
Con lo que él creía eran las mejores propuestas de un programa cultural a la altura de un pope de las letras latinas como Demian, Ruli se decidió visitar a sus mecenas Cárdenas y Batista, en ese orden.
Pero, como si el destino lo hubiera propiciado, Ruli no necesitó ir a ver a ambos. Cuando se presentó en las oficinas de Cárdenas, se encontró con la sorpresa de que quien lo acompañaba -mate de por medio-, era el mismísimo Batista...

- “Ruli, maestro... Ruli, me llamo Roberto Ruli”, aclaró, entretanto recibía del primero las disculpas...
Presentaciones mediante, durante casi 2 horas Ruli habló de su proyecto y desplegó su artillería de manera magistral; ni siquiera un experto en marketing habría podido hacerlo mejor. Sin embargo, las caras de Cárdenas y Batista en ningún momento mostraron satisfacción o asentimiento, algo que lo preocupó sobremanera...
Cansado de que aquellos jugadores de poker no mostraran el menor entusiasmo por sus ideas, Ruli de pronto estalló...
- “Pero, hombres!!... Qué nada les llama la atención de lo que he dicho!”, bramó, sin dejar de mostrarse sonriente... “... Hablo de cultura, señores, y de ustedes como los protagonistas y promotores de la gesta educativa más grande de Martelli y sus alrededores!... Me animaría a decirles que a partir de ahora van a ser señalados en el barrio como los padres de esta movida, y que se hablará de ustedes y mucho!”
- “Pero, hombres!!... Qué nada les llama la atención de lo que he dicho!”, bramó, sin dejar de mostrarse sonriente... “... Hablo de cultura, señores, y de ustedes como los protagonistas y promotores de la gesta educativa más grande de Martelli y sus alrededores!... Me animaría a decirles que a partir de ahora van a ser señalados en el barrio como los padres de esta movida, y que se hablará de ustedes y mucho!”
Cárdenas y Batista no dejaban de mirar a Ruli como si hubieran escuchado a un vendedor de churros....

Continuará…