19 diciembre, 2006

25 aniversario de La Biblia Peruana

A mediados de 1985, en Villa Martelli se había generado un clásico entre las fuerzas vivas de la zona. En la Av. Mitre, casi en el límite con Munro, la Sociedad de Socorros Mutuos (SSM) competía por cierto protagonismo por el favoritismo comunal con la Fundación Ferrante Kramer. Esta casera rivalidad, tuvo su punto culmine, el 6 de octubre de ese año, cuando la SSM realizó una humilde pero emotiva celebración recordando el 70 aniversario del nacimiento de Giusseppe Rípolí, su querido fundador, quien había llegado a los 6 años a Buenos Aires, y desde entonces había trabajado en la zona. Familia querida en Villa Martelli, los Rípoli conservaban el negocio familiar que había empezado como un modesto almacén y hoy era un coqueto supermercadito que le peleaba palmo a palmo desde la calidad de atención de sus dueños y los precios acordes, a los Supermercados chinos de la zona.

Los festejos fueron austeros y todo fue pagado conjuntamente por la familia Rípoli y la SSM, asistieron el intendente de Martelli y una importante cantidad de representantes de entidades sociales y gubernamentales de la zona norte del gran Buenos aires.

Entre los invitados, estuvo Renato López, que en ese entonces estaba encargado de la subcomisión de eventos y festejos de la Fundación DFK. El fastidio de Renato durante los festejos fue evidente y al finalizar los mismos, se volvió 45 cuadras caminando mascullando su bronca, dispuesto a encontrar algún motivo para poder recordar algo de la vida del Coloso de Tumbes y de esa forma eclipsar la fiesta que había realizado la SSM.

Cuando Renato planteó su idea a Liberatti, éste le expreso la falta de necesidad de ir al choque en este tipo de temas. Recordó los sucesivos fracasos que habían convertido a la Fundación en el hazmerreír de Villa Martelli (La Estatua de Demian, El retrato que lloraba sangre, La Universidad DFK, El museo, La rata en la biblioteca…) en fin, otro fracaso podía llegar a ser devastador para la credibilidad de la entidad.

Renato desoyó los consejos del presidente y se puso a organizar el 25 aniversario de la publicación de la primera edición de la Biblia Peruana. Si bien Liberatti no apoyó definitivamente el proyecto, no le quedó otra que acompañar la idea. Era una actividad que a simple vista no debía generar inconvenientes, más allá de la convocatoria que pudiera llegar a tener.

López convenció a los integrantes de la Comisión Directiva que pusieran algunos bienes propios en garantía como para poder fondearse y de esta forma contar con un presupuesto para tareas organizativas. Liberatti aportó una cadena de oro de su abuela, Mateo Carrá –Tesorero suplente- un reloj citizen automático y Fernando Havejugaray, -revisor de cuentas-, quien por ese entonces habia vendido su Renault 12 break, mientras buscaba un nuevo auto, prestó $ 3000 a Renato con la promesa de devolución inmediata de ese monto al dia siguiente del evento.
Renato alquiló el teatro José Hernandez de San Martín, gestionó (sin éxito pero con mucha garra) el apoyo de la intendencia de Villa Martelli el carácter de Interes municipal para el evento y cursó casi 15.000 invitaciones. Estableció un acuerdo con Ticketek para la comercialización de entradas (a un precio promedio de $ 15), y contrató a una orquesta típica peruana para que interpretara piezas autóctonas de Tumbes para amenizar la velada. No tuvo eco en la familia de Demian, ya que ninguno de los hermanos confirmó la presencia al evento, previsto para el 31/12/85.

Al no lograr el auspicio de ningun local gastronómico de la zona que abonara su presencia en víveres, López tuvo que cocinar el mismo 3600 empanadas que guardó marcadas en todos los freezers de Villa Martelli y 6500 sandwiches de miga de cocido y queso. El único aporte desinteresado para el evento lo realizó la familia Rípoli que para participar de la fiesta, donó 600 botellas de Coca Cola de 2 litros y 600 de Cerveza Quilmes.

A mediados de diciembre, cuando a través de diversos contactos de López en las radios vecinales, comenzó a hacerse mención al evento, se empezó a generar un “boca a boca” bastante interesante. A tal punto que se presentaron en la sede de la fundación, varios vecinos interesados en adquirir entradas. Walter Liberatti, mientras derivaba las consultas de los transeúntes al número de Venta Telefónica de Ticketek, tuvo una corazonada: Estaba frente a una oportunidad histórica: una vez más, o despegaban para siempre, o serían tapados definitivamente por los escombros del fracaso.

Esa corazonada se convirtió en miedo cuando en mas de una oportunidad, Liberatti le pidió a López, una síntesis de los temas que iban a formar parte de la velada. ¿Quiénes serian los oradores?, ¿habria invitados familiares? En fin… que iban a festejar.

López, mas cerca de la desorganización que del trabajo metódico solo se limitaba a decir: “…tranquilo Walter, tengo todo controlado, hay una filmación inédita de Demian en Tumbes que cuenta algunos aspectos que le inspiraron a escribir La Biblia Peruana. Damos la bienvenida, hablas vos, proyectamos ese material, repartimos ejemplares de la Biblia Peruana, aplauden todos, comemos unas empanadas y listo… el éxito asegurado".

Walter había escuchado hablar de esa filmación desde el primer dia que ingresó de casualidad a la sede de la Fundación, buscando una pelota de su sobrino que había quedado colgada en el techo una tarde de domingo de verano en 1966, y nunca creyó que existiese. "¿Cómo podía ser que él siendo presidente nunca la haya visto y este tarambana de López la tuviese a su disposición? ¿Por qué el no la habia visto?", pensó. "En fin", se dijo, decidido a relajarse y dejar que las cosas fluyeran. EL Apollo 11 ya había sido lanzado, no había vuelta atrás.
Y llegó el día del evento…Desde temprano las autoridades de la Fundación llegaron al Teatro. Había un clima de alegría que se fue enturbiando a medida que se acercaba la hora de inicio. Pero sólo se apropicuaron treso personas: el administrador del teatro, Ricardo Larrande, (carnicero que había entregado a fiado 75 kgs de bola de lomo para el relleno de las empanadas que había hecho López), el gerente Comercial de Ticketek y el representante de Sadaic, al igual que los primeros, dispuesto a cobrar por los servicios prestados.

Liberatti buscó desesperadamente a López que nunca llegó. A las 22.30 y ante la presión de los acreedores, se dio por suspendido el evento. Se generó una pequeña gresca que terminó con la intervención del cordon policial que se encontraba en la puerta de la intendencia (frente al teatro). Varias personas fueron demoradas pero el tema no pasó a mayores.

Liberatti y otros funcionarios de la Fundación tienen el paso prohibido por el centro de San Martín, Fernando Havejugaray no pudo comprar un auto porque nunca recuperó los $ 3.000 y nunca mas se volvió a ver a Renato López. Su desaparición además de generar una serie de inconvenientes importantes de índole financiera a la fundación acrecentaron el mito de la filmación de DFK explicando los basamentos de la Biblia Peruana…¿existirá verdaderamente ese testimonio?

2 comentarios:

fernando abejugaray dijo...

demuestro mi indignacion al verme delatado por mis compañeros masones de la fundacion, mi nombre jamas deberia ser descubierto, y una vez mas, estafado me siento y lo que es peor aun, traicionado por mis camaradas que dieron a luz este penoso incidente.
Escupo sobre mi escudo mason y juro venganza, esto no se hace, cheeeeee.

fernando abejugaray

Anónimo dijo...

La Corporacion Hotelera Ferrante Kramer de Perú, a través de mi intermedio pone a su disposición acciones de nuestra empresa familiar para cubrir el déficit que pudo haberle generado financiar este evento relacionado con nuestro hermano. Queremos dejar el nombre de nuestra familia totalmente limpio. Le pedimos que se contacte con mi secretaria, la Srta. Lidia Mamaní iriarte al +5172 432662 para ultimar detalles