13 septiembre, 2007

La Liga de Héroes Paralela - Última Parte

Se demoró mucho la última parte de esta historia. Y lo lamentamos.
La actualidad del Peruano Dorado junto a las estrellas de Hight School Musical, Gran Hermano, 100 % Lucha, y su presunta vinculación con el vídeo de Wanda Nara, se devoraron su vida pasada.
Pero, basta de charla... "La Liga de Héroes Paralela" nos espera... Eso sí, te recomendamos releer las Partes 1 (cliqueá aquí) y 2 (cliqueá acá) para rememorar esta impactante odisea del más grande escritor latinoamericano de todos los tiempos: Demian Ferrante Kramer.
ULTIMA PARTE
Hasta aquí, la historia indicaba que el Hombre Alado de Almagro se había acercado al Peruano Dorado con la idea de -una vez en su círculo intimo- atacar con toda su furia al verdadero destinatario de toda su ira: el Ilusionista de Boedo, Héctor Vasques.

Y Demian, sin quererlo, se había convertido en una especie de mascota de Vasques. El oriundo de Boedo confiaba en Demian. Y el Hombre Alado lo sabía.

Sistemáticamente, todos los viernes el plumífero llegaba a la pensión de Villa Martelli con paquetes varios (masitas, facturas, milanesas y un sinfín de manjares). Sabía que el hambre de Demian abriría las puertas de su venganza.

Meses pasaron de visitas furtivas. Nadie, siquiera el nauseabundo dueño de la pensión, pudieron atestiguar exactamente que hacían ambos hombres durante las noches... "Y si casi todas las noches viene a verlo un jorobado", repetía mecánicamente el viejo Don Horacio, mientras se rascaba la entrepierna.... "El jorobado", claro está, no era otro que el Hombre Alado de Almagro quien, como ustedes recordarán, ocultaba sus grandes alas bajo la apariencia de una gran joroba.

Una fría noche de junio, el Hombre Alado llegó a la pensión, y entro como pancho por su casa.

-"Buenas noches...", tiró con desenfado frente a dos vecinos que estaban sentados en una de las áreas comunes. Ninguno de los dos contestó. Y eso le dio mala espina.
Cuando llegó a la puerta del cuarto de Demian, escuchó sollozos... “Pi pi... Pi pi” -repetía el peruano entre lágrimas... “Ponete bien, chiquita”, rogaba, mirándole en silencio.

- “¿Qué te pasa, chiquitín?", espetó el Hombre Alado, quien irrumpió en la habitación sin pedir permiso...

- “El... el pajarito... Se está muriendo”, respondió Demian.

- “Qué pajarito... El mío?", retrucó, riéndose como un bufo. Demian lo miró con una pizca de odio...

- “No!!!... La cotorrita que me regalaron esta mañana en la feria...Ya casi no se mueve."
El Hombre Alado tomó al pequeño pájaro en sus manos, para intentar revivirlo. Fue en vano. Las plumitas de esa pequeña cotorrita estaban amarillentas, como podridas, y se le caían más a cada instante. Sin dudas estaba infectada con alguna enfermedad de la especie.

- “Vamos, Demian, dejala descansar. Vamos a darnos una alegría. Festejemos... Mañana será un gran día.”

Y sin mirar a Demian, sonrió. Ya tenía todo listo. Mañana enfrentaría al Ilusionista de Boedo. Era la batalla final.
Cenaron con vino, una carne al horno con papas que a duras penas preparó Demian. Vieron una película, y se acostaron a descansar en la única cama que había en el cuarto. El Hombre Alado no pasó una buena noche, tal vez por la excitación que le provocaba la venganza.

A la mañana siguiente, el llanto de Demian lo despertó...
- “Que pasó?," preguntó el plumífero...
- “Se me murió la cotorrita, se me murió!!!!.”, gritaba el peruano, sollozando.
El Hombre Alado intentó levantarse para consolarlo pero, perdió la compostura. Al intentar recomponerse, vio la cama llena de sus plumas. Al instante sintió nauseas. Estaba bastante descompuesto.
Demian lo miró aterrado. “¿Estás bien?”, le preguntó con insistencia...

- “Ayudame... Por favor, llama a alguien”, le pidió el Hombre Alado casi sin voz.

Demian tomó el teléfono celular del Hombre Alado y marcó rápidamente un número de memoria:
- "Hola... Soy Demian” -le dijo a alguien que el Hombre Alado no reconoció- “... Estoy muy preocupado. Tengo un amigo acá conmigo que no está bien, está enfermo. Ayer se me murió la cotorrita que me regalaste, y ahora él está descompuesto. Por favor, vení, ayudame."

Hubo un segundo de silencio que para el Hombre Alado, que yacía semi desvanecido, pareció una eternidad.

- “Dale, dale, te espero. Gracias”, concluyó Demian.

Al instante, el oriundo de Almagro se desmayó.
Tiempo después -no podemos especificar cuánto- pareció volver en sí lentamente, y vio a Demian frente a le, y a otro hombre sentado sobre su cama. De a poco fue recuperando la visión. Le dolía todo el cuerpo. Sentía un calor que le hervía la piel.

Casi se muere al ver quién era ese hombre. Era el Ilusionista de Boedo quien sonriente, mientras sostenía en su mano los restos de la cotorrita que se le había muerto a Demian, le decía en voz baja.
- “Psitacosis... Una enfermedad contagiada por el perico italiano”, y puso frente a sí a la cotorrita muerta, ... “... Y se transmite entre aves...Es mortal!”, agregó.
- “Qué pena lo de Giovanni, no? ... Era una cotorrita que traje de Italia, y se la había regalado a Demian... Una pena, en serio”, le dijo el Ilusionista de Boedo al moribundo Hombre Alado, con un hilo de risa en su voz.
El plumífero de Almagro lo entendió todo. Había sido una trampa!!! Pero... "¿Habría sido Demian partícipe voluntario o involuntario?... ¿El Ilusionista lo había vencido?..."
“No!!!”, exclamó en medio de la nada. Y con un último hálito de vida intentó golpear a Vasques, quien sin dejar de reírse, apoyó su mano en la frente del enfermo, y le dijo en voz baja:

- "La próxima vez, metete con el Hombre Perro, boludo"....

Al instante, la oscuridad invadió todo.
Cuando volvió en sí, estaba bastante confundido en lo que parecía ser una boletería de tren. Buscó sus alas, pero habían desaparecido!!!! Le entró un pánico terrible. Y recordó todo!...

El Ilusionista de Boedo lo había embaucado de nuevo con una de sus “ilusiones”. Pero en eso, un hombre se acerco a la ventanilla y lo sacó del todo:
- "Retiro, ida...", le dijo sin mirar. Y era Demian!... Sí, era él! DEMIAN !!!!

- “Ayudame, peruano, sacame de aca!”, le gritó tras la ventanilla...

- “¿Demian, qué Demian?... Disculpame, macho”, le dijo... “Yo me llamo Diego y te pido que me des el boleto que se me va el tren, OK?”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que final tan triste para un personaje que pintaba para tando. Tengo entendido que este muchacho ahora esta en la boleteria de retiro del tren que va a rosario y que, a la pregunta de los pasajeros sobre cuanto tarda el viaje, responde sistematicamemte "...muy poco, va volando"

Porbrecito

Sigan asi

Adolfo
Canalla de Alma, como el negro

Anónimo dijo...

Tengo un criadero de pericos italianos. Si demian quiere, puedo obsequiarle uno sanito sanito. solo indiquenme donde lo mando

Un fuerte abrazo
Ivan Velazco
Escobar

ivelazco@pericositalianos.com.ar

Anónimo dijo...

Tienen algún vídeo del Hombre Invisible?

Tino Quedesa
(y no me jodan con eso de "Qué desatino", ok)