22 junio, 2007

Sin fronteras - Parte 2

(Para ver "Sin Fronteras - Parte 1, cliqueá AQUÍ)

Delante suyo, Demian tenía original y copia de un acuerdo millonario, no lo podía creer…Era su momento, la gloria estaba tan solo a un paso…

Pero la cosa no terminaba allí… Además, el contrato establecía que fuera Demian el encargado de presentar el relanzamiento de La Biblia en cada uno de los países de Latinoamérica elegidos. La cláusula decía expresamente:

“Demian Ferrante Kramer tendrá a su cargo la presentación oficial del libro ante la prensa, autoridades de gobierno, empresarios y público en general. La presente obligación no debe interpretarse como un cargo al artista, sino como prenda universal de desagravio por parte de mi fallecido padre, Amílcar Alonso Carreño, al más grande escritor de todos los tiempos, Demian Ferrante Kramer, habida cuenta de las humillaciones, despojos y conspiraciones en su contra padecidos a lo largo de su vida”.

No había acabado de leerla, cuando Demian dio un giro sobre sí, y abrazó a su mecenas al grito ahogado de: “Gracias, Valdemar… Gracias!!”. La emoción lo había cegado y enmudecido. Jamás persona alguna vio a Ferrante como aquel día…

- “Valdemar, el primero de lo ejemplares es para mí!”, -suplicó Demian sollozando-. El orureño sonrió, y le dijo: “Por ahora, llévese un par de tapas, genio!! … Y disfrute oliendo el cuero y deslumbrándose con el reflejo de su dorado nombre!”, aludiendo a la encuadernación de lujo con la que se editaría el material… “Ya habrá tiempo para que tenga una Biblia en sus manos cuando esté de gira, Maestro”, agregó aún más sonriente.

Aquella tarde Demian estaba pletórico. Se disponía a tomar el avión que lo llevaría a su primer destino: Colombia.

- “¿Ustedes no vienen?”, preguntó Ferrante a Valdemar y los suyos.

- “No Maestro, hay muy poco lugar en el avión… Está muy cargado con tantas Biblias Peruanas!”. “Y recuerde las instrucciones cuando toque tierra. Tiene que hacer las cosas rápidamente y bien, porque lo van a perseguir por todas partes, no va a tener paz… No sabe la campaña que hicimos! Hay mucha gente esperándolo..”, le respondió Valdemar.

Demian se sentó en la aeronave. “Es un poco incómoda”, pensó, pero iba camino a la gloria, qué importaba…

El viaje fue largo, y Demian despertó a poco de llagar. Los gritos del conductor lo alertaron del aterrizaje…

- “Eh!!.. Don!!, ya llegamos!!. Ahí tiene la Ford Ranger para llevar todos los libros. Y como dijo Valdemar, hágalo rápido; maneje sin parar hasta la dirección que tiene escrita en el papelito que le di. Allí es la presentación…”
Demian asintió con resignación. La verdad no se esperaba hacer de changarín a esa altura. Pero, “... Algo habrá pasado que no pudieron venir a buscarme” -especuló-. No podía sacarse de la cabeza el momento en que estuviera con La Biblia en su mano, ante miles de personas gritando su nombre…

Puso primera y arrancó con el brío de un jovenzuelo impertinente. La Ford bramaba como un toro, y eso lo entusiasmó como en sus épocas en la F1. Se dirigía a Medellín silbando una tonada limeña; el pedal a fondo, y la aguja del tacómetro que no paraba de subir.
En definitiva, estaba haciendo lo que Valdemar le había dicho; ir de una, y bien rapidito a la presentación.

En eso, el ulular de una sirena llamó la atención del peruano. Lo seguían tres carros de policía, y otro más, a unos 200 metros delante, le estaba cerrando el paso. Imaginó presuntuoso que podría tratarse de una digna “escolta de honor”, pero volvió a la realidad como no sabía hacerlo casi nunca… Seguramente lo detendrían por exceso de velocidad; había estado andando a casi 120 millas por hora.

- “¿Vos sos el que bajaste del avión ése?”, lo increpó el oficial, con actitud de pocos amigos…

- “Zás!... Me reconoció!”, pensó Demian, “Sí, agente, era yo el del avión, Demian Ferrante Kramer, y adentro de la camioneta tengo muchas Biblias. Son mías!... Me va a escoltar?”

Todos los policías echaron a reír…

- “Así que Biblias!!... Nunca pensé encontrarme con un religioso… Ja, Ja!!”.

No se tuvo noticias del Coloso tumbesino sino hasta 6 meses después de aquella tarde. Llegó a la pensión de Don Horacio, en Martelli; siquiera lo saludó. Se echó a dormir. Estaba sucio, hediondo, la cara hinchada y caminaba con dificultad, como si manifestara un problema lumbar… Hasta había manchas de sangre sobre los bolsillos traseros de su pantalón.

En Medellín, exactamente 6 meses atrás, la noticia del descubrimiento del mayor cargamento de cocaína del que se tuviera memoria, resonaría por semanas. El caso de “Las Biblias Blancas” o de “La mula peruana”, como también se lo conoció, llenó páginas y páginas en todos los diarios.

Refiriéndose al caso, el periodismo hasta llegó a satirizar el tema afirmando que si siempre se dejara algún eslabón de la cadena de la droga en manos de un imbécil “… El flagelo de la droga se acabaría en pocos días”.

Nunca se supo que sucedió con Demian durante el tiempo que estuvo en prisión hasta que se descubrió que había sido víctima de un engaño.

Los únicos testimonios al respecto obran en poder del Servicio Médico de la Prisión de Medellín que registra 26 intervenciones urgentes del Peruano Dorado “… Debido a severas lesiones en distintas zonas del cuerpo, especialmente en los glúteos (quemaduras de cigarrillos), la cara interior de los muslos (hematomas producidos por fuerte sujeción o golpes), y el músculo orbicular de los labios (desgarro por introducción de un elemento no identificado de grandes dimensiones)".

Uno de los reclusos que compartió celda con Demian, entrevistado por la prensa a poco de recuperar su libertad, fue consultado por aquellos sucesos… “El peruano siempre andaba con una Biblia en su mano; en realidad no era un libro, eran apenas unas tapas de cuero, al menos eso parecía. Recuerdo que todos lo respetábamos por los hábitos… Hasta que un día se enteraron que no era un sacerdote y que adentro de la Biblia todavía quedaban restos de blanca…Pobrecito!!”

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buena, felicitaciones para el Blog!

P. E. Gaviria

Anónimo dijo...

¿relanzamiento?
cuando se lanzó por primera vez?

Este blog me divierte mucho
sigan asi

Pato Carret
Caseros

Anónimo dijo...

Me imaginaba el desenlace de esta historia, pobre Ferrante no pega una, una vez que alguien deposita en el tanta esperanza!!, bueno, seguramente, tandrá otras oportunidades, o no?
Sergie Espese
Paris - Francia