El evangelio según Demian - Última parte

El portugués se deshacía en halagos; no sabía qué ofrecerle… Un puro, whisky, hasta que reparó en el famoso “book” que suele estar presente en los hoteles 5 estrellas, y recordó un pasaje de la Biblia Peruana en el que Ferrante Kramer hacía referencia al “Sexo y sus tabúes”, casi un “dogma” a través del cual Saramago había aprendido sobre el tema, más de lo que en toda su vida antes de leerlo.

Decidió entonces premiar a su patrono, al “Gran Ferrante Kramer”, ahora sí el “grande” del que le habían hablado en la Editorial Planeta.

- “Demian, hermano, dejemos la entrevista de lado. Yo la enviaré directamente a la Editorial; me haré las mejores preguntas y te devolveré las mejores respuestas. Te mereces eso y mucho más por lo que has hecho de mi vida como hombre y escritor”, se despachó Don José, y agregó:

- “Ahora déjame regalarte lo que creo que a ti te gusta. Quien ha mamado de tu Biblia como yo lo he hecho, mejor que nadie te conoce, confía en mí… Tú, quédate aquí, regresaré en un momento!", exclamó… Tomó el “book”, lo hojeó rápidamente, y salió de la habitación dejando solo al Peruano Dorado…

Demian esperó y esperó por largo rato, pero el viejo no regresaba. Fue cuando reparó en la botella de whisky. Comenzó a beber como solía hacerlo, y al poco rato cayó dormido.

A las 2 horas, unos fuertes golpes en la puerta llamaron su atención, pero solo atinó a gritar: “Pasá, José, está abierto”… La luz se apagó, y un par de figuras sensualmente femeninas, avanzaron hacia el lecho donde Demian dormitaba; el repiqueteo de sus tacos altos, anunciaba que se trataba del regalo al que había hecho alusión Saramago… El viejo sí conocía a Demian.

El peruano comenzó a sentir que su cuerpo era acariciado fervientemente. Pensó que era un sueño producto de su borrachera, pero no… Abrió los ojos y vio dos bellos rostros que querían comérselo a besos… Eran besos pagos, eran caricias pagas, pero “A caballo regalado no se le miran los dientes”, reza el dicho. “¡Bienvenido, y gracias Saramago!”, pensó.

- “Chicas… ¿Puedo tener ambas a la vez?”, preguntó Demian, un poco excitado, y no era para menos.

Las dos se miraron, y una de ellas exclamó “¿Ambas?... No será mucho?.. Nos vas a poder aguantar a las 2 juntas… Mirá que estás viejito y te podés romper todo!”, dijo una de ellas… “El otro señor mayor, el que nos dijo que viniéramos a verte, se escapó corriendo cuando nos vio”…

- “Baby, yo me las banco, soy bien macho!”, brabuconeó Demian, desafiante, desabrochándose la camisa mientras hablaba…

- “Sí, amor, bien macho sos… Igual que nosotras!”, escucho de una de ellas, lo que pensó sería una humorada. Tarde se dio cuenta Demian que no era broma; ya tenía la boca tapada con cinta adhesiva y estaba boca abajo.

A la mañana siguiente, el conserje del hotel descubrió a Demian en la habitación… Estaba maniatado a la cama, boca abajo. A duras penas, el peruano había podido patear el teléfono al suelo, lo que fue interpretado por los de seguridad como un pedido de auxilio. Y no se equivocaron…

El apoderado legal del hotel se deshizo en disculpas, y hasta ofrecieron un sobre con dinero a Ferrante para que guardara silencio y no hiciera la denuncia por daños y perjuicios. El peruano aceptó, iba a poder pagar al fin el alquiler de la pensión.

Al retirarse, disimuladamente y sin que lo vieran, Demian se llevó consigo el “book” del hotel.

Fin

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