Casimiro Wajda, el polaco - Penúltima Parte

Habrían pasado más de 4 horas en silencio, cuando Frumento abrió la boca...

- “Bueno, muchachos, yo por hoy tengo bastante!... Por suerte me traje unos sánguches previendo lo peor... Y lo peor pasó!”, dijo, dirigiéndose a su mochila.

- “Nunca visto!”, agregó Zabala, “... Y mira que yo vengo seguido por acá, y hay un pique que no te cuento!”, exclamó... “Es como que no es nuestro día, como si algo ahuyentara a los peces, no?”, inquirió con sorna... Estaba más que claro a quién estaban dirigidas esas palabras...

- “Bueno, basta de lamentos”, intercedió Casimiro... “Un mal día de pesca lo tiene cualquiera!... No, Demian?”...

- “Esteee... Sí, esteee... No sé!”, fue todo lo que le salió....

El peruano no tenía idea de lo que sucedía, ni que él era el convidado de la historia... Abrió su vianda, y sin convidar a nadie, casi deglutió de una sola ingesta el emparedado que le había preparado su madre...

- “No te dije!”, exclamó en voz baja Arizmendi, dirigiéndose al grupo... “Encima de pelmazo y mufa, es un egoísta de mierda!”... No importaba mucho lo que dijeran, Demian simplemente les sonreía. Totalmente inimputable!!

Algunos con hambre mayúsculo, otros apenas cenados, y tan solo uno con el estómago lleno -Demian-, a eso de las 12, todos decidieron retirarse a dormir.

Casimiro, fue el último. No podía conciliar el sueño. Y era lógico, no había logrado nada. Su plan para demostrar que “Demian era un tipo como todos, que no atraía la mala suerte”, indudablemente había fracasado. Había que hacer algo, pero no sabía qué...

De pronto, pensó que quizás un buen descanso fuera el encargado de ofrecerle la respuesta que estaba buscando. En definitiva, quedaba todo el domingo para confirmar su teoría. Se dejó llevar, y en minutos cayó dormido.

Continuará...

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