20 octubre, 2007

Los 74 de Demian - "Irrumpe Tapia"

Walter manejó su Renault 12 Break casi en silencio los 380 kilómetros que separan Buenos Aires de Villa Gesell. Dobetti, conociendo a su amigo, fue silencioso copiloto durante todo el trayecto, aunque su curiosidad -al igual que su hambre- aumentaba a cada paso.

Llegando a la entrada de Gral. Madariaga explotó, y dijo: "... Che, Walter, dejate de joder… ¿Me podes explicar qué carajo esta pasando?... A qué venimos de raje a Gesell?... Tenés una mina y me estas usando de campana?... Por favor, decime que esta pasando...?”, dijo casi con angustia.

Liberatti, con los ojos inyectados de furia casi no lo escuchó. En su cabeza tenía un centenar de ideas que lo atormentaban:

- Un uruguayo tenía una Fundación Ferrante Kramer.
- Al parecer había tenido el éxito que él en más de 40 años no había alcanzado.
- ¿Por qué venía a hacer un festejo en Argentina?
- ¿Era para enrostrarle el éxito?
- ¿Demian, su viejo adalid, estaría al tanto de la existencia de esta agrupación?
- ¿La habría validado en secreto?
- ¿De dónde había salido este Juan José Tapia, que encabezaba esa Fundación?
- ¿Que alcances tendría este descubrimiento?
- ¿Sería absorbida la Fundación de Martelli frente a un inminente poderío de su par uruguaya?
- ¿Se quedaría él con las manos vacías?.


Walter no podía más…

Con los ojos llenos de lágrimas, detuvo la break en la banquina. Tomó aire, e intentó explicarle a la situación a su compañero de ruta.

Sandro Dobetti, que no podía creer lo que escuchaba, espero que Walter terminara el relato. Hubo un par de minutos de silencio y alegremente dijo: "...Mirá el lado bueno Walter, vamos a poder garronear hospedaje en Uruguay!!!".

Walter no pudo emitir una palabra, pero pensó que haberlo traído a Dobetti había sido un error.

Continuaron el viaje. Al llegar a la entrada de Villa Gesell, Walter consultó en la oficina de la Secretaria de Turismo dónde se hacía el festejo del aniversario de Demian. Cuando miró a la empleada, casi se infarta. La joven tenia un “PIN” prendido a su remera que decía: “FELIZ CUMPLE DEMIAN!”, con un fondo de la bandera uruguaya. Liberatti sintió una invasión. Y eso que recién empezaba.

Los festejos se hacían en la avenida principal. Se había dispuesto el corte de la misma por cinco cuadras para un desfile de las fuerzas vivas de la zona que se sumaban al festejo del cumpleaños de Demian. A Liberatti le sorprendió la infraestructura puesta a disposición de un evento para el Peruano Dorado. Jamás él había logrado algo así.

Preguntó a los oficiales de la policía asentados en el lugar, quién estaba a cargo de la organización. En todos los casos lo derivaron frente al palco principal, "...Vea al Sr. Tapia", le decían.

Tapia, por lo que pudo intuir, era un joven de cuarenta y pico de años, con bigote prolijamente recordado, con camisa y corbata. Le sorprendió que usara traba de corbata, lo cual le trajo recuerdos de sus tiempos mozos, cuando él también la usaba.

- “Buenos dias”, dijo Liberatti turbado. “… ¿Usted es Tapia?”..

- “Sí, Juan José Tapia, para servirlo!", le respondió el hombre sobresaltado, con excesiva caballerosidad.

- “En qué puedo ayudarlo?", agregó…

- "Soy Walter Jose Liberatti, ex presidente y actual Secretario de Actas de la Fundación Demian Ferrante Kramer de Argentina. La única..."

- “¿De Argentina?”, interrumpió Tapia a los gritos…. “Waldemar!!!! Waldemar!!!!”, continuó a viva voz, “... Vinieron de Argentina!!!!!... Vení, vení!... Pasen, siéntanse como en su casa!!!”…. Walter se salió de sí…

- "¿Cómo vinieron de Argentina?, imbécil!!... Estamos en Argentina!!... Son ustedes los que vinieron… ¿Se puede saber por qué?..."

- “Le pido mil disculpas por mi euforia” -dijo Tapia tratando de conciliar- “… Lo que pasa es que por lo que hacíamos una pequeña fiesta en Punta del Este, acá hacemos toda esta festichola… Como Demian se merecía!!... Y a veces no recuerdo que estoy de este lado del charco. Discúlpeme”.

En eso, sonó el celular del uruguayo quien atendió mientras intentaba abrazar a Liberatti.

- “Hola!.. Quién habla?... Sí, soy yo… Por supuesto que lo espero, muchas gracias....”

Se provocó una pausa como si Tapia estuviera esperando a alguien del otro lado de la línea. Para saltear el bache, se dirigió cariñosamente a Walter.

- “Así que armaron una Fundacion también en la Argentina...¿Hace cuánto?... ¿Es reciente?", dijo Tapia con cierto dejo de intriga.

- “40 años”, respondió Liberatti con furia.

- “¿Cómo 40 años?.. Nunca me había enterado... Qué increíble!!. Y lo conocen a Demian?”, preguntó Tapia superado.

Liberatti rugía cual puma enjaulado. Cuando iba a decirle que él era casi un hijo para el Atila Peruano, el uruguayo lo interrumpió con un gesto. Alguien ya estaba del otro lado del teléfono.

- "Maestro...", dijo Tapia con orgullo. "Cómo estás?... Ya esta todo listo. Sí, podés venir cuando quieras. Lo que sí te pido es que me avises si querés que te mande la avioneta a buscarte..."

Walter estaba sorprendido. ¿Una avioneta?.. ¿Quién era este muñeco?... ¿Con quién hablaba?.

- "OK.”, dijo Tapia, “… Entonces nos vemos después. Ah!.. Te tiro una nueva!... Tenés una Fundación con tu nombre en Buenos Aires!!!! … Jajajajaaj, sí, viste, no es loco?... Te mando un abrazo Demian querido.. chau chau!!!", y cortó.

Al instante, Walter se desmayó.

Continuará...

1 comentario:

fernando abejugaray dijo...

suck ! !
jajajajajajajajajajajajajajajaajajajajajajajaja !!!

nada mas queda ! ! ! !

3ero !

buen año !