15 junio, 2007

La Sociedad Secreta de Lyon - Parte 2


(Para leer la Primera Parte, cliqueá aquí)

Pasó un rato largo... Y Demian seguía picando de la fuente de frutillas desaforadamente.

Ya casi la había terminado, cuando una de las puertas laterales del salón se abrió lentamente.

Una figura emergió de las sombras. Un hombre vestido de heladero se acercó hacia la luz. Se sacó el gorro y el delantal blanco. Se calzó unos lentes y se dirigió a Demian cálidamente.

“Hola, buenas tardes, soy Henry... Henry Kissinger, encantado.”

Ferrante, sin tener idea de quién era ese joven de lentes, estrechó su mano seriamente y mientras tragaba la enésima frutilla despachó: "Demián" -con ese estúpido acento en la "a".

Nuestro héroe jamás se hubiera imaginado que ese hombre sería, a principio de los años ‘70, Secretario de Estado de los Estados Unidos, y que participaría en las negociaciones de paz con Vietnam, lo que le valdría el Premio Nobel de la Paz por los acuerdos alcanzados para poner fin a dicha guerra.

Henry miraba al Peruano Dorado con cierto aire de incredulidad. Evidentemente, no lo conocía, y su figura -aún con la ropa de Carrefour puesta- le generaba gran nivel de sorpresa.

Mientras el alemán nacionalizado americano intentaba acomodarse, otra puerta se abrió. Cubierto por un sombrero de ala ancha, cual Pedro Navaja angloparlante, otro hombre se presentó en la sala y encaró directamente a Kissinger.

"Herny!..." le dijo afectuosamente, mientras tomaba su mano.

"Tantos años!". Al mismo tiempo, el nuevo interlocutor de baja estatura y rostro de rasgos orientales, se acercaba a nuestro héroe y se haciendo una reverencia se presentaba:

“Buenas noches.. Soy Bruce, Bruce Lee”.

Aquí sí, a Demian su cara le resultó familiar. Tal vez, algún personaje de su niñez, o su juventud. Y solo atinó a decir: "Lee, Lee... Pariente de Lee Majors?"…

“No!”, respondió con algo de fastidio el joven oriental quien dio la espalda a Demian y se sentó junto a Kissinger a charlar animadamente en voz baja.

Demian abandonó el sillón Luis XV y se ubicó frente a la ventana, específicamente para atacar una bandeja de sandwichitos de pavita, cuando una voz desde un rincón de la sala lo paró violentamente...

"Por favor, no se acerque a la ventana!. Puede ser peligroso, podrían verlo!..."

Demian se detuvo instantáneamente. Los otros dos hombres viraron sobre sí rápidamente, diciendo casi a dúo: "Ernesto!"...

De una de las puertas, apareció vestido de botones de hotel Ernesto "Che" Guevara. Quien a medida que entraba se quitaba el saco azul y la corbata y se acomodaba su característica boina revolucionaria.

“Hola, soy el "Che"... Usted es...?”

“Demian Ferrante Kramer”, respondió el peruano, ante la sorpresa y desconfianza de ese argentino que se había convertido en el icono internacional de la revolución castrista en Cuba.

Ferrante ya no entendía qué estaba haciendo ahí, quiénes eran aquellos hombres y qué sería de la vida de su camioneta de repartos, estacionada en la entrada de la mansión. Ya comenzaba a impacientarse...

Continuará...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quién lo hubiera decho de Nicola Di Bari con esa cara de pelotudo!!

Ornella Vannoni