06 enero, 2007

Rey de reyes

“Quiero que la publiques!” .... Así empezó esta historia de hoy, cuando Liberatti entró a los gritos a la Fundación, y casi ordenó que contáramos esta pequeña anécdota de la niñez de nuestro mentor, Demian Ferrante Kramer.

La mayoría no estábamos de acuerdo, nos parecía que era un espacio reservado a la intimidad del Coloso, razón por la cual insistimos en no hacerlo - creemos que hay un límite para todo, y está marcado por el respeto -. Pero no hubo caso, Walter, reiteró su mandato... Y bueno, es el presidente, qué podíamos hacer...¡Dónde manda capitán!!....”

La reseña de la infancia de Demian que hoy nos convoca está vinculada a un hecho festivo que ocurre inexorablemente los 5 de enero de cada año, por las noches: la venida de los Reyes Magos. Todos fuimos chicos alguna vez, todos... Y Demian, también.

Demian era de esos pequeños que creía mucho en la magia; él pensaba que todo era posible con el toque de una varita, el beso de un hada o el encanto de un gnomo. Y quizás aquellas creencias hayan sido las causantes de sus tantas confusiones futuras, las mismas que lo llevaron años más tarde a tomar contacto con “varas” mucho más grandes, hadas que venían con “sorpresa”, o enanos pervertidos.

Él “creía” fervientemente, contra viento y marea... Y se encargaba de que todos lo supieran: “No hay traba alguna a los deseos si éstos son fuertes”, decía. Y de hecho el tiempo le daría la razón... En su adultez se enfrentaría a “trabas muy fuertes” que le ocasionarían sus conocidos problemas de salud. Pero esas son otras historias...

La presente se refiere a un pasaje muy especial de la vida del “Maestro”. A las cartas que Demian escribía a aquel trío mágico que, montados en camellos, todos los 5 de enero visitaban su morada en La Cruz, Tumbes. Cartas suyas que reclamaban siempre lo mismo: un libro.

Demian no sabía leer, pero igual pedía libros. Le gustaba mucho imitar a los mayores, y se la pasaba copiando letra por letra en un cuaderno cada palabra escrita en las grandes obras que le regalaban los Reyes. Así fue relacionándose con sus referentes: Arlt, Sábato, Güiraldes, Truman Capote, y tantos otros.

Algunos críticos de Ferrante, aún hoy sostienen que de esa época proviene su actitud plagiaria, y que su libro “Cuentos míos”, no es más que una copia textual de grandes éxitos de sus contemporáneos. Lo afirman en virtud de la semejanza de algunos de sus títulos como “El francés de los huesos”, “El gatito sarnoso”, “Informe sobre mudos”, “Sangre de pato” o “Don Penumbra” ... Nosotros lo desmentimos absolutamente; la obra de Demian es única, a él solo puede habérsele ocurrido escribir algo semejante.

Demian creyó en los Reyes por mucho tiempo. Y se cuenta que fue Dionisio, el primogénito de los Ferrante Kramer, quien descargando su odio hacia ese hermanito que le quitó su lugar “exclusivo” al nacer, destruyó su fantasía revelándole la verdad. “... Los reyes son nuestros padres, tarado!!”, dicen que fueron las palabras que usó Dionisio para mutilar la magia en aquel adorable gurrumino tumbesino.

Sin embargo, más allá de la confesión de su hermano mayor, los biógrafos aseguran que Demian siguió creyendo en los Reyes... Y hasta muy entrada edad.

Los que se inclinan por esta última hipótesis aseveran que Ferrante se dio cuenta cuando encontró escrito en la contratapa de uno de los libros que le habían traído los Reyes: “A ver cuándo aprendés a leer, imbécil, que ya estoy cansado de comprarte libros al pedo!”, y reconoció la letra de su padre. Demian ya era casi un hombrecito... Tenía 18 años, y ya sabía leer. Todo un caso, tratándose de una figura precoz y tan fecunda en materia literaria.

Liberatti, quien visitó a Dionisio Ferrante Kramer en uno de sus viajes al Perú, cuenta que llamó su atención que en Tumbes se conociera al Coloso por otro apodo: “El Rey” y que le preguntó a éste si tal apelación provenía de aquella anécdota con los Reyes Magos.

Confieso que no lo comprendí, y que aún hoy no sé qué me quiso decir con: “Le decían el rey, pero el de los otros... Me entiende, Liberatti?”

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uyyy yo creo en los Reyes, miren mi blog, que mal, terminarè como èl ? comenzarè a replantearme ciertas cosas.....
felices Reyes igual !