09 diciembre, 2007

El Efecto Mariposa - Parte 2

Al viejo Lorenz le bastaba un vistazo para darse cuenta de las cosas. Y Demian era como un libro abierto; con solo leer el prefacio, uno lo conocía de punta a punta.

No le cabía duda alguna que el muchacho encontraría su rumbo. La decisión ahora estaba en manos del Peruano. Ese “aleteo” que podía cambiar su suerte, podía encontrarse en aquella dirección, en Jacksonville, Florida.

Se encontraba en la puerta del edificio que Lorenz le había indicado, y no estaba muy seguro de apretar el botón del portero eléctrico. No se escuchaba ningún sonido dentro, parecía abandonado. Fue en ese instante que un gran portón, mimetizado con el frente, le levantó del golpe, y una impresionante Ferrari Dino 246 GT, con vidrios polarizados, salió raudamente como si la persiguiera el demonio.

Demian, como obedeciendo un reflejo, ingresó… Cuando reflexionó lo que había hecho, ya era tarde, el portón había caído. Estaba jugado.

Guiándose por su instinto, iba de un lado al otro, a través de largos pasillos escasamente iluminados. Algunos murmullos poco audibles, y ahogados gritos, comenzaron a inquietarlo… "¿Para qué habré entrado?... ¿Qué digo si me encuentran?", se recriminaba, ya a esa altura buscando una salida.

Una flecha ROJA, le sugirió un escape contra incendios. Sin pensarlo -como todo lo que hacía en su vida- abrió la puerta…

Inmensa fue su sorpresa cuando se encontró en medio de un gran salón, iluminado y con tan sicodélicos como exóticos adornos. Obeliscos, figuras esféricas y ovoides, estatuas y cuadros muy sugerentes ornamentaban la sala. En eso, una hermosa joven que parecía la encargada, se le acercó y preguntó al Peruano Dorado…

- “¿Y, ya te decidiste?... "

Demian poco entendía lo que sucedía, pero aquello no era amenazador como mal había supuesto minutos antes. Parecía serio… Sin embargo, no captaba la pregunta.

- “Este, sí… Yo quiero saber si una mariposa puede cambiar mi vida, como me dijo mi amigo que me mandó acá…”, respondió Demian.

- “Ah!!... Ya entiendo”, exclamó, “…. Sí, puede cambiarte la vida… Pero depende mucho de vos, de lo que estés dispuesto a hacer, de cuánto te animes a abrirte, entendés?... La elección es tuya…”

- “Mirá, vayamos al grano de una vez… Estoy harto de sentirme así, usado, haciendo lo que no quiero, siendo lo que no soy, yendo y saliendo del hotel como un esclavo!”, exclamó desesperado… La muchacha captó al instante el estado de Ferrante y el porqué de su presencia allí. No dudó que Demian necesitaba darle un vuelco a su vida…

Y mientras susurraba al oído del peruano “Hoy es tu día... Entra una crisálida y sale una mariposa” -frase que Demian no entendió en absoluto-, la felina mujer acompañó al Peruano hasta una de las tantas habitaciones que había visto cuando entrara. Demian se perdió junto a ella; el destino parecía haberle barajado un as de espada ganador…

Al día siguiente, Ferrante fue a trabajar al hotel como de costumbre. Pero se dirigió a Recursos Humanos y acusó una indisposición intestinal. Con solo mirarlo, le dieron el día libre. Estaba demacrado, parecía golpeado; al menos eso denotaban las marcas moradas en su rostro.

Antes de irse, preguntó si Lorenz aún se encontraba disertando, pero le dijeron que se había marchado. No obstante, al salir, en la entrada del hotel creyó verlo cargando algunas maletas en un auto… Sí, era Edgard Lorenz, el del “Efecto Mariposa”.

La cara de Demian se inflamó de pronto, acusando un rojo carmesí que anunciaba un desenlace impredecible…

- “Lorenz, Lorenz…. Deténgase un momento!”, gritó con inusual autoridad, llamando la atención de los transeúntes…

Cuando lo tuvo delante de sí, no sabemos cómo Demian frenó sus puños… Estaba presto a trompearlo... Lorenz, como si nada, lo encaró sonriendo…

- “Y, muchacho, fuiste donde te mandé… Cómo te acogieron, bien?”, preguntó sonriendo, con la misma amabilidad con que lo había hecho el día anterior…

El Peruano Dorado estaba a punto de estallar. Lo miró fijo, con vehemencia. Sus ojos se inyectaron en sangre, y comenzaron a ponerse vidriosos de furia. Quería llorar, quería gritar, pero no podía… Solo atinó a tomar fuertemente a Lorenz por sus manos…

- “Eh, muchacho!!.. No te confundas!” -gruñó Lorez- “… Yo solamente hablo del Efecto Mariposa…!”… “Si quieres una revancha, ve nuevamente donde te indiqué. Parece que te encontraste contigo mismo… Me alegro de no haberme equivocado contigo!... ”.

Demian pensó en cárgalo a trompadas ahí nomás, pero prefirió irse a otro sitio antes de que fuera demasiado tarde. Sus dañados intestinos le estaban jugando una mala pasada.
FIN

4 comentarios:

©Claudia Isabel dijo...

El destino de Demián es ser puto a la fuerza...pobre!
Con lo tierno que es...
Besos

Anónimo dijo...

Claudia: nunca imaginamos que el final de esta historia pudiera inducir a nuestros lectores a pensar eso de Demian. Quisimos que el final fuera abierto, y creo que lo logramos en el último párrafo, cuando el Peruano es acosado por los dolores intestinales (seguramente por algo que se comió la noche anterior). Pero lo de puto, de dónde lo sacaste??
Un beso, y gracias por tu apoyo. Quizás con vos el peruano cambie su suerte.

Patricio

Georgie dijo...

Como le prometí hace un ratito,
en el blog de las "Mujere..."
(tanta femineidá me hiere),
y soy gauchito bravío,
pero a veces desconfío
y vuelvo con mis congénere.

No vaya a ser que el perfume
y los taco me hagan dudar.
Mejor, un poco alejar,
y venirme pa el Peruano,
con comentario en la mano
de gaucho macho que asume

que Ferrante. Dios qué cosa!
Mala leche! Pobre santo!
Nunca imaginé que tanto
se ensañaría el destino
con sus pobres intestinos.
El efecto mariposa!

©Claudia Isabel dijo...

El efecto mariposa resultó terrible
ahora el pobre ferrante tiene miedo que le soplen la nuca...
Ojalá cambie su suerte!!!
Besos a todos.