26 agosto, 2007

La Liga de Héroes Paralela - Parte 2

Desde que publicamos la primera parte de esta historia, hace más o menos unas 48 horas, no paramos de reciobir en nuestra mesa de trabajo extrañas amenazas: "Paren con La Liga", "Si no quieren terminar como el peruano, córtenla!", "Sonofbich" (que no la entendimos), o "Miren al peruano de espalda, y piensen si quieren una final así!", fueron algunas de ellas.

En un primer momento, nos amedrentaron. Pero como dice el viejo dicho: "Lo que no te mata, te fortalece...", decidimos, mas allá del miedo, continuar con nuestra gesta magna en defensa del Peruano Dorado, porque ella está por encima de todo.

A ese cobarde que no dio la cara y nos mandó en varias oportunidades en forma anónima cajas de zapatos en cuyo interior había una pluma blanca y una piedra atada a una hoja de cuaderno Arte que rezaba "Vas a volar...!" Le decimos: NO TE TENEMOS MIEDO.

Así que, amigos, sin más preámbulos, aquí va la segunda entrega de esta descabellada historia de la Liga Paralela, y la relación de
Demian Ferrante Kramer, el Hombre Invisible y el Hombre Alado de Almagro.

Después de que el Hombre Invisible literalmente se le escabullera entre los dedos, el Hombre Alado se tomó unos días para encarar la fase final de su venganza.

Pensó en contactar al Hombre Perro y al Hombre Auto de Castelar, tipos que, por su dudosa calaña, tal vez por unas monedas los tendría de su lado.

Pero, el hecho de carecer de esas monedas, y el tener la certeza de que de tan veletas que eran, si el Ilusionista de Boedo sí las tenía, podían llegar a arruinarlo todo, se decidió finalmente a abordar a Demian Ferrante Kramer, ese enigmático nuevo integrante de la Liga de Hombre Extraordinarios.

(Como para mantener un hilo temporal ordenado, si usted no leyó la historia del ingreso de Demian a la Liga de Hombres Extraordinarios mencionada, haga click aquí.)

Varios meses después de la primer reunión de la LHE de la que participó Demian, frente a la cancha de San Lorenzo, y sin haber hecho absolutamente nada para merecer formar parte de este extraño grupo, Ferrante se sentía extrañamente privilegiado.

Una mañana, mientras acomodaba algunos trastos para llevar al Laverap, sintió un fuerte golpe en la puerta de su habitación en la pensión. “Demian!”.-gritó Don Horacio (el dueño de la pensión)... “… Te buscan”.

Demian se acomodó y abrió la puerta rápidamente. “Te busca un jorobado...”, dijo don Horacio medio intrigado. Pero más aún fue la intriga de Demian, quien no tenía a ciencia cierta ningún jorobado amigo. Es más, intento hacer memoria y tampoco pudo recordar el hecho de que tuviera algún amigo.

El jorobado, no era otro que el Hombre Alado de Almagro, y la joroba -ya lo habrá imaginado usted lector- eran sus alas prolijamente dobladas debajo de un suéter rojo.

- “Buen día Demian... Soy El Hombre Al.....”

- “No hace falta que me diga quién es. Ya lo sé. ¿Qué quiere?”, preguntó Demian con voz fuerte, provocando la sorpresa tanto del extraño visitante como del dueño de la pensión, quien nunca había escuchado al peruano decir más de cuatro palabras juntas cuando estaba sobrio.

- “Necesitaba hablar con usted....”, le dijo el plumífero de Almagro, algo estupefacto por la chapeada de Demian. A tal punto quedo descolocado que hasta llegó a pensar que estaba equivocado y que en verdad Demian había sido elegido por el Ilusionista de Boedo por su fuerte carácter y su hidalguía.

- “Bien” -dijo Demian con una fiereza inusitada. “Sígame a la sala de conferencias”, y se dirigió al comedor de la pensión, ante la gran sorpresa de Don Horacio que se quedó repitiendo en voz baja... "¿Sala de conferencias? Este pibe esta definitivamente perdido.”

Mientras caminaban por la sucia pensión de Martelli, el Hombre Alado de Almagro empezó a barajar algunas alternativas para abortar su plan de asociar al Peruano Dorado. Evidentemente, Demian tenía una gran personalidad, Y por lo poco que había visto desde que lo conociera hacía tan solo unos minutos, tenía verdadera pasta de líder y mucho carisma...

Mientras evaluaba qué excusa poner para abandonar el lugar, Demian lo interrumpió de repente:

- "Disculpe señor...” -le dijo en un tono completamente distinto, casi como avergonzado- “No tengo la menor idea de quién es usted ni qué ha venido a hacer aquí. Y disculpe mi actitud… Lo que pasa es que tengo muchos problemas para relacionarme con esta gente, piensan que soy un estúpido. Es más, no solo lo piensan sino que no dudan en decírmelo en la cara. Como nunca nadie viene a verme a la pensión, pensé que hacerme el duro con alguien desconocido frente a todos estos pusilánimes, haría que creyeran que tengo un poco de personalidad y no me insultarían mas... Pero, por favor, le pido nuevamente disculpas”, dijo Demian, casi a punto del llanto.

- “¿Viene a cobrarme alguna deuda?, no sé... Usted dirá. ¿Le debo algo? ¿Cuánto es?”

- “No se preocupe, amigo...” -exclamó El Hombre Alado de Almagro con cierto aire de sarcasmo- “… Quien va a deberle algo soy yo.....”

Estaba todo preparado. Ahora si empezaría su venganza…

Continuará…

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