"Hay que hacer fuerza para sacar a la luz nuevos espacios de difusión cultural"
Esa frase, escrita a modo de graffiti en un baño de la pizzeria Klass, en la esquina de Av. Balbín y la vía del Ferrocarril Mitre, fue la que dejo pensando a Roberto Ruli sobre la necesidad de generar nuevos espacios para compartir cuestiones culturales que, muchas veces por no ser negocio, eran ignoradas por las grandes corporaciones multimedia en el país.
Ruli, profesor de literatura en el comercial 4 de Villa Martelli en el turno vespertino, tenía claro que la única salida para la difusión de su mensaje era a través de los medios masivos de comunicación.
Esa frase, escrita a modo de graffiti en un baño de la pizzeria Klass, en la esquina de Av. Balbín y la vía del Ferrocarril Mitre, fue la que dejo pensando a Roberto Ruli sobre la necesidad de generar nuevos espacios para compartir cuestiones culturales que, muchas veces por no ser negocio, eran ignoradas por las grandes corporaciones multimedia en el país.
Ruli, profesor de literatura en el comercial 4 de Villa Martelli en el turno vespertino, tenía claro que la única salida para la difusión de su mensaje era a través de los medios masivos de comunicación.
Armó una serie de propuestas para radio y diarios, y en todos los medios que visitó le dieron vuelta la cara casi con violencia. No había manera. Si no contaba con una imagen referente como para validar su proyecto, el mismo estaba destinado indefectiblemente al fracaso.
Esos son momentos extremos es donde el destino interfiere anudando dos puntas de un imaginario lazo, cambiando el rumbo de la historia.
Ruli, quien además de docente nocturno era remisero durante el día, realizó un viaje una mañana de septiembre a Luis Guillón. De regreso, comenzó a sentir una extraña vibración en el tren delantero. Casi al instante, el extremo derecho se desprendió, con lo que perdió el control casi instantáneamente. Su auto subió a la vereda violentamente y fue a dar contra el frente de una casa en una calle poco transitada de Villa Martelli.
Bajó como pudo aturdido por el impacto. Fue ayudado por algunos vecinos. Quiso buscar su teléfono para llamar a la agencia con la idea de que mandaran asistencia mecánica. Comprobó que no tenía heridas e intentó agradecerle a quienes lo habían ayudado pero cuando intento hacerlo, se desvaneció como una construcción de naipes.
Tardo un rato en volver en sí. Cuando abrió sus ojos se vio frente a cuatro personas, recostado sobre un escritorio. Uno de ellos, mientras le acercaba un vaso de agua le dijo: "Hola..soy Walter Liberatti.. ¿Está usted bien?".
Esos son momentos extremos es donde el destino interfiere anudando dos puntas de un imaginario lazo, cambiando el rumbo de la historia.
Ruli, quien además de docente nocturno era remisero durante el día, realizó un viaje una mañana de septiembre a Luis Guillón. De regreso, comenzó a sentir una extraña vibración en el tren delantero. Casi al instante, el extremo derecho se desprendió, con lo que perdió el control casi instantáneamente. Su auto subió a la vereda violentamente y fue a dar contra el frente de una casa en una calle poco transitada de Villa Martelli.
Bajó como pudo aturdido por el impacto. Fue ayudado por algunos vecinos. Quiso buscar su teléfono para llamar a la agencia con la idea de que mandaran asistencia mecánica. Comprobó que no tenía heridas e intentó agradecerle a quienes lo habían ayudado pero cuando intento hacerlo, se desvaneció como una construcción de naipes.
Tardo un rato en volver en sí. Cuando abrió sus ojos se vio frente a cuatro personas, recostado sobre un escritorio. Uno de ellos, mientras le acercaba un vaso de agua le dijo: "Hola..soy Walter Liberatti.. ¿Está usted bien?".
Roberto Ruli, aunque dolorido, se recompuso casi al instante y agradeció a este grupo de hombres su ayuda. Le sorprendió la buena predisposición de todos: además de Liberatti estaban Aldo Parodi, Renato Oraldini y Carlos Ruiz, allegados directa o indirectamente de la Fundación Ferrante Kramer.
Durante un rato, Walter explicó a Ruli que hacían esos hombres ahí, en un día de semana con cara de sábado a la tarde. Casi instantáneamente, Ruli se sintió cautivado por la historia del Peruano Dorado, contada de labios de Liberatti.
Agradeciendo por enésima vez la ayuda de estos desconocidos, se subió a la grúa que venía a remolcar su auto y se quedó pensando. “Demian Ferrante Kramer. Escritor latinoamericano, reconocido mundialmente, siempre destinado a luchar por sus ideales.”
Roberto Ruli sonrió satisfecho. Tal vez había encontrado la imagen del referente para su proyecto cultural.
Continuará...
8 comentarios:
kiero ese canal ya!!!
ja!
salutes desde SCI TERROR
H
SI, gracias a ustedes. Seguro me será muy útil. Mil gracias
Gustavo Vargas
Que historia atrapante Patricio! solo vos y yo sabemos cuanto pujó por salir a la luz
De regreso al barrio
Tenemos un visitante nuevo. Bienvenido AlexB!!!
Patricio
PD: AlexB, o alguien apodado así que conocimos hace tiempo y estaba desaparecido, participó de la nota que comenzamos ayer: FerranTV.
Que interesante historia, me hace pensar que nada en la vida es por coincidencia, gracias por compartirla, me muero por la segunda parte :)
Saludos,
je, ahora si me di una panzada de risa que me hacia tanta falta...
salute y que bueno se pone.
Esto viene muy bien. Parece que aca al Peruano lo veremos salir triunfante
totalmente! el peruano es el indicado!
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