20 junio, 2009

Madre selva - Parte 1/5

El libro había llegado accidentalmente a sus manos. Era de zoología. Pero el peruano de animales no sabía mucho, más allá del olor a chivo que llevaba encima… Hacía varios días que no se bañaba.

Era tal el hedor en la pensión, que hasta el viejo Don Horacio, su dueño, creía haber perdido el liderazgo en suciedad que ostentaba con orgullo desde hacía años...

- “Che, peruano, decime... ¿Cuándo fue la última vez que te bañaste?”, le rezongó, medio en serio, medio en broma...

Demian no acusó recibo, sabía que estaba en falta... En falta de agua y jabón, más precisamente, y se despachó con una salida elegante, producto de un agudo oportunismo o de la más supina ignorancia...
- “Estee, sí... Qué tal Don Horacio!... Ya que lo tengo aquí, dígame… ¿Sabe usted que es ZOOFILIA?... Estuve leyendo un rato este libro suyo deee.,,, Zoológicos, y la mencionan varias veces...”

- “Zoología, peruano, es un libro de zoología... Suena parecido, pero no lo mismo, sabés?... Empieza con ZOO, como ZOOFILIA, pero significa algo diferente..”, remató el viejo, sin aclararle nada a Ferrante...

- “Sí, entendí, pero no me contestó lo que le pregunté….¿Qué es ZOOFILIA!”, retrucó, por lo que Don Horacio no tuvo otra alternativa que contestarle algo que lo conformara...

- “Mirá, zoofilia es la tendencia a generar relaciones fuertes con animales... Por ejemplo, cuando se da entre un hombre y un perro, comprendés?", exclamó el anciano señalando a “Sultán”, su mascota, quien pareció atemorizarse cuando vio que el enorme dedo de Don Horacio lo señalaba…

- “Ahh!”, exclamó Demian… “... Algo así como lo que viví hace tanto tiempo en la selva de mi Tumbes natal.... Con Trompita, Traka Traka, con Rogeeelioooo!!... Qué habrá sido de mi viejo amigo Rogelio?”, se interrogó, entretanto su expresión le jugaba una mala pasada…

Y no era para menos… Se le notaba la añoranza, la querencia le estaba carcomiendo el alma.

Su pasado, y la falta de respuestas a lo que le había sucedido en su adolescencia en el Perú, en algunas ocasiones proyectaban al Peruano Dorado a lugares inescrutables...

- “En qué te quedaste pensando, peruano?”, inquirió Don Horacio...

- “En la selva madre que me crió, que me vio crecer, Don Horacio... Y en Rogelio, especialmente, en él. En mi viejo y querido amigo Rogelio, el gorila!!... Me pregunto… ¿Vivirá?”, exclamó, y se calló de pronto...

Pero fueron tan solo unos segundos…

- “Dígame, Don Horacio.... ¿Cuánto tiempo vive un gorila?... ¿Sabe?”, preguntó con el rostro desencajado. Algo tenía en mente...

- “Y???... Como nosotros, más o menos!!... Unos 60 ó 70 años, quizás más”, le respondió, si saber que con aquella información, estaba activando una bomba atómica....

Continuará…

4 comentarios:

Luis dijo...

Grande Demian!
Volviendo a las raíces. Ése es mi potro!. No retrasen las entregas, ok?

Laura

©Claudia Isabel dijo...

uhhhhhhhhhhhhh
no quiero pensar lo que se le cruzó al peruano por la cabeza!

Sandra Figueroa dijo...

Ah que de sonrisas arranca leerles. El Peruano otra vez, y esta vez con los recuerdos de la selva y la zoofilia. Besos, cuidate, cuidense y cuidenlo.

Sandra Figueroa dijo...

Fue un placer leerte, saludos y besos a todos. Cuidense mucho.