25 marzo, 2007

Ferrante, Ecclestone y la Fórmula 1 - Parte 1

En palabras de la conocida periodista española Isabel Vidal, Bernie Ecclestone “...Es el dueño del circo de la Fórmula 1”. Y vaya si tiene razón... Los últimos 40 años de la historia grande del automovilismo internacional fueron escritas por él; primero como piloto, luego como manager, más tarde como propietario de la escudería Brabham, y años después como Presidente de la FOCA (Formula One Constructors Association).

Sin embargo, para ser dueño de un circo “con mayúsculas” no basta tan solo una FOCA... Hay que tener todos los animalitos, o al menos los que pide la gente.... Y también, todos los payasos.

La historia de hoy habla del progresivo ascenso del zar de la Fórmula 1 y de su accidental encuentro, hace ya mucho tiempo, con Demian Ferrante Kramer... Acaso, el último payaso de su circo trashumante.

Corría el año 1970, y Bernie hacía poco tiempo había abandonado la conducción automovilística para dedicarse a manejar los negocios del ascendente piloto austríaco Jochen Rindt, a la sazón, también su gran amigo.

Un accidente inesperado en los entrenamientos del Gran Premio de Italia, puso fin a la vida de este impresionante piloto, circunstancia que no obstó a que igualmente se coronara Campeón del Mundo de la F1 de aquel año; aún hoy, el único campeón póstumo.

El golpe fue tremendo para Bernie. Solía vérsele en bares y salones de entretenimiento tratando de superar aquella tragedia. Pero quienes lo conocieron por aquellos días, coinciden en sostener que “Monza fue un quiebre”, un antes y un después en la vida de Ecclestone...

Y en ese “después” estuvo Demian... Como si el destino se empeñara en no renunciar a tejer la trama de gloria que le reservara al Peruano Dorado desde aquel 5 de octubre de 1933, su nacimiento. Una trama perforada por el fracaso, pero que por primera vez parecía mostrar dos hilos unidos...

Fue en la antesala del Gran Premio de Watkins Glen del ‘70, en los EE.UU... En una oscura taberna que, por azar, los puso frente a frente.

Solidario como lo sería con Jim Morrison en Denver un año después, Ferrante Kramer se acercó a quien le habían señalado en la barra como “Bernie Ecclestone”, figura en ascenso de la F1. Estaba cabizbajo, apenado y con una vaso de güisqui en la mano...

- No tome más, Mr. Ecclestone... Ya es suficiente por hoy...
- No me jodás, querés!!.... Quién sos vos para decirme lo que tengo que hacer!!.

La reacción hostil inicial duró tan solo unos minutos. Demian contuvo magistralmente al inglés, y comenzó a generarse entre ellos un diálogo íntimo, mágico. Si bien Ecclestone era ya un hombre de negocios, con gran carácter y sobrada experiencia para las relaciones personales, el magnetismo del peruano parecía manejar la situación...


Como si fuera un diestro piloto de pruebas, Ferrante domaba poco a poco a ese león herido, que comenzaba a mostrar tímidamente una sonrisa. Y no era casual lo que sucedía en aquel claustro... El encantamiento del peruano era el producto de su dotada oratoria, de una pluma calificada hecha palabra...

Alternando tema tras tema con la soltura de un Dalai Lama, Demian le contó a Bernie de su pasión por los fierros.... Especialmente el plomo, el cobre y el bronce, por el que le pagaban bastante bien. Lo puso al tanto de su sueño: tener un lugar donde dormir. Pero también de tener “un lugar en la Fórmula 1”, de manejar un auto grande; de que todavía estaba a tiempo... Tenía 37 años; “Fangio fue quíntuple a los 46”, le repetía cada dos por tres...

Bernie seguía aún borracho, pero encantado por la perorata de Demian. El dueño del bar, lo miraba al peruano y se arrepentía de no haberle dado otro trabajo más que el de mozo... “Este sudaka se las traía, estaba para RR.PP. (1), y no me di cuenta..”.

Pero la suerte le estaba sonriendo a Ferrante. El dueño del bar se quedaría sin aquella promesa latina, y Ecclestone jugaría la carta que Demian –en aquel tiempo- y ningún lector de esta historia hoy, esperaban:

- ¿Así que querés tener un lugar en la F1, man?
- Pero decime... ¿Sabés conducir un bólido?

La cara que puso Ferrante lo dijo todo. O casi todo, porque no le bastó... Demian se abalanzó sobre Bernie y lo abrazó, apenas conteniendo sus lágrimas. Parecía ser que lo suyo no serían las letras... Alguien desde arriba ordenaba que la historia del peruano se escribiera con caucho... Con caucho de un Fórmula 1...

(1). Relaciones Públicas. Para algunos, también Recontra Pelotudo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué facha Ferrante con ese casco y anteojitos!!... Que ojazos de campeón!!.

Ludmila
Villa Martelli

Anónimo dijo...

atrapante y sexy es el mundo de la formula 1, pero vos peruano con suerte podes manejar un locutorio en once !
saludos looser !
Fer abeju