El evangelio según Demian - Parte 3

Don José miraba con desconfianza al peruano. Después de una serie de preguntas sin sentido por parte de Demian, se encontraba medio fastidiado. No había puntos en común entre él y aquel hombre al que llamaban “… El gran maestro Ferrante Kramer”. Estaba arrepentido de haberle ofrecido la entrevista, y maldecía por lo bajo a los de la Editorial Planeta…

Fue entonces que por pura casualidad apareció la primera pregunta coherente del Peruano Dorado. Saramago estaba hablando de su “Evangelio según Jesucristo”, y Demian mencionó al pasar su obra cumbre…

- “Ah, usted también escribió sobre religión?.... Yo, por caso, escribí allá por 1965 La Biblia Peruana, pero no …”

Demian iba a decir que “… No tenía un ejemplar porque una conspiración en su contra había hecho desaparecer todas sus obras de la faz de la Tierra”, pero no pudo hacerlo. El gran Saramago lo paró en seco, y se abalanzó sobre él, abrazándolo como no recodaba que alguien lo hiciera desde la época en que estuvo preso en San Francisco junto a aquel grupo de fanáticos de "Village People”.

Demian no comprendía la razón de tanta emoción en el portugués… Aquel, no podía emitir palabra, solamente lo abrazaba con fuerza, y sollozaba anunciando una inminente catarata de lágrimas.

- “Ahora comprendo, no reparé en tus iniciales… DFK, DFK!”, repetía extasiado Don José, mientras le pedía a Demian un pañuelo -que no tenía, por supuesto-, y le hacía señas de que pronto se recompondría y le haría saber al Peruano Dorado el motivo de su exaltación.

Luego de uno minutos, Saramago se tranquilizó. Y comenzó a contarle a Demian una historia conmovedora que llenó de orgullo y recíproca emoción a Demian. Don José le contó que su pasión por las letras había llegado de la mano de un montón de fotocopias, allá por los ’60, que a modo de improvisado libro -ya que no lo era técnicamente- dejaban ver en su primera página “La Biblia Peruana”, de un tal “DFK”, o mejor dicho, “The Peruvian Bible”, ya que se encontraba escrito en inglés.

- “Todas mis obras, querido Demian, tuvieron por norte aquella Biblia tuya”.

Saramago a esa altura comenzaba a tutear al peruano, como aquel que intenta estar cerca de su “Dios” intimando desde el lenguaje; el portugués quería hacer propio y único ese momento… Y tratarlo de tú, lo hacía sentir como un amigo de Demian de toda la vida.

Ferrante estaba azorado, pocos habían leído su Biblia: Scorcesse, Bill Gates, Nicola Di Bari, Gerard Depardieu, Pocho La Pantera (aunque siempre dudó que supiera leer), Dionisio -su hermano-, Walter Liberatti, y paren de contar... Siquiera él recordaba bien de qué se trataba su libro.

De pronto, los roles se invirtieron. Demian pasó a ser la estrella, y Saramago un ferviente admirador del Peruano: "DFK… Demian Ferrante Kramer!.. Cómo no me di cuenta!”, repetía el viejo escritor, entusiasmado como chico con juguete nuevo.

Continuará...

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