, aunque con roles invertidos). Un tapir HAMBRIENTO (Segunda coincidencia invertida: indígenas hambrientos). Y que terminó ATRAPADO por éste e incrustado entre sus nalgas, haciendo presión para entrar en él (Tercera coincidencia, aunque en este caso Gibson se tomó la licencia de agregar la “deglución del aparato reproductor del animal” –miembro y bolitas-, hecho no comprobado en el caso de Kramer).

¿Qué queremos decir con esto?.... Que eunuco o no, perdedor o ganador, no es eso lo que importa... Lo único que cuenta es el resultado: “Ferrante Kramer es un grande con mayúsculas”. Y Apocalypto, un plagio.

No quisimos dejar pasar este tema sin pena ni gloria, porque nos parecía injusto que cuando hubiera una “buena” de Ferrante para contar, no lo hiciéramos. Esta Fundación, cuyo mentor desde algún lugar nos continúa guiando, se siente orgullosa de pensar que nada menos que en Hollywood, Demian Ferrante Kramer es modelo de inspiración para artistas de la talla de Mel Gibson, Spielberg o Scorsesse.

¡Puta madre que es jodido tan solo escribirlo!... Se me pone la piel de gallina!