01 agosto, 2010

El vídeo de Camilo Andrade - Parte 3/4

Camilo sentía interiormente que el vídeo de Ferrante produciría un cambio en su vida. Que dejaría de ser el mediocre que era, que sería respetado por primera vez por sus compañeros del canal. Muy dentro suyo percibía que el affaire Ferrante – La Chiqui y aquel almuerzo censurado, habría de catapultarlo a la notoriedad.

La cuestión era encontrar la maldita cinta, ese VTR que vaya uno a saber si no se habría perdido entre tantas inundaciones, incendios, desapariciones misteriosas, o regrabaciones de novelas como "Me llaman gorrión", con Beatriz Taibo…

Por un lado, tenía una punta… la de su amigo que le conseguiría datos en la Fundación Demian Ferrante Kramer. Pero también apostaba a hurgar entre tantos cachivaches que había en el depósito al que tenía acceso irrestricto, y encontrar la grabación.

- “Camilo, tengo los datos que me pediste!”, sonó de pronto la voz de Ernesto, su compañero…

- “No me digás que la conseguiste!.. Tan rápido??... Gracias, Ernesto!!”, se deshizo en cumplidos.

- “Es que te vi tan desesperado!...”..

Y la verdad, lo estaba. Ni bien tuvo el papelito con los datos, corrió a llamar a la Fundación DFK….

Pero el entusiasmo se le fue muy rápidamente… Una voz que rezaba “El teléfono al cual usted llama, se encuentra inhabilitado para recibir y hacer llamadas”, fue como un garrotazo a la esperanza…

- “La puta madre, qué suerte de mierda!!… Me voy a tener que ir hasta Martelli, y la conchhh”, exclamó furioso. “Y no voy a poder ir hasta el sábado… Pero, la gran 7!... Y otra vez ese número del orrrto!," maldijo a viva voz…

La bronca no se le iba, y con razón…. Intentaba concentrarse en sus cosas, pero la ansiedad lo acosaba a cada segundo. De pronto, mientras acomodaba unos condensadores electrolíticos, sucedió lo que tenía que pasar… Los nervios lo traicionaron y se le cayó una caja que estaba manipulando en altura.

El desparramo fue total, y terminó con lo que le había costado una hora de trabajo. El material estaba por todas partes, y estaba inventariado… Conclusión, había que encontrar hasta la última pieza, donde se hallare…

Tirado sobre el piso de pórtland, frío y sucio, estirando los brazos por lugares donde apenas si le cabían los dedos, una a una fue juntando las diminutas piezas, al compás de las puteadas que salían de su boca de manera sincrónica con cada hallazgo.

A la media hora, los había juntado todos, o casi… Un condensador, que creía el último, había quedado debajo de una estantería de metal, en un lugar mugriento e inaccesible.

- “Pero mirá dónde fue a para este hijoderemilputasss….!", refunfuñó, cuando se percató de un detalle: en el estante inferior había una caja de cartón de considerable tamaño.

Parecía vieja, y tenía toneladas de polvo encima. Poco habitual en él, la curiosidad, el instinto o un impulso que no pudo describir en aquel momento, lo llevaron a abrirla. Y al ver lo que había en su interior, se le cortó el aliento.

Apilados, uno sobre otro, había carretes de cinta abierta. Serían unos 4 ó 5. Pero su asombro llegó al éxtasis cuando vio que en un pedazo de cinta adherido al carrete que estaba en la parte superior de la pila, se podía leer: “Affaire DFK (La Chiqui)”.

- “Es el vídeo!”, quiso gritar, pero no emitió sonido alguno… La emoción le había cortado el aliento.

Tomó la caja, y la llevó al lugar donde guardaba sus cosas. Ya nada le importaba tomar contacto con la Fundación para saber de Ferrante Kramer, tenía lo que quería. En sus manos había algo por lo que “La señora Mirta” pagaría muchísimo. “Muchos hasta matarían por tenerlo”, especuló.

La cuestión era poder verlo, pero de eso Camilo no entendía nada, y tampoco quería avivar giles. “No lo tiene que saber nadie hasta que llegue el momento!”, pensaba… “Tengo que asegurarme mi futuro, salir de perdedor!. Tengo que sacar una buena tajada de este golpe de suerte!”… Y no estaba equivocado. Un material así podía cambiarle la vida a cualquiera. Y Camilo Andrade era menos que cualquiera….

Fue cuando decidió urdir un plan simple: “Voy a hacer una nota anónima a máquina, y la voy a hacer llegar a la oficina del Director General del canal”; se dijo, y no estaba mal la idea, ya que él mismo podría ver la reacción que ello produciría en la gente del canal… Noticias así, generaban rumores e intrigas de inmediato… Los pasillos de ATC eran como un reguero de pólvora...
Continuará...

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