15 marzo, 2007

René Cardozo y el caso del Bingo Ferrante Kramer (Parte 2)

Recordarán ustedes, el primer tramo de esta historia culminó con un hecho trascendental: la apertura del Bingo Ferrante Kramer. Sin embargo, la verdadera historia sobre este colosal emprendimiento recién comenzaría a partir de aquella jornada...

Una frase colocada al pie del cartel de la entrada al Bingo, "Libros sí, pero también plata", descaradamente atribuida al Atila peruano, convenció a los más remisos que el juego también era parte de la vida culta. Hasta jubilados con haberes mínimos despilfarraban sus ingresos en aras del dios dinero, ante la "promesa" de "ganar, ganar y ganar".

Y así fue... Al comienzo todos ganaban, casi ninguno salía insatisfecho. Pero las arcas de la Fundación no crecían. Muchos ganadores y casi ningún perdedor, no era la ecuación que practicaban la mayoría de las casas de juego. El disgusto de los miembros de la Fundación llegó a oídos de Cardozo, que los convenció diciéndoles que era una estrategia de "marketing"; que poco a poco el negocio iba a cambiar, ".. Que las reglas no serían las mismas".

Todos quedaron asombrados ante la segura explicación de Cardozo, y se convencieron que tenía la vaca atada, que sabía lo que hacía... René estaba manejando el azar a su antojo, y se reservaba para una movida que "Oh sorpresa", revertiría la situación en favor de la Fundación. Sin embargo, y como realmente no había utilidades, Cardozo los persuadió para que igualmente "Publicitaran que el Pozo extraordinario estaba creciendo, e informaran una cifra elevada para atraer aún más jugadores".

Dicho y hecho... Ya eran multitudes las que venían a jugar. No se podía cerrar nunca... Todos trabajaban las 24 horas del día, casi nadie dormía. El pozo extraordinario ya había llegado a los $ 10.000 y la gente comenzaba a insistir con una pregunta recurrente: “Falta mucho para que se juegue el Pozo grande??”...

Sorpresivamente, una tarde Cardozo convocó a Liberatti, Ferreyra, Funes, Anzoátegui y al escribano Saverio Penetieso para decirles algo importante: “Señores... El momento ha llegado!!... El sábado próximo se juega el Pozo Extraordinario!!". Y entre otras cosas, con su habitual entusiasmo y seducción, les comentó que la movida iba a ser impresionante, algo nunca visto.

Durante esa semana previa se pudieron ver carteles en vía pública, noticias en los diarios barriales y de los Centros de Comerciantes, afiches pegados en los comercios, volanteadas a cargo de impactantes promotoras, camionetas con altoparlantes y cuanto rebusque publicitario pueda imaginarse... Todos con una misma consigna: "El sábado 8 de agosto se juega el GRAN POZO DEL BINGO FERRANTE KRAMER en Martelli... Te esperamos!!!".

Y no se tocó solamente Villa Martelli, sino que se promocionó en otras zonas más adineradas como Vicente López, Olivos, Florida y Parque Saavedra. El valor de la tarjeta, por ser especial el pozo, subió a $10. Eso no desanimó a nadie; las pedían de a 2, de a 3 y hasta de a 5 y 10. A media tarde de aquel sábado no cabía un alma... Se tuvo que ampliar improvisadamente el lugar agregando sillas y mesas prestadas por un par de restaurantes cercanos y familias vecinas.

Había gente en la cancha de bochas, en la cocina de la Fundación y hasta en la vereda. El más modesto y recatado habría dicho que no menos de 3000 personas se encontraban jugando... Algunas hasta paradas.

La tensión era tremenda; el clima, irrespirable. Pero todos estaban firmes aguardando el momento...

De pronto, se pidió silencio y la cantata de números comenzó: “4...8...15...16..23...42, y así hasta no más de unos 30, cuando de golpe, una mujer gritó “¡BINGO!”...

La cara de desencanto de la gente fue tremenda.... Habían sacado una cantidad mínima de bolillas y ya había aparecido la suertuda que tenía todos los números... Pero el azar era así, justo para el ganador e injusto para muchos perdedores.

La mujer se hizo paso a la fuerza, que no le faltaba. "Fijate que fiera que es", dijo Liberatti a sus compinches, ”.. Afortunada en el juego, pero esa no emboca un tipo ni en pedo!", agregó....

La ganadora pidió su premio: $ 15.835, marcaba el anuncio, caprichosa y exactamente toda la recaudación del día... No había quedado ni un centavo en la caja, como si todo hubiera estado calculado.

Por suerte, ni ganancias ni pérdidas. Solamente desilusión para miles de almas, que se retiraron sin un peso a sus casas, puteadas de por medio, cosa obvia. La mujer desapareció de golpe, nadie pudo felicitarla siquiera. Llevaba mucho dinero, era lógico.



El que también había desaparecido era Cardozo. Qué raro, ya que todo había salido bien y había motivos para festejar.

En eso, el nieto de Liberatti, a la sazón el que sacaba las bolillas de la bolsa, se acercó a su abuelo y le preguntó: "Abu, es normal que haya tan pocas bolillas en la bolsa?... Porque cuando cantaron BINGO, no quedó ninguna adentro!”

Fue allí cuando Liberatti le cayó la ficha y le aparecieron en su cabeza aquellas frases... "Che, decile a tu nietito que saque las bollillas... Es para darle transparencia al evento, entendés?"; “... Muchachos, hagamos bombo con el POZO ACUMULADO!!... Después vemos, de alguna manera los cálculos me van a cerrar"; "... Despreocupate Liberatti, después de todo... Quién es el que maneja los números?"...

"RENÉ CARDOZO", se dijo para adentro Liberatti, puteando entre dientes...

"Muchachos, hemos sido estafados por Cardozo", clamó Liberatti ante el grupo, procediendo a explicarles, ya que hasta aquel momento nadie se había dado cuenta de nada. Y lo peor, que Liberatti tampoco de mucho... Ya que mientras les hablaba se le vino de golpe la cara de la "Fea" que había ganado el premio... No era otra que René Cardozo, muy bien disfrazado...

Todos se fueron aquella noche, uno a uno, y con la cabeza baja. Les habían tomado el pelo como a niños boy scout... Solo quedaban deudas a pagar, por los afiches y promotoras contratadas a último momento.... Y sabían bien lo que se venía... Un nuevo desastre financiero, el pagadiós habitual a los acreedores y más descrédito popular.

Liberatti fue el último en irse... Y fue antes de apagar la luz que se dio cuenta que Cardozo había olvidado sus libros...

Algunos fabuladores dicen haber visto a Walter aquella misma noche sacando un pasaje a Mar del Plata, sin maletas, y con varios libros para leer en el camino.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece que estan mejorando, pero.........
Walter Liberati