La reconciliación - Parte 1

El sol pegaba bastante fuerte sobre todo el valle de Tumbes. En esta época del año, el calor comenzaba bastante temprano. Aún no eran las 7 de la mañana, y ya era imprescindible el uso de acondicionadores de aire en toda la casa. La mansión de los Ferrante Kramer estaba en silencio. El personal de servicio todavía no había iniciado sus quehaceres del día.

María Encarnación, esposa de Dionisio Ferrante Kramer, hermano mayor de Demian y patriarca del imperio familiar en el país, se levantó sobresaltada. Su esposo no estaba junto a ella.

Corrió por los pasillos del segundo piso (un sector destinado únicamente a la familia) buscándolo y no encontró. Comenzó a preocuparse, hasta que llegó al estudio privado de su marido. Abrió la puerta despacio y lo vio. Transpirado sentado en su escritorio, dudo en principio si su rostro mojado era fruto del calor asfixiante o de que había llorado. Frente a sí, Dionisio tenía una foto que parecía ser suya.

- “¿Qué pasa Dino?”, le dijo su esposa suavemente usando un apodo que solo ella actualmente y su padre Doroteo hace décadas usaba… “…Estás bien? ¿Qué haces con una foto tuya? Estuviste llorando?”

- “Encarna…-dijo Dionisio apesadumbrado- “… No es una foto mía. Es de Demian…”

- “¿Demian?”, gritó Encarnación con terror. “¿Y a que se debe?... Porque lo nombras? Al fin lograste tu venganza de una vez por todas? Al fin vas a dedicarte a nosotros en vez de perder tu vida en una estúpida revancha para con ese pobre infeliz que tal vez ni sepa porque lo odias tanto?”

Las palabras de Encarnación retumbaron en la habitación…el objetivo de los últimos 30 años en la vida de Dionisio Ferrante Kramer había sido destruir a su hermano Demian, saboteando sistemáticamente todos y cada uno de los proyectos, actividades y acciones que su hermano menor hubiese –queriendo o no- encarado.

- “No amor de mi vida…todo lo contrario”, dijo Dionisio, ahora sí con lágrimas en los ojos… “He decidido terminar con este plan absurdo, buscar a mi hermano, pedirle disculpas y darle el lugar y el apoyo que se merece a mi lado. Todo esto también es de él.”

Encarnación no podía dar crédito a lo que estaba oyendo.

- “Lo hablaste con tus…” -no pudo continuar, el teléfono la interrumpió-.

- “Hola...” -dijo Dionisio taciturno-.”… Danilo, gracias por responder a mi llamado. Como has estado…Sí es importante… Tienes un minuto? Necesito contarte algo grande…Tiene que ver con Demian… Sí…él está bien…”….

Mientras balbuceaba, miró dulcemente a Encarnación y ella entendió rápidamente. Su marido estaba pidiéndole un poco de privacidad para hablar con su hermano Danilo, y de a poco comenzar a sacarse un peso de encima, que lo había atormentado todo este tiempo.

Encarnación, se levantó y con una sonrisa, se dirigió a la puerta y al volverse, vio a su esposo en su escritorio llorando como un chico, sintió ganas de abrazarlo pero supo que en ese momento era mejor dejarlo solo. Giró sobre si misma y salió de la habitación con una sonrisa. Una lágrima también rodó por su mejilla.

Continuará…

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