Me soltaron!!

Hola, amigos!!... Gracias a Dios pude escaparme en un descuido, cuando Stevie no miraba. Me perdió de vista enseguida...

Entré al primer locutorio que encontré... Ah!!... Y saben dónde estaba???... Ni se lo imaginan!!!... En Villa Martelli, a pocas cuadras de la Fundación. No era Suipacha ni Bragado, estaba acá nomás!...

Era una especie de pensión, atendida por un viejo desgradable que era el que me daba agua y algo de comer.

Bueno, por suerte no mesacaron el pen drive donde tenía la Parte 4 de "No lo voy a permitir!!"...

Acá los dejo con esta antesala de un final heroico como pocos. Ojalá tuviera un amigo como Demian, carajo!!.

Patricio

No lo voy a permitir – Parte 4

Demian sabía donde vivía Losasso. No necesitaba más que ir, y decirle que se dejara de joder con la hija de Liberatti.

Pero la cosa no resultaría tan fácil. Isabel estaba enamorada de Losasso, aunque no había razón alguna para estarlo… El viejo era un muerto de hambre y estaba casi del otro lado. Pero, posiblemente la fama de “latin lover” que supo tener allá por los años ’70, y el mito barrial de haber sido dotado generosamente “ahí”, donde el tamaño importa, hayan alimentado la fantasía de aquella niña que Losasso solía divertir contándole cuentos de Disney sobre su falda…

- “No me importa si Isabel lo quiere o no, voy a encararlo a ese patán y a decirle que termine con la nena de Walter!”, se juró Demian en voz alta, y se encaminó a cumplir con su deber de “amigo”…

Losasso vivía en la Avda. Dr. Cetrángolo al 3600, pegadito a la empresa “Ascensores Villa Martelli”… Demian todavía recordaba la broma que Walter le hacía siempre a su amigo, cuando le decía: “Vos sí que te fuiste a vivir al mejor lugar…En cualquier momento te vas a ir para arriba, Daniel!”, chascarrillo que festejaban todos, incluso Losasso, que hasta lo incitaba a que la hiciera delante de algún nuevo miembro de la Fundación para que Walter resultara gracioso y se luciera.

- “Y ahora le está moviendo a la hija, el muy cretino!”, se decía Demian para sí, mientras estaba en camino al lugar… “No tiene vergüenza”…

En este punto quisiéramos detener el relato, al único efecto de dejar en claro un aspecto que pareciera haber quedado sepultado, entre tanta infamia que ha rodeado a Ferrante Kramer, a lo largo de su vida… Nos referimos a su “Moralidad” e indeclinable respeto por la “Amistad”. No olvidamos, por supuesto, que el Peruano Dorado quizás encabece la nómina de fracasados y viciosos más larga de la historia, pero “nobleza obliga”, debemos ser justos y objetivos cuando de la defensa de su honor se trata, como en este preciso momento…

Hecha esta salvedad, continuamos con la narración…

Demian llegó a la puerta de la casa de Losasso, cargado de una furia inusual. Pensó en tocar el timbre y ensayar una “mascarada” con el único fin que Losasso no sospechara nada y lo dejara pasar… También pergeñó derribar la puerta, o golpear fuertemente para que el viejo degenerado supiera de antemano que se le venía la noche… También pensó en llamarlo por teléfono, pero desistió al instante…No tenía una moneda encima, estaba quebrado.

- “No me importa un carajo lo que pase!... Yo me juego entero!”, y así, impulsado por la gallardía que solamente la defensa del amigo Walter podía imprecarle, se abalanzó sobre la puerta de entrada y la golpeó…. Pero, tímidamente… Con 3 débiles y afeminados “Toc, toc, toc”.

No había duda alguna que en ese último instante Demian había cambiado su plan para con Losasso. O se trataba de un giro de estrategia magistral impensado, para obtener una ventaja que ni la mente militar más aguda podría imaginar… O bien se había cagado en las patas, y ensayaría uno de sus clásicos: “Hola, macho, me quedé sin yerba… Me podés prestar un poquito?”…

Continuará…

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