25 julio, 2009

Madre selva - Última Parte

Estaría a unos 200 metros, cuando comenzó a subir el tono de su voz... “Rogelio!!... Rogelioooo!!.... Roogeeeeliooo!!."

Del otro lado, no había respuestas. Su supuesto amigo de la infancia no respondía a sus llamados...
- “Qué locura, la mía!!”, volvió a repetirse en voz baja... “Pensar que podría ser Rogelio, qué va!”, exclamó a los cuatro vientos, sabiendo que estaba realmente solo aunque ese animal circunstancialmente compartiera aquel espacio con él.

Caminó unos metros más, y en la medida que se acercaba, la apariencia del primate no hacía otra cosa que acentuarle las dudas...

- “Pero, la pucha!... Parece Rogelio, es igual... Será que son muy parecidos entre ellos, y son mis ganas de reencontrarlo las que me hacen pensar así??... O no estoy equivocado, y Dios me reservó un lugar especial es esta vida??", se inquiría el peruano, en una nueva avanzada esperanzadora...

Y, nada estaba claro, a decir verdad... Todo estaba en los cálculos… ¿Era posible que el Creador le hubiera reservado un lugar especial al peruano, y por qué no también a ¿Rogelio??... Sería verdaderamente él?.

Volvió a gritarle, casi hasta quedar sin voz: “Rogelio, Rogelioooo, ROOOGEEELIOOO!!!!!", pero fue en vano.

- “Puta madre, carajo!!... Estoy aquí, en medio de la nada, me vine al pedo hasta Perú en busca de una quimera!!", murmuró entre lágrimas. Demian estaba destruido… La única esperanza de reencontrarse con su infancia, con los afectos que le negaran en su hogar natal, se había desvanecido.... Cayó al suelo, de rodillas, vencido...

Demian siguió sollozando y emitiendo ese sonido agudo estremecedor, similar al grito inca conocido como "Awqutruy Inka”, durante una media hora, más o menos, hasta que de pronto cesó en su pesar.
Una inmensa sombra lo cubrió de pronto y sintió frío; imaginó que la noche se estaba cerniendo sobre él...

Fue cuando decidió ponerse de pie, y observar a “su amigo” por última vez. Pero al levantar la cabeza, vio todo negro.

- “Vaya que me atrapó la noche!”, exclamó, mientras enjugaba las lágrimas que le dificultaban la visión… Fue en ese instante que se percató de que aún era de día, y que tenía delante de sí una silueta de casi 3 metros, a la que creyó reconocer, aún a contraluz...

- “Rogelio, Rogelio!!... ¿¿Sos vos amigo??..."... Pero, que alegría me da verte de nuevo, querido compañero!... Y yo que pensé que el Señor no nos había reservado un lugar para nosotros en esta vida!... A ver, dejame que te vea mejor…”, dijo, y lo tomó de la mano para girarlo hacia la luz…

No se supo más de Demian ni de su supuesto amigo, sino hasta la mañana siguiente.

Un baqueano salteño (1) encontró a Ferrante desnudo, cerca del río La Quiaca, camino a Villazón, Bolivia.

Subido a su mula, llevó al peruano hasta el puesto sanitario más cercano. Sobre la puerta de entrada del humilde nosocomio, una fotocopia a modo de cartel, advertía acerca del peligro de un animal suelto... “El Circo de los Hermanos Dellorto informa a la población que uno de sus simios escapó de su jaula... Se llama Taladro. Se recomienda extremo cuidado al enfrentarlo, parece manso pero su ferocidad y fuerza son indescriptibles”..

Y quién mejor que Demian, postrado en esa cama, con fracturas múltiples expuestas, y desgarros musculares incontables, para corroborarlo...

No obstante, si lo queremos ver positivamente, aunque a medias, las plegarias del peruano fueron escuchadas: Dios le reservó a Taladro un lugar para el encuentro con Demian aquella tarde”.

El parte médico no dejaba dudas respecto del lugar de aquel encuentro....

(1). A los pocos días de dejar a Ferrante en el Puesto Sanitario, el baqueano salteño, Ernesto Selátraga fue detenido acusado de violación, por una persona de unos 74 años de edad y barba candado que quiso mantener el anonimato.
FIN

18 julio, 2009

Madre selva - Parte 4/5

A causa del sueño -o más probablemente de un principio de asfixia ocasionado por el terrible olor que emanaba de Demian-, en apenas un par de horas los pasajeros estuvieron profundamente dormidos. Siquiera se preocuparon en cenar.

El silencio reinante, apenas invadido por el sonido del motor del bus, aletargaba aún más aquel escenario oscuro y fétido. Piadosa, la noche abría un paréntesis a la hedienta pesadilla peruana…

No supo bien cuánto había transcurrido desde su partida, cuando el Peruano Dorado sintió ganas de orinar. Serían las 7 de la mañana, el sol despuntaba en el horizonte. Demian se incorporó como pudo; había tomado dos asientos, ya que nadie se había sentado al lado suyo, ni en los asientos vecinos.

Parecía haber más sitios libres que a la salida, “… Seguramente muchos ya bajaron”, pensó. Fue cuando vio que varios rostros lo estaban observando con cierta hostilidad, mientras murmuraban en silencio algo que no alcanzaba a entender.

- “Disculpen… esteee”, balbuceó medio dormido aún…. “Hay menos gente, no?”, preguntó…

- “Vaya pregunta, qué le parece!”, se escuchó decir de uno de los pasajeros, con tono fastidioso…. “Por lo visto, el señor, si así se lo puede llamar, no se ha dado cuenta de nada!!”, rezongó otro.

Ferrante no entendió muy bien qué quisieron decirle, y atinó a levantarse del asiento e ir al sanitario. Todos le abrieron paso, al tiempo que tapaban sus narices y abanicaban sus manos en clara alusión al vaho cada vez más creciente que despedía…

Como al rato, la puerta del baño se abrió y fue el acabóse…

- “Guauu!!... Qué lindo, qué descargado se siente uno!”, bramó, mientras observaba el frondoso paisaje que dejaba verse a través de una de las ventanas.

- “La puta que da gusto echarse un g…..”, agregó, pero no alcanzó a terminar la frase. Algo llamó su atención… A lo lejos, entre la arboleda, un animal que parecía ser un “gorila” se balanceaba de rama en rama. No cabía duda que estaban atravesando una selva…

- “¿¿¿Rogelio???!!”, pensó para sí desconcertado…

- “Perdón!!...Ya estamos en Perú???”, inquirió al pasaje.

De pronto, se hizo un profundo silencio. Pero no duró más que unos segundos. Como guiados por un instinto de supervivencia, todos en el micro se miraron, y no dudaron qué responder…

- “SÍ!!!... SÍ!!!”, se escuchó a coro, griterío al que se sumó hasta el conductor, quien apretó el freno de golpe y bramó: “Perú, Perú… Llegamos a Perú!”… “Bajate, bajate, ya llegaste a Perú, y la reeeppu….!!”. El hombre llevaba puesta una mascarilla, al igual que su acompañante.

No fue necesario que Demian asintiera. El peruano casi fue arrojado a la ruta.
Mientras el micro se alejaba raudamente, se dejaban oír aplausos, silbatinas, risas y gritos de alegría que salían de su interior….

- “Gente rara, ésta!”, reflexionó Ferrante... “Amargados durante todo el viaje... ¿Justo ahora que me bajé empiezan la joda??”, exclamó… Pero rápidamente le restó importancia al asunto, y fijó su vista en la hermosa postal que había visto desde el autobús... “La de aquel gorila jugueteando sobre la rama de un árbol”.

Se quedó un rato observándolo, en silencio. No había nadie en el lugar. Estaban tan solo él, el simio, y la naturaleza.

De pronto, se vio invadido por los recuerdos. La conversación que había tenido días atrás con Don Horacio acerca del tiempo de vida de un primate, afloró a su mente nuevamente. Y mucho más el deseo que fuera “Rogelio”, aquel que se balanceaba juguetón y libre entre tanta belleza…

Sabía que era una locura. Que era casi imposible que, después de tanto años fuera él, su “amigo peludo” de la infancia. Pero la curiosidad, y las ganas de revivir un reencuentro con sus felices –aunque poco claros- tiempos en la selva de Tumbes, lo llevaron a tomar una decisión…

Encaminado decididamente en dirección al gorila, y como sumido en un trance que se acrecentaba paso a paso, comenzó a murmurar: “Rogelio, Rogelio, Rogelio…”.

Continuará…

10 julio, 2009

Madre selva - Parte 3/5

Ya era tarde…

Don Horacio salió a las puteadas detrás de Demian, pero éste ya había desaparecido cuando alcanzó la puerta de la pensión.

Entretanto, el peruano ya se encontraba en camino a la parada del 130… Su primer destino: Retiro. Desde allí -sabía-, partían los micros hacia Lima. Una vez en su querida tierra, llegar a Tumbes no le costaría mucho… Conocía su país palmo a palmo.

Por la estufa le habían dado 100 pesos. Con esa plata, más unos billetes que le habían tirado por escribir un par de artículos sobre origami para el periódico barrial “El Marteliano”, llegó a los $ 380 que costaba el pasaje en El Rápido Internacional.

Eso sí… No le sobró ni para un paquete de Criollitas. Pero, el servicio era con comida a bordo. Durante las 72 horas del viaje, su subsistencia estaría asegurada. No así, la de los restantes pasajeros... “Demian no se había bañado…”

- “Permiso, compadres!”, entró medio a los gritos, llamando la atención de todos. En unos minutos, un vaho mezcla de estiércol de hiena con naranja podrida caída detrás de la heladera, inundó el habitáculo. Nadie se sentó a su lado...

Para más, inimputable como siempre lo fue, se sacó los mocasines. Eso fue el acabóse…

Todos se taparon el rostro llevando sus manos a la nariz. Los más preparados utilizaron pañuelos o bufandas. Un japonés –quizás pariente de Fujimori-, algo más sofisticado, extrajo un barbijo de su maletín. El pasaje en pleno abrió las ventanas; se sintió hasta un ahogado grito de auxilio….

El Peruano, como si nada…

Hasta intentó entablar diálogo con alguno de los viajantes. Pero nadie le dirigió la palabra. Cuanto más lejos, mejor….

Así partió el interno 69 de El Rápido Internacional hacia Lima. Con un pasajero feliz, Demian. Y más de 50 almas sumidas en lo que serían 3 jornadas de terror…

Continuará…

03 julio, 2009

Madre selva - Parte 2/5

La respuesta inocente del viejo Don Horacio acerca del tiempo promedio de vida de un gorila, había roído el ya apolillado cerebro del peruano... No obstante, la observación hecha por Demian casi sobre el cierre de la alocución del anciano proxeneta, observaba un escueto pero nada despreciable conocimiento de las matemáticas.

- “Entonces...” -dijo- “... Entonces, puede estar vivo!”, concluyó, con voz decidida.

- “¿Qué decís?... ¿De qué hablás, peruano?”, lanzó Don Horacio, desconcertado.

- “De Rogelio, el amigo gorila del que le hablé!... Con el que tuve aquella historia que nunca me quedó clara, se acuerda?... Fue en la selva de Tumbes, poco antes de partir a los Estados Unidos... No se acuerda?... Yo le cont...”, no alcanzó a terminar....

- “Estee, sí, peruano, me acuerdo... Pero no me habías dicho que había terminado mal esa historia?... Que hasta tu hermano Duilio había salido un día con intenciones de matarlo?... Debe estar muerto, Demian!.... Dejate de pensar en boludeces!... De dónde sacás que puede estar vivo?”, exclamó, bastante alterado...

Pero el Peruano Dorado estaba como ido, ya no pertenecía a ese lugar. La profusión de imágenes de aquel libro de Zoología, tan familiarizadas con su niñez, habían funcionado como un disparador de emociones. El Peruano estaba en un camino sin retorno, como Maradona....

- “Cómo que de dónde lo saqué? –respondió indignado – “... De lo que usted dijo, viejo!!. A ver... Si un gorila puede vivir entre 60 y 70 años, podría tener 58. Yo tengo 74, aunque no lo parezco, y cuando me fui de Perú tenía 18. Pasaron 56 años.... Si el simio tenía, por ejemplo, 2 años, tendría la edad que le dije.... Y si hubiera tenido 12, estaría en los 68....”, remató... “Y???... PODRIA ESTAR VIVO O NO??... ¡QUË ME DICE AHORA???... BIEN QUE LO JODÍ!!!... NO SE ESPERABA UNA RESPUESTA ASÍ, NO, VIEJO CHOTO?..."

Y en verdad, lo que menos esperaba Don Horacio era que Demian supiera sumar… Fue toda una sorpresa para él!. Pero tenía razón... Por más que sumaba y restaba para ver si el peruano le había pifiado, lo único que lograba era corroborar la exactitud del cálculo del nuevo Einstein tumbesino.

- “Estoy sorprendido!”, exclamó, a lo que le siguió... “Pero.... De qué te sirve esto de si está vivo o no, me querés decir?... “Te vas a ir al Perú para comprobarlo?", retrucó con sorna...

- “Y por qué no?.... ¿Qué hay de malo?”, rezongó Demian...

- “De malo, nada!... Solo que no tenés un mango partido al medio, y estás soñando con hacer un viaje de miles de kilómetros. No te parece una locura, SOLO PARA VER SI TU AMIGO, UN GORILA DEL ORRRTOO, VIVE?... Demian, vos sabés el aprecio que te tengo, pero largá lo que estés tomando, te está haciendo mal!”.

- ”Ufa!!... Usted es como todos!!.. Están en contra mío, no quieren verme feliz, triunfador, un winner.... Ah!!... Y si lo que le preocupa es la plata, plata tengo!!!... Y bastante!... Peroo... No sé que estoy haciendo hablando con el enemigo”, dijo, y pegó media vuelta. Salió disparando de la pensión...

Don Horacio se quedó helado... Tan helado, que sintió como un frío que le calaba los huesos. Decidió, entonces, encender la estufa, pero no estaba en el lugar de siempre...

- “Alguien vio mi estufa?”, gritó en medio del patio, para que lo oyeran sus pensionados...

De una de las habitaciones se escuchó “Hace un par de días vi que se la llevaba el peruano... Me dijo que usted lo había mandado a arreglarla, por qué pregunta?”

No respondió. Al toque se dio cuenta de dónde había sacado plata el peruano.... La había vendido en el chatarrero de la esquina...

Continuará....