
Era tal el hedor en la pensión, que hasta el viejo Don Horacio, su dueño, creía haber perdido el liderazgo en suciedad que ostentaba con orgullo desde hacía años...
- “Che, peruano, decime... ¿Cuándo fue la última vez que te bañaste?”, le rezongó, medio en serio, medio en broma...
Demian no acusó recibo, sabía que estaba en falta... En falta de agua y jabón, más precisamente, y se despachó con una salida elegante, producto de un agudo oportunismo o de la más supina ignorancia...
- “Estee, sí... Qué tal Don Horacio!... Ya que lo tengo aquí, dígame… ¿Sabe usted que es ZOOFILIA?... Estuve leyendo un rato este libro suyo deee.,,, Zoológicos, y la mencionan varias veces...”
- “Zoología, peruano, es un libro de zoología... Suena parecido, pero no lo mismo, sabés?... Empieza con ZOO, como ZOOFILIA, pero significa algo diferente..”, remató el viejo, sin aclararle nada a Ferrante...
- “Sí, entendí, pero no me contestó lo que le pregunté….¿Qué es ZOOFILIA!”, retrucó, por lo que Don Horacio no tuvo otra alternativa que contestarle algo que lo conformara...
- “Zoología, peruano, es un libro de zoología... Suena parecido, pero no lo mismo, sabés?... Empieza con ZOO, como ZOOFILIA, pero significa algo diferente..”, remató el viejo, sin aclararle nada a Ferrante...
- “Sí, entendí, pero no me contestó lo que le pregunté….¿Qué es ZOOFILIA!”, retrucó, por lo que Don Horacio no tuvo otra alternativa que contestarle algo que lo conformara...

- “Ahh!”, exclamó Demian… “... Algo así como lo que viví hace tanto tiempo en la selva de mi Tumbes natal.... Con Trompita, Traka Traka, con Rogeeelioooo!!... Qué habrá sido de mi viejo amigo Rogelio?”, se interrogó, entretanto su expresión le jugaba una mala pasada…
Y no era para menos… Se le notaba la añoranza, la querencia le estaba carcomiendo el alma.

- “En qué te quedaste pensando, peruano?”, inquirió Don Horacio...
- “En la selva madre que me crió, que me vio crecer, Don Horacio... Y en Rogelio, especialmente, en él. En mi viejo y querido amigo Rogelio, el gorila!!... Me pregunto… ¿Vivirá?”, exclamó, y se calló de pronto...
Pero fueron tan solo unos segundos…
- “Dígame, Don Horacio.... ¿Cuánto tiempo vive un gorila?... ¿Sabe?”, preguntó con el rostro desencajado. Algo tenía en mente...
- “Y???... Como nosotros, más o menos!!... Unos 60 ó 70 años, quizás más”, le respondió, si saber que con aquella información, estaba activando una bomba atómica....
Continuará…