11 noviembre, 2009

La disputa - Parte 2/5

Liberatti incorporó a Demian y lo sentó en un desvencijado sillón de la Fundación, ubicado en un extremo de la “sala de espera”, como la llamaba el viejo líder de la entidad, aunque no era más que una parte de la única habitación de la que disponía, además de un bañito de morondanga.

Demian, aún trastornado por aquello de “el 7 es tuyo”, se fue recuperando hasta lograr su compostura habitual, digamos, no más que mantener los ojos entreabiertos de la borrachera de la noche anterior, y balbucear alguna que otra palabra coherente de agradecimiento.

- “Está bien, Walter… me puedo solo!, dejame!!”, murmuró enfadado, intentando al mismo tiempo erguirse y tomar el comando de la conversación…

Walter quedó sorprendido de cómo una cuba electrolítica como Demian podía mantenerse en pie… Por su parte, Pinedo Díaz, el disputante al que Demian le había dado el “sí”, se mostró alegre al verlo a Demian de pie… Ni lerdo ni perezoso, se adelantó para sacar provecho de la situación…

- “Gracias, Demian, gracias!!”, gritó eufórico, “… no sabe lo feliz que me siento de que se haya inclinado por la fiesta aniversario de mi empresa y saber que contaremos con su presen…”

- “Un momento, señor… No sé de qué me habla, yo no voy a ir a ninguna parte sin saber de qué se trata!”, interrumpió el Peruano, certificando que no había formado parte de la discusión anterior…

Pinedo se puso blanco como la leche, y lo miró a Liberatti con cara de pocos amigos… Morales, el otro disputante sonrió… No estaba todo perdido, podía luchar por su lugar.

- “Cómo que no?”, recriminó Pinedo, "... si le acaba de dar el sí a Wal…"

- “Le repito, señor, que primero quiero ver para qué me quiere usted...!!... Soy Demian Ferrante Kramer, baluarte de la literatura latinoamericana; he conocido a Truman Capote, Borges, Sábato, Horangel… Con quién carajo cree usted estar hablando?”, le devolvió Demian, cual estocada…

La habitación se convirtió en un cementerio. No se oía ni el vuelo de una mosca… Losasso, Vergatiesa, Dobetti, Morales, Pinedo y Liberatti, habían enmudecido. La reacción de Demian les produjo pavor; la mayoría coincidían acerca de que cuando el Peruano Dorado se exaltaba, convenía estar lejos de él, aunque también estaban de acuerdo en no acercársele en cualquier otra situación, para evitar mangazos o su clásico y característico olor a chivo…

Tímidamente, Pinedo rompió el silencio…

- “Por supuesto, Demian, por supuesto!. No se sulfure, tranquilícese!... Pero, mire que no pensaba molestarlo gratuitamente…. En ningún momento se me ocurrió que semejante figura como la suya pudiera estar presente en el evento de mi empresa sin la debida retribución… Solamente ponga la cifra; 1000, 2000, cuánto quiere?”.
Ante la oferta de Pinedo, dos personas reaccionaron al unísono…

Una, Morales, que interrumpió diciendo:
- “Disculpame, Pinedo, pero no hables como si ya tuvieras el tema cerrado, porque yo también estoy dispuesto a pagar por la presencia de Ferrante Kramer, estamos?” "

La otra, Liberatti, que al escuchar hablar de dinero, se lanzó como toro embravecido a las arenas de la disputa…

- “Muchachos, muchachos, me parece que se están yendo a la mierda!... Con el que tienen que hablar es conmigo, yo manejo los intereses de la Fundación y los del maestro Ferrante!... No quieran aprovecharse de él, porque no lo voy a permitir…!”, concluyó mirándolos amenazadoramente…

Losasso, Vergatiesa y Dobetti, se miraron. Si algo estaba claro, era que ni Morales ni Pinedo se aprovecharían de Demian. Un viejo delincuente ya se había postulado para ese fin…

Continuará…

1 comentario:

Luis dijo...

Qué disputa!. Y aceleren las entregas, por favor...
Laura