24 noviembre, 2006

Adios al amigo

Estamos asombrados, muy exaltados... Y no es para menos.

Hasta hoy, Ferrante Kramer no se había dirigido nunca en forma directa a nuestra Fundación. Cuando lo hizo, fue a través de algún pariente o amigo. Pero esta vez la cosa fue distinta, dicen haberlo visto cuando dejaba bajo la puerta de esta institución, “su casa”, la nota que ilustra esta entrada.

Natalio Simbrón, Tercer Vocal de la Fundación, tarotista y grafólogo, al que le encargamos analizar la carta, certificó que se trata de la letra del “Maestro”: “Se nota que es su grafía, aunque quebrada por la emoción y la edad, hay que tener en cuenta eso”.... “Su pulso es tan tembloroso que hasta parece que hubiera faltas de ortografía donde no las hay”, nos afirmó enfático hoy por la mañana, en medio de una discusión que manteníamos acerca de si “historia” va con o sin “h”.

Pero, bueno... mejor dejamos que el propio Ferrante, de puño y letra, nos cuente aquella anécdota de su amigo de juventud: el húngaro Ferenc Puskas.

Walter Liberatti
Presidente
Fundación DFK


TEXTO DE LA CARTA DE FERRANTE KRAMER

Hoy me toca despedir al amigo Puskas... Qué pena me invade!. Lo quise mucho al húngaro porque fue muy bueno conmigo.

Lo conocí accidentalmente, allá por los ’60, cuando con más de 30 años debutó en el real de Madrid. Vivía a pocas cuadras de la pensión donde paraba por aquellos años en España. Tenía la costumbre de patear lo que encontrara a su paso: latas, botellas, piedras...

Y como yo era fanático del Real, cuando lo veía salir aprovechaba para patearle mi pelota para que hiciera una de las suyas. “A ver mago Puskas, hagamos jueguito!”, le decía. Todavía conservo decenas de balones descosidos o reventados que fueron tocados por su zurda cósmica. Tenía una patada increíble!.

Era un poco mayor que yo, y me trataba como a un hermano. Conversábamos mucho. Me decía: “Che peruco, andá a comprarme fasos!!” o “Ferrante, andá a buscar la pelota”, cuando se mandaba esos disparos y se iba como a 200 metros.

Y era muy generoso... Nunca me voy a olvidar cuando me invitó a comer. Me dio parte de su sánguche. Se le había caído un pedazo al piso, y dijo “Esta parte es para mi amigo Demian”.

Pero lo que más le agradezco es haberme levantado la autoestima. A los latinos en España no nos quieren, te tiran a menos. Y las mujeres, ni hablar!!... Ni te miran!.

Por eso lo quise tanto al húngaro, porque me dio un lugar. Fue el único que reconoció mis cualidades con la pelota, aún cuando todos me decían “Dedicate a otra cosa Ferrante!”. Puskas, cuando me veía solo y deprimido se acercaba a mí. Me acariciaba, me sonreía... Y a media voz, susurrándome al oído, me decía: “No les des bola peruco, vos sos el más grande... La tocás como nadie!”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que haga la calor !
ferrante sos el mas mejor ! tu istoria es hincreible y aunque aiga jente mal hintezionada, bos dale para hadelante...haparece por haca,,dale !
haguante

la vestia neworderiana