En la primera parte de esta historia habíamos visto como Demian decidía renunciar a participar del nuevo reality show “Escribiendo por un sueño”. Aquel repentino cambio de contenidos del programa a último momento, sumado al mal recuerdo que le traía un hecho similar ocurrido en “Los 8 Magníficos”, lo habían disuadido por completo.
Así, el Coloso cedía su lugar a su suplente en orden, un jovencito entusiasmado por su buena suerte al que Demian palmearía por la espalda, y despediría con una socarrona sentencia de muerte: “Qué te sea leve, pibe... No sabés la que te espera”... Ferrante sabía de esa lides, y mucho más sabía su trasero, que silbaba a cuatro voces después de aquella fatídica tarde de la “Travesía del Tapir”....
No obstante los trastornos provocados por su sorpresiva deserción, el programa salió al aire la semana siguiente, tal como estaba previsto... Y se lo denominó “Comiendo como un cerdo”... Un reality en el que los participantes sumaban puntos en función de la cantidad de comida que ingerían.
Manjares de todo tipo, platos internacionales elaborados por afamados chef , postres y abundante champagne, fueron escenas recurrentes en las pantallas de TV argentinas por varias semanas. Quince mujeres y quince hombres de joda permanente, comiendo y bebiendo hasta quedar desmayados, no sin antes practicar sexo grupal desenfrenado que hasta el canal tuvo que censurar para evitar problemas con el Ente calificador y la Iglesia.
Al enterarse, Demian se puso furioso.... “Otra vez un 4 de copas!!”, se dijo, mordiéndose los labios de bronca.
Enfermo de ira como estaba, y alienado por el hambre, se dirigió hacia el lugar donde se encontraba el equipo televisivo y los participantes del show... Quería romper todo!!. Superó las vallas de contención que impedían el paso como sólo un hombre desesperado podría hacerlo, y se dirigió a la puerta de la “Gran Casa” donde “Todos estaban divirtiéndose y deleitándose como sibaritas”.
Ferrante golpeó la puerta con inusitada violencia, haciendo sangrar sus puños, mientras gritaba con voz de trueno: “Yo tendría que estar allí adentro... Esa comida es mía, mía!!”. Las imágenes de Ferrante –desgarradoras- salieron al aire en todos los noticieros locales que en minutos ya se habían hecho presentes en el lugar. La policía no quería actuar, so pretexto de respetar las garantías individuales. Entretanto, en millones de televisores se podía leer sobre impreso a la imagen de Demian:“Indigente clama por alimento ante vergonzosa ostentación en reality show”.
La escena era fellinesca, nadie podía dar crédito de aquel espectáculo bochornoso en pleno horario central. Pero, cuando todo parecía que se avecinaba un escándalo mayúsculo, el milagro. Comenzaron, de a una, a aparecerse cientos de personas con viandas y canastas con comida para Demian... Sánguches de miga, apenas mordidos, gaseosas a medio tomar, facturas del día anterior, pebetes de salame y queso un poco rancios... Había de todo un poco.
Ante tamaña demostración de afecto, Demian optó por resignar su intento de hacerse escuchar. Daba lo mismo comer de una mano que de otra...
En tanto, el raiting estaba por las nubes y seguía subiendo... Demian era famoso, y no se percataba de ello; era “su momento”, y lo estaba regalando. Lo único que atinaba a hacer era devorar las prendas de amor con que aquella sociedad silente y solidaria lo había venido a agasajar.
Sin embargo, la vida le reservaría una segunda oportunidad... El destino, con esa vista de lince que posee, lo elegiría entre las tantas estrellitas del firmamento...
Como salida de la nada, una cámara de TV se le acercó para inquirirlo y tenerlo en exclusiva: “Su nombre, señor?”....
Era la oportunidad esperada... Podía despacharse por fin y decir quién era: “El Gran Ferrante Kramer, escritor latinoamericano, autor de La Biblia Peruana”... Y ante millones de personas!!.
Pero no pudo ser... La emoción de ver tanta comida junta, sumada a la miga de los sánguches ingeridos bestialmente terminarían asfixiándolo, impidiéndole pronunciar no más que un “Aggg!!”, cual inmundo eructo. Ferrante seguiría siendo para todos el desconocido de siempre.
Del otro lado de cámaras, millones de televidentes finalmente cambiarían de canal, al presenciar una regurgitación espontánea de todo lo engullido por Ferrante. Aquella escena, en primer plano, sería repetida en TV hasta el cansancio... Se la conocería como el “Blooper de Don Vómito”, y fue presentada por el mismo conductor del reality show en cuestión.
“Escribiendo por un sueño” fue levantado al día siguiente de aquel escándalo. Pero el blooper se siguió proyectando y marcó durante años picos de hasta 30 puntos de raiting en la TV argentina. Ahh!.. En You Tube, ya cuenta con más de 15 millones de visitas.
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